Partida Rol por web

Miré a Radovick de nuevo, aunque esta ves no había ninguna sonrisa en mi rostro. Me parecía que iba a tener que soportar muchas puyas entre hermanos, pero aún así se lo debía por haberme sacado de aquel lío antes.

No tenía intención de ponerme a medir quien era el más inteligente de los dos, aunque al menos, su sangre delataba que sus padres los habían hecho con bastante cariño y cuidado, ya que ambos me resultaban físicamente muy atractivos y no dudaba en que se habrían llevado a su hermana por exactamente eso.

- Creo que debemos plantearnos las cosas de otro modo. ¿ Si Radovick es el bruto y Rambrandt el listo a mí qué me toca ser, la guapa tonta? - La ironía era la que dejaba escapar las palabras de mi boca. - No creo que eso sea lo importante ahora, sino planear como subir a ese barco. Lo de liarnos a " tortas " hasta que hablen no me parece nignuna buena idea, votaría más por la sutileza y tratar de pasar desapercibidos. Debemos tener en cuenta nuestra inferioridad numérica.

Mi cabeza se giró para mirar al hermano " pacífico " a ver qué es lo que opinaba él, ya que el otro ya había optado por utilizar la fuerza bruta.

El novel hizo un gesto con la mano, como un 'no va contigo'. Estaba demasiado concentrado pensando en cómo entrar en el barco y rescatar a Adelheid. Y también pensando que mejor dejaba para otra ocasión lo de su local con casino y mujeres.

- Tengo un plan. Subir y pegarnos tortas hasta que nos pongan a Adelheid delante no valdría, podrían cogerla y chantajearnos con rajarla para que abandonáramos. Como ha dicho Ayan será mejor subir sigilosamente y ver si podemos encontrar a la canija sin que se den cuenta. Si no lo más propicio sería atacar la moral de la tripulación e intentar que se pelearan entre ellos para aprovechar el bullicio y rescatarla. - dijo Rembrandt, llevándose la mano al mentón. Entonces se giró al fin para mirar a su hermano. - ¿Quieres pelea? Se me ha ocurrido otra cosa. Sube ahí y empieza a repartir espadazos a todo el que se te acerque. Mientras yo puedo intentar colarme con cuidado. Ayan puede quedarse con uno o con otro, donde sea más útil... ¿Decías que venías de robar en nosedónde? Pues si se te da bien no ser vista vente conmigo. Si crees que le serás de más ayuda a Radovick... quédate con él. -

- Bueno, ¿qué me decís? -

Asiento aceptando el plan de mi hermano-Me parece bien tu plan Remmbrant, así os dejaria la via libre, por que si, Aya ves con mi hermano, no quiero dejarlo solo, es muy lenguaraz, pero si lo perdiese no tendría con quien pelearme y me fastidiaria...- Le sonrio a Remmbrant:- Buena suerte, hermano. Cuando oiga un silbido, desparezco de la cubierta ¿De acuerdo?-

- Está bien, iré junto a Rembrandt. - Respondí a su hermano, aunque tampoco es que me gustara demasiadola ida d dejarlo solo montando " bronca " en cubierta. No me apetecía tratar de rescatar a una muchacha para luego tener que volver a intentar rescatar a otro de sus hermanos por haber intentado rescatar a esa primera..

- Ten cuidado Radovick, esos hombres no se andan con tonterías y no pondrán muchos reparos si tienen que dshacerse de ti. - Sabía a loque nos íbamos a enfrentar y era algo que no es que me gustara demasiado. Teníamos que ser sigilosos para entrar a aquel barco y a mí, ya se me habían ocurrido un par de formas de poder acceder, pero claro, todas y cada una de ellas estaban relacionadas directamente con mis conjuros.

Comencé a repasar mentalmente todos losque conocía, a ver cómo podía hacer para que nos vieran acceder a al barco.

El barco era un galeón más bien pequeño, pero recio, con amplias velas blancas recogidas y una cubierta a la que se accedía por una pasarela. Había mucho movimiento en el muelle a pesar de la hora, pues probablemente la carga del barco fuese poco legal. Cada cierto tiempo un marinero bajaba con una caja y otro subía. Había un par vigilando la cubierta, pero nadie más.

