Partida Rol por web

La Torre, el barco corsario del que sois tripulación, lleva tres días persiguiendo al barco mercante "El Drake". Un barco de casi vez y media más grande y pesado. Un galeón avalonés de los que se dedican al transporte de mercancías, sin armas. No puede ser de otra forma.

No habríais tenido tantos problemas si El Drake no hubiera mantenido las distancias a pesar de estar ondeando en vuestro mástil el color de su patria.

Y sin embargo, lo hicieron y no sólo eso, intentaron evitaros a toda costa, cambiaron de rumbo alejando su borda de la vuestra y desplegaron todo el velamen para ganar velocidad antes de pasaros por completo. Por suerte, Ordoñez también es una astuta loba de mar en esto y anticipando el movimiento consiguió alcanzar al barco con una andanada que le desvencijó destrozando una jarcia y astilló el palo de mesana y el trinquete de babor.

Aun así, han sido tres días. A Ordoñez no le gusta ni un pelo perder el tiempo, así que cuando conseguís darle alcance  os las arregláis para disparar y otra vez vuestros ocho cañones de apenas noventa libras vuelven a retumbar, como los truenos que preceden a la tormenta.

Es una lástima que a esa distancia tengáis que usar metralla. - piensa la capitana mientras el maestre imparte las ordenes apropiadas para el abordaje.

Aun no se ha desvanecido el olor de la pólvora y el negro humo de los disparos cuando se lanzan los garfios y los hombres de uno y otro barco se aprestan para zanjar la batalla con un combate cuerpo a cuerpo.

Turno 1 [Iniciativa resumida]:

1: Abordaje en cabos: Hans y Sancho . Los que disparan: Dominique. Los que dan ordenes: Capitán Ordoñez. 

2: Defensores. Los que disparan: Dominique. Los que dan ordenes: Capitán Ordoñez

3: Abordaje en cabos: Hans y Sancho

4: Defensores.

5. Abordaje normal: Alessio y Mijail. (por el momento)

6: Defensores

7: Abordaje normal: Alessio y Mijail. (por el momento)

Dominique se coloca el chambergo con cuidado y prepara su arma mientras la "Torre" se acerca hasta el navio Avalones. Cuando sus mascarones chocan y el "Drake" recibe el inminente ataque Dominique ya se encuentra en el castillo de proa con su arma presta, apoyada sobre la madera y apunta con cuidado, intentando distinguir entre el humo figuras de oficiales o personas de mayor valia que puedan dirigir a los pobres desgraciados que encaminaran el ataque.

- AL ABORDAJE!!!! NO DEIS CUARTEL A ESOS MALDITOS BASTARDOS!!!

Alessio ira a su alrededor, ve la cara de tensión en los rostros de sus compañeros, no son mas que chusma, piensa para el mismo, pero sabe que son su chusma y que esperan sus palabras salvadoras, enfrentarse a la muerte siempre es mas facil con la creencia de que el Señor esta de parte de uno. Asi que esgrimiendo su Biblia se dirje al resto de la tripulacion

Veni, Creator Spiritus, Mentes tuórum vísita, Imple supérna grátia, Quae Tu creásti péctora. 

Qui díceris Paráclitus, Altíssimi dónum Déi, Fons vivus, Ignis, Cáritas, Et spiritális únctio.

Tu septifórmis múnere, Dígitus patérnae déxterae, Tu rite promíssum Patris Sermóne ditans gúttura.

Accénde lumen sénsibus, Infúnde amórem córdibus; Infírma nostri córporis, Virtúte firmans pérpeti.

Hostem repéllas longius, Pacémque dones prótinus; Ductóre sic Te prévio, Vitémus omne nóxium.

Per Te sciámus da Patrem, Noscámus atque Fílium, Teque utriúsque Spíritum, Credámus omni témpore. 

Deo Patri sit glória, Et Fílio, qui a mórtuis Surréxit, ac Paráclito, In saeculórum saécula. Amen.

No es gran cosa, pero tampoco espera que nadie lo entienda. Y ahora como dice el refran de " a Dios rogando y con el mazo dando" empuña su Espada con la zurda mientras con la diestra agarra el Main Gauche. Ya tan solo falta esperar que los cabos esten bien sujetos para lanzarse al abordaje

Hans, situado junto a Dominic, apenas pestañea cuando los cañones resuenan anunciando el inminente abordaje. Impaciente, abre y cierra su mano izquierda que, enfundada en un panzerhand, da la impresión de poder hundir el barco enemigo de un solo tortazo. El metal, en perfecto estado a pesar del ambiente corrosivo marino, no hace el menor ruido cuando las innumerables uniones se flexionan.

