Viajar desde la superficie de Vettera a una de las múltiples estaciones orbitales del planeta ciudad es sobrecogedor, nunca terminas de habituarte.
La lanzadera despega de la superficie del planeta y durante 2 horas realiza varias órbitas en las que puedes contemplar la magnitud de la obra humana sobre el planeta. Puedes divisar la Aguja, el edificio presidencial, destacando como un faro entre la maraña de torres y monumentales edificios.
Llegas a la estación Moore y siguiendo las instrucciones que has recibido te diriges al nivel 18 puerta de embarque F5.
Al llegar te encuentras con un variopinto grupo de personas que van pertrechadas para viajar, sin duda son tus compañeros de viaje. Entre ellas destaca una mujer de rasgos asiáticos que no deja de dar órdenes a los estibadores que no cesan de entrar diversas cajas en la zona de embarque.
La mujer alza su mirada y os ve frente a la puerta de embarque.
-"Oh, ustedes deben de ser el resto del equipo, Soy Lissa Takeshi, les estaba esperando. Todavía tengo algo de trabajo aquí con el material, si quieren esperar en esa sala." Dice señalando una confortable sala de espera que hay frente a la puerta. -"Ahora mismo estaré con ustedes."
La mujer parece algo nerviosa, o más bien eufórica. Según la información que os dieron es la directora de la expedición en la que vais a participar.
Este es el momento adecuado para que os presenteis a los demás personajes, nada importante, hacer una descripción de vuestro personaje y decir que lugar ocupa en la expedición. Para que os conozcais un poco.
Laida de ascendencia hispana, de cabello negro y largo, de 1,69m de altura, con un cuerpo en el que cualquier hombre se perdería lleva un pantalón que le queda como un guante y una chaqueta de cuero negro ajustada que marca todas sus curvas y abierta hasta el punto justo para insinuar sin llegar a provocar demasiado observa la habitación sin mucho interés, unas sillas, sofás, unas mesitas, algunas revistas y plantas sintéticas de perfecta imitación con olores incluidos.
Se acerca a un sofá de dos plazas y se sienta mientras coge una revista, y a continuación mirando al resto de personas congregadas allí les dice:
- Venga, no os quedéis ahí, ya habéis oído que la jefa va a tardar, así que sentaros y esperemos.
-Por cierto Me llamo Laida Martin de Venttera, y soy la que os va a llevar donde quiera que necesitéis ir, por cierto a que os dedicáis?
después de la conversación si se pone algún chico guapo en la otra plaza le preguntare mas concretamente estas cosas
- como se llama, de donde es, que hace un hombre guapo como el en una misión espacial en vez de estar rompiendo corazones en las fiestas de Vettera, y cosas parecidas ;)
- Galio Thornpick. Encargado de arreglar lo que rompan, Je.¿ Saben si dan comida gratis antes de despegar?.-
Galio se queda mirando el busto de su nueva compañera.
-Este...uh...eh...ejem. Creo que tienes razón deberíams sentarnos y esperar.-Susurra -podrías sentarte en mi regazo.-
Galio se sienta sin despegar los ojos de la chica.
Galio mide 1,78. Pelo corto y buen estado fisico para ser un tecnico. Suele vestir con cualquier ropa que le den como uniforme, no le gusta gastar en pequeñeces...y tampoco en cosas importantes. Ahora se encuentra con pantalon oscuro y una remera ajustada blanca( la encontró en la calle y la usa aunque realmente no le queda).
Buenas-Contesta cortesmente Sebastián.
Mi nombre es Sebastián, me dedico a la investigación y... bueno, eso es todo.....
Un hombre de 1,8m de complexión delgada,rostro interesante y apariencia un tanto desaliñada, una barba de varios dias y una mata de pelo irregular y alborotada refuerzan su mirada frecuentemente distraida que ahora observa con suma atención el pequeño portatil que sostiene en sus manos. Se deja caer pesadamente en un sillón, sin importarle mucho que su arrugada camisa se desfigurre todavia más, luce unos pantalones vaqueros, que obviamente no son de su talla y un calzado claramente informal.
Si hay que esperar, mas vale no perder el tiempo- dice al tiempo que centra su mirada en el portatil de nuevo.
Saca una cajetilla de tabaco y se enciende un pitillo.
Eh! Galio, te he oído, dice con una sonrisa picara.
-Si quieres puedes sentarte aquí, total hay sitio, no me molestas.
y con unas palmadas al sofá le indica que se siente.
luego cuando se sienta, me giro totalmente hacia el y le pregunto:
Bueno y de donde eres?, sabes me gusta conocer a la gente que vuela conmigo.
