Partida Rol por web

Naga observa cómo el goblin cae al suelo tras el ataque del ysoki, ligeramente impresionada. Sin perder tiempo, se coloca delante de él y apunta con su rifle al que queda. A esa distancia, le es imposible no acertar en el blanco. 

Esta vez, ninguno de los despreciables seres tuvo ninguna oportunidad. En cuanto ambos entraron en la sala, Muffin disparó su arma, cuyo disparo saltó chispas en una tubería oxidada. Ambos goblins se volvieron entre gritos, sacando sus armas, y sus pequeños cerebros hicieron cortocircuito al ver a Naga allí, cuando se suponía que estaba en em tejado. 

Sin perder tiempo, Muffin disparó de nuevo a los confusos goblins, y esta vez sí, impactó en el pecho de uno de ellos. El herido goblin se desplomó inconsciente en el suelo, antes siquiera de sacar su arma.

El segundo goblin gritó y apuntó con su cachivache láser, pero antes de que pudiera usar aquella deleznable arma, el rifle sarcesiano de Naga emitió un corto sonido de roce y una línea roja de láser atravesó el casco del goblin, impactando de lleno en su frente y haciendo que su cabeza explotara dentro del casco, convirtiendo la escafandra en una bola de sesos. El goblin cayó al suelo con un golpe sordo.

El silencio se hizo de nuevo en la sala, aunque siempre punteado por el omnipresente zumbido de la maquinaria de Absalom.

El ysoki enfundo su pistola y se acercó al androide tendiendo una mano. - ¿Que tal? Soy Muffin, ¿Estas bien? - preguntó presentándose antes de acercase a los goblins y buscar algo con lo que atar a los que aún seguían vivos. - Fuera hay un par más, estarán inconscientes un rato pero habría que atarlos mientras estemos por aquí. ¿Que te trae por esta esclusa? Yo estoy buscando a uno de los tuyos. ¿Lo has visto? - preguntó enseñándole la foto.

Naga observa al ysoki unos segundos antes de echar un ligero vistazo hacia su hombro que, aunque chisporrotea, no presenta daños graves.

-Estoy bien, no es más que un rasguño. Soy Naga, también estoy buscando a Vallan-7. -Da un golpecito con el pie al goblin inconsciente y, después, señala el arma de Muffin-. ¿Has usado ese trasto con todos? 

 Naga no espera una respuesta, parece más bien una pregunta retórica. Sin mediar palabra, desenfunda su cuchillo y cercena la garganta del goblin. 

-Me encargaré de los de fuera -añade al tiempo que se incorpora, el rostro impasible, dispuesta a acometer la tarea-. No te muevas de aquí, hay algunas cosas que quiero preguntarte.

El horror se reflejó en el rostro del ysoki. Aquel androide había cercenado la garganta del goblin como el que abría un bote. Antes de que pudiese reaccionar, el androide se dirigió hacia fuera. - Espera, podríamos preguntarles a ver si saben algo. - dijo trotando detrás de ella.

La androide se giró hacia él y, en un gesto que parecía imposible en un androide, frunció imperceptiblemente el ceño. 

-Son goblins- dijo como si ese simple hecho tuviera que ser explicación suficiente.  

El ysoki parpadeo ante la frialdad del androide y esperó a que los degollase sin decir nada más y volviese a preguntarle lo que fuese.

Por un tuvo miedo de que si se movía de ese lugar, la androide le dispararía. Luego lo pensó mejor y decidió confiar en que no fuese tan fría e insensible como parecía a primera vista así que salió fuera y comenzó a buscar los rastros que le habían llevado hasta allí.

Naga terminó con la vida de los goblins sin miramientos y, pese al asco que les tenía, decidió registrarlos por si llevaban encima algo que pudiera ser de utilidad. Una vez lo hubo hecho, se volvió con curiosidad y observó los movimientos del ysoki. 

La suciedad reinante y el duro suelo de metal han hecho que Muffin pierda el rastro original que estaba siguiendo, pero la sala, además de las tuberías por las que han entrado el ysoki y el androide, solo tiene otra salida visible: la gran puerta semiderruida que lleva a la esclusa 95. Los goblins solo han podido ir por ahí, a menos que haya alguna otra salida oculta.

Naga registra los cuerpos de los goblins y solo encuentra sus destrozadas armaduras, los cachivaches láser y los rajaperros. Todo está descuidado y es de la peor calidad posible, prácticamente chatarra. 

El ysoki consiguió identificar el camino a seguir y, cuando se disponía a seguirlo se dio cuenta de que ahora tenía un "compañero". - Mmm... Tiene que ser por aquí, vengo siguiendo el rastro de una caja y creo que Vallan-7 estaba dentro. Tienen que haberse ido por ahí. - explicó el ysoki. - ¿Que querías preguntarme antes? - preguntó mientras esperaba a que el androide diese el visto bueno para entrar.

Naga suspiró y decidió que no merecía la pena llevarse ninguna de aquellas armas. Después, se volvió hacia el ysoki.

-De acuerdo, vayamos por ahí.  Pero antes me gustaría saber por qué buscas a Vallan-7.

Pues la principal razón es que tiene que llevarme a Castrovel. Pero además han ofrecido una recompensa así que dos por uno. ¿Y tú?¿Eres de la tripulación del Águila de acero? —

La androide entrecerró los ojos, pero aquella fue la única muestra de expresividad que dedicó al ysoki. 

-No. Yo viajo sola. He venido a averiguar qué le ha sucedido a Vallan-7. Será mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes. 

Dando la espalda al ysoki, asegurándose de que no la viera, Naga envía un mensaje en código a la Rompedora de cadenas.

-Aquí Naga. -Tecleó-. Estoy tras la pista de Vallan-7. Solicito información sobre el Águila de Acero. 

Eh, mmm, si claro. Será lo mejor - dijo el ysoki, un tanto descolocado por el trato del androide, poniéndose a andar sin perder de vista el suelo y los posibles rastros. - Y... ¿Eres amiga de Vallan-7?¿Porque la buscas?