Partida Rol por web

La joven se pusó en pie en el vehículo al ver la escena que se desarrollaba ante sus ojos. Escuchó a Tomohiro y por eso lo miró, pero en sus ojos se discernia claramente que no le iba a hacer caso.

Saltó del Chisai Ryu para salir corriendo en dirección a Izume, no sin antes reconocer el terreno y valorar enemigos, salidas y todo lo que hubiera que tener en cuenta.

Bipolar Nightmare

Arisa frunce el ceño con tristeza al oír los pensamientos de Sachiko. Y yo no supe entenderlo... Lentamente suelta la katana y baja la mano, aún con la sangre goteando entre sus dedos, arrepentida por haber llegado hasta ese punto. Su visión se fija un momento en el soldado que aparece y sus ojos se abren bajo la venda al oír ese nombre tan familiar. 

Con curiosidad y aún sintiendo el dolor de la joven que apenas era una niña para ella, sigue a Sachiko hasta el balcón. El relato no deja lugar a dudas de que la batalla con la ola blanca iba a ser decisiva para Hinomoto. No sólo había perdido el hogar en el que nació, la mansión de su propia familia, sino el lugar que era casi más importante para ella... La Ryugujou. Arisa contiene el aliento y se vuelve a calar la máscara de gas por inercia, mientras observa atónita el aspecto de la nueva Ryugujou.

- ¿Qué le han hecho...? - pregunta, justo antes de que Sachiko responda. Plaga roja... - ¿Cuánto tiempo? ¿Cuántos años quedan para que esto ocurra? - pregunta nerviosa, fijándose de nuevo en el emblema de los occidentales. Un nombre hace que un escalofrío le recorra la espalda, recordando las palabras de Kaede - Zwei...

Antes de que pueda intentar pronunciar ese apellido, oye el disparo y el tiempo parece detenerse. Su cabeza se gira muy lentamente sin que sea necesario, ya que su vista mental está ya fija en el proyectil. Los segundos pasan más rápido en su cabeza, viendo cómo se acerca hasta el balcón en el que están y estalla, convirtiendo a ambas en un amasijo de trozos de carne y sangre. Da igual cómo intenten esquivarlo, todas las personas a las que quisieran dejar atrás... Sólo hay una opción.

En el instante en el que Arisa termina de girar la cabeza, el proyectil que se aproximaba hacia ellas parece temblar por un instante. No me importa si esto no es real... 

La bala baja lentamente, desviándose de su trayectoria. No me importa si puedo evitarlo en el pasado... 

Y finalmente describe un arco hacia arriba, volviendo a su lugar de procedencia. Voy a evitar que Sachiko sufra...

La explosión hace que el pelo de Arisa se revuelva y se mezcle con restos de ceniza, al tiempo que responde con una voz oscurecida por el dolor y la máscara.

- Quiero recuperar nuestro hogar. Y haré lo que sea necesario para conseguirlo.

A pesar de no alcanzar a la mayoría de los kabanes si que consigo mantenerlos a raya del vehículo lo suficiente como para que la guardaespaldas los elimine con sus disparos. Gracias a esto Takeshi y Tomohiro-dono solo se tienen que preocupar de lo que tenemos enfrente consiguiendo así llegar a nuestro destino.

Este no era otro que el castillo incendiado de la ciudad y aún así lo que llama más la atención es como justo enfrente nuestra estaba la loca de las bombas y su capitán. Escucho la orden de Tomohiro-dono y me dispongo ir a ello con cierta resignación cuando veo a Yûki-san lanzarse hacia esa nube como si no estuviera viendo sus efectos sobre alguien completamente desprotegido. Intento agarrarla pero siempre era demasiado rápida y pequeña por lo que se me escapa por míseros centímetros.

Al final la persigo siendo consciente de que voy a tener que sacar dos cuerpos en vez de uno y esperemos que no sean muertos u algo peor.

¡Lo hemos conseguido! - grita Tomohiro triunfante - ¡Ahí está Kinomoto-san!

-¡Hurra!.- Se me escapa con tono de puro sarcasmo.- Ya podemos respirar tranquilos...

Al ver la nube de niebla roja pestañeo con fuerza y luego cierro los ojos, apoyándome en uno de los refuerzos de la metralleta. Otra vez no, por favor...Noto el movimiento en el jeep y con la cara desencajada veo cómo Yûki se dirige a su muerte. Hideo salta justo detrás. Como cencerros.

