Partida Rol por web

La Factoría.

1r Nivel de La Factoría

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28/01/2010, 05:06
Mujer-rata
Sólo para el director

La mujer rata, ah! la mujer rata! aquel experimento fallido, deshechado, menospreciado. Aquel engendro sin mente soportó el silencio y el eco de la batalla, mientras arrastraba el cuerpo del bebé por los pétreos caminos de la factoría, arrastraba con ese sonido de las raspaduras, dejando un rastro que terminó por desvanecerse, hasta volver a su madriguera, aquel cajón de hierro, rodeado de los escombros y restos de su última comida. No le tomó demasiado trabajo, introducir la carne de lo que fuese el bebé, por el agujero, pero ya adentro, estaba irreconocible, era tan solo un trozo enorme de molla y vísceras, de sangre seca, de pellejo. No se asemejaba a nada.

La mujer trepó por entre la basura y el metal, hasta un poco más arriba. Sus ojos nublados por la falta de razón, no expresaban ni victoria, ni derrota. No. Expresaban una naturaleza salvaje, una humanidad caída en desgracia, vivía como una bestia y seguramente no volvería a encontrar la razón en medio de su embrollo de instintos. Observó al cielo, como elevando una plegaria, implorando piedad... olisqueando el aire, los ecos y el olor a pobredumbre y muerte de aquel maldito sitio. De repente, un chillido arrebata el aire con tal fuerza y tal ahínco, que el viento arrebata su eco por todos los rincones, entre fierros, tornillos, cadáveres, entre el oscuro cielo del hereje emplazamiento.

¡¡¡¡¡SQUEEEEEEEEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKK!!!!!

Chilla la rata, y su agudo grito se pierde, penetrando y marcando el sitio con una marca lúgubre. El silencio es su respuesta, y el sonido lejano de algún golpe perdido, desciende sobre ella como un mero rumor. Olfatea el aire dos, tres veces. No queda nada, no queda nadie, solo ella. Queda una rata, una rata en aquel sitio, una rata anormal y grande, una rata lampiña y horrorosa, una rata hambrienta y despiadada, incapaz de sentir, una rata que condenó la mente de lo que fuese antes la humanidad de una mujer (si apostamos por algún género), en tan solo un conjunto de instintos.

Bajó de nuevo, se resguarda en su madriguera y observa lo que queda del que fuese su compañero, y de una forma retorcida, su hijo adoptivo, bautizado con dolor y sangre por sus garras. Junta sus extremidades superiores, parece que rezara por última vez, antes de hincar el diente y desgarrar su alimento, y mientras mastica y saborea, se condena a sí misma a vivir como una de las olvidadas e infames criaturas de la Factoría Frankestein...

Notas de juego

Convertiré a la rata en parte de la factoría! para la posteridad!!!