Partida Rol por web

-No me vendo por ningún secreto cósmico y aledaños...lo del cuchillo puede arreglarse otras circunstancias. ¿Eres alguna clase de masoquista?

Ahora fue ella la que rió disimuladamente.

-Aunque oye, eres de bastante buen ver si eso te consuela -Esto ultimo presentaba un tinte picaresco en la pronunciación.

-Bueno...no lo consideres una venta, considéralo un intecambio.

Comenta, sin dejar de sonreirle.

-Oh, si, soy algo parecido a eso. Pocas personas me han tocado, asi que que me domine una mujer...

No acabó la frase, mirándola alzando una ceja, sin dejar de observarla muy divertido...

-Gracias por el cumplido.. Tu tampoco te ves mal.

Se cruzó de brazos apoyando la espalda en la pared.

-Pues cuenta y convenceme de que no mientes y ya se discutirá luego la retribución, seguro y hay algo mas que quieras.

Rascó algo la ceja y le dirigió una mirada de espectación.

-No sería un secreto si te lo desvelara ahora. Solo te diré lo que te ha dicho tu compañero: No existe el bién y el mal.. y añadiré otra cosa: El equilibrio es necesario para el mundo.

Tras aquello se quedó mirándola, alzando tambien una ceja, expectante por lo que ella hiciera...No era del tipo de hombres que solo babeaba y no dejaba de hacerlo, no: Aguardó a que ella actuara, ver lo que haría le daría una mejor idea de toda la personalidad de ella. De hecho se desperezó y miró al techo, entretenido..

Giró la cabeza a un lado con soberbia, procurandovolver a la mirada fría de siempre, aunque el color de los ojos se volvió mas opaco terminando en un gris mortecino.

-Si no pedirás otra cosa supongo que me quedaré sin saber la versión completa

Los recuerdos de antaño aún le zaherían, haciendole volver a su sitio. Tal cual un animal protege una pierna herida y gruñe al acercarse cualquiera a este, comentó aún sin descortesía:

-¿Donde duermo? Creo que entre lo que dijiste tu y dijo aquel extraño tengo cosas que consultar con la almohada.

-Primera habitación a la izquierda. Es el cuarto de invitados... espero sea de tu agrado.

Comentó, sonriéndole. Observó con curiosidad como ella se protegía a si misma, aunque en su interior algo le dijera que deseaba hacer aquello... No obstante, no le dió demasiada prioridad solo para no molestarla, mirándola y sonriéndole con cortesía..

-Gracias, que descanses si es que duermes

Luego comenzó a alejarse, pero hacia donde había dejado el caballo para quitarle el equipaje y llevarlo a la habitación. No volvió a cruzar mirada con aquel hombre en el corto trayecto hasta la puerta. Solo cuando estuviese fuera, se permitiría pasar la mano por la cara como si en aquel gesto, esperara quitarse la impresión confusa que tenía.

Salió y consiguió las cosas. El muchacho no se inmutó en ningun momento, relajándose y suspirando levemente... Sonrió a medias, cerrando los ojos levemente.

De a poco fue amontonando las cosas a un lado de la puerta de entrada de la habitación de invitados. Una vez hubo descargado todo, palmeo con suavidad al caballo y regresó una ultima vez a la casa cerrando la puerta tras de si.

No se molestó en ordenar demasiado las cosas, no iba a quedarse ahí por mucho tiempo. Revolvió hasta dar con la muda de ropa de cuero holgada que usaba para dormir y fue cambiandose. Luego se sentó en la cama desatando el cabello, aunque buscó mirar por la ventana por curiosidad, a ver a donde daba la vista.

Al ser una de las casas en un extremo de aquel lugar, la ventana daba en el fondo a una gran montaña sobre la que hay una torre, una torre muy alta custodiada aun a aquellas horas por guardias, y que tenían luces encendidas en su interior...

Frotó los ojos y dió un pequeño bostezo, ya había sido suficiente por hoy. Sin mas preámbulos se recostó y luego decidió cubrirse con mantas. Tenía la costumbre de dar bastantes vueltas antes de dormirse, así que de a ratos cambiaba de estar boca abajo a intentar conciliar el sueño tumbada de lado. Poco a poco iba consiguiendo estar comoda para dormirse...

Sin problemas, logro dormir. Cuando abrió los ojos, ante los primeros rayos del sol, encontró a través de la puerta de su habitacion ( Y por tanto comunicando con la otra) La figura de Yreth contemplando el mundo desde una ventana, sentado sobre la cama, inmovil, como hechizado por aquel espectáculo. No dijo nada, no comentaba nada, no hacía el menor ruido. Incluso parecía no moverse. Los sonidos de las aves y de otro tipo de animales fuera eran música... una música ideal para el despertar de un dia que iba a ser duro..