Una idea empieza a taladrarme en la única parte de mi cerebro que ahora mismo no está sumida en la depresión de volver a ver morir a mi padre. Me aparto de la metralleta y avanzo hacia el lado del vehículo por donde han salido, inclinándome tan hacia fuera como me da el cuerpo.

-¡YÛKI, ESA NIEBLA TE CONVIERTE EN KABANE, NO TE ACERQUES A ÉL!.- Cojo todo el aire que me entra en los pulmones para seguir desgañitándome, ignorando que mi señor debe estar un poco extrañado.-¡HIDEO!.- Grito todo lo fuerte que puedo.- ¡HAY QUE LLEVARLO A LA NIEBLA AZUL!.- Agarrado a los refuerzos del dragoncito me inclino incluso más, buscando que mi voz se oiga lo más lejos posible por encima de la algarabía de gritos, disparos y Kabane. De forma frenética busco un bancal de niebla azul cercano. Maldita pandilla de suicidas...- ¡AZUL!.- Bramo mientras señalo, consciente de que nunca jamás le he hablado a nadie con semejante tono de orden, y menos a mi mejor amigo.- ¡ESPABILA O MAS TE VALE QUE LE VUELES LA CABEZA, MALDITA SEA!.

Me giro hacia Mogami-sama respirando con fuerza después de la media docena de gritos que acabo de pegar. Creo que debe de pensar que me he vuelto loco, y ahora mismo me da igual.

-Señor, la niebla roja es lo que mató a chichi-ue. La niebla azul quema a los que sufren la enfermedad del Kabane. Quizás en los momentos iniciales de la infección logra revertirla. - Me rasco el pelo de la nuca mientras hablo a toda velocidad y vuelvo a mirar a Hideo, como no esté haciendo lo que le he dicho le voy a pegar un tiro. También me aseguro de que Yûki no esté tirada justo al lado del guapetón moribundo.- Le va a doler un montón e igual lo matan las quemaduras, pero es la única posibilidad que tiene...- Concluyo con cínica seguridad.

Izume la esquiva por unos centímetros y corre hacia aquella extraña niebla pero Sakura no se detiene y mucho menos cuando el hombre comienza a retorcerse agónicamente agarrándose el cuello como si algo le ahogase.De lejos escucha el grito de alguien,no sabe quién es pues en aquel todoterreno van varios pero su cerebro capta dos frases: De niebla roja a niebla azul

Envolviéndose en su capa y cogiendo aire para no respirar la mujer trata de rodear a Izume con sus brazos para arrastrarlo fuera de allí

¡YÛKI! - grita Tomohiro - ¡NO!

Sacando fuerzas de su desesperación Tomohiro salta del coche superando incluso la inhumana velocidad de Hideo. Se abalanza sobre la espalda de Yûki derribándola al suelo tan sólo unos pocos metros de la nube roja.

Sabiendo que Yûki está a salvo Hideo se concentra en rescatar a Izume seguido muy de cerca por Sakura. Cuando a ella empiezan a arderle los ojos se detiene y retrocede esperando a que Hideo, que lleva una máscara antigas y un mono ignífugo completo, sea el que saque a Izume de la mortífera niebla roja...

Por favor - susurra Tomohiro al oído de Yûki - No vayas. Esa niebla es la misma que mató a Fukui Eiji en Mibu. Deja que Asano se ocupe. No quiero perderte a ti por recuperarle a él...

¿Qué me está pasando? - pregunta Izume con voz ahogada mientras Tomohiro conduce el coche hacia el último bancal de niebla azul que vio. Izume se gira para lanzar un vómito de sangre fuera del vehículo - Me estoy... me estoy convirtiendo ¿verdad? - pregunta Izume. El ex-capitán no necesita confirmación: todo el mundo ha visto a demasiada gente infectada como para reconocer los síntomas de la plaga kabane. Sus ojos, anegados en sangre, buscan los de Sakura.

Toma - Izume deposita su bolsa suicida (1) en las manos de ella - Por favor... no... permitas... que me convierta.

