Partida Rol por web

La Factoría.

1r Nivel de La Factoría

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19/01/2010, 16:20
Sujeto 1.144-X

Obedeciendo mecánicamente las instrucciones del gran simio voy recorriendo poco a poco los laberintos de mugre que se acercan hacia el castillo del doctor. Al llegar a la plaza no presto gran atención a las murallas y, ante las órdenes del simio, las cuales en mi cabeza indican tan sólo que me apresure, que luche; hacen que finalmente me vaya a adentrar al oscuro castillo que se levanta ante nuestras narices. Sin poder pensar más allá sobre acontecimientos pasados o futuros, en mi mente tan sólo resuena: Matar doctor. Sigo caminando como un mero zombie bastante bien coordinado para lo que puede llegar a ser mi figura cuando los tornillos, en otras ocasiones, no se encuentran tan apretados como ahora.

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20/01/2010, 00:14
Bonobo

Maldito castillo que parece aumentar su tamaño y su monumentalidad a medida que tus pasos te adentran en el laberinto de callejones empantanados. Doblas una esquina y encuentras el cadáver de un esbirro del doctor que no habías visto durante la batalla del tercer nivel, hundido en el lodo y con una gran hendidura sangrante en el pecho… la muerte no te ha esperado para sentarse a cenar.

Aceleras el paso, con tus horrendas piernas de bestia acabadas en pezuñas chapoteando entre la mugre… la mera visión de tu cuerpo resultaría enfermiza para cualquier persona ajena a la locura de La Factoría. Y a buen recaudo eres conocedor de ello, ese pensamiento oscuro, semilla de la venganza y la ira contra el doctor que ahora guía tus pasos.

Una voz llega hasta ti desde delante, al principio tus orejas se ponen alerta, pensando que pueda tratarse de un peligro más, pero después, cuando logras afinar el oído, te percatas de que esa voz te resulta extrañamente familiar…. La has escuchado antes, aquí, en La Factoría, aunque no sabes donde ni cuando… de pronto tus ojos se abren de par en par y amargos recuerdos vuelan hacia ti… ¡la voz que escuchaste en las mazmorras momentos antes de que el muro volase en pedazos!... ¡la voz del libertador!.

Ahora, más nerviosa y cargada de furia, ruge sobre alguien, gritando y azuzando sin tregua:

-¡¡¡Vamos estúpidos!!!, ¡¡¡ha llegado el momento de acabar con Frankenstein!!!... ¡¡¡será sublime!!!.

Echas a correr, doblando esquinas y atravesando intersecciones hasta que el callejón que seguías desemboca en una plaza, tras la cual se encuentra el inmenso castillo, guardado por un torreón que refulgía continuamente con un ritmo azul de impulsos eléctricos, y cuyas puertas de hierro se encuentran abiertas de par en par.

A la derecha de la plaza, la muralla que delimita todo el mundo que hasta ahora has conocido es más baja, ya que en su mayor extensión permanece semi-derruída, y tras ella tan sólo puede verse el cielo, como si estuviese construída sobre un precipicio.

A la izquierda de la plaza, la vieja muralla posee un enorme portón cerrado, pero lo que atrae tu atención desde el primer momento son tres figuras que caminan por la plaza hacia el castillo…

Se trata de un gran simio con el cráneo ampliado por una esfera de cristal, en la cual flotan cuatro cerebros suspendidos en un líquido especial, que porta amenazante una pala y grita a dos esbirros del doctor, alentándoles a acabar con el mismo.

Uno de los siervos es de gran altura, debido a llevar dos pares de piernas cosidas la una sobre la otra, mientras que el otro, más enclenque, lleva una especie de telescopio incrustado en el cráneo.

Ambos sujetos se mueven lenta pero inexorablemente hacia el castillo, dirigidos por el libertador, tus impulsos más salvajes afloran en tu mente al percatarte de que están de espaldas a ti…

¿A dónde váis caperucitas?...

Notas de juego

Continúa enviando mensajes sólo para el director.

