Partida Rol por web

Lihem mantuvo su montura a paso lento, con la capucha de la capa detrás de la nuca, dejando ver su cara, hasta que hubieron llegado al río.

bonita corriente eh- comentó sarcásticamente, mirando a los compañeros de viaje, y adentrándose primero al río, le parecía una travesía emocionante

"a ver cómo se las arregla este caballo, espero que esté a la altura"

Pensaba mientras cruzaba, recibiendo golpes del agua que chocaba violentamente contra las rocas.

Tras comprobar que el puente estaba derruído y desechar el paso a la otra orilla a bordo de un bote, el grupo decidió avanzar por el caudal del río hasta encontrar un buen tramo por el que poder cruzar sin mucha dificultad.

El primero en pasar fue Lihem, que cruzó a la otra orilla sin ningún problema, lo que le hizo confiarse más de la cuenta al elfo, que tratando de cruzarlo el caballo no era capaz de avanzar.

Después de una larga noche se pusieron en marcha ya de mejor ánimo. En el momento Nae no había dicho ni hecho nada pero recordaba perfectamente la canción del enano y en su mente ya surgían maneras de devolvérsela...

Al llegar al puente por donde debían cruzar el río vieron como estaba destruído.No puede ser, si yo pasé por ahí cuando me dirigí a Fianosther...tuvo que ser derruido intencionadamente. En seguida le vino una idea a la cabeza, algo complicada pero que tendrían que intentarla, no había más opciones. Fueron hasta el lugar donde el río se ensanchaba para intentar cruzar. El primero fue Lihem y lo consiguió perfectamente, esto le dió ánimos a Nae ya que se sentía algo culpable por el retraso que este percance les podría suponer en el viaje. Seguidamente lo intentó Aeldar pero su caballo parecía no poder avanzar.

-LIHEM-Grito la elfa a su compañero que ya se encontraba en la otra orilla.-SI TIENES UNA CUERDA AMÁRRALA A UN ÁRBOL E INTENTA AYUDAR A AELDAR!-Sería complicado pero entre todos conseguirían pasar o eso esperaba.

Como veía que aquello no iba bien, Nae decidió cruzar el río para desde alli intentar ayudar. Al pasar al lado del joven elfo intentó ayudar pero su caballo estaba demasiado nervioso y por mucha fuerza que Naedunëa hiciera no conseguían moverlo del sitio.

- Aeldar, voy a atar mi cuerda a un arbol y te la lanzo para después tirar entre todos. Si mi cuerda no llega espero que los demás lleven y amarramos unas a otras¿vale? Tu no te preocupes, lo importante es que tu caballo se amanse para que nos sea más fácil moverlo.-Nae siguió caminando y se reunió en la otra orilla con Lihem.

El camino transcurrió tranquilo hasta el momento en que el grupo vio que el puente por el que tenían que cruzar estaba derruido. De repente apareció un caminante y sin objeción alguna todos se pusieron la capa que llevaba cada uno a la orden de Sigmund. Oliver enseguida se puso en guardia ante la presencia de aquel hombre, no tenia aspecto de ser alguien de fiar, así que mejor prevenir pensó Oliver y mientras estuvieron en presencia de aquel hombre, oliver mantenía empuñada su espada en todo momento con la intencion de usarla si hiciera falta.

Aquel hombre dio una alternativa para cruzar el rio pero enseguida fue desecha por el grupo y se hizo caso a la alternativa que planteo Nae, mucho mas barata y coherente al mismo tiempo.

El primero en cruzar el rio fue Lihem que lo hizo sin problema alguno. La cosa se complico cuando fue a cruzar Aeldar, su caballo se bloqueo en medio del rió y no iba ni hacia delante ni hacia atrás. Mientras tanto Nae y Lihem intentaban atar sus cuerdas a un árbol con la intención de hacerlas llegar a Aeldar y así estirando de ella poder sacar al elfo y su caballo de aquel rió que parecía haber cogido cariño a caballo y jinete.