Galio apoya el brazo lejano a Laida sobre el asiento y mientras traba un poco los pectorales responde.
-Bueno, yo también soy de Venterra, igualmente he vivido practicamente de viaje y he pisado muchos planetas. Aunque no los conozco bien, siempre me tocan viajes donde la gente no cuida las herramientas y me obligan a quedarme reparandolas. La ultima vez a un par se les dio por hacer el amor encima del control de refrigeración. Horas arreglando y limpiando eso.-
Cuando Galio se percata de lo que comentó se atraganta con su saliva y tose un poco.
-Ejem...perdon por eso.-
Luego lo mira a Sebastian con cara de abrumado. El cuerpo de su nueva compañera lo superaba.
Esta claro que por mi no van esas disculpas.....pero......para futuras situaciones, yo hos rogaria que no acabarais haciendolo sobre los controles.....
Aprovecha para apagar el cigarillo terminado y encender otro par lanzar una mirada pícara a la pareja.
A Laida le gustaba la seduccion, le encantaba sentirse observada, y sabia que lo hacia de maravilla, pero esta era una mision seria, no un crucero de ocio `para los que solia trabajar, asi que intento meter a otro interlocutor para saber algo mas de el.
disculpas aceptadas, pòr cierto sebastian, no te preocupes por eso, por ahora no va a suceder, aunque todabia no nos has dicho de donde eres y que es lo que te tiene tan emfrascado.
Dalen es un hombre de caucásico de 1,65m de altura, de complexión basta y falta de gracia con un vientre que comienza a hacerse prominente. De amplias espaldas y rostro cuadrado marcado con las arrugas de la edad. Tiene el pelo de color castaño y corto, surcado por las canas. Pese a su aspecto pesado, se mueve con una taimada seguridad y una agilidad silenciosa. Lleva unas ropas amplias y cómodas de color marrón oscuro, que consisten en un traje de vuelo lleno de bolsillos y correderas, unas botas de cuero de suela resistente, y una chaqueta gruesa de piel.
Nada más entrar en la sala, se mantiene ligeramente separado de los demás componentes del grupo y se acerca la uno de los pequeños ventanales desde donde se puede observar el paisaje planetario.
Sacando un chicle de uno de los bolsillos de la chaqueta, se lo mete en la boca y comienza a masticar, mientras escucha de fondo la frívola conversación que están manteniendo sus compañeros. Desde luego esperaba que fuesen tan eficientes en su trabajo como a la hora de tirarse los trastos…
Enarcando la ceja, mira severamente a Laida y Galio, negando con la cabeza.
- Jóvenes…- Acaba gruñendo, girándose de nuevo hacia el ventanal.- Sean de la especie que sean, siempre con las hormonas alteradas...-
Abstraído por unos instantes más, permanece ante las vistas despidiéndose del planeta. Había estado bien mientras duro la cosa, pero ahora era el momento de cambiar de aires. De nuevo se imponía otro de sus viajes, ¿Y qué mejor para ello que una expedición a lo desconocido?
Finalmente se encoge de hombros y girándose se acerca a los demás, dejándose caer sobre un sillón situado a la derecha de Sebastián.
Dándose cuenta de que aun no se ha presentado, chasquea la lengua con ligero desagrado.
- Dalen Redwall.- Se presenta con voz grave y desapasionada.- Explorador espacial, experto en xenologia, astrografía y conocimientos planetarios. Básicamente, me encargare de que vayamos a donde vayamos, no se queden a medio camino…-
Sebastián,aparta la mirada del portatil y mira descaradamente los pechos de Laida al tiempo que pega una profunda calada de su cigarrillo. Finalmente levanta la mirada a los ojos de esta y dice:
Soy de Vettera y soy matemático, aunque mis conocimientos abarcan muchos más ambitos, actualmente me dedico a la investigación de nuevos sistemas y.... trato, entre otras cosas de catalogar la flora y fauna de los nuevos sistemas así como la posible explotación de los recursos naturales distribuidos por la galaxia.
Precisamente ahora ando buscando todas las referencias posibles de nuestro destino.
Al tiempo que dice esto enseña a su compañera el portatil con la información sobre nuestro destino que ha logrado encontrar.
Espero no extralimitarme con la tirada.
Cuando os han contratado os han dado alguna información de vuestro destino. Se trata de un sistema solar tan solo explorado mediante sondas y sensores, nunca se ha visitado (que sepais).
El sistema aatenis se encuentra dentro de las fronteras de la RFP, en el Sector Iber, muy cerca de la Unión Pangaláctica.
