Partida Rol por web

A la luz fantasmal y gélida, el lobomizado advierte la imponente figura del lacayo de Frankenstein dándole la espalda. Su figura es imponente y él se encuentra tan cansado... quizás la única oportunidad que tenga sea aprovechar este preciso instante. La criatura poarece obcecada, como él minutos antes, con su presa ¿podría sorprenderla y saltar sobre su espalda?

No es momento para subterfugios ni para tratar de ser sigiloso. Probablemente, él o ella sepa que el lobomizado le seguía los talones en su ascenso. Es ahora o nunca. Sólo hay un intento. Fallar podría dejarle demasiado expuesto ante la hercúlea criatura.

Consus cascos resonando en el suelo, se lanza contra su abominable rival...

Atormentado por la incesante presencia del sujeto 1.143-alfa y su incansable lucha, doy unos cuantos pasos hacia atrás, dándome así cuenta de que no hay más salidas en la inquietante sala de las anguilas. Quizá habrá sido un error subir hasta esta habitación, y más aún ante el peligro que parece transmitir ese agua caída de los depósitos junto con la naturaleza electrificante de los alargados seres que habitan las peceras.

Al recibir la embestida de mi contrincante me percato de la presencia de una nueva figura: nuestro objetivo, el doctor Frankenstein. Animado una vez más, esta vez por una rabia interna que se mueve dentro de mí, que evoca mi consciencia de ser despreciable, creado por trozos mal puestos por aquel hombre...
Intento desde abajo darle alcance, aunque sea a duras penas y sin lograr apartarme completamente del molesto sujeto, para tirar de sus ropas en mi dirección y hacerle así caer de la escalera. En mi aturdida mente me inspira el deseo de que ojalá fuese el propio sujeto 1.143-alfa el que le llevase a su agonía en un error de cálculos intentando lincharme a mí... aunque durante el proceso yo pereciese con él.

De repente, el proyectil lanzado por el doctor se estrella y un humo extraño me provoca una tos imparable, mi maquinaria interna parece ralentizarse y los fluídos que se ven a través del cristal de mi abdómen parecen cambiar de tonalidad de forma preocupante.
Comprendo que voy a morir aquí, en esta oscura y misteriosa sala experimental de anguilas, en presencia del sujeto 1.143-alfa, del lobomizado y de mi creador. Por ello, intento revasar mis umbrales físicos de una forma desesperada para llegar hacia Dr. Frankenstein...

El Sujeto 1.143-Alfa es alcanzado por la espalda, por la criatura más sádica y sangrienta de toda la factoría, en su embestida, el lobomizado, por poco no lo hace caer, El enorme sujeto se tambalea y el lobomizado arranca una de sus piernas de cuajo, una enorme cascada de sangre cae del cuerpo del sujeto, una sonora cascada que tiñe el charco de la habitación de rojo. No obstante se mantiene en pie, y trata de arrancar la piel del hombre lobo, tratando de clavar sus afilados puñales, tratando de llegar hasta su propio corazón.

El Sujeto 1.144X se ahoga, no podrá sobrevivir aquí, no, es imposible, trata de buscar un recoveco por el que salir, pero la salida está totalmente obstruida por los dos titanes que luchan encarnizadamente, no hay manera de salir, buscas enderredor mientras todo se nubla por el gas tóxico, más allá de la brutal pelea puedes ver por última vez la cara oculta del Dr Frankenstein antes que un estertor forzado te haga toser por última vez. El sujeto 1.144X cae de rodillas, y en su interior puede escucharse un crujir, su compañero el lobo lo escucha, y no puede, como mínimo, si no fruncir el ceño observando el ahora deforme y abotargado cuerpo del sujeto1.144X que expandiendose hasta lo imposible debido a la filtración del gas tóxico en su sistema vital, explota liberando el interior de su torso acristalado, lanzando una lluvia de metal y chorros de líquido abrasador. Un sujeto bomba, ¿a qué mente retorcida se le pudiera ocurrir algo así?... a la de Frankenstein…

El contenido ácido salpica al lobomizado en el rostro y las piernas, a la par que cae sobre los brazos y torso del sujeto alfa, que debido a las planchas de acero que lleva claveteadas, apenas nota el escozor corrosivo, a diferencia que su atacante, que puede notar como su piel se quema allí donde entró en contacto con la sustancia.