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20/01/2010, 00:15
Bonobo

Mmm, la carne está churruscada y crujiente, lo que la convierte en el mejor plato que has probado desde que te alcanza la memoria. Primero roes desconfiada un trocito de lo que parece ser un brazo, lanzando miradas furtivas a ambos lados del callejón por si acaso algún otro carroñero decidiese autoinvitarse a última hora a la mesa. Pero después, un morboso apetito se adueña de tu amorfo ser, y te abalanzas sobre el montón de herrumbre y despojos, arrancando con tus infectas uñas y amarillentos incisivos el débil pellejo que mantenía unidos cabeza y cuerpo del manjar.

La cabeza tiene una especie de plancha de metal atornillada en torno al cráneo, pero un pelo en la sopa no es motivo para tirar el plato a la basura, y menos cuando uno lo está degustando precisamente en mitad de la misma.

Una pausa en el delicioso menú de restos y carroña, ruidos cercanos te advierten del posible peligro y con la panza llena y confiada, te acercas hacia la salida del callejón para husmear mejor…

Éste desemboca en una plaza, tras la cual se encuentra el inmenso castillo, guardado por un torreón que refulgía continuamente con un ritmo azul de impulsos eléctricos, y cuyas puertas de hierro se encuentran abiertas de par en par.

A la derecha de la plaza, la muralla que delimita todo el mundo que hasta ahora has conocido es más baja, ya que en su mayor extensión permanece semi-derruída, y tras ella tan sólo puede verse el cielo, como si estuviese construída sobre un precipicio.

A la izquierda de la plaza, la vieja muralla posee un enorme portón cerrado, pero lo que atrae tu atención desde el primer momento son tres figuras que caminan por la plaza hacia el castillo…

Se trata de un gran simio con el cráneo ampliado por una esfera de cristal, en la cual flotan cuatro cerebros suspendidos en un líquido especial, que porta amenazante una pala y grita a dos esbirros del doctor, alentándoles a acabar con el mismo.

-¡¡¡Vamos estúpidos!!!, ¡¡¡ha llegado el momento de acabar con Frankenstein!!!... ¡¡¡será sublime!!!.

Su voz, tan familiar e imperativa, te confirma que se trata del libertador…

Uno de los siervos es de gran altura, debido a llevar dos pares de piernas cosidas la una sobre la otra, mientras que el otro, más enclenque, lleva una especie de telescopio incrustado en el cráneo.

Ambos sujetos se mueven lenta pero inexorablemente hacia el castillo, dirigidos por el libertador, pero hay más, a tu izquierda, a una distancia considerable, acaba de salir de otro callejón una criatura con la que compartiste condena en las Mazmorras… se trata del Lobomizado, que sin reparar en ti, permanece con la mirada fija en las tres figuras que caminan hacia el castillo.

Notas de juego

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20/01/2010, 00:16
Bonobo

Camináis desganados, prácticamente arrastrando vuestros encayecidos pies sobre las desgastadas y ásperas losas de piedra del patio, empujados hacia delante únicamente por la siempre amenazante presencia del gran simio, que ruge imperativas órdenes mientras aprieta sus peludas manazas en torno a la ensangrentada pala que puso fin a la triste existencia del sujeto 1.145-X.

Al ver que el sujeto 2.141-X se retrasa babeando como un imbécil, el mono grita de nuevo con salvaje rostro:

-¡¡¡Vamos estúpidos!!!, ¡¡¡ha llegado el momento de acabar con Frankenstein!!!... ¡¡¡será sublime!!!.

A la derecha, un montón de cuerpos sobresalen de un contáiner superpoblado al que fueron a parar por obra de los sujetos encargados de limpiar el nivel 1… un puñado de miembros en avanzado estado de putrefacción permanece arrinconado en una esquina sobre la cual se amontona una nidada burbujeante de ratas hambrientas que luchan entre si por tener derecho a clavar sus afilados incisivos sobre la inmunda piel…

La entrada al castillo es enorme, una abertura como jamás imaginábais, un puente de hierro sólido os conduce a él, abajo el vacío, ante vosotros una puerta con unas extrañas ristras de cadenas a cada lado. Las pisais... están frías, tan frías que causan dolor. Alzais vuestros ojos, observando atónitos el torreón del castillo, éste refulge continuamente con un ritmo azul. Hilos de electricidad lo recorren y desaparecen, allí arriba, debe estar el Doctor.

