Partida Rol por web

La joven se aproxima más al mecánico y apartando la tela de la ropa a un lado, evalúa la herida.

- Vaya...- dice elevando la cabeza para mirarlo desde su altura

- No he aprendido tanto de Lyashi-sensei como para hacer mucho pero... Sujeta aquí mientras busco a alguien que pueda- con la última frase había presionado la herida con el pañuelo que le habían devuelto

- No, no necesito nada tranquila, al menos por ahora aunque es posible que necesite mi "medicina" cuando todo esto se calme.- le contesto mientras me ayuda a levantarme y los otros guardias apresan a Gennosuke. Me siento realmente cansado y algo aturdido por lo que no reacciono a tiempo cuando la guardaespaldas intenta tratarme la herida.- No estropees tu pañuelo con nada no te preocupes.- le digo mientras le aparto la mano con cuidado de mi pecho mientras sonrío ante la mención de "Lyashi-senpai", era sorprendente lo rápido que confiaba en la gente, no que me quejase pues precisamente- Mi sangre es peligrosa así que límpialo a conciencia.- continuo quitándome mi propio mono que ya estaba bastante perdido para limpiarle la sangre del pecho y mostrar mi piel completamente libre de marcas nuevas y me dirijo a la guadaña para hacer lo mismo con su hoja.- Por cierto, ¿como es que solo has venido tu sola? ¿Siguen parlamentando sobre si es un insulto que investiguemos aquí ya que los nobles son incapaces de hacer ningún mal?

Sigo con la vista fija en nada en particular intentando mantener la compostura hasta que a Kotaro se le da por hacer un alegato que le va a costar la vida. Se me escapa un gesto de estupor al escuchar lo que el machote tiene que decir y sin querer me llevo las manos a la nuca, mirando con gesto de absoluta sorpresa a Arisa. Al final me enciendo de mala manera, siento la sangre pitando en mis oídos, no puedo creerme la cantidad de porquería que acaba de soltar. Apenas me da tiempo de agradecer con una inclinación de la cabeza que la muchacha morena me haya hecho caso.

A Kotaro no parece importarle tampoco que las chicas vean cómo el Capitán le arranca la cabeza...pero no pienso permitir que le falte al respeto así a un miembro de mi casa. Lleva desde que puso los pies en Mibu haciendo el imbécil. He tenido bastante de esta historia, y levanto la mano para detener cualquier posible ataque hacia él. Las chicas están demasiado cerca, yo estoy demasiado cansado y no se merece el honor de que Saito-sama responda a esa provocación delante de todo el mundo. 

-El hecho de que seas capaz de juntar las palabras no implica que tengas la más remota idea de lo que significan.- Digo en un tono de voz bajo y frío que se escucha debido a que al parecer todo el mundo se ha quedado callado. No me extraña, después de lo que ha dicho este energúmeno.- Piensas que tener una katana en las manos te hace un guerrero, y estás equivocado. Crees que por gritar y hablar del honor subes en el escalafón, y estás equivocado.-Comento con suave frialdad, el tipo de tono que hace...hacía que mi padre perdiera los estribos.- Te eriges en juez, como si tu opinión le importara a alguien, como si pensaras que tienes algún tipo de derecho aquí...y le faltas al respeto a personas infinitamente mejores que tú.- Ha mencionado el harakiri...señor...Vuelvo a apretar las mandíbulas con fuerza. Todo el mundo que me conoce sabe que por lo general me suele dar igual lo que haga o diga la gente independientemente de si son nobles o plebeyos, sigo un tranquilo camino de vida que yo llamo “no me fastidies y yo no te fastidio”. Ahora mismo estoy totalmente fuera de mis casillas por mucho que mi tono de voz no haya subido y que siga con la espalda recta. Recuerdo el comentario sardónico hacia mi madre en su propia casa, y frunzo el ceño.- Llevas desde que entraste en Mibu faltando al respeto a mi familia y a mi gente, y hablando de cosas que no entiendes. Me he cansado de tus graznidos.- Giro la cabeza hacia los soldados armados con rifles.-Escoltadlo hasta la hayajiro, por favor.- Mi tono con ellos es educado y cortés, muy distinto al que usaba con el expresidiario. De todas maneras lleva implícito que la “escolta” no tiene que ser algo que el escoltado quiera hacer.- Dejadlo con Shimazu-san, él sabrá cómo llevar el asunto.- Ni siquiera hago el ademán de girarme otra vez hacia él.- Es mejor que te largues ahora mismo y que no hagas lío en el camino, no vas a tener más opciones,- comento con un leve tono de orgullo en la voz.- saben perfectamente cómo lidiar con gente como tú. Nosotros volveremos en cuanto terminemos lo que tenemos que hacer.-Miro con claro gesto de asco las dos katanas que ha desenvainado.- Y guarda eso antes de que te hagas daño.