Y mientras tanto la nube de humo y el chisporroteo continúa en el lugar, afectando a los pulmones de las criaturas que continúan en la sala…

Sumido en el frenético ritmo del combate, el lobomizado sólo es consciente de la presencia de su extraño aliado de forma vaga. Sin embargo, el irritante gas disparado por Frankenstein le hace, extrañamente, pensar en él. La falta de aire, la irritación... serán las mismas para ambos? Tendrán las mismas posibilidades?

Durante su carga contra el coloso, una vez más, su parte feral le hace apartar cualquier idea intrascendente, lo que no constituya a la derrota del enemigo ...ahora puede ver que esto tiene sus consecuencias.

Dolor. La vida es dolor. Incluso aquellos que están con nosotros nos hieren, sin necesidad ...pero no fue su culpa sino la del desquiciado hombre que juega a ser Dios. El lobomizado aúlla y gime. Su piel y pelo reaccionan violentamente al corrosivo líquido que desprende el cuerpo del sujeto 1.144-X Cegado, en un sentido metafórico, por el dolor se siente vulnerable, frágil, víctima ...presa.

Piensa en tratar de rtroceder, de poner distancia entre él y el coloso, pero no serviría. El asfixiante ambiente le hiere. La sagre o los efluvios del sujeto 1.144-X le hieren. Sis piernas, agotadas por el sobre-esfuerzo y doloridas por el enfrentamiento con Igor flaquean.

Le ha tenido a su alcance, a escasos metros. Ha escuchado su voz y sentido su ira. Su objetivo, su meta, el loco Doctor ha escapado; ahora sabe que no conseguirá darle alcance, darle caza, proporcionarle su justa retribución por el daño causado. Aúlla, lastimero, dejando escapar su rabia e impotencia ...ha fracasado.

Pero no caerá sólo ni sin oponer resistencia. Se yergue en toda su extensión y, tras cargar su pecho con el ponzoñoso y envilecido aire que alberga la estancia, grita. Es un grito cargado de odio y dolor y de la brillante sangre de su lastimada garganta. Y así, con ese doloroso grito de guerra, se lanza una vez más en una violenta embestida contra el titán herido al tiempo que sortea charcos de lquido chiporreteante a causa de las anguilas, que se retuercen.

...Y una parte de él piensa que no se lanza contra su rival, sino que acude, presuroso, al abrazo de La Parca quien ha regresado por él ...para librarle de su sufrimiento.

El humo se disipa, poco a poco la inquietante sala vuelve a ser visible, ya no hay rastro del Doctor, excepto la puerta que aún se mueve al final de las escaleras... el humo se condensa a nivel del suelo, por un lado queda el abultado cuerpo del Sujeto 1.144X, por otro, los restos de acuario y las anguilas agonizantes quedan totalmente ocultas, a traves del humo, su chispeante efecto lumínico es más difuso, creando entre el lobomizado y 1.143Alfa una atmósfera ideal para un combate de proporciones titánicas bajo el marco de la estrecha puerta de piedra.

Lobomizado deshecha a un lado la pierna de 1.143Alfa y tras un par de estertores de los que se está recuperando trata de arremeter de nuevo, frente a él, el diafragma de 1.143 Alfa, se contrae exageradamente, inflando su pecho de manera desmesurada tratando de volver a respirar el aire antes robado, parece que le ha sentado tan mal como a ti, pero aún es capaz de rezongar entre gruñidos

Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiigoooooorrrr

De pronto te abalanzas sobre él, tus garras se cierran sobre sus hombros, por fin vas a tener oportunidad de arrancarle su incómoda cabeza del lugar, o tal vez destrozar sus peligrosos y enormes brazos, en cualquier caso... piensas demasiado, demasiado lento, él es más rápido, y tus ojos casi se salen de tus órbitas al sentir el frío metal deslizarse por tu cuerpo, como si de tela se tratara corta tu carne, tus huesos, tus músculos.

Una enorme herida queda abierta en tu abdomen y parte de tu pecho, tus órganos quedan ahora colgando aún palpitantes, aún íntegros, sientes un ahogo y te retiras unos pasos hacia atrás para contemplar su macabra sonrisa, sus tijeras y manos están totalmente cubiertos de sangre fresca, densa, tus órganos casi tocan ya el suelo, pero aún, milagrosamente sigues vivo, tu cuerpo original murió hace mucho tiempo, en la sala de cosido, durante tu nuevo nacimiento moriste varias veces, y al quedar encerrado en las oscuras mazmorras como un experimento fallido volviste a morir. Pero bien sabe Dios, que esta vida que te queda, no será entregada facilmente

Sí, es el pan de cada día perder las tripas en la factoría, te queda un punto de vida en el torso, la sangre cae de tus órganos a cholón

Cuanto mayor es el enemigo, peor será su caída... el lobomizado había demostrado ser un oponente a tener en cuentay aquel pensamiento fugaz, febril incluso, le satisfizo mientras las frías cuchillas de metal desgarraban su piel y esponían sus entrañas.