Oliver se dispuso a cruzar el rió con la intención de pasar lo mas cerca posible de Aeldar,la cosa parecía ir bastante bien y parecía que el caballo de oliver pisaba con paso firme los desniveles de aquel rió, asi que oliver se puso a la altura de Aeldar para coger las riendas de su caballo e intentar empujar de este para ver si conseguía hacerlo avanzar.

Tranquilo Aeldar, a ver si puedo hacer que este caballo avanze tirando de el.

En ese mismo instante el desprendimiento de una roca asusto al caballo de Aeldar y este se puso mas nervioso de lo que estaba, Oliver vio como Aeldar apresuraba a su caballo para que avanzara... No Aeldar, no hagas eso, empeoraras la situacion... le dijo el paladín al elfo guerrero, pero este ultimo haciendo caso omiso de las palabras de oliver siguió azuzando a su caballo hasta que este perdió un punto de apoyo e hizo perder el equilibrio de Aeldar haciendo que cayera de cosatado y seguidamente arrastrado por la fuerte corriente del rió.

¡¡¡ Intenta agarrarte a alguna roca !!! Grito Oliver viendo como su compañero estaba siendo arrastrado por el agua rió abajo. Paralizado, oliver se quedo allí en medio del rió esperando ver como se las apañaba Aeldar y con la esperanza de que este pudiera agarrarse a algo para ponerse a salvo.

Lihem logró cruzar el río en primer lugar con suma facilidad, sin embargo Aeldar se encontró con algunos problemas para hacer avanzar a su caballo que viendo sumergidas sus patas en una corriente tan fuerte como aquella, se puso visiblemente nervioso y se negó a continuar avanzado. Mientras tanto, Nae logró cruzar al otro lado y Oliver avanzaba a buen ritmo pasando cerca de él ofreciéndole su ayuda.

En un primer momento, Aeldar tranquilizó a su montura hablándole élfico en voz baja. Parecía mejorar la actitud del corcel, cuando una fuerte corriente desprendió una roca cercana, que se precipitó hacia el fondo con un sonoro chapuzón que avivó los nervios del caballo. El elfo intentó entonces forzar al caballo a avanzar tirando de las riendas, pero aquello parecía no surtir efecto. Intentaba un último empujón antes de que Oliver llegara hasta él cuando uno de los puntos de apoyo falló bajo sus pies y le hizo perder el equilibrio. Cayó de lado y golpeó su costado contra una roca, pero su agilidad y su constitución de elfo minimizaron los daños. Su cuerpo se vio arrastrado por la corriente un par de metros, lejos de su caballo hasta que llegó a unas nuevas rocas que emergían. Tenía la posibilidad de intentar agarrarse a las mismas y no contaría con muchas más posibilidades ya que unos metros más allá, un pequeño salto de agua con un desnivel de unos dos metros amenazaba con tragárselo.

Sumo el bono de 4 de destreza y.... cruzo

Niebla en el bosque, terreno irregular y ahora un puente derruído...

Cuando el caminante apareció, Áran ya llevaba la capa del duque puesta, que había reemplazado el lugar de su habitual capa gris oscura. Siempre la llevaba puesta, ya que era útil para esconder sus armas y para pasar desapercivido. Su mano derecha voló con disimulo a la empuñadura de la espada, oculta bajo la capa, mientras guiaba a su caballo con la izquierda.

¿Uno solo? No podrá cerrarnos el paso él solo, por lo que no creo que sea un bandido, pero por si acaso...

Cuando el hombre habló, a Áran se le cayó el alma a los pies. Qué amable, aparecer en mitad de la nada para indicar a un desconocido de incógnito el camino alternativo a un puente misteriosamente derrumbado. Debería capturarle e interrogarlo, pero no creo que al resto del grupo le hiciese gracia. Será mejor andarse con cuidado...