Sin embargo Izume sigue con vida cuando Tomohiro consigue encontrar una densa nube azul sobre varios cadáveres carbonizados. Los efectos son los predichos por Takeshi: el cuerpo de Izume queda envuelto en llamas hasta que Sakura consigue apagarlas con golpes de su capa. Todo ha sido tan rápido que Izume apenas ha tenido tiempo de gritar antes de quedar inconsciente y cubierto de quemaduras y ampollas.

¡ARGH! - grita Tomohiro. De su codo izquierdo surge una llamarada que le inutiliza el brazo y casi consigue hacerle perder el control del coche, que acaba detenido a medio metro de estrellarse contra una casa. Tirando de la manga medio quemada Tomohiro descubre un pequeño corte en su brazo, rodeado de carne quemada y venas brillantes - ¡No siento el brazo!...

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! - Arisa y Sachiko gritan al unísono mientras redirigen el proyectil hacia la Ryugujou, acertando en uno de los vagones centrales y haciéndolo explotar con una deflagración de humo rojo. La hayajiro aún consigue disparar un par de proyectiles más hacia puntos estratégicos de la estación antes de que los cañones queden en silencio.

Otou-san - reza Sachiko - Por fin te he vengado. Espero que puedas viajar feliz por el otro mundo con tu hayajiro... y que me permitas viajar contigo otra vez.

Antes de que Arisa se dé cuenta de lo que está pasando Sachiko se apuñala en el pecho con el wakizashi de Tomohiro. Las rodillas se le doblan y ella queda recostada contra la pared del balcón - Déjame morir, sensei - le advierte a Arisa - Estoy harta de este mundo y de esta vida tan llena de odio, oscuridad y miseria - su voz se interrumpe por un acceso de tos. Sachiko sonríe al ver la sangre cubriendo la mano con la que se ha tapado la boca - Ojalá sea verdad eso de que puedes arreglar el pasado. Adiós, Arisa. Gracias... por... todo.

Arisa vuelve a estar en la Ryugujou, arrodillada en el camarote de Tomohiro con la cabecita inconsciente de la pequeña Sachiko en su regazo. El rostro de la niña está cubierto de lágrimas. Aún en su sueño inconsciente ha compartido con Arisa la visión de ese mundo de pesadilla...

La blasfemia que suelto al ver a Mogami-sama echando a correr para placar a Yûki debería haber provocado que el motor del jeep explotara. Me mantengo en un silencio tenso mientras intentamos llegar a la zona de niebla azul, y voy rezando para que esta historia funcione o va a ser serio.

Dejo que la loca de las bombas apague las llamas del cuerpo de su lo-que-sea y luego la aparto sin miramientos. En silencio me arrodillo, le abro la camisa al ex-capitán y le toco un lado del cuello. Respirar respira, pero creo que por poco tiempo.

-Joder.- Digo sin pensar, mientras le abro los ojos al chico. Los destellos rojizos no me dejan lugar a dudas. Ni tampoco el hedor que empieza a extenderse desde un cuerpo plagado de quemaduras.- Joder.-Estoy pensando cómo decirlo cuando oigo gritar a Mogami-sama, y el bandazo que da el jeep. Escucho apenas lo que mi señor dice, y me pongo en pie como un resorte.- Vamos hombre, no me jodas...me cago hasta en...

Avanzo hacia Mogami-sama como una apisonadora y le agarro el brazo. La tela es de tan buena calidad que hasta me da un poco de pena romperla para poder mirar ese corte, o al menos me la daría si no estuviera cagándome en todo. En un tono de voz bastante audible.

Estoy observando el corte y las venas que parten de él cuando los dedos de Tomohiro tienen un pequeño espasmo que me aterra. Intentando que las manos no me tiemblen subo mis dedos hasta su hombro, buscando el pulso.