Su estrella es una Subgigante Roja (GR) con una magnitud 4 (brillo medio), el sistema se encuentra a 26830 años luz de distancia con respecto a compler, situación positiva respecto a la eclíptica de la galaxia
Aatenis tiene 8 planetoides divididos en cuatro órbitas. La más cercana a su estrella tiene un planeta con una luna, la segunda también, la tercera tiene un planeta con 2 lunas y la cuarta, un solo planeta, el único habitable por cierto.
La doctora Takeshi despacha a los últimos estibadores y rápidamente entra en la sala de espera donde os encontrais.
-"Bien, aquí estamos." Dice sonriente. -"Estoy encantada por el fabuloso equipo humano que ha conseguido la Universidad para esta expedición. Ustedes son auténticos número uno."
-"Permitan que me presente, soy Lissa Takeshi, soy la directora del departamento de electromagnetismo de la Universidad de Vettera, pueden llamarme Lissa."
Se acerca a vosotros y uno a uno os va dando la mano.
En ese momento entra a la estancia un enorme ser de 2,10 de altura y buena complexión física. Su piel, aterciopelada, da aspecto de estar siempre humedas y cuando pisa da la sensación. Mas, aun a pesar de su tamaño, camina con zancadas ágiles, pues se ayuda de una fuerte cola de un metro de longitud para mantenr el equilibrio. Su cabeza, de forma triangular, rematada en un morro chato y una boca llena de pequeños dientes puntiagudos, siempre sonriente, se mueve por todos lados, curioso el anfibio de observar todo cuanto le rodea. Sus ojos, dos globos oculares de aspecto gelatinoso, completamente negros, que de vez en cuando se cierran con una especie de párpado cuya función es humedecer el globo ocular, os miran uno por uno.
- ¡Hola! - Saluda alegre el anfibio alzando una mano membranosa de cuatro dedos terminados en garras, como suelen hacer los humanos al saludarse. - Seremos compañeros de expedición, ¿verdad? Me llamo Tecqo Resha. - Se presenta en el idioma común pero con un extraño acento y un tono de voz no más común. - Supongo que se os hará complicado pronunciar mi nombre. Podeis abrebiarlo, si quereis, en Tec. Pero nada de llamarme "ranita" o "chico pez", ¿de acuerdo? Voy a ser el encargado de manteneros con vida.
Dicho lo cual, el oliero, que viste ropas cómodas y ajustadas a su figura de un material que podría pasar perfectamente por el neopreno, se apoya contra la pared, cruzando los brazos sobre su torso, y escuchando las conversaciones de sus compañeros, tratando de conocerles mejor a cada uno.
Miro con cierto interes los datos que me muestra sebastan, y digo:
-interesante, bueno, es un viaje largo.
Cuando llega lissa la saluda con uan sonrisa en la boca y luego dice a todos,:
-Bueno, encantado de conoceros, la verdad, vamos a pasar mucho tiempo juntos y quizas las constumbres de cada uno sean diferentes y choquen, si es asi, por favor, al menos a mi me lo podeis decir sin tapujos, ya que prefiero que el viaje sea ameno y que el regreso sea aun mas.
Bueno, bueno-dice Sebastián en un tono un tanto serio-¿cuando partimos? o vamos a hacer noche aqui.
Sebastián devuelve la mirada al portatil sin nisiquiera esperar la respuesta, saca otro cigarrillo y se lo enciende, para volverse a enfrascar en el incesante teclear de su portatil.
Apretando con firmeza la mano de la doctora Takeshi, Dalen se permite el lujo de lucir una ligera sonrisa. No podía negarse que la jefa era atractiva a parte de simpática.
El Oliero comenzó a reirse con unas carcajadas húmedas y guturales.
- Ciertamente, caballeros, señorita, mi gusto por la carne humana es demasiado precario. Ya sabeis que hay leyes que os protegen y eso hace hace que sea cara en el mercado negro. - Comenta el oliero, exagerando demasiado, y dejando un tiempo para ver las reacciones de sus compañeros, sin borrar la sonrisa de su rostro anfibio. - No, es broma. Todo eso son habladurias con el fin de desprestigiar a mi buena raza. Los de mi raza solo comemos pescado, algas y fruta. Mientras tengamos eso en las despensas no habrá problemas de... alimentación. Espero que vosotros no seais de los que comen ancas... - Enfatiza señalando con uno de sus dedos largos.
Resultaba extraño ver a un ser que podría tumbar a un humano de un puñetazo o partirle la espina dorsal de un coletazo, o rajarle la garganta con sus garras, un ser del que se dice que son cazadores y guerreros consumados y que, por si fuera poco, comían carne humana, reir y bromear de una manera tan natural.