Al acercarse a la casa Lyashi se encuentra con un grupo de soldados que arrastran a un hombre engrilletado de pies y manos. Se trata de Gennosuke, el saboteador que causó la avería en la Lady Lovibond y provocó el desastre de Mibu. El hombre tiene una expresión miserable y patética mientras los soldados lo llevan hacia el capitán.

Al echar un vistazo al interior de la casa descubre las consecuencias del combate que produjo los ruidos que escucharon antes: una puerta destrozada, manchas de sangre y un cadáver con la cabeza deformada por un golpe brutal. Hideo sostiene ahora una enorme guadaña en sus manos cuya hoja está manchada de sangre seca. El mecánico tiene un corte horrible en un costado de la ropa, empapado de sangre. Una herida de ese tamaño debería haberlo incapacitado, pero el mecánico está hablando con Yûki como si tal cosa.

Mi sangre es peligrosa así que límpialo a conciencia - Hideo se despoja de su mono de mecánico descubriendo su torso manchado de sangre pero sin ninguna herida visible - Por cierto, ¿como es que solo has venido tu sola? ¿Siguen parlamentando sobre si es un insulto que investiguemos aquí ya que los nobles son incapaces de hacer ningún mal?...

Al sondear el pasado de Wong con su mente Arisa ve una carta escrita en una apretada pero elegante caligrafía escrita en lengua culta (1). El fragmento que ella llega a leer dice "Es imperativo que Fukui Eiji y Hajime Saito acaben convertidos en kabane para mostrar a Hinomoto los males que trae relacionarse con los extranjeros"...

Al llegar a la casa, ve como sacan a un hombre engrilletado, es él. Gennosuke, el causante de todo aquello, el causante de que su amiga, su mejor amiga, haya muerto. No....el causante de que ella haya tenido que matar a su amiga para que no se convirtiera en un monstruo. 

- ¿Por qué? - le preguntó en voz baja, al pasar a su lado. 

No hizo nada, aunque ganas no le faltaban. Sentía la ira ardiendo en su interior, pero no era el momento adecuado, aunque en ése mismo instante se prometió que pediría el favor de ser ella quien acabara con él, quien le diera muerte. Y no sería clemente.

Y se prometió aprender medicina, aprender cómo curar el cuerpo, y cómo dañarlo. Quería saber, antes de ser ella quien diera cuenta de él, cómo causar el mayor dolor posible. Aquel ser despreciable se lo merecía todo, y más. 

Al dejar a aquel hombre atrás, se introdujo en el interior y una sorpresa le aguardaba. 

Contempló con cierto recelo a Hideo, el pálido chico mecánico de la Hayajiro. En un principio le había parecido amistoso en cierta forma y algo reservado. La guadaña enorme no iba con la imagen que Lyashi se había hecho de él, y tanta muerte a su alrededor, tampoco. El comentario de la sangre le llamó la atención y se guardó mucho de tocar nada. Allí pasaba algo raro, algo de lo que no se había percatado aún.* 

Dando un par de pasos adelante, se aclaró la garganta para llamar su atención y abrió la boca para hablar....

Yûki se quedó clavada apreciando el rojo de la sangre en su pañuelo y sintiendo ganas de tocarla, como si de un iman se tratara, finalmente, tiró a un lado el pañuelo con indiferencia - Solo es un trozo de tela - luego acarició con las yemas de los dedos la piel intacta y libre de manchas del hombre donde deberia haber un corte, pero no fue nada cariñoso ni sexual, tampoco fue algo brusco o desagradable, simplemente fue la cuirosidad la que trazó aquel camino.

