Partida Rol por web

Ya una de las victimas ya no respiraba más: ahora su alma se hallaba en el interior de alguna de mas armaduras mágicas. Rodeada completamente por las cadenas del demonio, solo se me ocurría una salida a ésta situación. Usando una habilidad común en mi raza pude liberarme de las opresivas cadenas y colocarme a espaldas del enano: con el Paso Feérico entré y salí entre dimensiones en un abrir y cerrar de ojos. Desencadena y lista para luchar, levanté mi espada larga por sobre mi cabeza e intenté propinarle un mandoble al maldito enano brujo. Espero que te guste el acero...

El acero de la eladrín cortó el aire con fuerza donde hacia unas décimas de segundo estaba la cabeza del enano, pero desde su posición lo contemplaba todo, por lo que cuando la maga desapareció y el sonido del acero eladrín bibróa al ser desenvainado a sus espaldas, fue consciente de un ataque por la espalda. El teúrgo se giró furibundo hacia la mujer tras agazaparse, quien hacia poco se sentía seguro y protegido.

Mientras tanto Uriel y Dorn libraban otra lucha cuerpo a cuerpo. Sus contrincantes no cedían terreno, y uno de ellos pronto ocupó el sitio del compañero caído. Ambos sufren daños, aunque el golpe dejaba mucho que desear en comparación al anterior. Al parecer aquel poder infernar se cobraba la salud de quien la esgrimía.

Mientras un millar de cosas ocurrían casi a la vez, el diablo de las cadenas observa asombrado el lugar que antes ocupaba la eladrín, a merced de sus cadenas. Cuando al fin la localiza corre velos, dando bordeando el altar y lanzando sus cadenas, golpeando en el costado una y la otra en el brazo que sostenía el arma.

-Y yo espero que te guste ser la ramera de Asmodeo. -Responde el duergar, recuperando la compostura y sacudiéndose la túnica.

El Dracónido no podía creer en la situación que se encontraban, sabía que debían volver a trabajar en equipo como lo habían hecho anteriormente, pero las circunstancias en las que se encontraban se torcían más a cada momento que transcurría.

La heroicidad de Albafica se había tornado una locura de la que mirando con temor y preocupación, Adrash era in capaz de ofrecerle su ayuda en el lugar que se encontraba.

Centrándose en ayudar a sanar las heridas de sus compañeros, el Dracónido preocupado por la Hechicera observa como se reponía como bien podía, trasladando sus preocupaciones a su tocado compañero Uriel.

-¡Cada herida te da una hermosa experiencia en batalla y te hace mas fuerte, pero para que eso suceda tienes que reponerte!- Gritaba el Dracónido a su compañero Uriel, pese a tenerlo a su costado, ofreces palabras inspiradoras de coraje y determinación que le ayudan a curarse.

Sin mermar en su compostura tras obviar una desventajosa circunstancia, el Dracónido intenta crear una nueva estrategia con su compañero Dorn, quien tras un intercambio de miradas parece entenderle, moviéndose levemente al costado del Duergar. Seguido de un súbito ataque con su alabarda.

Cuando parecía que el Draconido no podía hacer más, y en un ultimo impulso tras atacar al Duergar, arremete fortuitamente contra la armadura que tenía a su costado.

Gracias a Adrash el enano consigue atravesar las líneas enemigas, pero la armadura recién creado solo necesita hacer una marcha militar para acudir rápidamente a su lado, faltando poco para franquearlo junto con uno de los duergars.

La otra armadura, astuta como un veterano de guerra, se colocar en tal punto que ponía en desventaja al dracónido y a Uriel. El grupo luchaba ahora contra un grupo experimentado, entrenado y seguramente nacido en el propio Averno de Asmodeo y la buena voluntad del señor de la guerra le cuesta una puñalada trapera (-4pg).

Uriel había sentido el azote de un nuevo castigo, la situación se les había escapado absolutamente de control ya que los enemigos además de ser más estaban castigándoles donde mas les podía doler. Sus compañeros con posibilidad de atacar a distancia estaban siendo acorraladas y los combatientes estábamos siendo mantenidos bajo control por las fuerzas de los Duergas y las armaduras. Tratando de golpear duramente a sus enemigos, Uriel siente las energías que le recorren el cuerpo por parte de Adrash al ayudarle y darle apoyo. Uriel canaliza todas las energías que le quedan y trata de sobreponerse a sus oponentes con diferentes tácticas, para distraerles y forzarles a que su atención recaigan sobre el.

Los actos de Uriel aseguran al grupo tener las espaldas protegidas al destrozar la armadura que Dorn había estado transportando todo este tiempo. La primera oleada de golpes solo hiere a esta, pero su segundo intento daña al duergar que estaba siendo franqueado.

