Partida Rol por web

- Buenas noches Laurielle, buenas noches Laia... espero que te sientas como en casa. Si necesitáis algo... Laurielle sabe donde encontrarme - saludando con la cabeza y una sonrisa

- Si, tu sospecha era cierta. Esa pequeña a pasado un infierno... Un culto demoniaco la atrapo detectando su habilidad para la magia... Conocco esa secta bien, son los mejores en lavados de cerebro. La niña piensa que honraba a una diosa... pero nadie le a dicho que es una diosa oscura, un reina de los demonios. La mujer medio calva es Shalia.- Morgul espeto su nombre con asco

-Es una sacerdotisa de esa secta. Tiene poder, mucho, por suerte no tuve que enfrentarme a ella. Cuando llege, lord Bragost se estaba encargando de purificar el lugar con fuego... No me vio, me lleve a Laia atraves de subterraneos y cuevas... Pero Shalia la buscara en cuanto se de cuenta de que no esta entre los muertos... Nunca a soltado una presa y Laia no sera la primera.

Mira Laurielle... digo cogiendo el arco y el carcaj.... ¡¡Es perfecto para tí¡¡ ...¿no crees?... es una lástima que siga aquí acumumulando polvo durante días...

No se la relación que teneis con Rast pero si es buena... el dijo que todo lo que hay en esta torre le pertenece y es dueño el... supongo que si lo cogieras no le importaría...

Voy a buscar en el baúl a ver si encuentro algo de mi talla... digo empezando a enfrentarme vestido a mi contorno..

Encuentras un baul con ropa de vuestra talla y varias muñecas de trapo. Parece el baul de una chica que guardo sus cosas de niña en él, incluso ves cintas para el pelo y ropita pequeña para jugar con las muñecas.

- Entiendo... ¿Shalia es otra conocida del pasado maestro? ¿Debemos saber el nombre de la secta o no tienen sólo uno? - pensando en todo lo dicho por Morgul

- Y parecía que ya había muchos enemigos... - estaba preocupado pero no podía evitar sonreír ante el comentario

- Es mejor que no lo conoccas, el culto a la diosa oscura es muy peligroso y Shalia es enemiga mia, no tuya. Te aseguro que no le permitire acercarse a vosotros ni haceros daño, a ninguno.- dijo con tanta conviccion que pensaste que seria cierto... Tal vez hablara asi por eso, para que creyeras que podia protegeros y asi poder hacerlo.

- Maestro pido disculpas si os he ofendido... no he dudado jamás de algo así, no sólo confío en que estamos seguros a cargo de Morgul Rast, sé que lo estamos; tampoco soy tan tonto para enfrentarme a Shalia... simplemente pensé que quizá si la secta tenía un símbolo o nombre debería conocerlo para de escucharlo o ver cualquier pista poder darme cuenta de lo que se trataba... supongo que es una tontería -

- Será mejor que me vaya ya, hasta mañana maestro - saliendo silencioso de la habitación

- Disculpame Tiberio... Son malos recuerdos.-dijo con pesar.- Tienes razon, contra mas sepas sobre el enemigo mejor. Dicen ser los "hijos de la Diosa" o "los seguidores de la madre" En realidad tienen muchos nombres... muchos nombres para el mismo perro...Lo que tienen en comun es que sus miembros se marcan a fuego un simbolo, en el brazo o en la espalda... Laia lo tenia pero Breska le ayudo a borrarselo de la vista humana, para protegerla.

- Es un culto peligroso, tiene muchos adeptos entre los salones y los tronos. Sus miembros suelen ser crueles y siempre justifican sus actos bajo la premisa de "la diosa lo quiere". Cuando avances un poco en la practica de mis enseñanzas seras capaz de sentir su aura oscura.

- No tengo nada que disculpar, pregunto demasiado ya me lo decía mi padre y a veces no me doy cuenta de que no siempre puedo saber todo... Gracias maestro - girando de nuevo en dirección a su cuarto

- ¡Guaao! Es... es... es maravilloso.- dijo tomando con cuidado el arco y el carcaj de manos de Laia. Se dio cuenta que era grande, mucho... ahora le costaría bastante manejarlo, pero cuando creciera tendría el tamaño adecuado para ella. Le quitó el polvo admirada de su belleza y apenas escuchó las palabras de la otra niña que ya comenzaba a tantear la ropa de los baúles.

- ¿Eh? Sí, supongo que sí...

Lo expuso a la luz una vez estuvo limpio, reflejaba los destellos anaranjados de las antorchas. Hizo un amago como si fuera a lanzar una flecha a través de la ventana y entonces, ante su atónita mirada, la blanca madera brilló y comenzó a encogerse hasta ajustarse al tamaño de Laurielle.

- ¡Aah!- asustada, lo dejó caer.- ¡Laia! ¡Laia! ¿Has visto eso?

Volvió a cogerlo dubitativa, el arco había abandonado toda actividad sobrenatural y volvía a ofrecer su aspecto de siempre, tan sólo que ahora era más pequeño.

Creo que este vestido rosa es perfecto... acto seguido empiezo a cambiarme allí mismo para comprobarlo....

El arco de Laurielle se calló al suelo... o al menos eso pensaba yo... pues ahora en el suelo había una replica al que yo había cogido pero algo más pequeño ... digamos que del tamaño exacto para Laurielle..

Laurielle... ¿Qué te pasa?.... ¿Has visto ese arco?... Es mejor que el que te dí es más de tu tamaño

- Oh, pero Laia... ¡es el mismo de antes! Se achicó él solo.

Pestañeó todavía pasmada, tal vez lo mejor sería no darle muchas vueltas... agitó la cabeza mientras se disponía a envolver el arco y el carcaj en un trozo de tela que encontró por el suelo.

- Vamos a ver esos vestidos.

Se volvió fijándose por primera vez en el que la rubia traía puesto.- ¡Oh! Ése es precioso, te queda muy bien.

Pues ... ya hemos elegido me parece todos... yo he elegido el vestido y el arco te ha elegido a tí... algunas leyendas había escuchado sobre armas, báculos y escudos que eligen a sus dueños... pensé que solo eran historias pero al parecer no lo son...

Volvamos arriba creó que ya es tarde...

Dije abriendo la puerta de la habitación esperando a Laurielle.

Se echó a reir, pensando en las elecciones del día. Recogió el arco y el carcaj envueltos en la tela y un vestido beige con encajes, sencillo pero a la vez elegante.

- Sí... de un modo u otro. De todas formas podremos volver aquí en cualquier otra ocasión, ¿no?- dijo sonriente mientras salía del cuarto con Laia de vuelta a su habitación.

Las dos entrasteis en la habitacion y metisteis la ropa en el armario.