Cuando veo que uno de los tipos descarga una caja y sube de nuevo, le sigo con calma sin ningún tipo de sigilo, al fin al cabo quiero montar la mayor bulla posible. Al llegar a la cubierta, saco mi espada y sonrio con malignidad a los guardias:- Buenas noches, estoy de muy mal humor... Como no tenga la cabeza de Bartel dentro de 20 segundos, me tendre que contentar con las vuestras ¡¿os parece bien?!- Y corto unos aparejos al azar, esperando no romperme la cabeza con algún madero o algo parecido.

Algo resonó en cubierta con gran estruendo, fruto probablemente de que se cortasen los aparejos. En cuanto a los guardias, se miraron el uno al otro y echaron mano a los sables.

-¿Quién coño te crees que eres, imbécil? -dijo uno antes de lanzarse sobre Radovick con un rugido. Pero fue tal su velocidad que no supo detenerse y en la inercia cayó de la pasarela al agua.

Ese era el preciso momento en el que entendía todo lo que acababa de decirle Rembrandt a su hermano. Tenía menos cerebro que un mosquito. ¿ Pero cómo se le acaba de ocurrir esa brillante idea a él sólo? Hice un gesto de negación con la cabeza y luego busqué un plan alternativo, ya que no teníamos demasiado tiempo para perder y necesitábamos acceder al barco por otro lado, ya que el " príncipe de los silenciosos" acaba de hacer su gran obra estelar.

- Rembrandt, dáme la mano y unos instantes para que pueda lanzar un conjuro, vamos a acceder por la parte que no se la esperan, por la parte que no da a los muelles, por el mar..

Y dicho esto, comencé a canalizar mi energía dispuesta a lanzar un conjuro que nos permitiera llegar a acceder por la parte de detrás del barco, ya que la de delante no tardaría en estar repleta de hombres tratando de descuartizar al " valiente ".

- ¿La mano? ¿Pero dame un besito primero, no? - dijo Rembrandt, soltando una pequeña carcajada y agarrando la mano de la joven - Es broma, querida... Venga, espero que sepas lo que haces, ¿eh? No me gustaría acabar en el agua. -

Él apenas se precupó por su hermano, puesto que sabía de lo que era capaz. Aun así no pudo evitar el pensar si serían muchos, o cómo de fuertes... pero de todas formas el maldito albino siempre se las ingeniaba para salir vivo de todas sus reyertas.

- Ah, y no te preocupes por él, otra cosa no sabrá hacer pero lo que es pelear... -

El guardia que quedaba levantó su espada y cargó contra Radovick, esperando tener mejor suerte. Sin embargo, el ágil espadachín esquivó el ataque sin demasiado problema, haciendo que el guardia soltase un bufido de frustración.

Con una ligera pirueta esquivo el golpe del guardia que me mira algo sorprendido, creo que ha comprendido que está luchando contra lo que puede ser su muerte. Sonrio cinicamente cuando lanzó mi estocada, pero el guardia consigue esquivarlo, haciendo un buen movimiento... y me susurro para mi mismo:- Joder otra vez vuelvo a tener mala suerte...-

Mostré una sonrisa ante la respuesta del joven y entonces, justo antes de responder lancé el conjuro. - En realidad no era necesario que me dieras la mano, así que no es necesario que te dé el beso ¿ no? - Tras mis palabras guiñé un ojo y luego comencé a caminar hasta llegar a donde terminaba la tierra y comenzaba el agua llevando a Rembrandt de la mano. - Lo dije para que cuando tuvieras que hacer esto no lo dudaras lo más minímo - Y entonces di un salto para aterrizar de pie sobre el agua y comenzar a caminar hasta el casco del barco, de forma que éste nos cubriera al andar bien pegados a él. - También podrás caminar por el casco como si andaras por el suelo.. - susurré con el fin de que no nos escucharan mientras movía los dedos como si una araña subiera hacia arriba por él.

