Thorin gruñó satisfecho al escuchar la elección del guerrero.Queria estar cerca de aquel mago, le agradaba ser él el que le vigilase.Tras la aparición del ser volador Thorin habia estado mas ausente y cabizbajo de lo normal.El hecho de llevar un mago en el grupo no le agradaba demasiado, pero aceptaria con honor cualquier carga con tal de ayudar.Así, con un gruñido de aprobación ante la idea de dormir en un colchón y el sabor de la cerveza perfilandose en su mente, el enano sonrió por primera vez tras casi un dia.
-Bien compañeros, me gusta el nombre de Puerta Dorada, así que vamos para allá.Nosotros entraremos primero, si te parece bien Sigmund, entrad los demás en una media hora o así.Nos vemos.-Cargando su hacha de nuevo, el enano miró a sus altos compañeros de habitación.
-Calypso, si me invitas a una ronda te cuento un par de batallitas...y a tu amigo tambien.-Thorin guñó con picardia al semielfo, pasando su mirada por el extravagante mago.Aquella noche iva a ser interesante.
Sigmund, eres brillante ^^
Perdonad que haya tardado tanto, pero vuestro cabezota enano preferido está de vuelta^^
Después de la contestación de Aran, Sigmund miro a la elfa y le susurro también - Ves, Áran es un buen chico, además tiene pinta de saber desenvolverse bien en las calles, creo que es el más indicado para vigilar a Picco. Por si fuera poco, Lihem es un noble y sabe lo que se hace, con el estarán seguros.
Escuchando todo lo que decían sus compañeros, mientras iba asintiendo "parece que se agradece el pasar una noche en una cama y comer algo caliente para variar".
Cuando todos hubieron hablado, prosiguió - Bien, entonces iremos entrando a intervalos, el grupo de Nae y Calypso irán a la Puerta dorada y el resto a la otra. Iremos intercalando llegadas a las posadas, así pasará bastante tiempo entre que un grupo entra a una misma posada y otro.
>>A la mañana siguiente- dijo mirando a Áran, Lihem y Picco. - Iréis a finalizar los términos del embarco. Cuando sepáis que barco es, que amarre, y hora de salida, nos lo hareis saber a Oliver y a mí con una nota o como veáis conveniente sin ser llamativo, será fácil ya que estamos en la misma posada.
Se aclaro la garganta y tomo aire para proseguir, su voz seguía siendo más cálida y cordial de lo normal- Finalmente... -cruzo los brazos y se llevo la mano al mentón de forma pensativa- Calypso y alguien más de su grupo, se reuniran con Oliver y conmigo - Los ojos de Sigmund se posaron en la cara de Calypso- En la tienda de aventureros más concurrida y ahí os diremos el plan discretamente. Despúes ya os encargareis de avisar a Nae y Aeldar.
El guerrero se acerco hacia el mediano cogiendo un palo y dándoselo para que dibujara un pequeño mapa le dijo:
Indícanos como llegar a las posadas y donde está situada la tienda, por favor, Picco.
Tras saber y memorizar como llegar a los sitios, Sigmund se subió a su caballo - Nosotros seremos los últimos en marchar - dijo a su viejo amigo paladín- no hace falta que os diga que ante todo discreción y Picco, consigue que el barco zarpe a partir de la tarde para que podamos completar el plan, preferiblemente la noche.
Nos vemos entonces, amigos, id con cuidado.
Ale tocho final xDDD
Modificado, Gracias Nae. COsas de escribir rápido jajaja
Sigmund, el grupo de Calypso y el de Picco no están en la misma posada. Segun pusiste al principio tu y Oliver vais con el grupo de Picco y yo y Aeldar con el grupo de Calypso ;)
Modificado, Merci Nae ^^
El sol amenazaba con ocultarse en el horizonte cuando los viajeros decidieron hacer noche en Port Voynod y dividirse en grupos para no llamar la atención. Así, el primer grupo compuesto por Nae y Aeldar abandonó el bosque para dirigirse hacia la posada Puerta Dorada. Los siguieron Calypso, Thorin y Liozard que se dirigieron a la misma. A continuación el grupo formado por Áran, Lihem y Picco se encaminaron hacia la posada Cofre del Mar y finalmente, Oliver y Sigmund los siguieron a cierta distancia.