Al otro lado del puente, el umbral que permite el acceso a la fortaleza… el umbral que delimita vuestra entrada a la casa de la locura de Frankenstein.

Notas de juego

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20/01/2010, 00:43
Lobomizado
Sólo para el director

Gritos. Una voz imperiosa llega hasta mí, aleccionando a alguien a alzarse contra el Doctor. La escucho y encuentro en ella algo que me trae recuerdos de dolor y oscuridad, de cautiverio. Es el libertador.

Me lanzao a una carrera desesperada hacia donde creo que viene la voz y, tras una frenética marcha llego a una plaza, el final del laberinto. Y están allí. Evidentemente, se trata de engendros de Frankenstein ...uno de ellos debe ser el libertador ¿o tal vez no?

En mi pecho, desvocado, el deseo de lanzarme hacia ellos. Creo que nosmueve una misma causa, pero no puedo estar seguro. Claro que tampoco puedo lanzarme contra tres sujetos sólo y desarmado... esperaré. Me acerco a ellos despacio, con ritmo pausado. Su aspecto es desagradable pero el mío es, con toda seguridad, aterrador. Incluso para otros engendros.

- Auuuuuuuuuuuuuuuuu! - exclamo desde una distancia prudencial - Respondo. Me liberaste para luchar. Vengo.

Observo con nerviosismo. No me fío. Si tratan de atacarme, lucharé. No tengo oportunidades contra un trío de enemigos, pero si deciden luchar, les daré el gusto.

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20/01/2010, 04:37
Mujer-rata
Sólo para el director

¡Vaya cena, vaya manjar tan delicioso! Degustó la carne aún tibia de aquel engendro, cuya vida se había extinguido. Dio rienda suelta a sus más íntimos apetitos, y pronto su estómago estuvo satisfecho, lleno de carne. Cualquier cosa era válida, no había presa mala o despreciable, todos, absolutamente todos podrían ser degustados. Pero más rápida que uno de los seres a los que se parecía, solo quedaron jirones de piel y hueso deforme tras unos minutos antes de que alertada y asustada, observara la situación que se presentaba.

Por primera vez, en bastante, su cerebro parecía libre de las cargas de las necesidades, satisfecha y con su rostro grotezcamente manchado de sangre seca y sus dientes sucios, empieza a observar y esos restos de racionalidad, obran con una mínima lógica para entender los personajes de aquella obra. El sujeto de aspecto simiezco (y esto no tenía que saberlo la mujer-rata) emitía aquellos gruñidos que pertenecían a los mismos que generaron la explosión y la libertad, más su comportamiento amenazante y las otras dos figuras no hicieron que se sintiera cómoda, llámese instinto, o quizás tan solo el capricho de un cuerpo hastiado y satisfecho de alimento.

Luego, aquel lobuno compañero, cuyos gruñidos y aspecto parecían despertar algo en su memoria. ¿Alguna familiaridad con otro de los compañeros de prisión? ¿Estaba vivo aquel monstruo? que motivaba a una rata a quedarse observándole con tal intensidad, que parecía haber un destello de lucidez...

Corrió con sus piernas, hasta quedar frente al lobo, o lo que parecía serlo, guardando una distancia prudente para que no le alcanzara, y con gesto amenazador chilló

 

¡¡SQUEAAAAAAAAAAK!!

Emitió con seguridad, moviéndose a pequeños saltos frente al sujeto, su rostro expresaba molestia de alguna forma, al tiempo que con cada paso del experimento fallido, ella se movía manteniendo la distancia. Las intenciones de la rata eran enigmáticas...

Notas de juego

Trato de mantenerme a distancia, para evitar cualquier "accidente"!

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20/01/2010, 12:34
Sujeto 2.141-X

Comprendiendo ahora las ordenes que el simio me grita, sigo de cerca al sujeto 1.144-X. Al pasar por la pila de cadáveres, reconozco a mis compañeros de trabajo. Señalo hacia alli y miro preocupado a 1.144-X. No entiendo nada, solamente resuena en mi cabeza las ordenes que el simio grita una y otra vez.