-Con permiso.- De un brusco tirón desgarro totalmente la manga del kimono, y luego me quito el cinturón.- Señor, va a la de tres...- Digo mientras le pongo el cinturón muy arriba en el brazo, casi donde se junta con el hombro. Donde puedo cortar la circulación en la arteria y retrasar la infección un poco más.- Uno...- Con un brusco tirón le hago un torniquete lo más apretado que puedo.- Esto nos dará algo más de tiempo...- Lo miro un momento a los ojos (descubriendo aliviado que aún no hay destellos rojizos) y luego desvío un momento la vista hacia el ex-capitán. No hay forma fácil de decir esto.- Señor, lo siento pero ambos están infectados.- Digo con tono suave pero tajante: no tengo dudas. Ojalá las tuviera.- La niebla azul ha retrasado el avance de la infección...pero no parece poder curarla.- No sé cómo actuar, así que hago lo que haría Chihiro y me mantengo sereno y mostrando apoyo. Los dedos de mi mano están en la muñeca de Tomohiro, comprobando que el pulso empieza a resentirse debido al torniquete.- Es como si alguien hubiera creado las nieblas para aniquilar humanos y kabane...algún hijo de puta ha creado armas biológicas con objetivos determinados.- Incómodo por mi explosión me rasco la nuca con la mano que no está sujetando el brazo de Mogami-sama. Finalmente desvío la vista un segundo, pensando en las posibilidades que tenemos.

-He cortado la circulación de su brazo para darle algo más de tiempo y que la infección no se extienda, pero ni soy médico ni tenemos instrumental.-Digo con seriedad, no estamos para andar con paños calientes.- Estoy seguro de que en la hayajiro podremos...hacer algo más por usted. Pero no creo que se pueda salvar el brazo.- Espero haber dejado claro que la opción que estoy barajando es "brazo fuera". Inclino la cabeza hacia el ex-capitán y hacia la chica soldado. Él está inconsciente así que ella es la persona que debe decidir.- No sé si se puede hacer algo por él, le hemos dado algo más de tiempo...quizás es mejor despertarlo para que puedas despedirte...o quizás resista la infección.- Lo mínimo que puedo hacer es decirle la verdad. Después ellos deben decidir.- No lo sé.- Dejo unos segundos para que lo que acabo de decir sea comprendido por todos, y luego me aseguro una vez más que el torniquete en el brazo de Mogami-sama no deja pasar una sola gota de sangre infectada más arriba.- Lo lamento.

Un sonido de sorpresa brotó de sus labios al sentir como la tiraban al suelo, pero no le dió tiempo a reaccionar cuando sintió el cálido aliento de Tomohiro contra su piel. Su corazón vibró con intensidad y solo entonces se percata de lo que realmente hace aquella niebla roja.

Todo se habia convertido en una locura y el estado de Izume solo le provocaba dolor. Pero cuando ya pensaba que estaban dirigiendose a la hayajiro a salvo, descubrió que su señor estaba herido. HERIDO. ¿Cuando habia sido? La culpa le devoraba las entrañas y la sensación de ahogo iba acrecentandose por momentos. Cogió aire y miró a Takeshi mientras daba explicaciones. Que listo era el chico.

Se dirigió a Takeshi mientras ayudaba al señor de Yûki a cambiarse de asiento - Tenemos que llevarlo con el anciano loco que salvó la vida a Hideo-san - su mirada no admitia réplica. Si alguno ponia pegas los echaria del vehículo a patadas. No pensaba arriesgarse a amputarle el brazo y que la infección siguiera su curso convirtiendole en kabane de todos modos.

Ocupó el puesto de conductor - Sujetaos bien - dijo mientras pisaba el acelerador

Isae suspira durante unos momentos al ver como los Kabane caen y comienza a levantarse de la posición agazapada que había tomado cuando de repente...

..de repente sus ojos se abren como platos y un grito inarticulado pugna por salir de su garganta, constreñida por el horror y el miedo.

Ve como el cuerpo de su amiga y compañera, de su amante y confidente, cae al suelo chorreando sangre.

- ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!  - grita, enfadada y furiosa. Controla su respiración, negándole el control a Korusu, que se debate y trata de provocarla para que ceda, pero el miedo a que su amiga muera es más fuerte, junto con el sentido común, la responsabilidad y el amor. - ¡¡Soldados!! ¡Cúbranme! - medio-grita, medio-ordena mientras avanza hacia su compañera.

Se arrodilla delante de Isae, sin importarle lo que le suceda, y automáticamente llama a su yo curativo, el poder que puede salvar a una de las personas que más quiere en éstos momentos.

Escucho los gritos de Takeshi y, la verdad sea dicho de paso, el tiro en la cabeza se vuelve bastante tentador. Estábamos allí por culpa de ese hombre que había puesto en riesgo a todo la Ryugujou al utilizarnos en su juego político en la ciudad anterior. Sin embargo Tomohiro-dono lo había dejado claro, había que salvarlo...