Luego dió un pequeño paso hacia atrás y alzó la cabeza de nuevo. Hideo era bastante más alto que ella y se notaba ante la cercania de los dos - ¿Qué medicina es esa? Puedo buscarla si quieres. Todos se han quedado dentro. Yo tuve que salir a pararle los pies al asesino del padre de Takeshi - como siempre sus palabras no tenian entonación ninguna, con lo cual era dificil saber que sentia la joven ante aquel hecho.

Escucharon un aclaramiento de garganta y como Lyashi, la chica morena, había entrado en la casa sin hacer casi ruido. Quizá es que ellos estaban tan ocupados con lo suyo que no le habían prestado atención. 

- No, ya no hay discusión. Uno de los sirvientes ha atacado a Fukui-Sama con una especie de veneno. Su padre se ha puesto por el medio y ha recibido el impacto. El veneno resultó convertir en Kabane al señor de Mibu. Fukui-Sama ha tenido que ponerle la bolsa-suicidio. El sirviente está a buen recaudo, y el causante de todo ésto, Gennosuke, también. - Lyashi no había sabido como enfocarlo, así que decidió que cuanto más escueto e impersonal, mejor. Probablemente a Fukui-Sama no le gustaría que ella entrara en detalles, y no era un tema agradable al fin y al cabo. Mejor así. 

- Si no hay más peligro, podemos irnos ya. Por cierto...si no es molestia ¿por qué tu sangre es peligrosa, Hideo-san? Teniendo en cuenta que os puedo ayudar a sanar heridas, quizás no sería mala idea que lo supiera, quizás pueda ponerle remedio de algún modo. - 

A pesar de lo extraño de la posición del hombre y de Yûki, está se volvió con calma. Escuchó a Lyashi y solo una extraña contracción en su rostro fue el único cambio en su rostro. - ¿Cómo se encuentra Takeshi-san? - preguntó antes de que la doctora hiciera su siguiente pregunta.

Respondió ella sin percatarse de que quizás Hideo querria contestar por si mismo - Es un kabaneri, pero... ya lo sabias ¿no? Al parecer va a necesitar una medicina, quizás sepas como fabricarla - ahora si sonrió con suavidad mientras volvia a mirar a Hideo para esperar su respuesta

Noto los dedos de Yûki buscando la herida que ya no está pero no me aparto, conozco lo suficiente a la guardaespaldas para saber que no hay ningún significado especial en este gesto y tampoco es que quiera que lo haya, sin embargo lo que si me llama la atención es lo último que dice.

- Si Tomohiro-do... espera, ¿el asesino de quién?- pregunto algo sobresaltado pero antes de que pueda continuar noto la presencia de Lyashi que termina por explicar lo ocurrido y aprovecho para calmarme mientras la guardaespaldas se aparta.- ¿Como está Take... digo Fukui-san?- es lo primero que pregunto obviando las referencias a mi "medicina" antes de siquiera escuchar a la pregunta de la conductora y la consiguiente respuesta de Yûki, la cual aunque no me enfada si me sorprende y consigue ponerme una cara de sorpresa.- En serio le vas a ir contando a la gente lo que soy así de fácil.- Sin embargo el daño ya estaba hecho.- Mi sangre y la de cualquiera que padezca lo mismo que yo es tóxica, si entra en contacto con la sangre o fluidos de otra persona. O al menos eso me han dicho y he preferido no comprobarlo, pero si es el caso ya te puedes hacer una idea de cual era ese veneno.- esta última explicación se la doy mientras recojo la guadaña y termino de limpiarla con mi camisa, mi voz sonaba bastante fría y realmente estaba preocupado por Takeshi. Su padre era un cretino pero nadie merecía morir así y aún peor lo tenía que estar pasando su hijo.- Gennosuke solo es un peón pero sea como sea aquí hemos terminado así que sera mejor volver con el resto.- dicho esto y sin molestarme en taparme el torso avanzo con la guadaña apoyada en el hombro por donde vinieron las dos mujeres. 

La psíquica observa el pañuelo que le tiende Takeshi y lo toma con suavidad, haciendo un leve gesto de agradecimiento con la cabeza mientras se seca las lágrimas con él. Por un momento había sentido la tentación de rechazarlo, pero él era ahora el señor de Mibu y después de lo que había hecho no se sentía capaz de ignorar una petición suya. Observa su gesto con la mano con aire distraído, pero finalmente asiente y comienza a reordenar sus cabellos. 

