Partida Rol por web

Si, existe uno y es normal que no lo conoccas... hace siglos era muy buscado pero cuando la magia se convirtio en un feo delito se protegio ocultandose del mundo. Solo lo encuentras si sabes donde esta o si se deja encontrar.- explico reanudando la marcha con paso firme.- Llegaremos en unas horas, os gustara, es un bello lugar donde podreis aprender muchas cosas.

- Es mucho mas que eso.... los humanos normales no tienen poder para cambiar la realidad pero creen firmemente en ella y eso le otorga a la realidad una... consistencia. Por ello es mas dificil hacer cosas delante de un ejercito de descreidos que ante un grupo de fervientes creyentes de la magia.- Te explico.- Se supone que hubo un dios que nos creo a todos por igual pero algunas mentes no se desarrollaron tanto como otras, unos sabemos y podemos variar la realidad, otros no... no obstante estan hechos de lo mismo... ¿o fueron los hombres quien creyendo en una entidad superior crearon a los dioses?.. no lo se.. yo tambien me hago preguntas constantemente... soy un maestro que continua siendo un humilde aprendiz.

- Será estupendo.- mantuvo el paso de Morgul Rast, girándose de cuando en cuando para mirar a Tiberio. Se maravilló del paisaje mientras andaban, el bosque se volvía más oscuro y tupido a medida que se internaban... acompañados por el arrullo del agua que discurría a su vera por la derecha. No podía esperar a llegar a destino.

Caminasteis varias horas mas hasta que oisteis el sonido del agua. Curiosamente no habia ningun rio cerca y Morgul se paro de golpe con una sonrisa.

- Bienvenido seas, Rast, a mis dominios. Ha pasado mucho tiempo, te conservas bien y siento que traes compañia.-dijo la voz de una mujer, una voz dura y seria, que hacia pensar en una mujer muy poderosa.

- Mi gratitud, Breska, guardiana del oraculo. Ellos son mi compañia, Tiberio, mi aprendiz y la señorita Laurielle.- os presento el mago.

- Por favor, entrar.- dijo ella y el mundo temblo como si ante vosotros callera un telon invisible.

Ante vuestros ojos un bosque hermoso y lleno de luz, con una hermosa catarata al fondo y un precioso lago de cristalinas aguas se desvelo.

El mago entro con paso tranquilo en aquel bosque nuevo que se abria ante vosotros.

- Vamos chicos, no os quedeis atras.- dijo con suavidad.

Morgul siguio a la mujer hasta un arbol enorme.

Junto al lago encontrais una casa de madera con una construccion rara donde entra la extraña mujer y el mago detras de ella.

Espero que pase delante Laurielle y paso cerrando la fila

Laurielle se quedó quieta, como en trance, observando el maravilloso paisaje aparecido como por arte de magia. Oyó la voz de Morgul Rast como un eco lejano, y hasta que no lo sintió avanzar no volvió a la tierra. "¡Qué pasada!". Se volvió hacia atrás para comprobar que Tiberio le seguía y sonrió al ver que así era. Siguió al mago y a la mujer hasta la extraña construcción, rezagándose a veces para regalarse la vista con el paisaje...

Morgul se sento en el suelo de la habitacion, revestido de cojines y alfombras, frente a el se sento la mujer.

- De modo que eres Tiberio, has de ser muy especial para que Rast te tome de aprendiz y tu pequeña, si te lleva con el has de ser una jovencita muy especial dado que Morgul es solitario por naturaleza y huye de la gente como los animales se apartan del fuego.

- Especial no lo sé, sé que soy afortunado por ser su aprendiz... gracias por su hospitalidad - sinceramente

La mujer se rio con ganas.- Con ese potencial, Tiberio, es Rast quien deberia de sentirse honrrado de que seas su aprendiz. No se si sabes que aun entre los magos, nuestro buen mago Morgul es un apestado... por sus ideas revolucionarias sobre el funcionamiento del poder y la magia.- Aseguro la mujer.-Incluso se atreve a dudar de los dioses.

Rast sonrio como si fuera la riña de una hermana mayor.- ¿Que puedo decir en mi defensa? Creo en lo que creo...

- Bueno por el momento su teoría de los dioses como posible creación a partir de la "creencia" me parece sólida... - pensando en voz alta

Como comprendiendo donde se encontraba añadió:
- Lo siento, tengo costumbre de pensar en voz alta... mis disculpas Breska -

Escuchó el intercambio de palabras... si era especial o no, no lo sabía; ni conocía al mago lo suficiente para hacerse una idea. Sin embargo asintió con un cabeceo, aceptando las palabras de la mujer. Sabía que el mago podía albergar nobles pensamientos y para ella eso era suficiente.

- Sí, gracias por su hospitalidad- convino con el muchacho.

- Y entonces si usted está con él, Breska, ¿es que está de acuerdo con las ideas de Morgul Rast y no con el resto de magos?- frunció el ceño- y a propósito... ¿qué es lo que dicen los otros magos?

- No estoy de acuerdo con el pero digamos que nos entendemos en otras cosas... nos conocemos desde que teniamos vuestra edad, mas o menos.- Os explico la mujer.- Cada mago piensa algo distinto, que el poder viene de los dioses, de la naturaleza, de las palabras que ocultan poder... nadie piensa como Rast, solo él.

- Entiendo.- sonrió. De repente cayó en la cuenta de algo interesante y la fuerza de la sorpresa se reflejó en su rostro- ¡Vaya! Si se conocen desde niños... ¡entonces también tienes ciento ocho años! O ciento nueve, o ciento siete, o... o algo así.

- Ciento seis para ser exactos.- dijo la mujer aunque se notaba que no le gustaba demasiado hablar de su edad.- Supongo que os gustaria echar un ojo al oraculo. ¿No es asi?

En silencio asiente con la cabeza

La niña asiente también, entusiasmada.