Partida Rol por web

El breve cortejo entre el trasgo y Daisy provocó una agitación en el estomago de hierro del enano, una imagen bastante desagradable turbó la mente del paladín que trato de borralar con pura disciplina -Es algo natura, es algo natural, es algo natural

Pero algo sacaron de aquella escena, el trasgo ofreció información necesaria para la misión, la ubicación de nuestro destino, y allí se dirigió el grupo.

El lugar era una cloaca, el hedor penetraba en las fosas nasales de todos como un recordatorio que decía Marchaos. Solo dos del grupo veían en la oscuridad, y dado que Daisy decidió ir la primera, lo mas recomendable es que Alfrik fuese el ultimo, cubriendo las espaldas de todos, y así lo hizo.

Daisy comienza  a descender por la escalera seguida de Powaqqatsi, Mug, Finn el cual ha encendido un potente cetro solar que ilumina tosa la escena, Ariete y Alfrik. La luz  ilumina lo suficiente como para poder ir viendo los detalles de escalones, paredes y techo.

Desde luego esta escalera es muy antigua. El paso del tiempo se ha cobrado su precio. La mayoría de las  piedras que forman los escalones están inclinadas o fracturadas. Además están construidos a la vieja usanza con poca amplitud para apoyar el pie y mucha altura.

Daisy escucha con más fuerza el ruido del agua. Viene de abajo. A tenor del olor y del ruido parece que se dirigen a algún tipo de alcantarillado. Es entonces cuando lo oye...

Un leve crujido. Un susurro de ropa contra la pared. El sonido de un filo cortando el aire. Daisy no sabría decir que es lo que ha oído. Pero si sabe lo que significa. Su nervios entrenados actúan y entra en estado de alerta.A su izquierda, de un hueco en la pared ,un estoque corta el aire con precisión mortal en dirección a la semiorca.

Todo sucede muy rápido pero los entrenados ojos de Daisy ya están recopilando información. El cuerpo formado por metal, la ausencia de respiración y los ojos insensibles no dejan lugar al error. Es un forjado...

Su instinto le había fallado: sí tendrían problemas antes de llegar a la sala de válvulas. No era su maldito día de suerte. Empezó con una puñalada de una caradelata pasada la media noche, y solo nueve horas después era nuevamente asaltada. Atrapada entre dos forjados, sin posibilidades de escapar. No... definitivamente no había tenido suerte. Pero no es algo de lo que se tenga que preocupar... todo acabará muy rápido, en dos golpes.

¡Chúpate esta, caradelata!-bramó, intrépida, Daisy Sue, golpeándole con el pincho de rata de su mano zurda.

El jugo de la carne resbaló por la piel metalizada, como una herida sangrante que no había hecho. Las pupilas de Demonfly se dilataron, consciente de su error. La muerte se cernía sobre ella. Como pudo, alzó la otra mano, la que sostenía la maza de armas, para descargar un nuevo golpe antes de que el forjado tuviese tiempo a reaccionar. Si tan solo no se hubiese equivocado de mano, aún mantendría la iniciativa del combate. Y Daisy Sue solo contaba con eso: con abrumar a su contrincante con una serie continua de golpes, con no dejarle tiempo para contraatacar, con no dejarle espacio para manejar su lanza... Ahora, estaba completamente vendida.

¡El señor de los filos!

El buitre de Powaqqatsi fue directo a atacar a los ojos del enemigo, mientras el druida trataba infructuosamente de desarmarlo.  Al ver que no podía, tomó del cinto la cimitarra y lo enfrentó. 

La sorpresa está del lado del forjado. Lanza su estoque con un golpe ascendente con la idea de pinchar a la semiorca en la axila, directo al corazón.

-¡Entregadme el diario del preboste y podréis vivir para ver otro día!¡Negaos y haré que vuestra muerte sea lenta y dolorosa!- os dice con una voz profunda. 

Sin embargo los aspavientos de Daisy malogran el golpe dejándola en situación de devolver el ataque.

Situando los pies firmemente sobre los escalones extrae su maza de armas y golpea al contrario que el forjado. De arriba a abajo para aprovechar su posición elevada. La maza desciende brutalmente impactando justo en la parte alta del cráneo del forjado. Daisy es consciente de haberlo matado de un solo golpe cuando ve al forjado caer tocando con el trasero con los talones. 

El forjado cae resbalando por las escaleras como si de un tronco se tratase. Hace un ruido metálico al golpear los escalones con su cuerpo inerte. Escucháis un "splash" , no muy lejos de vosotros, que indica que parece haber caído al agua.

El buitre de Powaqqatsi intenta se detiene en el espacio que ocupaba hace un instante el forjado. Sus garras no han encontrado a su objetivo...

Dos golpes. Demonfly nunca había estado tan cerca de la muerte. Se acunclilló en el escalón para observar más de cerca su malogrado aperitivo. Por haber tocado el suelo, o al piel oxidada, no iba a dejar de ser comestible. Pero a Daisy Sue se le había pasado el apetito. Fue un error por su parte. Se equivocó, se confío, cada minuto que pasaba acompañada de aquel grupo de novatos, se estaba volviendo más vulnerable. Recogió el trozo de carne ensartada.

Sssssh...-ordenó callar a los que la seguían.

Descendió hasta el rellano y lanzó el pincho hacia el agua. Sobrevoló el último tramo de escaleras a seis pies de altura. Daisy Sue tenía la esperanza de que esa treta bastase para que otro forjado del Señor de los Filos se delatase, si es que era tan estúpido como para creer que lo que volaba era el buitre de Powaqqatsi. Esperó a que el pincho hiciese un "splash" en el agua de la alcantarilla antes de avanzar en silencio hasta el último peldaño y asomar la cabeza para ver qué más sorpresas le esperaban en aquella cloaca.