A partir de ahora tened cuidado con los destinatarios. Dejo a vuestro criterio a quien tenéis que incluir como destinatario, pero no lo hagáis por ejemplo, con los que están en la otra posada xD
Entraron cautelosamente en aquel pueblo buscando su destino, La posada cofre del mar, las exactas indicaciones de picco para encontrar dicha taberna les sirvió para no perder tiempo inútilmente buscándola y vagando por aquel pueblo.
El recorrido se hizo en casi en silencio, siendo cautelosos ante cualquier extraño movimiento, eramos forasteros en aquel lugar y nunca se sabe donde puede estar escondido el peligro.
Nada mas entrar en aquella posada una bofetada de olor a comida atizo los sentidos de Oliver al que enseguida empezaron a sonarle las tripas pidiendo con gran fervor algo de comer.
Oliver Ojeo lentamente lo que se mostraba ante el. Una rápida mirada al local vasto para ver como estaba la situación. Enseguida reparo en alguien medio escondido en un rincón de la posada, el cual cuando noto ser observado se encogió levemente sobre si mismo. En ese momento Oliver golpeo con el codo levemente a Sigmund indicandole con un gesto de cabeza a aquel individuo... No voy a perder de vista a aquel tipo.
Sin mas demora, se dirigieron hacia el posadero al que se le pidió alojamiento y cena el cual amablemente accedió a las peticiones de los dos forasteros.
Los dos amigos se sentaron en la mesa asignada, Oliver tuvo la precaución de sentarse frente al rincón oscuro donde se encontraba aquel individuo, puesto que el gesto que tubo al sentirse observado a Oliver lo inquieto. Echo una mirada furtiva a sus compañeros viendo como estaban disfrutando alegremente de la comida y bebida mientras llevaban una amena conversacion... Jejeje, de que estaran hablando estos tres.
Apenas unos dias de viaje y ya hemos sufrido varios percances. Que nos deparara el destino amigo mio. Dijo el paladin mientras disfrutaba de la cena con su viejo amigo.
Los ojos de Oliver se posaron sobre la figura de Sigmund mientras este devoraba un jugoso trozo de carne regado con un buen vino. Cuanto tiempo hacia que no nos sentabamos juntos a disfrutar de una buena comida compañero.
Acompañaron a Picco hasta la posada, donde consiguieron una habitación triple en la que dejaron su equipaje antes de bajar a cenar. Áran no era demasiado confiado por naturaleza, y menos con los hechos recientes ni el aspecto de los clientes de la taberna.
Marineros borrachos, capaces de empezar una pelea en cualquier momento. Ya me conozco a los de su calaña. Pero el que más me inquieta es el encapuchado.
Como muestra de confianza se quitó por primera vez en lo que llevaban de viaje la capa, y se colocó un olgado jubón. Dejó sus espadas en la habitación, junto a su arco y dos de las dagas. Mostraba atada al cinturón una daga que pensaba usar para comer.
Cuando se disponían finalmente a bajar a la sala común, Áran se dirigió a sus compañeros:
-Picco, me gustaría que me contases cómo de amigo es el dueño de la taberna, y cómo anda la moralidad de la guardia de la ciudad (si aceptan sobornos, hablando en plata). Cuando bajemos abajo, mientras nos sirven la comida tengo pensado un plan en el que no quiero que intervengais ninguno de los dos a no ser que se me vaya de las manos. Aseguraos también de que los otros dos no intervengan. Espero no tener que llegar a las manos, pero la seguridad de nuestra misión debe anteponerse a todo. Si aparece la guardia y no puedo escapar de ellos, actuar como que no me conocéis. No debemos arriesgarnos todos a caer en una trampa. ¿Puedo contar con vosotros?