Sonríe cuando por fin los dos buques se encuentran y se retuerce un poco el bigote derecho antes de desenfundar una espada ancha perfectamente pulimentada que lanza destellos al reflejar la luz del sol como si fuera un espejo. El eiseno reflexiona con satisfacción que pronto dejará de hacerlo porque estará teñida con la sangre de sus enemigos.

Nunca fue hombre que gustara de estar en la retaguardia, es más, odia la retaguardia. Agarrando un cabo de abordaje con la mano enguantada en metal, se apresta para cruzar al barco enemigo con el arma lista para llevarse por delante a todo aquel que tenga la desgracia de cruzarse en su camino.

Tan pronto como estima que puede llegar a la cubierta enemiga salta y se balancea mientras grita a los tripulantes del Drake:

- ¡TEMBLAD MALDITOS PERROS! ¡HANS WEISSEGHER KLETZ SE HA CRUZADO EN VUESTRO DESTINO! - 

A pesar de que le hierve la sangre con el cercano derramamiento de sangre, sabe que debe permanecer atrás. Alguien tan astuto como el capitán de ese barco puede reservarles aún más sorpresas. 

Permanece en el castillo de popa, junto al timonel y flanqueado por sus dos tenientes, dos castellanos de los que se cuentan eran asesinos cuya cabeza bien valía jugarse el cuello, ahora enrolados en este bajel por lo que se rumorea compensados por algo más que parte del botín.

Revisa el galeón herido con su catalejo mientras se lanzan los garfios y los primeros marinos se balancean sobre sus cabezas buscando un lugar donde caer y comenzar la masacre. Finalmente asiente y lanza un sonoro silbido. 

Gruñe y lanza graves gañidos intentando que los hombres se muevan más deprisa por la cubierta en busca de garfios y armas que el contramaestre ya ha preparado y tiende a cada uno mientras pasan en dirección a la borda de babor. Luego se revuelve y comienza a deambular detrás de los hombres mostrando sus colmillos. Costumbre suya que indica que cualquiera que retroceda es hombre muerto.

Muerte antes que deshonor. Dicen sus ojos lobunos. No necesita hablar, ya todos le conocen, ya todos saben lo que va a suceder. Si hay alguien realmente temible en este barco es él, hechicero o hijo de un monstruo horrendo de las estepas de ussura, tanto da, los hombres sienten que es mejor tenerle como aliado que como enemigo.

Se escucha el silbido y él a su vez secunda la orden de abordaje con un desgarrador aullido que puede hacer temblar los corazones más intrépidos.

Durante la persecución y la deseperada huida me acuerdo fugazmente de mi vida.

Parece que fue en otra vida mis años de gloria en San Cristóbal.

Poco a poco ganamos la distancia como para poder iniciar el abordaje.

Cuan he esperado este momento, después de intentar evitarnos al final han caido.

Una vez tengo el cabo bien cogido miro alrededor y me preparo para comenzar la maniobra de abordaje.

Avalonés el último.

Grito antes de iniciar la maniobra.

"Bien, ya añoraba entrar en combate" me digo, colocándome próxima al enorme alemán que nos acompaña en el barco, sujeta a un cabo de abordaje con firmeza, y presta y dispuesta a abordar el Drake sin pensármelo dos veces. No es que desease especialmente pelear con nadie, pero sí que ansiaba poder hacer algo más que pasarme los días sentada en cubierta, viendo el mar en calma, y sin nada que hacer, así que la sola idea de abrir unas cuantas cabezas me resultaba harto apasionante en comparación con la rutina diaria. Desde que había accedido a formar parte de la tripulación del barco, me había dado cuenta de lo poco interesante que resultaba la vida en alta mar. "Al menos daré un par de buenos mamporos".

Saco mi puñal y lo sostengo con la mano buena, mientras que con la izquierda me ayudo a sostenerme como buenamente puedo, allí sujeta y presta a bordar el barco la primera. Mi gran hacha va firmemente sujeta a mi espalda, y no veo el momento de utilizarla. No quisiera perder mis habilidades en combate, y hace mucho que no tengo la oportunidad de comprobar si sigue tan afilada como siempre.

"Siempre puedo destrozar varias cabezas" pienso, y esobozo una sonrisa de satisfacción. "¡Cómo noto xe la apatía estaba acabando conmigo!".

No pienso esperar a que nadie salte primero. Seré la primera en hacerlo, sin dudarlo.

-Vas a tener xe competir conmigo para llegar primero, eiseno- le digo a Hans, y le guiño un ojo con picardía- Estoy segura de xe habré reducido a la mitad del barco antes de xe llegues a saltar a él.

 Los primeros en empezar la liza fueron los marinos de La Torre, intrépidos combatientes que se lanzaron sin temor a encontrarse con la sangre y la muerte de sus enemigos en la cubierta del Drake. Fueron muchos los asesinados al caer en cubierta, otros cayeron al mar y algún que otro, se destrozó contra el buque.

