Partida Rol por web

El murciélago de fuego vuela esta vez buscando herir a Uriel, pero la guardia de este es muy superior a la intentona del animal. Por otro lado el duergar utiliza la distracción del murciélago para moverse al lado de Adrash y golpear con mas precisión pero con muy poco fuerza (-4pg).

La situación era verdaderamente mala: Adrash, Dorn y Uriel estaban rodeados y, porque no decirlo, casi vapuleados por los enemigos. Por más que quisiera ayudarlos, no podía: mis fuerzas estaban por esfumarse, así que me concentré en recuperarme. Cuando mis energías mágicas hicieron efecto y me sentí mejor, desenvainé mi espada, dispuesta a usarla sí era necesario.

El dracónido estaba completamente rodeado y tan herido que se le empezaba a nublar la vista, no por ello mermaba su tenacidad e intentando sacar provecho de su deplorable situación.

Adrash arremete contra el Duergar con las energías que le quedan y tras lo cual se desplaza a un lado alejándose un poco de los golpes.

Adrash trama una estrategia y retrocede a donde podía seguir atacando pero sin sufrir daños. Sin embargo su intento de atravesar a su enemigo con la alabarda resulta imposible.

Dorn, rodeado por las cadenas del enemigo, consigue soltar el brazo para atacar a su enemigo limitando el daño para ganar precisión sorprendiendose de la fuerza que consigue contra el monstruo..

Maldito cobarde, dejame libre y sabrás de lo que es capaz un enano de verdad!

Tras mucho esfuerzo consigue finalmente librarse de las cadenas.

El golpe desesperado pero preciso de Dorn cercena la vida del duergar, el cual suelta un último grito desgarrador de puro dolor antes de conocer la muerte.

El diablo restante, sabiendo que poco le servia seguir luchando y convencido que sus enemigos venían a rescatar a las víctimas, arriesga su bienestar para correr hacia los humanos malheridos, un comportamiento cuanto menos inesperado. Esta vez las víctimas de los latigazos son los humanos, quienes se agachan a tiempo antes de recibir un golpe que podía ser mortal en su estado actuar.

-¡No importa si no llegáis al ritual! ¡Moriréis todos aquí!

La hechicera acumulo el poder del caos en el extremo de su vara, apuntando contra el murciélago que tantas heridas le había hecho durante el enfrentamiento, e incluso le había chamuscado la ropa. 

Alimentada por esta furia, la energía arcana se arremolinaba por la vara condensándose en el extremo y en cuanto el objetivo estuvo a la vista salio despedida y golpeo al murciélago derribándolo en el suelo unos metros atrás.

Otro proyectil se formo en busca del diablo, pero tan rápido como se formo se deshizo, era como una advertencia, tu seras el siguiente.

Uriel habia visto las agrias intenciones que tenia el Diablo para los prisioneros, a pesar y sobre todo gracias a la accion de Nhyria, el peligro mas cercano, en este caso el Murdielago de Llamas, habia sido alejado. Permitiendome asi un movimiento y cargar el arma que portaba con las enerigas que tan bien le habian ido al inicio del combate. A pesar de ello sabia que era decisivo lo que le tenia que hacer al Diablo, asi que imprimiendo grandes dosis de magia y entrenamiento sobre su arma arrojo esta zigzageando en el aire hasta alcanzar al Diablo y retornar a mis manos.

Uriel sabia que esto no podria volver a hacerlo hasta dentro de mucho por lo que esperaba que el ser supiera que si intentaba de nuevo un ataque sobre los prisioneros, volveria a sufrir por ello.

El murciélago de fuego se agita nervioso, intentando evitando sin éxito caer al suelo, mientras que Uriel se pone a su lado y lanza su espada contra el diablo, aun a costa de sufrir quemaduras. La espada vuela y corta la espalda del diablo, quien después del ataque seguía vivo pero dolido en su amor propio.

El murciélago alza el vuelo otra vez, y revolotea por la sala, intentando atacar en su recorrido a Uriel, a quien seguía sin afectarle las llamas del ígneo animal.

Nhyria se había encargado, con uno de sus hechizos, de dañar y alejar al Murciélago de Fuego que seguía vivo. El camino estaba completamente despejado para poder atacar al animal volador, pero me pareció que la mejor táctica para rescatar a las personas capturadas, era atacar al Diablo de las Cadenas por la espalda: ya dañado por la espada relampagüeante de Uriel, tal vez estaría muy ocupado para fijarse en mí. Preparé uno de mis Proyectiles Mágicos y se lo lance a mi objetivo. Pero me parece que las heridas, producto de un ataque del Murciélago de Fuego, seguía efectandome.

Parecía que ver como el Duergar caía había hecho que el Draconido recobrara espíritu de lucha, sin embargo no podía ignorar al Diablo de las cadenas que intentaba obrar de la forma que más odiaba Adrash.

A pesar de la irritación que le producía ver al Diablo de las cadenas protegiéndose con personas inocentes, el Draconido confiaba en sus compañeros que lo tenían más fácil para detenerle y con un ojo puesto el Diablo y otro en el murciélago, arremete con su alabarda contra el murciélago.

Tanto Albafica contra el diablo como Adrash con el murciélago fallan en sus ataques. Toda la responsabilidad recaía ahora en Dorn.

Dorn, ve como sus compañeros fallan sus ataques y ante la presión, decide avanzar hasta el murcielago y golpearle de lleno con su martillo.

Pero la precisión del golpe no es demasiada y no consigue un gran golpe, pero eso si, consigue distraer al murcielago para que centre la atención en él.

El diablo de las cadenas golpea esta vez a dos de los humanos, matándolos en el acto. Tras el vil asesinarlos el maligno ser echa a correr, arrastrando las cadenas y emitiendo un escándalo metálico.