Creyó morir y, sin embargo, la agonía, el dolor no se detuvo. Sorprendido, con las vísceras recogidas en sus manos, frente a sus ojos descubrió hasta qué niveles de inhumanidad podía arrastrarles Herr Doctor en sus delirantes juegos. Recordó el ansia de libertad que siguió a la explosión en las mazmorras, el vano y fútil empeño de encontrar una vida normal fuera de los muros ...imposible para ellos.

Y supo que era el final. Su final. Acometido por insufribles dolores y espasmos, consecuencia de sus cruentas heridas, sintió escaparse los últimos retazos de cordura de su mente del mismo modo en que sangre y vísceras resbalaban entre sus dedos. Agonizaba. Eran sus últimos momentos.

Cayó de rodillas, incapaz de proferir amenaza, lamento o maldición alguna pero consciente, demasiado consciente, de la arrogante figura de su verdugo. Sin saber ni preguntarse cómo, consiguió incorporarse, ahora el amasijo de sanguinolentas entrañas recogidas con una mano, y conducido por su parte feral se lanzó trastabillando contra la imponente figura.

Moriría, pero no lo haría de rodillas, entregando su vida sumisamente. Moriría revolviéndose como el animal rabioso que, en parte, era. Moriría gruñendo, mordiendo, arañando ...aunque fuese un intento inútil. Moriría así, aunque imponerse sobre su rival en este trance no significase nada ahora

...Moriría sin el placer de paladear el hígado de Frankentein, sin catar su sangre pero moriría sin plegarse ante su vileza.

Algo acobardado, la imagen de la muerte es ya demasiado cercana para tí, eso te hace dudar, te hace vulnerable y débil, una criatura cuyo ocaso ha llegado aquí, a escasos pasos de la habitación de Frankenstein, ¿Quien te mandaría seguir al infecto Sujeto que, en otra ocasión, te hubiera matado sin dudar? ¿Quien te mandaría seguir al guardia del castillo, cuyas implacables tijeran han cercenado ya la vida de docenas de sujetos ¿Te creías especial? ¿Pensabas tal vez en un final feliz? ¿Creíste que ibas a ser distinto? Todos han muerto, no hay lugar para los cuentos en LaFactoría, no hay lugar para la esperanza, la benevolencia ni la compasión, no hay lugar para la justicia y el orden.

Las tijeras desgarran uno de tus brazos haciendo que tu aullido resuene en eco más allá de las paredes del castillo, tu sonido recorre la plaza y las calles de la factoría, entra entre las pasarelas de la fábrica, pasa entre los cadáveres del ardiente nivel 3, y queda sonando como un eco fantasma entre las mazmorras ahora derruídas en el que un día te resignaste a morir.

Un brutal chorro de sangre brota de tu brazo, como una cañería rota, no te queda más que cerrar los ojos, tal vez venga un pensamiento mejor, tal vez no, tal vez nada más que la sangre y el dolor acudan a tu mente, pues no hay otra cosa en el Castillo del Dr Frankenstein.

Iiiigooooorrrrrrr

El dolor se vuelve demasiado. Demasiado para ser tolerado. Demasiado para ser expresado. Demasiado incluso para ser percibido. Se vuelve tan intenso que se convierte en toda sensación. Ya no puede distinguir qué parte es la que debería doler y cuál no. Bañado en su propia sangre, que se escancia como el más preciado caldo de una bodega señorial, el lobomizado pierde toda esperanza. Sin embargo, se resiste a someterse, a dejarse matar o a morir plácidamente ...no, ese no es un destino para algo como él.

Sobre sus temblorosas piernas, las piernas de algún y, otro en parte, también de algún animal mantiene su corpachón de retales. El brazo cercenado se encuentra junto a una de sus pezuñas. Parece revolverse ligeramente. La falta de sangre comienza a ser perceptible: se nubla su visión, le golpea una sofocante sensación de mareo y asfixia ...y aún así, se resiste a caer al suelo y dejarse arrastrar. Con las vísceras sanguinolentas sujetas precariamente sobre la aberrante extremidad que aún mantiene, aúlla. Aúlla desde lo más profundo de su profanado pecho mientras espera el golpe final ...y la vana posibilidad de arrancar un pedazo de la pútrida carne del brazo ejecutor, su último acto de rebeldía.