El duergar teúrgo se desliza a un lado, contemplando con una sonrisa triunfal el deplorable estado de la eladrín. El clérigo de Asmodeo canaliza otra vez el poder, esta vez una magia imperceptible pero existente y poderosa. El duergar, con la calma de quien está convencido de su triunfo, extiende el brazo derecho en dirección a la mujer, mostrando la palma enguantada.

Sin que este haga aparentemente nada, la maga empieza a sentir mareos y no a causa del dolor o la pérdida de sangre. El arcanista infernal había debilitado su cuerpo y ahora se disponía a destrozar lo que quedaba de la frágil mente.
Demasiado tarde como para cerrar su mente al ariete psíquico que atizaba su mente, la eladrín empieza a sangrar por nariz, boca, ojos y oídos. Entre sacudidas a causa del dolor cae desparramada en el suelo inconsciente, tal vez muerta.

-Asmodeo, acepta este sacrificio de sangre como muestra de fe. -Fue cuanto dijo el duergar cuando bajó el brazo. Su camarada no había sufrido ningún daño pues tenia el poder necesario para excluir a los aliados, pero el hecho de que una de las victimas no falleciera al lado de Albafica había sido un golpe de suerte.

Dorn sentía la cara caliente, seguramente debía mostrar un rostro enrojecido por la ira que sentía en aquel momento. Aquellos enanos habían profanado el altar con sangre inocente y destruido estatuas. Su delito no tenia perdón y pretendía hacérselo pagar con intereses.

Don golpea con dureza contra el costado de su rival acorralado, dejándolo sin resuello y creando una distracción para Uriel.

-¡Vamos muchacho! ¿A que esperas? Yo me encargo de este maldito bastardo. -Apremia el guerrero para que su compañero reaccionara.

El duergar había recibido pocos golpes, pero cada uno de ellos había sido doloroso, y la mirada se le empezaba a nublar. Ocasión que el enano supo aprovechar. Hendiendo su arma en un potente ataque circular, duergar y armadura mueren sin poder reaccionar a tiempo.

-¿Quien os dijo que os detuvierais? ¡Acabad con ese! -Grita, avanzando hasta tener a su alcance al ultimo de los duergars combatientes.

No existían palabras que describieran la grandeza de Dorn, pero tampoco era momento de intercambiar palabras vanas pues el ritual seguía en marcha a pesar de las buenas intenciones de Albafica. Una victima mas es consumida pos las llamas mágicas, reanimando a otra armadura lista para ocupar el puesto de su compañero constructo.

Nhyria observó con asombro el comportamiento de su arcana compañera, había sido un gesto de valor intentar darlo todo por salvar a esa gente, pero había sido estúpido, no conseguiría nada. Al verla sangrar y caer desplomada se temió lo peor.

Comprobó que la oscuridad ya empezaba a desvanecerse lentamente, pero aun tenia tiempo de hacer otro ataque desde la oscuridad que con  toda seguridad el duegar ahora entretenido con la pobre eladrin no esperaría. Así fue, un proyectil violáceo rompió las sombras para impactar contra el corrupto clérigo.

-Asmodeo no ha protegido a ninguno de tus esbirros que hemos encontrado hasta llegar aquí, y tampoco te protegerá a ti.

La oscuridad ya había desaparecido, y una de las armaduras comenzó a moverse, la drow rodeo el pozo para poner tierra de por medio entre el nuevo enemigo y ella, rápidamente echo un vistazo a la situación. Dorn había realizado un trabajo magnifico. Tenia claro lo que debían hacer.

-¡Adrash, avanza! Debemos acabar con el ritual para que no mueran mas inocentes.

El dracónido tenia el camino despejado hasta el altar, y tenia claro que entre Uriel y Dorn podían encargarse perfectamente del ultimo duegar, Adrash por su parte tenia un arma de alcance y le seria mas fácil atacar al duegar aun estando este en una posición elevada, matar al clérigo de Asmodeo era la forma mas eficiente de terminar con el ritual.

El ataque de Nhyria acierta en el duergar, hiriéndolo no solo en su orgullo mientras el último duergar responsable de hacer guardia se aleja por su propio bien de Dorn para enfrentarse a Uriel por considerarlo menos peligroso, pero para su desgracia descubre que estaba equivocado y que le esperaba la misma suerte de sus compañeros.