Sin embargo ya la gresca se había armado. Los defensores no podían defenderse de dos frentes. Las órdenes de sus propios oficiales fueron férreamente seguidas e ignorando a los corsarios supervivientes que amenazaban con destriparles por la espalda se mantuvieron en sus puestos esperando el abordaje.

Dicho y hecho, ambos barcos quedaron amarrados. Los disparos volaron de uno a otro, las hachas arrojadas, los puñales lanzados, junto a una sarta de improperios que habrían hecho avergonzarse a Barbarroja.

Des bestioles maudites de mer!

¡Maldita la hija de puta que os parió maricones de mierda!

Des poltrons(poltronnes), venez ici si vous avez cojones!

Luego los corsarios se arrojaron contra los marineros del Drake, un aullido rugió tras ellos pidiendo sangre y sus hombres desearon ofrecérsela junto al botín más grande que pudiera haber visto nunca alguno de ellos.

Fue así como finalmente comenzó la batalla.

 Sables, pistolas, cuchillos, garfios y casi cualquier cosa que tengan a mano lo usan para defenderse y atacar, intentando echar a los corsarios de su barco.

Apenas podéis contar el número de marinos del Drake, siendo como es un galeón mercante es probable que tengo más de setenta hombres.

Una vez en la cubierta del Drake recibo un ataque que afortunadamente no tiene graves repercusiones.

La fortuna me ha acompañado por una vez, no deja de ser irónico.

Desenfundo mi espada y me dirijo hacia el marinero más cercano.

Supongo que no querrán rendirse tan pronto.

Intercambio unas estocadas con él, más que un combate parece un entrenamiento donde me centro en lucirme.

Espero que usted fuera buen marinero porque como espadachín deja mucho que desear. ¿Dónde ha ido a parar la belleza de las estocadas y contraestocadas?

Cansado del desarrollo del combate acelero mis movimientos para terminarlo.

Si se hubiera rendido antes nos habriamos ahorrado derramamiento de sangre innecesario.

Después de herir al oponente me dirijo hacia el próximo.

Rindanse, solo conseguirán más muerte si siguen así.

Los gritos en las cubiertasl el humo en el aire, la sangre en los tablones. Todo aquello no era nuevo para Dominique ni para el resto de sus compañeros pero cada nuevo abordaje era una subida exponencial de adrenalina y un sabor agridulce en el paladar que se diluia con firmeza en la garganta de aquellos corsarios curtidos en mil y una batalla.

Con precision Dominique busco a sus objetivos. Aquella chusma que luchaba en cubierta no le interesaba lo mas minimo, y dirigio su mirada y su mosquete hacia aquellos que pudiesen ser oficiales al mando del Drake sin demasiado exito. Casi por azar comprobo como la lucha era encarnizada y deseo encontrarse en ella como tantas otras veces pero se reconforto pensando en que si descabezaba la cadena de mando los marinos quedarian desorganizados y dispersos y moririan menos de los que ahora podia llamar "compañeros".

Alli estaban todos ellos, Alessio, Sancho, Valeska o el propio Hans vendiendo caras sus vidas y el tenia claro que su ayuda no era despreciable. Un objetivo finalmente fue localizado. No era un oficial, eso estaba claro, sin embargo se encontraba en una posicion ventajosa para atacar a uno de sus suboficiales que habian tenido el arrojo y el coraje de encabezar el abordaje. La polvora y el humo hicieron temblar el arma en sus manos y el metal escupido desde su cañon bolo entre la lucha, os mastiles y los cabos hasta impactar en la cabeza de aquel desgraciado, lanzando sus sesos contra la cubierta del Drake.

Tras aquello Dominique desenfundo su cuchillo y su pistola de repeticion y colocó el primero en su boca para dirigirse presto a ayudar a sus compañeros, esperando, ahora si, poder encontrar a los oficiales en alguno de los castillos del barco y asi poder terminar cuanto antes esta matanza...

Atravieso raudo los cabos que ahora unen los dos  barcos en un abrazo mortal intentando coger a la tripulacion enemiga lo mas desorganizada posible, se que los primeros minutos son vitales, cuanto mas bajas causemos en un primer asalto mas miedo e incertidumbre anidadara en su cabeza.

Nada mas llegar al Drake recibo a la que seran mis primeras victimas, no son mas que un rufian, gordo y malencarado y un joven escualiado que no cumplira la veintena. El primero se dirije a mi con la intencion de atravesarme el corazon de lado a lado de un estocazo, pero rapidamente le bloqueo con el Main Gauche y le abro la defensa para atravesarle el estomago mi espada. Mientras tanto el joven, que me habia rodeado lanza su ataque, es torpe, nada ducho, asi que lo esquivo con facilidad y en adelantando un paso corto le rajo la garganta.