La daga élfica y la modificada en la noche de la pesadilla siguen en su lugar hasta que diga lo contrario, master.
Lihem ya podia saborear la cena que pronto tendrian ante la mesa cuando el mensaje de Áran le sorprendio - Como?
-Como? Que pretendes hacer? Sigmud está al tanto de esto? . . . Áran, confio en tu criterio . . . pero no hagas ninguna locura, quieres? No podriamos ayudarte? - Sinceramente esta situacion no me hace ninguna gracia, para una noche relativamente tranquila que podiamos tener.
Picco se mostró sorprendido ante el comentario de Áran.
- Ehh... bueno, tenemos relación posadero-cliente, cada vez que vengo a Port Voynod me alojo aquí. Supongo que atenderá alguna petición que le haga pero no te prometo nada.
Lihem se mostró reacio a apoyar la misteriosa iniciativa de su compañero, mientras tanto Picco le daba vueltas a algo.
Áran, ¿puedo hablar a solas contigo un segundo? le dijo en cuanto Lihem terminó de hablar.
Acto seguido los dos se apartaron un poco y hablaron en privado durante unos segundos
Picco habló con total franqueza cuando estuvo a solas con Áran.
- Áran, tú y yo no empezamos nuestra relación con buen pie, pero creo que podemos ayudarnos mutuamente. Prometo ayudarte en lo que te propones si tú me apoyas a la hora de decidir si puedo acompañaros en vuestro viaje a partir de aquí. Simplemente quiero que me ayudes a convencer a los demás de que soy de confianza, y que llegado el momento, apoyes que yo os acompañe en vuestro viaje hacia el sur ¿Puedo contar contigo?
El mediano escrutó a Áran con la mirada esperando una respuesta a la propuesta.
En medio de la fiesta que se estaba produciendo en la posada se empezó a formar un corrillo alrededor de una mesa con un grupo de hombres cantando y riendo alrededor. En uno de los momentos que un par de hombres se apartaron un poco, el grupo pudo ver que en el centro, sobre la mesa, el mono de Liozard bailaba animadamente.
- ¿De dónde ha salido esa pequeña bestia peluda? ¡Ya lo han vuelto a matar! ¡Bbrrrrrrrrr! ¡Maldito simio kamikaze!
Liozard gruño y bufó varias veces antes de terminarse la cerveza que tenía ante sí y pedir otra.
Los elfos avanzaron por las calles de la ciudad hasta la posada donde pasarían la noche. Aeldar no era muy dado a visitar pueblos humanos, por lo que se notaba que no iba del todo a gusto, aunque aquellas calles no parecían muy transitadas, por suerte.
Entraron en la posada, y una vez hubieron cogido la habitación, se sentaron a cenar mientras las gentes de alrededor festejaban la vuelta de un joven a la ciudad.
Debe de ser alguien importante para haber montado todo ésto. Comentó el elfo mirando a Nae mientras cenaban y disfrutaban del ambiente.
La mueca que se dibujó en la cara de Áran no podría identificarse con palabras humanas: asco, odio, sorpresa, temor, ... sí, temor, algunos temores antiguos le asaltaron al recordar en la magia negra del duque y sus sospechas inciales hacia él.
-Creí que tu misión era arreglar las condiciones de nuestro transporte en barco, y que luego volverías con el duque a cuidar de su salud. ¡En ningún momento dijiste nada acerca de acompañarnos! Por los dioses, ¡decías que eras un criado y que carecías de concocimientos de supervivencia, lucha o cualquier cosa útil para la misión! Lo que necesitamos es un aventurero experto en su campo, ¡no un criado al que sorprendimos espiándonos porque dudaba de la lealtad de un miembro del grupo! ¡DE MÍ LEALTAD!