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20/01/2010, 16:20
Sujeto 1.144-X

Mientras me dirijo apremiado por el simio hacia el puente que da entrada al castillo, la cual parece ser la entrada principal, observo las altas torres con chispeantes luces azules en sus ápices. Un escalofrío involuntario recorre mi cuerpo al hallarme más cerca de mi misión. Alzo levemente mi brazo derecho señalando al torreón principal como entendiendo que allí se encontrará de seguro mi objetivo: el doctor Frankenstein.

Reajusto el telecopio y también percibo un montón de cuerpos inertes apilados casi irreconocibles en un lateral, fabuloso festín para las ratas.

Evitando la mirada del simio sigo caminando sin pausas aunque lentamente, según lo que me va permitiendo el cuerpo. Escucho al simio volver a bociferar y me percato que, al menos, el sujeto 2.141-X, que conocí en el segundo nivel,  me sigue en dirección al enorme castillo.

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21/01/2010, 00:13
Bonobo

El castillo parece recibiros con las fauces abiertas, inquietante, como si estuviese deseando que os adentráseis en él.

Una bocanada de aire helado como los dedos de la muerte asalta la muralla semi-derruída de la derecha y llega hasta vosotros, pero no es lo único que os acecha…

Un aullido de corte bestial resuena en vuestros oídos, y cuando os dáis la vuelta contempláis estupefactos a una horrenda criatura que permanece en pie cerca de la desembocadura de un callejón en la plaza.

Su figura humanoide se ve enturbiada por la presencia de unas antinaturales zarpas grapadas a las manos, así como unas pezuñas de animal en lugar de pies, y una cabeza más propia de un lobo rabioso que de un humano. Su pelaje está recubierto por ingentes cantidades de sangre seca, que lo cubre todo desde su hocico hasta sus grotescas manos.

Sus ojos inyectados en sangre os observan con desconfianza y a la vez un toque amenazante también presente en todo su ser.

Su boca llena de afilados dientes se abre para dejar escapar una serie de palabras dirigidas al gran simio:

“Respondo. Me liberaste para luchar. Vengo.”

Más de pronto, otra espeluznante criatura de pesadilla surje de otro callejón aledaño, como atraída por el aullido de la primera… ésta no posee una envergadura tan aterradora como la anterior, sino que más bien su presencia es repugnante… una especie de engendro mitad rata, mitad mujer, avanza a saltos por la plaza, con la espalda encorvada y los ojos fijos en el ser lupino.

Un amenazador grito, menos intimidatorio que el del otro ser, pero aún así escalofriante:

“¡¡SQUEAAAAAAAAAAK!!”

Da paso a inquietos movimientos en torno al lobo, como si estuviese rondándolo desde una distancia prudencial, atenta a sus movimientos…

El gran simio, lejos de mostrar el asombro que se ve reflejado en vuestros rostros al observar tales aberraciones de la naturaleza, se dirige a ellas como si estuviese acostumbrado a su presencia:

-¡¡¡Sublime!!!, veo que algunos de vosotros habéis sido lo suficientemente audaces como para llegar hasta aquí… fui yo quien os liberó, y soy yo quien os conduciré hasta el causante de vuestras desgracias… ¡¡¡el ingrato Doctor Frankenstein!!!.... ¡¡¡SEGUIDME, EJÉRCITO DE LA INMUNDICIA!!!.

Notas de juego

Mensajes para el director

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21/01/2010, 00:14
Director

Aullas y todos se giran para mirarte con asombro, excepto el gran simio, que parece no sorprenderse en exceso ante tu presencia

Hablas, y los dos sujetos continúan aterrados ante tu presencia, más de pronto surge de un callejón cercano una criatura muy familiar que avanza hacia ti a grandes saltos… es aquél ser mitad rata mitad mujer con el que compartiste condena en las mazmorras, pero ahora se acerca hacia ti amenazante, y cuando está a una distancia prudencial, emite un agudo chillido:

“¡¡SQUEAAAAAAAAAAK!!”