- No va a ser tan fácil. Lo siento... Fukui-sama. - le responde cerrando los ojos como si le doliera llamarle así, ignorando por una vez el apodo que le había puesto el joven.

Arisa se mantiene en silencio, escuchando de nuevo los gritos de Kotaro y sintiéndose tentada de hacerle lo que no ha podido terminar con el prisionero. El único gesto con el que responde a Takeshi ante su mirada atónita es poniendo los ojos en blanco y soltando un breve suspiro. Deja que sea él quien le responda y cierra los ojos, intentando concentrarse en la visión que ha tenido. Espera un momento a que las cosas entre Kotaro y Saito se tranquilicen y entonces vuelve a hablar.

- Si querían demostrar lo malos que son los extranjeros, sólo hacía falta que le trajeran a él para insultarles. - murmura desviando la mirada hacia Kotaro, antes de volver a posarla sobre el Lobo de Mibu - Las órdenes que recibió Wong incluían convertir también a Saito-sama en kabane, además de al Señor de Mibu. Os daré más detalles cuando volvamos a la estación, pero deberíais preocuparos también por vuestra propia seguridad. - se queda observando un momento a Tadakatsu y, casi prediciendo la respuesta del guerrero, vuelve a mirarle y añade rápidamente - Fukui-sama os necesita más que nunca y le vais a servir mejor vivo y sano que convertido en un monstruo.

Yûki sujeta a Hideo por el brazo para retener su avance. - Para mi eres igual que todos los pasajeros del tren. Ser Kabaneri no te hace peor. Yo diría que al contrario. Pero si te molesta, no volverá a suceder - su voz carece de expresión pero si junta las manos y hace una leve inclinación de cabeza hacia su compañero

- No, no lo sabía...¿qué es un "kabaneri"? Y....¿por qué tenemos que tener cuidado con tu sangre? Realmente no lo sé, y si puedes ser más explicito, te lo agradecería, Asano-San. - preguntó, con expresión entre confundida y perpleja. Intuía que tenía que tener alguna relación con los Kabane, pues el decir Asano-San que su sangre era peligrosa y la sucinta explicación que dio, más juntar dos más dos cuando dijo lo del veneno, en clara alusión a lo que le había pasado al padre de Takeshi...pues todo inducía a ello, pero realmente no tenía ni idea de qué era o significaba, ni porqué su sangre era tan peligrosa, aunque empezaba a intuirlo de forma evidente. 

Su tono había cambiado de demasiada confianza y quizá falta de tacto, a uno más formal, más que nada por la confusión que sentía y el terreno inexplorado que pisaba. 

De todas formas, aunque se había dado cuenta que Yûki sabía de qué iba el tema, también se había percatado de la incomodidad de Hideo, y prefería darle pie a él a contar lo que quisiera, demostrando que valoraba su palabra y opinión, así como que respetaba si quería contarlo o no. - Como médico, estoy digamos.....bajo una especie de juramento que me impide contar los "secretos" que un paciente me cuente con respecto a una dolencia. - añadió, prometiéndole a Hideo, de forma indirecta, que no contaría nada si decidía confiar en ella. 

- Con respecto a vuestra otra pregunta....Takeshi-Sama se encuentra...inestable...bien físicamente, pero necesita descanso y estar a solas...tiene mucho que aceptar. Sé más o menos cómo se siente, y no es un momento para estar rodeado de gente haciendo preguntas o solicitando órdenes. Y ahora es... - se quedó pensativa un momento. - Bueno, no sé realmente como funciona, pero si su padre era el Señor de Mibu, y ahora ya no está....entiendo que su hijo.... - dijo, sin acabar la frase porque no tenía realmente ni idea de cómo funcionaría aquello. 

La explicación que le dio Hideo con respecto a su sangre aclaró una cosa, pero suscitaba más preguntas, así que esperó por ver si él quería profundizar en su explicación, como ella le había pedido amablemente. 

- Sí, el traidor ya está reducido, y si no hay nada más, mejor volver... - dijo, esperando por si Hideo quería responderle. 

