Partida Rol por web

Como todos sabeis esto es d20. Pero lo haremos un poco simplificado, o sea, lanzais vuestra iniciativa, decis vuestras acciones (si son de ataque o utilizando alguna habilidad) y tirais 1d20 por cada una de ellas(en el caso de que podais hacer más de una acción).

1: iniciativa(solo en el primer turno) 1d20 +puntuación de iniciativa
2: acciones de movimiento o conversación
3: acciones de ataque : 1d20 +fuerza o agilidad según sea de combate cuerpo a cuerpo o a distancia.
4. Tirada de daño(hacerla siempre a no ser que sea pifia, u sea 1) yo ya indicare a donde y que ha pasado.
Y ya ta :P

La falta de espacio jugaba en su contra, cada paso ganado era toda una conquista. Comenzó a apuñalar hacía delante esperando pinchar carne y que la misma carne que probará su acero se apartará para dejarle paso. Hunor no tenía miedo a los espacios cerrados pero estaba comenzando a sentir una angustia similar, una angustia que canalizaba en forma de rabia furibunda y homicida.

Diago se echa a un lado con un paso curvo, en parte para evitar a la montaña de carne que se abalanza con un cuchillo contra uno de los asaltantes y en parte para tratar de desviar el arma del negro con el que se ha encarado con el broquel mientras le cuela la punta del sable de abordaje entre las costillas... aunque si el negro no es lo suficientemente rápido el broquel en vez de desviar el arma lo que hará será saltarle algún diente con el canto.

Edito, hago la tirada de daño normal del sable de abordaje, la del ataque con broquel (si gano la iniciativa, que con un 24 espero que si) y su daño (creo que era 1d6, que no lo tengo anotado) y tb la del furtivo por si se da ;)

Edito de nuevo: Se me ha olvidado quitarle el bono de daño al dado de furtivo, si se aplica sumale solo 3 :P

Los enormes salvajes se lanzan sin tactica ninguna sobre los que andan en cabeza de vuestro grupo, uno de ellos consigue atravesar la guarda del enorme norteño Nakodan, oradandole profundamente en el hombro viendo el penacho engalanado de los salvajes por el otro lado, lo que hace que aullen triunfantes, desgraciadamente sus compañeros no son tan precisos y solo se impiden el paso unos a otros. Pronto los aullidos de victoria se vuelven de dolor, cuando Hunor trincha al más cercano con un golpe de su cuchillo, pues los salvajes están en franca desventaja en un combate cercano con sus largas lanzas, lo que Hunor disfruta cuando arranca un brazo de cuajo de uno de ellos, en tanto que Diago utiliza su sable entre el poco espacio que le dejan sus compañeros más corpulentos pues está aconstumbrado a atacar en los lugares menos insospechados y abre una brecha en el estomago a otro de los vociferantes negros, intentando golpear con el broquel, pero es complicado en el pasillo mientrás tiene al gigante Hunor delante. Danko no se queda atrás y protegiendose en la atalaya humana que es Nakodan, ofrece otro ataque que penetra en la defensa de los negros.
Ahora solo hay dos de ellos (uno de ellos muy mal herido)que sueltan sus lanzas largas para coger sus porras de combate, para liberarse del bloqueo que producen los dos barbaros. En tanto las dos muchachas no están precisamente a salvo, pues escuchan como una salva de coros de los prisioneros recien liberados y que seguramente les de igual libertadores que carceleros se están planteando subir por las escaleras.

Mierda, vienen por detras y eso no es bueno. Me preparo para lo que sea sin perderlo de vista y procuro con mi latigo hacerme un hueco para poder marcharme y si es necesario saltar y nadar hasta la isla o ir en balsa.