Nhyria, tras el ultimo golpe intercambiado se sentía capaz de vencer, pero no había sopesado la posibilidad de un ataque por parte del diablo de las cadenas, a quien el peso de los eslabones no le impedían reducir la distancia entre ambos en poco tiempo. El monstruo pronto acude a su lado, y la empuja con su propio cuerpo, esperan que retroceda terreno para que caiga al foso, tan oscuro que parecía no tener fondo. Los pies de la drow tantean el borde del foso, sintiendo el vacío y la oscuridad que parecía reclamarla...

Era cierto, la drow había pretendido dejar una distancia de seguridad entre sus enemigos y ella, pero jamas habría pensado que ese ser cargado de cadenas pudiese tener unos movimientos tan rápidos y fluidos. Antes de que pudiese reaccionar ya lo tenia encima y sintió como trataba de empujarla al vacío.

El frágil cuerpo de la mujer drow cedió a la fuerza de su rival y rodó por el suelo, quedándose justo en el borde del abismo. Miro con terror a sus compañeros, una suplica silenciosa de ayuda. A cuerpo a cuerpo, no había forma de que Nhyria fuese rival para aquel diablo, que la superaba por mucho.

En apenas un instante se había sobrepuesto tras ver en la lejanía como se desvanecía su compañera Albafica, nada había podido hacer, pero no por ello se sentía menos angustiado por lo ocurrido.

Debían continuar con la única estrategia viable para rescatar a las victimas inocentes, el Dracónido sabía que necesitaba la ayuda de su compañera Nhyria para tal labor, pero justo en el instante en el que se disponía a actuar Adrash, ve como la Drow sufre un repentino y peligroso ataque.
Sin dudarlo un momento el Dracónido se lanza en un fastuoso spring evitando el Duergar y el foso, corriendo en auxilio de su compañera carga sobre el Diablo toda su ira.

-¡Debemos rescatar a las victimas lo antes posible!- Gritaba jadeante, tras su largo recorrido y embestida con el Diablo. -¡Nhyria, confiamos en tus habilidades para que seas tu la que se haga cargo del Teúrgo! yo me encargare de este Diablo de momento.- Palabras que parecían haber hecho mayor efecto en su compañera inspirando coraje y determinación que le ayudan a sanarse.

Aunque parecía que haber corrido tanto le había pasado factura al atacar, el Draconido vuelve a atacar al Diablo ofreciéndole una distracción para que su compañera se alejara levemente.

Nhyria consigue agarrarse al borde del agujero, quedando tumbada pero no en el oscuro fondo. Adrash, sin reparar en su propio bienestar, carga contra el diablo de las cadenas, quien antes de recibir el golpe retrocede para dejar espacio entre ambos, por desgracia para este el dracónido luchaba con alabarda y un par de paso no eran suficiente para alejarse del alcance de su letal arma.

Nhyria aprovecha entonces para, tumbada, arrastrarse fuera del agujero, pero el diablo seguía a su lado, aún mas enfurecido.

Mientras tanto otra de las armaduras toma parte en la lucha contra el duergar guardián, atacando a Uriel, quien ahora estaba trabado en un combate cuerpo a cuerpo entre duergar y armadura.

Uriel veía como el final estaba próximo. No sabia si seria el suyo y de sus compañeros o el de sus enemigos pero no iba a dejarse ganar fácilmente, no sin antes intentar por todos los medios el poder recuperar a esos prisioneros de los duergars, al menos al mayor numero de ellos. Decidido a todo y viéndose rodeado por 2 oponentes canaliza su magia en un arco de energía eléctrica y la arroja a su alrededor para intentar acertar al mayor numero de enemigos.

El ataque de Uriel hiere nuevamente al duergar, mas no así a la armadura. Era evidente que tantos combates y prolongados se cobraban factura.

El duergar teurgo se mueve, saliendo de detrás del yunque para acercarse a Albafica y bajarla del altar de un empujón con el pié. La eladrín rueda asta caer encima de los cuerpos de los muertos, tan mortalmente pálida que bien podría hacerse pasar por uno. El enano levanta los brazos frente a él, haciendo que las anchas mangas no le entorpecieran y dejaran libres las manos para canalizar el arcano poder maligno.

Mientras tanto Dorn demuestra una vez mas su grandeza, blandiendo su arma en un arco ascendente y rápido que pilla desprevenido al duergar guardián (-13pg).

-¡Primero tenemos que acabar con estos antes de que se recuperen! -Brama el enano. -¡Recordad la causa por la que estamos luchando!

Mientras tanto, el ritual seguía funcionando, nada parecía detener la voluntad del brujo duergar.

La drow aun impotente ante el poderoso enemigo que tenia delante no pudo mas que tratar de levantarse y alejarse de el en la medida de lo posible.

Tengo que alejarme de este diablo, si no, no sere de la menor utilidad.