Así que sin más sigo a nuestro señor hasta la nube más cercana y suelto a Izume en la niebla azul para acto seguido verlo arder...- joder si era para matarlo, mejor hubiera sido pegarle el tiro. Habría dolido menos.- Sin embargo cuando la lunática de las bombas apaga su fuego parece estar vivo.

Tampoco me centro mucho más en él pues otros problemas empiezan a actuar. Tomohiro también había sido infectado y como mínimo iba a perder el brazo. Escucho la explicación de Takeshi y el como se calla la conclusión más obvia. Primero infectas la ciudad con la roja y luego la limpias con la azul, era cruel pero efectivo. Y lo más importante esa puñetera niebla azul encajaba perfectamente con "el principio del fin del reinado de los engendros que nos han convertido en unos parias ante el resto del mundo" que había descrito Tomohiro-dono que había creado el investigador que teníamos que buscar por orden imperial...

Me vuelvo a centrar cuando Kouzumi-san se dirige a mí y no puedo evitar mirarla fríamente.

- No sabes lo que estás pidiendo...- mi voz suena aún más fría y es que solo pensar en ese idiota me podía.- Por ahora conduce tú y veré si puedo ayudar a Takeshi en retrasar la infección pero perder el brazo es mejor a cualquiera de las otras alternativas.- sin más cojo a Tomohiro-dono y lo desplazo atrás del coche para dejar el asiento libre y miro el torniquete de Takeshi, no era un experto en medicina y estaba seguro que el ingeniero lo había hecho lo mejor posible pero aun recordaba cuando me desperté ante la presión en mi propio cuello cuando me "salvaron".- No está lo suficientemente fuerte, al menos para esto. Lo siento Tomohiro-dono pero le va doler bastante más...- y apreté aún más el torniquete usando toda mi fuerza.

Arisa se queda unos instantes de más fijándose en la explosión de la Ryugujou, notando un nudo en la garganta. Las palabras de Sachiko le llegan con esperanza, una que la psíquica no alcanza a entender hasta que ya es muy tarde. Rápidamente, se arrodilla a su lado y extiende las manos sobre ella.

- ¡NO! ¡SACHI...! - Arisa se detiene de inmediato al escucharla. No necesita oír sus pensamientos para saber que no se arrepiente de ese gesto, que todo lo que dice es verdad. La joven traga saliva, sintiendo haber tenido que llegar a esa situación. Frunce las cejas con gesto afligido al ver la sangre cayendo de los labios de Sachiko y apoya las manos contra el suelo, sintiéndose inútil allí, en ese tiempo - ¡Es verdad, puedo hacerlo! Volveré y arreglaré el pasado y no tendrás que pasar por esto nunca... ¡Te lo prometo...!

Se acerca a darle la mano y en ese instante la realidad vuelve a ella. Arisa se queda con la boca aún entreabierta, observando la mesa que ha quedado a su altura, asimilando todo lo ocurrido. Toma aire un par de veces, como si se hubiera quedado sin aliento, mientras nota una lágrima recorriendo su mejilla. Baja la cabeza y mira a Sachiko, que también está llorando en su visión. Lo siento, Sachiko... Esta vez lo haré bien. 

Con cuidado, se vuelve a poner la venda que aún tenía arrugada en su puño y concentra su energía sobre Sachiko.

- Siento haberte asustado... No se me da bien cuidar niños. - empieza a murmurar con una sonrisa triste mientras tanto, a sabiendo de que tal vez la niña no la escuche - Tenía miedo. De que te descontrolaras y pudieras hacerle algo a alguien que me importase de la Ryugujou... Como pasó conmigo. O como me pasó a mí con Takeshi... Le tiré por una ventana sin querer... - Arisa tuerce un poco su sonrisa y sacude la cabeza - Son cosas que pasan. A veces nos dejamos llevar y... Son los sentimientos lo que tenemos que entender. Son ellos los que influencian nuestros poderes. Es normal que suframos o que odiemos... Pero tenemos que entender por qué. Puedes usar tus poderes para luchar con ese demonio, pero no te puedes dejar llevar contra los que no han hecho nada. - cuando termina, abraza con suavidad la cabecita de Sachiko y le da un beso en la frente - Cuando todo esto acabe, le diré a Mogami-sama que se deje de hayajiros y viajes peligrosos y busque un sitio bonito en el que podáis vivir los dos. Sin kabane, ni guerras, ni pesadillas. Incluso a lo mejor decide casarse con una mujer buena que quiera ser tu nueva mamá. - Arisa sonríe divertida ante la idea de un Tomohiro casándose y dejando atrás la mecánica. Luego baja la cabeza y acaricia con suavidad la mejilla de Sachiko - Pero hasta entonces, tenemos que ser fuertes... Confío en ti, Sachiko-chan.