Sin dejar de mirarte desconfiada, ronda en torno a ti, manteniendo las distancias como un animal acorralado cuyo territorio acaba de ser invadido… su hocico permanece manchado por sangre seca, al igual que sus amarillentos incisivos y sus infectas uñas… parece que ha cenado…

El mono, apoyando la pala en el suelo, os habla:

-¡¡¡Sublime!!!, veo que algunos de vosotros habéis sido lo suficientemente audaces como para llegar hasta aquí… fui yo quien os liberó, y soy yo quien os conduciré hasta el causante de vuestras desgracias… ¡¡¡el ingrato Doctor Frankenstein!!!.... ¡¡¡SEGUIDME, EJÉRCITO DE LA INMUNDICIA!!!.

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21/01/2010, 00:14
Director

Interceptas al Lobomizado justo cuando termina de hablar al grupo que se acercaba al castillo:

“Respondo. Me liberaste para luchar. Vengo.”

Tu agudo y amenazador chillido capta la atención de los esbirros del doctor, en cuyos rostros se muestra la inseguridad, también la del gran simio, que no muestra asombro alguno, y a la vez la del que fuera compañero de tu condena en las mazmorras.

Su cuerpo, recubierto de negro pelaje, se encuentra ahora bañado en una cantidad ingente de sangre… al parecer no has sido la única que ha disfrutado de un festín…

El mono, apoyando su pala en el suelo, os habla:

-¡¡¡Sublime!!!, veo que algunos de vosotros habéis sido lo suficientemente audaces como para llegar hasta aquí… fui yo quien os liberó, y soy yo quien os conduciré hasta el causante de vuestras desgracias… ¡¡¡el ingrato Doctor Frankenstein!!!.... ¡¡¡SEGUIDME, EJÉRCITO DE LA INMUNDICIA!!!.

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21/01/2010, 00:20
Lobomizado

No me equivoco. Aterro incluso a aquellos cuyos cuerpos resultan tan aberrantes a la razón como el mío propio. El simiesco personaje no parece ni sorprendido ni especialmente interesado. Veo la tensión en los otros. Me temen.

Un agudo chillido a mi espalda me hace girarme en redondo. Veo a la mujer rata, un vago recuerdo de los días de cautiverio en las mazmorras, correr hacia mí amenazante aunque mantiene las distancias. Sonrío ...o es mi intención, los rasgos perrunos de mi cabeza no me permiten demasiados progresos, quizás resulte más amenazante ahora. Sonrío, en cualquier caso. Estamos juntos en esto, en la revuelta contra Frankenstein. Extiendo mis manos, con sus zarpas amenazantes, mostrando las palmas hacia ella. Sin violencia. Sin malas intenciones.

El simiesco ser habla de nuevo.

-¡¡¡Sublime!!!, veo que algunos de vosotros habéis sido lo suficientemente audaces como para llegar hasta aquí… fui yo quien os liberó, y soy yo quien os conduciré hasta el causante de vuestras desgracias… ¡¡¡el ingrato Doctor Frankenstein!!!.... ¡¡¡SEGUIDME, EJÉRCITO DE LA INMUNDICIA!!!.

La promesa de la venganza, ¡al fin! El momento final se acerca y, aunque anticipo más enfrentamientos, más dolor y más muerte ...quizás la mía, antyes incluso de cumplir mi objetivo, merece la pena. Doy un paso al frente. Hacia el libertador. Hacia el umbral ...Hacia la muerte.

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21/01/2010, 00:37
Sujeto 2.141-X

Ante la aparición del grotesco ser con cara de perro, me acerco aun más a 1.144-X, aunque mis larguisimas piernas tropiezan con alguna piedra y casi pierdo el equilibrio.

Ya recuperado, me pongo detras de 1.144-X, buscando refugio ante el hombre lobo. Aun con miedo, el sonido que se escucha detras de él termina por aterrarme y me llevo las manos a la cabeza. En mis oidos aún retuba el *Squeeaaak*. Miro al gran simio y rápidamente bajo la cabeza para ver la coronilla de mi protector, 1.144-X. Le seguira a cualquier lado, ya que el es el que ordena lo que devo hacer, asi como los timbres en el 2º nivel hacian antes.

