Partida Rol por web

Parecía que su idea había sido buena pero tendría que dedicarle más esfuerzo si quería llevarla a buen puerto. Busco uno de los huecos de la barricada y disparó contra la cerradura. 

Naga esperó observando la situación, resguardada tras la barricada y con el cuerpo todo lo pegado al suelo que podía. Alzó ligeramente la cabeza para ver cómo Muffin disparaba de nuevo a la cerradura electrónica. Naga no creía en ningún dios, pero en aquellos momentos estaba dispuesta a encomendarse a quien fuera necesario para que el plan de su compañero funcionase.

Todos los disparos de los rayos azules pasan por encima de las cabezas de los aventureros y se disipan inofensivos en el aire. El disparo de Muffin atraviesa la barricada y golpea la cerradura, que por fin emite un zumbido y se desconecta con una nubecilla de humo. Los enfadados electróvoros golpean la tapa de su jaula hasta que esta se abre y salen emitiendo chasquidos furiosos, recordando quién ha estado torturándolos durante semanas. Los sacachispas chillan ante ese nuevo enemigo, desorientados y sin saber si atacar adelante o atrás. 

Muffin sonrió ratonilmente mientras rodaba detrás de la barrera cambiando de agujero. Una descarga de energía salió por un hueco demasiado estrecho para caber e impactó de lleno contra uno de aquello goblins-hembra-raros. 

Aprovechando la distracción y los refuerzos que les proporcionaban los electróvoros, Naga buscó un hueco entre la barricada para abrir fuego, aún tumbada. El tiro dio justo en el blanco e impactó en una de las goblin sacachispas.  

Al principio del combate los aventureros parecían superados y en clara desventaja ante los goblins que les superaban en número y potencia de fuego, pero ahora las tornas han cambiado del todo. El disparo de Muffin golpea el centro del pecho de la sacachispas, cuya armadura se rodea de rayos azules mientras convulsiona y cae inconsciente sobre el suelo metálico.

Las sacachispas se ven ahora superadas en número y rodeadas: los furiosos electróvoros las atacan con sus colas, golpeando a una de ellas con fuerza. El disparo de Naga, certero, abre una gran quemadura en la sacachispas que se haya encima de los contenedores, mientras que las otras dos se dan la vuelta y se enfrentan a los animales. 

Los refuerzos habían llegado, el que harían con ellos una vez que el peligro inicial hubiese pasado sería un problema del Muffin del futuro. Intentó de nuevo tomar puntería por otro de los agujeros contra el enemigo pero su tiro salió completamente errado. 

Naga ya no podía contar con su armadura corporal, pero al menos desde donde estaba tumbada tenía un buen ángulo de tiro. Apuntó con su rifle y disparó contra una de las goblins, acertando por los pelos. 

El disparo de Muffin es disipado por el traje de la sacachispas, pero Naga aparece tras la cobertura y acierta de lleno en la goblin que está subida en el contenedor. El disparo arranca el hombro de la armadura y deja una gran quemadura, dejando claro que el ser no resistirá mucho más. Mientras tanto, las otras dos continúan luchando contra los electróvoros con sus cuchillos (ya que son inmunes a la electricidad), pero los gusanos, como ya comprobaron los aventureros, son resistentes. 

Muffin había conseguido un impacto y seguía a cubierto por el muro de cachivaches que había hecho con las cosas que había podido encontrar. Sin dejar de moverse como una lagartija buscó otro agujero desde el que abrió fuego contra otro de aquellos molestos sacachispas. 

Naga comprobó la recámara de su rifle. No le quedaba mucha munición, más le valía que su disparo fuera certero. Observó cómo Muffin acertaba de pleno a una de las goblins y eligió a la que más tocada parecía. Se colocó en su posición, sacando mínimamente el rifle entre el parapeto improvisado, y apretó el gatillo, dando en el blanco.

El combate, que durante unos momentos había parecido estar del lado de los goblins, ahora se ha vuelto totalmente en su contra. Muffin logra acertar de lleno en una de las goblins, distraída por su pelea contra el electróvoro, y convulsiona antes de caer con un ruido metálico contra el suelo. A su lado, el rifle de francotirador de la Diáspora de Naga demuestra el motivo de su fama por todos los Mundos del Pacto derribando a otro de los sacachispas de un solo disparo. 

Quedando solo una, se ve asediada por las colas de los electróvoros, que la golpean sin cesar recordando los días de tortura mientras sus fauces chasquean con impulsos eléctricos. Poco puede hacer la sacachispas sola ante ellos y cae al suelo a la primera acometida. 

Al verse liberados, los animales se dirigen rápidamente a la puerta, que está abierta tras los dos aventureros, posiblemente con intención de bajar de nuevo a la zona de agua electrificada por algún conducto. Su aleteo se pierde tras Naga y Muffin antes siquiera de que tengan tiempo de reaccionar. 

La sala se queda en silencio, solo roto por los chasquidos de los electróvoros que aún siguen atrapados en los brazos mecánicos. 

En tan solo unos segundos, la situación había cambiado drásticamente. Tras agacharse para que los electrovoros pasarán de largo, Muffin salto la barricada y saco algo de cuerda para maniatar a una de aquellas goblins. ¿Hablarían común? ¿Que estarían haciendo alla? ¿Pagaría la guardia un extra si les informaba de su hallazgo y las motivaciones de los goblins? Tenía que intentarlo. - Deja a éste con vida, tenemos que saber qué hacen aquí estas criaturas y porque querían a tu capitán. - dijo Muffin dejando al goblin atado a algo sólido para que no se escaparse.

Luego se acercó a los electrovoros atrapados e intentó tranquilizarlos, tenía pensado liberarlos. O quizá podría llevarse uno. 

Ágilmente Muffin salta la barrera y ata a uno de los contenedores uno de los sacachispas con su cable. Dada la poca fuerza de estas criaturas, es improbable que logre liberarse de esa atadura. Corre a los brazos mecánicos e intenta tranquilizar a los bichos atrapados. 

Muffin tardo un rato en tranquilizar a los dos electrovoros y luego, con sumo cuidado, los libero. No tenían apenas valor y eran criaturas que ahí abajo no hacían mal a nadie. 

Finalmente, tras un rato de trastear con los extraños y chapuceros controles de los brazos mecánicos, Muffin por fin logra desconectarlos y que liberen a sus presas. Los electróvoros están tranquilos gracias a las atenciones del experto tratante de mascotas, así que sin atacar a nadie vuelan hacia la salida y se internan en los túneles. 

Mientras Muffin se entretiene con los electróvoros, Naga saca su cuchillo y termina con la vida de todas las goblins, salvo la que el ysoki ha dejado maniatada. Por mucho que deteste a estas criaturas, entiende que necesitan información. La cuestión es si la goblin querrá dársela por las buenas o no. Odia la tortura y preferiría no tener que llegar a eso. Le da un puntapié para despertarla. 

En breves minutos, Naga ha terminado la sangrienta labor de degollar a todas las sacachispas que se habían quedado inconscientes. El suelo metálico del taller improvisado se llena de grandes charcos de la maloliente sangre de los goblins, que se suma al olor ya presente de sus actividades allí. Si la sala fuese más pequeña, toda aquella peste sería insoportable, pero por suerte aquí solo es molesta. 

Tras la patada de Naga, la sacachispas se remueve, agita la cabeza un segundo y después abre los ojos un poco. Cuando los abre del todo, lo primero que ve es el suelo lleno de la sangre de sus congéneres. 

Inmediatamente se pone a chillar y a gritarles palabras que no suenan muy amigables en la desagradable lengua de los goblins.