No le doy con el broquel con un 25 en el ataque? (15 en tirada + 3 AB +4 DES +1 por arma de calidad +2 por ser 1er asalto de combate, que tengo combate con 2 armas y el broquel se considera ligera) Entonces lo tenemos chungo :P Bueno, voy con el 2º asalto a ver si tumbamos a los malos y conseguimos salir ;)

El problema de luchar en lugares estrehos con tipos extragrandes es que había poco espacio para poder maniobrar, y un combate en el que no podías moverte con libertad (aun usando armas cortas que permiten pelear en lugares de techos bajos) daba problemas.

Diago da otro compás curvo tratando de flanquear a su oponente y golpear el brazo que maneja la lanza del aprendiz de pirata, pero el golpe falla al soltar este su arma e ir a coger la porra (algo que el zingario no había tenido en cuenta). Afortunadamente los dientes del negro están donde estaba previsto, justo en el final del arco que traza el borde metálico del broquel.

Nakodan trata de avanzar y golpear al que esta malherido pero su herida del hombro se resiente al tratar de dar un tajo oblicuo. el dolor lo consume durante el tiempo justo para hacer que su golpe llegue tarde a su objetivo. Empieza a oir el venir de los presos. ¿Todo bien por ahí atras?

La situación parece controlada cuando comienzo a escuchar el ruido de los presos que se acercan desde atrás como una marabunta. Guardo de nuevo mi estilete en la bota y me vuelvo con la daga en la mano justo cuando oigo la voz de Nakodan.

Tenemos que salir de aqui rapido....

La tensión y la adrenalina hacen que apriete la empuñadura de la daga con fuerza hasta que mi mano se enrojece.

La situación prosigue, la batalla parece decidida a su favor, pero Danko no se confía. Aún quedan dos rivales y el tiempo apremia, hay que darse prisa en salir de allí, antes de que el fuego los consuma. Aprovechando la debilidad de los rivales y su intento de cambiar de armas, Danko se escurre, aganchándose levemente, buscando la espalda del malherido.

De no más de un par de ágiles pasos intenta colocarse en una posición ventajosa, que le permita tanto dañor al negro más debilitado como tener la vía de escape hacía la cubierta más fácil. Los gritos de los prisioneros confirman sus terribles temores. Aquellas bestias serían más un estorbo que otra cosa, y en pocos segundos la situación podía complicarse aún más. Definitivamente había que salir de allí rápido. Que genial idea había sido esa de querer liberar a un grupo de asesinos descerebrados.

Los escudos de sus enemigos obligaban a Hunor a dar tajos y pinchar en cualqueir hueco que encontrará. Por suerte las lanzas de sus enemigos resultaban poco apropiadas para combatir en un lugar tan estrecho y eso le permitía poder hundir su arma en los brazos expuestos del enemigo.

Hundió en su enemigo casi hasta la empuñadura el largo cuchillo, dándole en el oscuro y musculoso vientre, y la sangre comenzó a manar y a manchar no solo el suelo dejando un gran reguero del liquido carmesí, sino que dejó el antebrazo derecho de Hunor totalmente pintado de rojo casi hasta el codo. Sin embargo eso no hacía a Hunor aflojar en su furia dado que seguía rugiendo y golpeando, con el mismo movimiento saco el cuchillo del cuerpo de su enemigo cortando a través de él y dirigió su afilada hoja hacía el siguiente enemigo.