Malditos bastardos, espero que vuestro señor Belcefu os reciba en el Hades y que cada segundo de existencia sea como mil años de sufimiento.

Tras esto me giro al resto de la batalla, el fragor de la batalla siempre es confortante, aunque nunca es tarde para ir buscando el almacen, mas que nada para que en la refiega no desaparezc a ningun tesoro jejeje, y si mientras encuentro la bodega, tampoco estaria de mas echarla un vistazo, tengo la boca seca y un poco de ron, o un tragito de boubon vendria bien.

Abordar el Drake parece estar resultando más sencillo de lo que había pensado en un principio. Nada más pasarme de un barco al otro, enfundo el puñal en mu bota y agarro mi hacha.

-¡Querida hasha! No me tengas en cuenta lo she he tardado en volver a tomarte. Comprobemossshe sigues tan afilada como siempre, mi peshenya Oshh!**

Al instante, empuño firmemente mi hacha. Por fin me siento completa. Cuando no está en mis manos, noto como si me faltase una parte de mí. Es como si mis brazos estuviesen incompletos.

Me acerco a un pequeño grupo de marineros armados de la forma más ruda y ridícula que he visto. Pistolas, cuchillos, garfios... ¿Es que nadie poseía un buen hacha? Resoplo con resignación y algo de desprecio, y doy un par de pasos al frente. No iba a tener miramientos con gentuza que venía a luchar contra mi magnífica arma dotados de tan ridículos objetos.

-Hyggelig a treffe dere**, camaradas- digo, en cuanto mi hacha arranca de cuajo la primera cabeza- Me temo she tengo prisa, así she seré breve. Sin dolor, sin dolor. Oshh min nunca necesita más de un tajo. ¿Ven? AAasí, con dulzura- otra cabeza más. Voy girando entre los enemigos, dando tajos a destajo. Hacía tanto tiempo que no peleaba en condiciones, que debía reconocer que lo echaba de menos. Cuando aún vivía en Vesten, siempre que había alguna trifulca, yo encabezaba mi grupo. La palabra miedo nunca ha formado parte de mi vocabulario, ni nunca lo hará.

Una cabeza cae a mis pies, y la golpeo, lanzándosela cerca a mi camarada Hans.

-Creo she te llevo algunas de ventaja, vennen min**.

A Hans nunca se le ha dado del todo bien volar por los aires. Es un hombre con los pies en el suelo que en sus tiempos en la guardia solía encabezar las cargas contra el enemigo apartando las balas con su panzerhand mientras corría... pero lo de revolotear pendido de un cabo es otra cosa. Y lo malo es que si quiere lanzarse el primero contra el enemigo en los abordajes, no hay otra maldita manera de hacerlo.

Sin apenas ninguna gracia y por supuesto ningún estilo, Hans Weissegher no puede evitar girarse sobre sí mismo mientras cruza hacia el Drake. Adopta una posición nada favorable para él y mucho para las decenas de cuchillos que le esperan allí abajo y necesita recolocarse antes de entrar en liza. Mira a su espalda y centra su atención en un enemigo con un parche en el ojo y la cara picada de viruelas que le mira con una sonrisa torva. Casi puede escuchar cómo le gotea la saliva por su semidesdentada boca ante la idea de una presa fácil.

Hans no puede permitir que nadie se ría de él, ni aun estando en esas circunstancias. Antes de que el gañán tenga tiempo de clavarle la espada aprovechando su aparente indefensión, Hans le propina una tremenda coz en la cara que le permite volver a impulsarse hacia "La Torre".

- ¡SEGURO QUE SE TE HAN QUITADO LAS GANAS DE REíRTE DE UN EISENO! -

El impulso es todo lo que necesita para volver a girarse y adoptar la orientación de abordaje correcta. Cuando vuelve a estar sobre el barco enemigo, literalmente cae sobre el pobre infeliz y aprovecha la gravedad para asestarle un brutal golpe con el panzerhand. El chasquido de los huesos del cráneo resuena por encima del ruido del combate.

Situado espalda contra espalda con Valeska, Hans siente como la cabeza de un enemigo golpea su bota y brama mientras se prepara para su siguiente ataque:

- ¡GRACIAS POR EL REGALO, PERO AUN VEO MUCHA GENTE EN ESTE BARCO VALESKA! ¡¿QUÉ HA HECHO QUE TE RETRASES EN LIQUIDARLOS A TODOS MIENTRAS YO LLEGABA?! -

Una vez más el abordaje se iba a convertir en una siniestra competición de muertes entre el hacha de Valesca y el panzerhand de Hans.