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La Gran Carrera (EJDRDLSP)

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12/01/2015, 12:50
Director

El trayecto por las calles de Nueva York había sido caótico, sobre todo teniendo en cuenta que nada más quedaban tres participantes para causar tal caos. Un mono lanzando plátanos, un coche comiéndoselos e interrumpiendo un servicio de grúas magnéticas, y un tractor araña conducido por lo que parecía un niño redneck habían sido las delicias de los habitantes de la Gran Manzana, habituados a lidiar con atascos y accidentes. Más adelante, el destino de los participantes, Liberty Island, separado por una franja de agua de la ciudad de Nueva York, parecía inalcanzable.

A menos claro que se utilizara el puente de servicio que servía para transportar materiales en las obras de restauración de la estatua. El camino, que solo permitía el acceso a un vehículo, enfrentó a Pe Jota Mackey y a Lester Montgomery, últimos participantes de la carrera. El mono, quizá por haber estado preocupándose de lanzar plátanos al otro competidor, no pudo reaccionar a tiempo ante la maniobrabilidad del robótico vehículo del sureño, y su termotanque se vio adelantado por el rejuvenecido redneck. Los chillidos de furia resonaron desde el interior, pero era demasiado tarde. El paleto había cogido la delantera, demostrando que a veces un mono no puede ganar a un ser humano. Si bien son las que menos.

La estatua de la Libertad marcaba el final del trayecto, y una muchedumbre de curiosos rodeaba la meta, estratégicamente colocada frente a la estatua. Al llegar Lester, las aclamaciones resonaron por toda la isla.

- ¡Señoras y señores, tenemos un ganador! ¡Lester Montgomery!- El presentador se encontraba en esta ocasión físicamente presente, si bien su voz seguía resonando por el sistema de megafonía, para que todos los presentes le escuchasen.- ¡Puede descender del vehículo para recoger su premio! ¡Un billete de un billón de dólares, otorgado expresamente por el gobierno de los Estados Unidos para la ocasión, y de curso legal en cualquier oficina bancaria del mundo!

El premio, un billete cómicamente grande, destacaba en los brazos del presentador. El hombre se lo ofrecía al conductor, invitándole a descender del vehículo, mientras el público seguía aplaudiendo, no estando seguros de la validez del título al portador. Sin embargo, interponiéndose entre el premio y el ganador, una serie de hombres armados salieron de entre la gente, apuntando a Lester.

- ¡Lester Montgomery, FBI! Queda usted detenido por las fuerzas de seguridad Federales, acusado de destrucción de monumentos emblemáticos de los Estados Unidos, lesiones contra ciudadanos estadounidenses, terrorismo ambiental, daños a la propiedad de ciudadanos estadounidenses, maltrato animal, invasión de la propiedad privada, infracción de las leyes de propiedad intelectual sobre la difusión de audios sujetos a copyright y desobediencia a las fuerzas policiales locales. ¡Deponga el vehículo y salga con las manos en alto o abriremos fuego!

Un último obstáculo entre el conductor de McKenzie y su premio. ¿Que iba a hacer ahora?

Notas de juego

Finalmente, Lester Montgomery es el ganador de la Carrera tras unas reñidas votaciones. Último post de cierre, desarrolla la escena para el clamoroso público.

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13/01/2015, 08:49
Lester Montgomery

Lester, regocijado por el clamor popular, sonrió con su aparato dental desde su arácnida BESTIAJA. Había ganado La Gran Carrera. Había ganado a un alienígena que quería dominar Alabama, a un piloto francés que había mancillado el honor de la diosa de la lujuria, de la musa de McKenzie, de la escultural e inalcanzable afrodita de la Amaleen, y había ganado al mono Pe Jota Mackey. Y eso que en los días previos al inicio de la carrera, los carteles publicitarios de la competición rezaban "Un mono con un teclado y conexión a internet podría participar. E incluso ganar. ¿Vas a dejar que te gane un mono? ¿VAS A DEJAR QUE TE GANE UN MALDITO MONO, LESTER?". 

- ¡¡Noh!! ¡No iba a dejáh que me ganase un mono, y no lo he hechoh! ¡No señód! -gritó el redneck adolescente con decisión. La frase quedó un poco extraña, fuera de contexto de lo que el presentador estaba diciendo sobre el billete de un billón de dólares, pero a Lester no le preocupó quedar como un demente. El ver un billete tan grande, sin embargo, le hizo volver a la realidad.

- ¡Addea! -dijo, bajándose de su bólido tractoril para recoger el premio- ¡Qué billete tan gdande! ¡Debe valeh... casi un billón de doladeh! -dijo, haciendo el cálculo a ojo.

Se acercó para hacerse la foto de rigor con el presentador y con el billetazo, pero el enorme papel monetario tapó totalmente su altura infantil. Y en ese momento, oculto tras el bendito capitalismo de América, el sureño oyó la voz de su último y más terrible enemigo: el FBI.

- ¡Loh fededaleh! -exclamó asustado, y se fijó bien en quiénes eran los cabecillas de esa operación: los conocía bien- ¡Agenteh Mully y agente Sculder! ¡¡Ya me expdopiadteih mi maizal y ahoda veníh a pod mi éxitoh y mi fodtunah!! ¡No tenéih alma! ¡Pedo nunca me cogedéih vivoh! -dijo, y aprovechando que el billete le ocultaba parcialmente, se enrolló en él como una alfombra y saltó cómicamente a LA BESTIAJA.

- Oddenadoh, activa tu comando de emedgenciah, tenemoh que salid pod patah. Busca cuadquiéh cadeteda y llévameh a McKenzie.

- ¿Carreteras, Michael? -respondió la voz de KITT.9000 enigmáticamente- Donde vamos no necesitamos carreteras... 

LA BESTIAJA, con Lester dentro enrollado en el billete del billón de dólares, se empezó a transformar para tener una apariencia que tuviese algo más de clase:

En unos interminables diez minutos de sonidos mecánicos, chapas chirriantes y juntas mal soldadas, KITT.9000 había jugado su última carta y había transformado a LA BESTIAJA en lo que siempre había estado destinada a ser: una máquina del tiempo de un solo viaje. Siendo arrastrado de manera destartalada por un Dodge, como se ve en la imagen, el Delorean Redneck se volatilizó sin dejar rastro, dejando estupefactos a los agentes especiales del FBI, al presentador y al público que había asistido a la meta de la competición. El niño sureño ganador de La Gran Carrera había desaparecido y nunca más se supo de él.

Tiempo después, sin embargo, en una exposición que un excéntrico coleccionista había montado sobre "Anuncios Desclasificados de los años 80", apareció uno muy raro que curiosamente hubiera llamado la atención de más de uno si hubieran conocido a Lester Montgomery a los 23 años...

¿CONTINUARÁ?

 

 

Notas de juego

¡¡Sí!! ¡Gané! :) :) :)  ¡¡Gracias a todos!!