Los dos salvajes se ven sobrepasados en numero y fuerza, pero saben que si escapan moriran de todas maneras y quizás de maneras bastante más imaginativas y dolorosas, por lo que siguen atacando a pesar de estar practicamente sentenciados. En tanto Selena espera que de la escalera detrás vuestra surjan una marabunta de presos enloquecidos dispuestos a cualquier cosa para llegar a la superficie, pero por ahora por ese frente estais libres, aunque no sabeis cuanto por los gritos que se oyen abajo vuestro. En tanto Diago intenta otro golpe de su espada, pero no es afortunado, la sonrisa del negro ante la indefesión del zingaro se le congela en la cara cuando es contestada por un golpe del broquel del aguerrido Diago en toda su mandibula, una lluvia de dientes y sangre riegan a su compañero, aunque este no es distraido lo suficiente para que no esquive el golpe de Nakodan y resista en su escudo el golpe sibilino de Danko. Para su desgracia Hunor esta en racha, y lanza un ataque bestial con su arma al que ya de por si estaba malherido por los dos ataques de Diago. El negro queda con las tripas en el suelo y cae de morros sobre Hunor, que poco le importa y con el mismo impetud corta profundamente en el brazo al último salvaje que queda, que queda completamente horrorizado de la carniceria y llevandose por sus intintos más bajos huye dandoos una oportunidad ideal para finalizar sus penas... o de seguirle para huir ya de este pasillo que empieza a llenarse de humo.

"A enemigo que huye, flechazo en la espalda" rezaba el dicho, pero en esta ocasión era interesante dejar salir al aprendiz de pirata herido por si había alguna sorpresa esperando al otro lado de la puerta al exterior. Además, el humo empezaba a resultar molesto.

Diago limpia la hoja del sable en los harapos de uno de los asaltantes caídos y lo enfunda, sacando una espada auxiliar (que una vez en el exterior es más efectiva que el sable). Apremiado por el humo y las voces de los liberados, anima al resto a continuar

- ¡Vamos, no podemos entretenernos demasiado!

Estaba por rematar al que huía, era lo que le pedía el cuerpo. Sin embargo sus sentidos le recordaron que había humo, y si había humo había fuego, por lo que era mejor salir cuanto antes de ese ataúd en llamas en que se había convertido el barco. El escuchar el jaleo que se había montado en la bodega también le recordó a los prisioneros y no había que ser muy listo para saber que saldrían en tromba hacía la cubierta y serían arrastrados por la turba lo quisieran o no. El ceñudo zingario que los acompañaba tenía razón.

Así que en vez de acabar con el enemigo huido lo que hizo fue, despues de gruñir decepcionado, guardar su largo cuchillo en el cinturón, haciendo caso omiso a que estaba embadurnado en sangre y vísceras del enemigo caído. Tendría una fea mancha en el pantalón, pero era el menor de sus problemas ahora. Acabó de subir las escaleras y blandió su bardiche, una simple y contundente hoja de hacha montada en un recio bastón de roble, si conseguía subir a cubierta la necesitaría bien sujeta para abrirse paso y mantener a ralla a cuantos más enemigos mejor.

Tan pronto escuche el sonido de pasos que se alejaban pude suponer que los supervivientes huian, y la voz de Diago confirmo que eran los atacantes.

Gire sobre mis talones y me diriji hacia el exterior detras de Diago y Hunor, que parecian bastante mas capaces de enfrentarse a cualquier peligro que yo. Manutve la daga aferrada en mi puño, pero con la hoja hacia abajo, para evitar accidentes.

Debemos salir ya.

Mi voz sonaba nerviosa y asustada a causa de lo que podia imaginar que se nos venia encima.

venga los 3 que quedan postear y asi pongo acción en la aventura principal :P

Aunque certero, el salvaje había estado diestro, y había conseguido bloquear el golpe de Danko. Por suerte, para él y para el resto, el bárbaro consigue rematar la faena. Se quedó un segundo paralizado al ver como las vísceras enemigas impregnaban a Hunor. Él nunca acostumbraba a un estilo tan atroz y brutal de combate.

Sin embargo, el otro salvaje que huye, el humo que llega a sus fosas y los gritos de los otros presos lo sacan de su ensimismamiento. Junto con los demás, emprende la carrera hacia la salida, dejando que el bárbaro vaya de ariete a la cabeza del grupo. Procura llevarse una mano a la nariz, a fin de evitar respirar demasiado humo y entrecierra levemente los ojos, para que no se le meta en los mismos.

- No se que es peor... si lo que nos espera afuera o lo que viene detrás nuestra...