- Oh, lástima, seguro que un beso me daba fuerzas, qué se le va a hacer. - dijo el novel, casi soltando una exclamación cuando Ayan saltó con él al agua... sin hundirse en ella. Rembrandt De Graff alzó las cejas, sorprendido, comprobando que de verdad estaban caminando sobre el agua. - ¿Sabes hacer estas cosas? Qué pasada... No hagas muchas más, ¿quieres? Podría enamorarme de ti. -

Cuando llegaron al casco del barco puso un pie en el casco de éste, como si dudara, entonces, no sin tardar un par de segundos en reaccionar, levantó con mucho cuidado el otro pie... y suspiró aliviado al ver que no se caía. Posó el otro pie en el casco y, sonriéndole ampliamente a Ayan, empezó a subir por el barco, hasta la parte superior.

El barullo que había montado Radovick no había sido suficiente para hacer que los marineros saliesen a cubierta. Quizás ni siquiera había tales marineros, teniendo en cuenta que esa misma noche, entre Rembrandt y Radovick habían matado a unos cuantos.

Había una puerta que llevaba a la sala del capitán y a unas escaleras, que probablemente conducirían a la bodega. Si Bartel se encontraba en el Sonrisa de Perro, sin duda sería en algún lugar a través de aquella puerta.

El marinero, cada vez más rabioso, hizo una finta a la derecha y luego atacó por el lado opuesto.

-¡Voy a partirte por la mitad, perro!

Sin embargo, Radovick fue tan astuto que vio sus intenciones y le fue posible contraatacar aprovechando cierta ventaja.

Radovick hizo un quiebro, levantó la espada y realizó un corte horizontal a lo largo del abdomen del guardia. Éste soltó un gemido de dolor y las piernas le fallaron, además de soltar el arma.

Las palabras de Rembrandt hicieron que mi normalmente blanquecina piel tomara un color rojo intendo, no estaba demasiado acostumbrada a los halagos provenientes de un hombre y que no sonaran como si fueras un animal de compañía.

Miré hacia arriba unos instantes viendo como subía el joven, pero en seguida sacudí la cabeza para decirme que este no era el momento para pasar vergüenza ni para pensar en hombres, sino que debía concentrarme en mi magia y así tratar de encontrar a su hermana.

Alcancé al joven cuando estaba echando una ojeada a la cubierta y le dije en voz baja de nuevo: - Debemos ir por aquella puerta. En cuanto pongamos los pies de forma normal en el barco voy a finalizar el conjuro así que luego ten cuidado por dónde pisas no te vayas a caer..

Una vez arriba Rembrandt vió que no había excusa para seguir sosteniendo la mano de la chica así que la soltó, a la par que le hacía un gesto con el dedo pulgar hacia arriba para dar a entender que había escuchado su comentario.

Viendo que allí no parecía haber nadie destensó un poco los músculos, pero aun así cogió el arco en la mano por si las moscas. Se acercó a la puerta que debería ser la del Capitán, colocandose al lado de esta y haciéndole un gesto a Ayan, pero sin abrirla todavía. Antes tendría que comprobar si podía escuchar algún ruido en el interior.

Rembrandt escuchó un murmullo bajo y el rechinar de algo contra el suelo de modo rítmico. También, proveniente del muelle, un grito de dolor que por fortuna no pertenecía a Radovick.

Ahora que lo había herido y no tenía el arma en sus manos, no me placía acabar con un tipejo desarmado, prefiero que se las tenga que ver con el agua fria en la noche que tener otra tachuela en mi espada, al fin al cabo he venido yo a buscar la pelea, y solo quiero ser una distracción. Con una patada lo lanzó junto a su compañero, cuando lo veo chapotear me quedo más tranquilo y avanzó hacía la nave para ver si puedo entrar y meter más bulla, espero alejar la presencia de mi hermano y de nuestra hermosa acompañante. Por lo que me acerco a primera puerta que vea y le metó una patada para tumbarla, mientrás grito:- Bastardos¡¡¡ Aqui estoy para mandaros al infierno, desgraciados¡¡¡-