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21/01/2010, 05:42
Mujer-rata

Pero las palabras son huecas y las actitudes vanas, la rata se queda parada, sin atreverse a avanzar, los enormes monstruos, más grandes que ella, ya se por su contextura masculina, o porque ella está inclinada y marchita en un cuerpo destrozado... o quizás porque desde el suelo, todo lo que sobresale erguido se ve más grande, por la razón que fuera, su mente los veía como adefesios, como potenciales peligros y al mismo tiempo un dejo de razón, quizás algún resentimiento brumoso y sed de venganza si estuviese reprimida en algún lugar.

O quizás solo se tratase de la familiaridad del inmundo ser a aquel monstruo cuyo aroma y actitudes, incluso su silueta y su forma amenazante, le resultaba conocida... o tal vez los instantes de lucidez se perdían tan rápido como venían, en un frenético e incesante oscilar de su humanidad.

Así que se queda allí, de pie, apenas sostenida por sus piernas, a distancia prudente, observa al primate general, a los dos esbirros y al peludo experimento, todos dispuestos a marchar a la guerra, y ella, solo quieta, observa, espera que ellos empiecen a moverse, o se acerquen hacia ella... en el primer caso, si continuasen su ruta en contra del Doctor, los seguirá de lejos, observando curiosa, lentamente, manteniéndose al margen... y si se acercaren a ella... huirá para esconderse...

Y si se detuviesen, ella les imitaría... la guerra no estaba dentro del léxico de la mujer-rata, tratar de encontrar lógica en su cabeza... sería una labor para la que, aparentemente, ni el mismo Frankestein, tuvo tiempo.

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21/01/2010, 12:22
Lobomizado

La actitud de los acompañantes del simio se muestran reticentes a mi cercanía. Mantengo mi paso lento y mis manos abiertas, con las palmas desnudas vueltas hacia ellos.

- Juntos en esto - gruño. - Contra el Doctor.

La mujer-rata se mantiene a distancia de mí. Desconfía. No puedo culparla por ello. De hecho, ninguno de nosotros es culpable de nuestra realidad. Tanta sangre sobre mi cuerpo... quizá sangre de inocentes, quizá la de alguien que no habría dudado en acabar conmigo. Sí. No somos responsables, pero se trata de matar o morir.

Me pregunto qué tiene pensado el libertador. Cuál es su plan.

Recuerdo entonces el estruedo y aquello que salió despedido.

- ¿Visteis algo caer? Hubo una explosión y ví algo... volar.

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21/01/2010, 17:00
Sujeto 1.144-X

Miro aterrado a la bestia peluda que se puede observar emergente de entre uno de los callejones y el olor a sangre, ya reseca, llega hasta mi obstruída nariz. Doy unos pasos más hacia el castillo como creyendo que me serviría de algo contra la bestia y observo cómo el sujeto que me ha seguido hasta ahora hace lo mismo, quizá incluso más temerosamente al haber aparecido también la extraña mujer-rata.

Al contemplar como ensimismado la plaza que da acceso al castillo es cuando escucho vagamente una voz opaca proveniente de uno de los seres, el mayor y más terrorífico, entonar algo hacia el simio o hacia nosotros. Al ver que se dirige hacia nosotros, mi apretado cerebro, al que casi no le llega riego, se debate entre el temor o el llegar a entender que realmente no es ofensivo hacia nosotros y que se encuentra en el mismo bando. Continúo dando unos pequeños pasos hacia el castillo y, al igual que el sujeto 2.141-X me sigo sintiendo muy atemorizado e incapaz de reaccionar, por el momento, y sigo ajustando el telescopio que se encuentra ante mis moribundos ojos para no perder de vista sobretodo al más amenazador de las dos abominaciones que se muestran ante mí.

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22/01/2010, 13:30
Director

Notas de juego

Pasáis a la escena "El castillo", en breve recibiréis un mensaje en ella.

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25/01/2010, 19:37
Director

¿Qué has hecho criatura?...arrastrando el cadáver sanguinolento del bebé que has asesinado, te escabulles dejando atrás la entrada al castillo y los caóticos enfrentamientos que se libran en él.