Brillantes arcos de luz plateada surgen de las manos y el cuerpo de Isae. Bajo la cálida luz los huesos se regeneran y se colocan en su sitio, los músculos vuelven a crecer y la piel se cierra sin dejar siquiera una cicatriz. Suzume se levanta de pronto boqueando y sorprendida de seguir con vida.

¡Ahí arriba! - dice uno de los soldados - ¡Hombre armado!

¡No es un hombre! - dice otro soldado - ¡Es un wazatori!

¡DERRIBADLO!

¡HAY MÁS!

Los soldados se enzarzan en un tiroteo con los kabane francotiradores utilizando la niebla para ocultarse. Los tres supervivientes corren con la cabeza gacha hacia donde se encuentran Isae y Suzume. La psíquica apenas puede escuchar lo que dicen los recién llegados, su oído embotado por el agotamiento y el ruido de los disparos.

¡Lyashi! - grita Suzume - ¡LYASHI! ¡Tenemos que irnos y poner a todos a salvo!...

Sakura deja que tiendan a Izume pero las palabras que le dirigen penetran en lo más hondo de su corazón encogiendo su estómago y haciendo que el miedo se extienda por todo su cuerpo como nunca antes le había sucedido.Mira a Izume y luego a Takeshi mientras niega con la cabeza

-"No..."-susurra arrodillándose junto a Izume y acercando su boca a su oído para decirle unas palabras antes de incorporarse con la determinación pintada en el rostro y asintiendo a Yûki mira de reojo a Hideo-"Si hay alguna posibilidad yo estoy contigo"-dice con dureza antes de acercarse a Hideo-"¿Cómo te curó?¿Qué hizo?"-a pesar de que su cara no refleja más que la habitual dureza en ella Hideo puede ver con claridad que en sus ojos se concentra todo el miedo por el hombre amado

Sakura se inclina para susurrar unas palabras a Izume

-"Resiste,por favor,no puedes dejarte vencer.Te quiero,Izume"-su voz es dulce y sus dedos acarician con suavidad su mejilla antes de depositar un delicado beso en la mejilla del hombre y ponerse en pie.No hay tiempo que perder

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH! - grita Tomohiro cuando Hideo estrangula su brazo. Por un momento parece que va a perder el conocimiento, pero se recupera lo suficiente como para cambiarle el sitio a Yûki y apretujarse junto a Sakura, Izume y Takeshi en la caja trasera - ¡Yûki, date prisa! ¡Intenta cruzar tanta niebla azul como te sea posible!

El coche arranca con un chirrido de neumáticos. Por desgracia el manto de niebla azul no es continuo ni mantiene su densidad a lo largo del camino, por lo que Yûki aún debe esquivar a varios kabane que le salen al paso...

Sachiko abre los ojos y mira a su alrededor, desorientada hasta reconocer dónde se encuentra. Su mano se posa allí donde la Sachiko adulta se clavó el wakizashi y hace una mueca involuntaria de dolor.

Tengo... miedo, sensei - gimotea la niña - No quiero que pase eso. No quiero perder a mi familia otra vez, ni que la Ryugujou se vuelva roja - se da la vuelta y entierra el rostro en el regazo de Arisa, llorando amargamente - ¡Quiero dejar de soñar cosas horribles! ¡BUUUUUUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡Ayúdame, sensei! ¡Te lo ruego! ¡TE LO SUPLICO!

Los lamentos de la niña no impiden a Arisa escuchar el griterío que llega desde el exterior del vagón. Sólo necesita expandir un poco su percepción para atravesar las paredes blindadas del camarote y ver lo que está pasando: los cuatro soldados que protegen este vagón están apuntando a un grupo de refugiados que insisten en entrar en la hayajiro y hablar con su señor...