Frunció el ceño y se incorporó con suavidad, sentandose en si sitio. Inicialmente se sintió algo confusa por el hecho de que estuvieran las puertas abiertas. Luego las mejillas adquirieron un leve rubor al darse cuenta de que quizá Yreth le hubiera estado observando dormir, y sin que se diera cuenta demasiado los ojos tomaron un tinte caoba.

Revisó su muñeca, donde estaba aún la banda elástica que había usado ayer para atar el cabello y volvió a emplearla, para disimular lo desprolijo del mismo. En general no estaba acostumbrada a ver a nadie cuando despertaba, pero el hecho de que pareciera en trance mirando por la ventana le hacía dudar si recriminarle inmediatamente,  simplemente dejarlodonde estaba y empezar el día.

El muchacho escuchó a la chica levantarse de la cama, dejándole una mirada bastante amable, y girando su cabeza hacia ella, desperezándose y acercándose a esta.

-Espero que hayas dormido bien. Creo que esa cama es buena.

Comentó, sonriéndole agradablemente, mientras que luego se acercaba a un lugar que parecía la cocina y disponía en una mesa pan tostado, mantequilla y mermelada, además de café.

-¿Te gusta el café? Si no te gusta, podemos cambiarlo por solo leche. Sírvete tu misma.

Comentó sacando unas tazas y disponiendo una taza de café para él y una de leche para ella, esperando a que le dijera si le gustaba aquella sustancia..

Respingó algo desconcertada por aquella acción tan despreocupada.

-Café con leche y bastante dulce, si quieres lo hago yo, no te molestes...

¿Pero que carajo le dije? Se extrañó de su propia amabilidad.

Automáticamente se cruzó de brazos con un deje ligeramente brusco.

-¿Acostumbras abrir las puertas de los invitados tan descaradamente?

Se puso de pie bastante mostrando el tono afilado de siempre con esa ultima pregunta.

El muchacho le sonrió y dejó escapar una carcajada.

-Bueno, no todos los dias tengo a alguien en casa.. además, creia que no te molestaba. Disculpame si así fue, asi corría mas brisa...

Comentó, haciendo el cafe al gusto de ella y tendiéndoselo en la mano.

-Toma, tomatelo ya, que si no se te enfria.

Tomó la taza con ambas manos, y luego la elevó hasta el rostro. Durante unos segundos inspiró el aroma. Cualquiera hubiera pensado que era por el mero hecho de oler el vahó del mismo antes de saborearlo. Pero lo cierto es que aquel gesto escondía mas, ella sabía mejor que nadie lo fácil que era deslizar por la manga o en un segundo de distracción un veneno en polvo.

Si dormiste aqui y pudo haberte rajado la garganta cuando estabas en el cuarto sueño ¿que carajo te hace creer que le daría por algo así ahora?

Su sentido común no le daba mucha tregua. Se excusó consigo misma recordandose que era una costumbre que le había salvado el pellejo en varias ocasiones.

-Bueno, ¿al sanguinario asesino de la plaza le gusta contemplar la naturaleza? -los ojos diriguieron una mirada de sincera curiosidad. Aún permanecían en el tono marron que habían adquirido la noche anterior.

El chico sonrió, cuando le preguntó aquello, sin importarle demasiado sus acciones de rastreo para ver si habia envenenado el cafe...era algo comun entre personas asesinas.

-Si.. me ayuda a corroborar la idea que tengo sobre el mundo.

Le comenta, agradablemente, sonriéndole dulcemente sin dejar de mirarla a los ojos.

-Si, no sabes cuanto te entiendo- Le devolvió una mirada cómica. Dió varios sorbos a la taza, al parecer bastante conforme con el modo de prepararlo.

-Si no estuviste haciendo nada raro mientras dormía supongo que no molesta.

Se acercó a la mesa pasando a su lado, sentandose a esta. Luego de un bostezo típico de cualquiera que recién se haya levantado, cubriendose la boca. Frotando los bordes de los ojos para quitar alguna legaña molestosa, agregó:

-No le des mucho corte a la ropa y a que esté impresentable, ya ves que no tuve tiempo a arreglarme como se debe.

El chico la observó cruzado de brazos luego de beberse el café, con una media sonrisa en el rostro...

-Si quieres ducharte... por ahi tienes una bañera.

Comentó, enarcando una ceja.

-Si quieres tambien dejo la puerta abierta...

Sonrió abiertamente tras lo ultimo..