Nae parecía desconfiar también y recomendó cruzar por un vado. Buena guía, evitando las trampas. A Áran no le hacía gracia vadear un río a caballo, ya que nunca lo había hecho, pero se armó de valor y consiguió lanzarse al agua. Al ver como Aeldar se caía al agua, desvió su rumbo para lanzarle un extremo de la cuerda que llevaba siempre enrrollada sobre el hombro de su peto de cuero:

-¡Olvídate del caballo y agárrate, te remolcaré hasta la orilla!

La cara de Áran se iluminó:

-¿Visitar las ciudades enanas contigo? Jajajaj, ¿Porqué no? ¿qué mejor que un enano para enseñarme las maravillas de los enanos? Muchas gracias Thorin, recuérdame que compre un barril de cerveza en la próxima posada para celebrarlo, jajaja.

Áran sonrió abiertamente.

Nunca pensé que conseguiría semejante invitación. Parece que mi suerte ha mejorado. ¿Serán todos los enanos tan hospitalarios y divertidos como Thorin?

Áran preguntó de nuevo acerca del elixir de la verdad utilizado por el duque en aquella renunión, y Calypso respondió de buen grado.

- Lo cierto es que me sorprendió que el duque tuviera un frasco del elixir de la verdad, pues se trata de una pieza de alquimia extremadamente compleja y cara. Su elaboración requiere años de dedicación y el más mínimo error en su composición estropea la muestra y requiere iniciar todo el proceso de nuevo. Afortunadamente existen procesos mediante los cuales detectar cuando una muestra se encuentra en mal estado porque de no ser así, de ingerirla podría causar la muerte al individuo. Por otro lado, los ingredientes necesarios son muy materiales muy escasos y por lo tanto muy muy caros. Podría enumerar algunos de ellos pero no los conozco todos y tampoco domino el proceso de elaboración. En cualquier caso, si estás pensando en hacerte con uno, siento decirte que te va a resultar muy complicado, a no ser que poseas ingentes riquezas y nos lo hayas ocultado...

Calypso acompañó aquella afirmación con una sonrisa de camaradería. Hay muchas posibles utilidades para el elixir de la verdad, por desgracia es un bien escaso.

Áran escuchó atentamente, y una muestra de decepción se dibujó en su cara cuando Calypso terminó de hablar:

-Ojalá tubiese oro para permitirme una mísera muestra, pero creo que ese elixir queda fuera de mi alcance. Muchas gracias por tu ayuda, y si recuerdo algo más acerca de la enfermedad de mi amigo te lo comentaré. Me dejaste muy preocupado con la mención de la magia negra.

Se dió la vuelta para irse, pero antes de hacerlo añadió:

-Si puedo ayudarte en algo, dímelo. Para eso están los compañeros, y además a tí te debo una por la información.

Aunque realmente no he conseguido la respuesta que solucionaría mis inquietudes...

La fuerte corriente del río arrastraba al elfo tras separarse del caballo y éste luchaba con todas sus fuerzas por intentar agarrarse a algo para evitar caer por un desnivel.

Por suerte para Aeldar, al llegar a un grupo de rocas que sobresalían del agua logró agarrarse con fuerza y se mantuvo ahí un segundo recobrando el aliento.

¡No se cuanto aguantaré aquí, lanzadme una cuerda! gritaba el elfo agarrado firmemente a las rocas mientras la corriente intentaba arrastrarle.

Por supuesto que tengo un momento Áran - dijo Sigmund un tanto confundido por la actitud del artista - ¿Que te aflige?.

El camino que al principio se definía como una travesía tranquila había empezado a volverse algo más peligrosa, un cumulo de problemas empezaban a azotar el camino y tantas coincidencias como la niebla, el caminante esperando a un lado del rio poco transitado o el hecho de que el puente se hubiera derrumbado mantenían la mente del guerrero inquieta.

El grupo se acerco a la orilla y empezó a atravesar el rio poco a poco, Sigmund seguía con sus pensamientos sin darse cuenta del peligro que corría su compañía. De repente un chapuzón y unos gritos de auxilio.

¡No se cuanto aguantaré aquí, lanzadme una cuerda!- decía Aeldar agarrado a una roca del caudaloso rio luchando contra la corriente.