A fuera te espera lo mismo que antes, una plaza dominada por un gélido aire, flanqueada por un gran portón a un lado, con un mecanismo junto a él, y al otro lado un muro semi-derruído… de frente los ya bien conocidos callejones en los que estableciste tu madriguera y saciaste tu voraz apetito.

No hay ni rastro del simio traidor, que al igual que tú, rehuyó el combate.

Cargando editor
26/01/2010, 05:36
Mujer-rata

Huía del combate, de una guerra que no comprendió desde el principio, de una lucha que no le correspondía, que ni siquiera entendía con su limitado cerebro. Pero, un dejo de culpa, quizás algún remordimiento malsano y perturbador en una criatura como ella, burla de Dios, la hacía persistir en tener el cadáver de la criatura que ella misma asesinó... sin tener la intención, aunque las circunstancias no cambiaran nada, y aunque la rata misma no tuviera un nivel de inteligencia para procesar esto, parecía que aún se reservaba pequeños destellos de humanidad que no le servían para nada.

Cuando hubo arrastrado a un par de metros a la masa sin vida, que era aquel remedo de bebé, se acercó y empezó a lamerle la carita. Un observador desprevenido habría juzgado como maternal aquel acto de bondad desinteresada... pero tan solo quitaba la sangre y la suciedad, para buscar algo. Con su cabeza sumida en las brumas, con el cuerpo inerte, enterró sus garras en las cuencas cerradas, rasgando párpados y piel, para sacar finalmente los ojos, como si se tratara de la tierra, escarbó con sus extremidades en la cabeza, y no estuvo satisfecha hasta que las dos cuencas fueron arrancadas de sus sitios, con un tirón nervioso, ensangrentadas, las dos pupilas en la esfera blancuzca oteaban a la nada con acusador gesto, con enloquecedora expresión. La rata dejó aquellos babosos corpúsculos que le habían dado la visión al infante engendro.

Su tarea estaba cumplida, aunque de forma póstuma.

Arrastró al pequeño bebé de regreso a su madriguera, allí le guardaría... continuó su silenciosa labor, sin un chillido, sin una expresión, solo se oía el sonido de aquel cadáver arrastrado por el camino, un sonido rasposo que a veces se perdía en el viento, dejando un rastro sanguinolento que lentamente se acababa.

Cargando editor
27/01/2010, 00:18
Director

A tus espaldas aún puedes escuchar los terribles gritos de dolor de los sujetos masacrados a las puertas del castillo, más hay un sonido más profundo, más familiar que resuena con mayor sentido en tus verrugosas orejas… el sonido de un cuerpo muerto al arrastrarse sobre los ásperos y fríos adoquines de la plaza… el cuerpo de un ser que ha dejado de ser tal cosa para convertirse en carroña, posible alimento que será devorado por ti o por otras criaturas, de ello no cabe duda.

Te adentras sigilosa y sibilina en los fangosos y angostos callejones. Un entrincado laberinto en el que te mueves con mayor seguridad que en campo abierto… y tras ti el cuerpecillo inerte… un vistazo para asegurarte de que continúa enganchado a tus huesudas manos, y lo ves, dejando tras de si un rastro de brillante sangre, pero ni siquiera te mira, pues ya sabes lo que hiciste en sus ojos.

Deambulas con parsimonia por las siniestras y desérticas callejuelas, ajena al terror que va quedando atrás. Al fin encuentras tu repulsiva madriguera, y te introduces lentamente en ella… ya no hay prisa, ya no hay incomodidad con lo que te rodea… porque ya eres uno con ello… formas parte de La Factoría, y estás condenada a permanecer por la eternidad como un trazo más de este horrible cuadro… aquí, en un frío callejón, bajo la imponente mirada de la luna oculta en el interior de un sucio contenedor de basuras lleno de deshechos, ha llegado… la era de la rata…

Notas de juego

Llegados a este punto puedes decidir continuar interpretando al PJ volviendo al castillo o pasar a ser un superviviente de esta partida y convertirte en un PNJ más que quedará ligado al destino de La Factoría (en este último caso podrás poner tu último y definitivo post en la partida).