Tomó nota que Yûki, a pesar del evidente peligro que las palabras de Hideo suscitaban con respecto a su sangre, no parecía tener miedo a tocarlo, por ende, a contagiarse de la enfermedad que tuviera él. Curioso. O era inmune, o algo fallaba allí, quizás no era tan peligrosa, la enfermedad, como parecían querer darle a entender...o eso, o no terminaba de entender la exposición suicida de Yûki. 

Kotaro se mantiene impasible, suprimiendo a propósito cualquier reacción que las palabras de Takeshi le pudieran provocar. Ahora mismo su atención queda fija en Saito y, en menor medida, los guardias que le apuntan.

-- Vamos, ¿a qué esperas? Sabes que tengo razón, ¿o no? Sigue tu estúpido código de honor de "samurái": atácame u obedece al niño de papá, pero en cualquier caso no te queda honor entre los tuyos.

>> Siente lo que es ser un paria. Si no te suicidas te acabas acostumbrando, perro.

Si al final Kotaro es llevado a la hayajiro sin más represalia, el presidiario le dedica una última sonrisilla provocadora al jefe de guardias. -- La próxima vez mide mejor con quién te metes, "samurái-que-deja-morir-a-su-señor".

Sonrío cansadamente a lo que comenta la Korusu-san, realmente pocos conocían el termino en sí y ya que podía asociarme a la palabra lo mejor era quitarle de sospechas que se le pudieran venir a la cabeza.

- Un kabaneri es alguien que ha sobrevivido al mordisco de un kabane, bueno quizás sobrevivir no es la palabra adecuada. He sido capaz de mantener mi identidad y la persona que era antes, no obstante mi cuerpo es como el de una de esas abominaciones. Lamentablemente no existe cura así que no ne preocupes por esa parte.- le voy explicando mientras nos dirigimos donde estaban el resto.

Los soldados que habían ido al interior de la casa vuelven escoltando al saboteador Gennosuke engrilletado y lo ponen a los pies de Saito y Takeshi. Poco después aparecen Yûki, Lyashi y Hideo, que sostiene en sus manos una guadaña de guerra con la hoja ensangrentada.

Mientras tanto cuatro soldados de Mibu acompañan a Kotaro al exterior encañonándolo con los rifles. Por sus gestos y movimientos se les nota que están furiosos y que están deseando que el ex-presidiario les dé una excusa...

Cuando Kotaro llega fuera de la casa los soldados de Mibu no le permiten recuperar sus rifles, sino que lo sacan a empujones de la casa mientras los soldados de Naraku se preparan en caso de que haya problemas. Sonbei ya está esperando fuera con el coche preparado. Su expresión confusa se torna enfadada cuando ve los malos modos de los guardias con su compañero.

¡Oe! ¿Qué estáis haciendo?

¡Llévate a este sucio perro mestizo a tu hayajiro y ponle un maldito bozal! - le espeta el jefe de los guardias empujando a Kotaro hacia el coche.

¿Pero qué demonios...? - la protesta de Sonbei es interrumpida cuando un soldado dispara a sus pies

¿Estás sordo, imbécil? ¡LARGO DE AQUÍ, ESCORIA!...

La salida de tono de Kotaro deja una sensación de incomodidad que no no hace sino aumentar cuando se hace evidente que Gennosuke se estaba escondiendo en la casa Naraku. Mientras Lyashi se ocupa de que Wong no se desangre de camino al calabozo Saito mira inquisitivamente a Tadakatsu.

No he visto jamás a ese hombre ni estaba al tanto de que se escondía en mi casa - saca su daisho del obi y lo entrega a un guardia de Mibu - Iré contigo, Saito-taisa. Soy inocente, así que no tengo nada que esconder ni nada de lo que huir. Takeshi-kun, te juro que yo no he tenido nada que ver con todo esto.

Eso se decidirá más adelante - dice Saito - Lleváoslo.

¡So... so... soltadme, estúpidos! - grita de repente Gennosuke - ¡El Kokuryukai es la única defensa que tenemos contra la amenaza de los extranjeros! ¡Esta ciudad debía ser sacrificada! ¡To... todos los que viven aquí son traidores a la patria que se acuestan con los demonios que nos trajeron esta desgracia!...