Si hay agua estancada o corre fangosa allá abajo, creo que invocaré a un amigo animal que se mueve perfecto en esos terrenos.  Al menos nos detectará los peligros y nos guiará seguros en el corto ratito en que nos acompañe.  -dijo en voz baja para dejarle a Daisy Sue la posibilidad de sorprender.

Comenzó a invocar a un cocodrilo de las alcantarillas.  No te hará nada Daisy, reconoce a los amigos.  Aunque no lo viera, le hizo un guiño bajando y subiendo rápido la pequeña placa de metal que cubría sus ojos de cristal de dragonshard.  

Al llegar al final de la escalera Daisy ve como el forjado tiene  metido en el agua la parte superior del tronco. Las piernas continuan apoyadas en la escalera. Tras fijarse un poco mejor descubre que en el pecho del forjado hay un hueco circular...muy parecido al hueco que quedó en el pecho de la forjada del puente tras salir volando su mensajero definitivo.

Cuando llega al final daisy ve que  delante  cruza un canal de 10 pies de ancho en el que el agua corre de derecha a izquierda. Justo a su izquierda una reja cierra el canal por ese lado. El agua, que debe tener una profundidad de unos 4 pies, parece correr a no mucha velocidad. 

El lugar está oscuro pero con la luz que porta Finn puede intuirse la escena. Justo a vuestra izquierda de repente se escucha un ruido metálico y un gran "fuosssh" líquido seguido de otro ruido metálico. Diríais que ha parecido el ruido de algo grande y mecánico abriéndose.

El misterio del ruido se desvela cuando véis, en la pared opuesta del canal, unas grandes válvulas de descarga, oxidadas y en pleno funcionamiento.

Parece que habéis llegado a la sal de válvulas E213.

Demonfly lanzó una mirada furibunda a Powaqqatsi. Era preocupante la falta de empatía del druida: uno de los suyos, de su raza, acababa de morir, y no mostraba pena ni tristeza en sus vacíos ojos de cristal. ¿Cuánto apego tendría por Daisy Sue en un momento de necesidad? Era una triste historia que había aprendido... uno solo puede contar consigo mismo.

Si vas invocar a una rata, hacemos pincho con ella luego-bufó.

Daisy Sue aseguró la maza en su cinto y dió un puntapié al culo del forjado para que cayera completamente en el agua. Si se hundía del todo, comprobaría la profundidad del canal, y la velocidad a la que el pesado cuerpo metálico era arrastrado le diría la velocidad de la corriente. Pero esos ruidos de mecanismos no le gustaban un pelo, así que era mejor ponerse en marcha. Daisy Sue saltó al agua sucia de la cloaca miró en ambas direcciones.

Esto huele a culo de trasgo...

No le gustaba el cariz que estaba tomando la situación: tanto a izquierda como a derecha, se podría seguir... es decir, había una reja obstruyendo uno de los pasos, pero fue alzada con posterioridad al periodo pre-Galifar. No había modo de saber si era esa la dirección en la que estaba la forja que buscaban. Para descartar opciones, Demonfly se puso a examinar la verja, comprobando si había cerradura, o barrotes lo suficientemente separados como para pasar bajo el nivel de las aguas.

Dita sea... uno, dos, tres y...-cogió aire, se sujetó del sombrero y buceó en la mugre para hacer la desagradable comprobación.

Sue se sumerge el las aguas residuales en busca de una posible abertura en la reja. Por suerte parece que lo peor de la inmundicia flota dejando los niveles inferiores del agua algo más limpio. No obstante debe hacer de tripas corazón...

Palpa con sus manos los barrotes. Estos son sólidos barrotes de metal de más de 2 pulgadas de grosor. Están separados un palmo entre ellos y muchos restos han quedado atrapados en este espacio desde el nivel del agua hacia abajo. 

La semiorca introduce sus manos entre esa masa blanda y fría en busca de algun indicio de puerta o de hueco entre barrotes. Pero no encuentra nada. La verja es sólida y continua desde el techo hasta la base del canal.

Powaqqatsi canturrea durante unos segundos. El sonido de su canto suena como rocas siendo arrastradas por las olas en la orilla.  Sin dejar esa letanía, se agacha y toca con sus dedos el agua. A unos 30 pies de vuestra posición el agua de repente brilla con un fulgor azulado. La luz crece rápidamente en intensidad y baña el lugar con reflejos de un color azul intenso. Después la luz decrece hasta desaparecer. Véis entonces aparecer el lomo de un animal marino que con un fuerte bufido lanza agua al techo del canal. Powaqqatsi acaba de invocar a una marsopa.

El animal,siguiendo las indicaciones del druida se dirige hacia la intersección que véis lejos a vuestra izquierda. Pero no llega a su destino.

De repente el agua bulle al paso del animal. Grandes borbotones de agua se alzan violentamente entorno al mamífero acuático. Powaqqatsi es el único que comprende que el animal se ha encontrado con algo y ha atacado golpeando con éxito. Pero sea lo que sea, ese algo se revuelve contra la marsopa. Rugidos y bufidos llenan el alcantarillado con un sonido terrorífico. Hay dos criaturas junto a la marsopa y le atacan con sus garras. El agua entorno a la lucha se llena de sangre del animal...

Las dos criaturas os miran. Reconocéis lo que son. dos cambiantes transformados. Uno de ellos os suena del mercado de las ratas. Y os miran con sus garras goteando sangre...

La primera de las válvulas de vuestra izquierda se abre con un chirrido metálico. Una bocanada de agua cae con gran presión sobre el pasillo y sobre el canal.