Soltó un fuerte puñetazo contra la pared, y el dolor de sus nudillos le ayudó a recuperar la compostura, al menos un poco. Se chupó la sangre que comenzaba a manar de los nudillos. Cogió aire e intentó contenerse para no sacar la daga y eliminar el quebradero de cabeza que representaba el mediano de una vez por todas:
-Bien, Picco, ahora vas a contarme qué es lo que pretendes exáctamente, cuál es tu verdadera misión y por qué quieres embarcar con nosotros si, supuestamente, careces de las habilidades necesarias para ayudarnos en nuestro viaje y solo resultarías un estorbo en el momento de luchar. Y esta vez quiero al menos una mentira que se mantenga en pié por si sola.
¡Relájate, Áran! Con todo el alboroto que estoy montando y el tiempo que esto me va a tomar, seguramente mi plan ya sea imposible de realizar, y el encapuchado haya ido a informar de que estamos aquí si en efecto era un espía.
La posada, aunque no muy hernmosa, tenía buena comida, bebida y era un lugar caliente. Podrían descansar y recuperar fuerzas.
Cuando el posadero les puso las cervezas gratis a cuenta del jóven recién regresado, le contestó al posadero. -Muy amable, dele las gracias almuchacho y felicítelo de nuestra parte.-
Al ver al mono bailando, y tras un par de cervezas, Calypso se río -Ja, ja, ja. Pues a mí me parece muy gracioso, amigo. Para una vez que no está causando problemas. Déjale que se divierta. -
Al ver a sus compañeros entrar la posada, permaneció en silencio. Debían mantener su fachada.
Hacía mucho tiempo que Nae no viajaba a Port Voynod pero le alegró comprobar que la ciudad no había cambiado en absoluto. La noche ya había caído cuando encontraron la posada y las calles estaban bastante tranquilas, lo que contrastaba con el ambiente de la posada. Cuando abrieron la puerta pudieron comprobar que en el interior había un gran ambiente, se respiraba fiesta por todas partes. Después de que el posadero les diera la llave de su habitación los jóvenes elfos se sentaron en una mesa a cenar tranquilamente. Al entrar habían tardado un momento en encontrar a sus compañeros, estos se estaban situados no muy lejos e intentaban no mirar para ellos. Nae estaba pensando en el ave que habían visto en el cielo cuando Aeldar le habló.
-Sí, sin duda debe ser alguien muy querido por estas personas. Aeldar...ahora que nadie nos presta atención quería contarte que estoy algo preocupada por eso de aquello que surcaba el cielo... ¿fuiste capaz de distinguir lo que era? Nunca había visto nada parecido y creo que nos estaba buscando. Lindorie tenía razón cuando dijo que nos esperaban cosas oscuras en este viaje.- Nae agachó su cabeza, no tenía miedo pero aquello le inquietaba. Parecía que la noche iba a ser muy larga para ella.
Picco se asustó al comprobar la reacción de Áran.
¿Qué clase de paranoia tiene este hombre? pensó para sí.
El mediano tensó el gesto convencido de no mostrar el miedo que sentía. Debía mostrarse firme.
- Lo cierto es que quiero acompañar al grupo hasta Willem porque soy el que más se juega en esta misión. Algunos lo hacéis por la aventura, otros por respeto hacia el difunto duque, tú lo haces por limpiar tu nombre... yo lo hago porque esas dos personas que queremos rescatar son mi familia. Son lo que queda de ellas, y porque el hombre que ha muerto hace unas semanas era un padre para mí. No espero que lo entiendas, pero por favor, controla tus impulsos.
El mediano dio media vuelta y se dirigió hacia los demás dando por finalizada la conversación y pensando si no se habría excedido en su valentía.
Quizás te has pasado Picco ¿Quien sabe lo que podría hacer este hombre en uno de sus ataques de ira?