"¿Como he permitido esto?" pensó alarmado Sigmund mientras de un salto se bajaba de su montura para acto seguido sacar la cuerda de 15 metros de su caballo y correr al auxilio de su compañero. Oliver! Lihem! Áran! seguidme desde el otro costado!! intentaremos sacarlo de ahí rápido!!!- El guerrero corrió hasta estar paralelo al elfo y empezó a adentrarse en el rio para estar lo más cerca posible sin que la corriente empezara a acosar con su fuerza.

Oliver vio aliviado como Aeldar tubo la suerte de agarrarse a un grupo de piedras, asi que se dispuso a cruzar el rio a la otra orilla a la par que Sigmund daba ordenes concretas para intentar rescatar a Aeldar de aquella situacion.

¡¡¡Deacuerdo Sigmund!!! dijo Oliver mientras clavaba las espuelas con un enérgico golpe en su caballo para hacer que este corriera hacia la dirección donde se encontraba Aeldar.

Una vez a la altura del elfo, Oliver bajo de su caballo eh hizo lo mismo que Sigmund, se adentro prudentemente en el rió a la altura de Aeldar y espero las instrucciones de Sigmund.

Calypso empezó a cruzar el río con ciertas dudas, la corriente chocaba contra las potentes patas de su caballo que se tambaleaba por momentos, por si aquello fuera poco, el terreno de piedras y rocas que pisaba no era del todo estable pues cada varios pasos alguna piedra se desprendía y era arrastrada por la corriente. Con calma y paciencia el clérigo fue avanzando a lo ancho del río, y tres un par de minutos de duro taajo logró alcanzar la otra orilla sano y salvo.

Cuando se giró hacia sus compañeros observó como Aeldar había sufrido una caída pero había logrado agarrarse a una roca. Sigmund, Áran y Oliver ya acudían en su ayuda de forma que Calypso consideró que lo mejor sería mantenerse a salvo que intentar ayudar y acabar molestando, aunque no dejó de preocuparse por su compañero elfo.

El enano no pensaba admitirlo ni dar muestras de flaqueza, pero si el hecho de cabalgar un poni junto a sus compañeros le daba cierto reparo, cruzar el río con él le aterrorizaba

¡Maldita sea! Mis compañeros ya han cruzado ¡Un enano no será menos! pensó envalentonado

El avance de Thorin fue más complicado que el de sus compañeros, pues la corriente que a ellos les golpeaba la parte superior de las piernas, al enano le alcanzaba en la cintura y en parte del tronco. Sin embargo, su robusto cuerpo resistía considerablemente bien las acometidas del agua y tras duros esfuerzos por alcanzar el otro lado logró pisar terreno seco junto a Nae, Calypso y Lihem. Mientras tanto, Oliver, Sigmund y Áran rescataban al elfo caído.

¡Por las barbas de Nori! ¡Un orejas puntiagudas en apuros! Thorin se adentraría en las aguas para ayudarle pero se ve que ya está bien asistido -dijo hacia los compañeros que esperaban en la orilla junto a él- ¡Aguanta Aeldar, compañero!

Nae sigue preocupada el progreso de sus compañeros en el rescate de Aeldar cuando observa un objeto extraño avanzar río abajo hacia su posición. Mirando con más detenimiento, más objetos lo siguen y pronto forman un grupo de unas especie de balsas que total sumaban unas 10. Cuando ya se encuentran a unas decenas de metros Nae comprueba que se trata de pequeñas balsas élficas procedentes de los habitantes de los Robledales, su pueblo. Al poco distingue sobre las balsas diferentes objetos élficos como capas, frascos, otras telas y lo que parece algún tipo de arma.

Mi pueblo. Nos están prestando ayuda... razona Nae agradecida.

Las balsas se van acercando a la posición de Oliver, Áran y Sigmund que parecen no haberlas visto y como no reaccionen pronto, estas pasarán a su lado de largo y se perderán río abajo.

Desde esta posición podrán escucharme si les advierto, piensa Nae convencida.