Partida Rol por web

Una noche larga y tranquila, sin dudas algo para agradecer. Cuando comenzaron los primeros rayos de sol, Alfred levantó a su gente a pulmón y tripa.

¡¡¡Vamos!!! ¡¡¡Levántense perros!!! - gritó Alfred.

De repente, la tranquilidad que había en la posada pasó a ser un tumulto y una acumulación de distintos ruidos, sobre todo metálicos.

La gente había bajado y acudieron al tan esperado maestro de armas para comenzar las reparaciones del armamento.

En este punto podrías reparar o darle mantenimiento a alguna de tus armas, o bien podrías dar un vistazo por alrededor a ver que encuentras.

El bueno de Pólux se encontraba levantándose como podía debido a la resaca del día anterior, cuando escuchó los gritos de su superior, lo maldijo internamente, pero al menos había conseguido levantarse a su hora, y a decir verdad, había tenido que vérselas con cogorzas mucho peores y en lugares más peligrosos que una simple posada.

Por ello, sonriendo para sí por la cantidad de locuras hechas hace ya varios años, se levantó y se dispuso a ir junto a su fiel amigo Varen, ayer había sido un gran día a su manera, y hoy ya tocaba hacer algo productivo, así que le dijo al mercenario:

-Bien amigo, ¿qué piensas hacer hoy? ¿quieres investigar algo o vamos del tirón al armero? mi peto tiene unas cuantas abolladuras... -dijo con su mente simple, pues para él las elucubraciones de Varen siempre irían un paso delante de él y ya tenía asumido que era mejor dejarse llevar por el mismo...

Oktael se levantó renovado. Había podido dormir profundamente toda la noche y al contrario que muchos de sus compañeros, no mostraba rastro alguno de resaca.

El maestro armero estaba trabajando a más no poder, reparando cuanto le llevaban. El africano miró su espada ceñida al cinto y decidió que no había arreglo posible para tan despreciable arma. Tampoco encontró por el lugar alguna lanza que le sirviera a su estilo de combate. 

Decidió que necesitaba respirar otro tipo de aire, por lo que salió fuera y emprendió un curioso camino en aquel desolado lugar.

Varen se hallaba cruzado de brazos escaleras abajo. Este observaba el panorama con cierto desdén.

Al ver a su amigo sonrió unos instantes.

Encarguemos nuestras piezas a alguno de los novatos. ¿Para qué están sino? - comenzó a reír - venga, elige a alguno de ellos y luego larguémonos. 

Daremos una vuelta antes de que el puto jefe nos ordene irnos.

El mercenario sonrió a su compañero y le dijo con tono divertido:

-Tienes toda la razón Varen, y tengo al candidato ideal para ello jajaja –decía mientras se alejaba riéndose con todo el equipo que tenían que reparar.

Llegó dando un vozarrón allí donde dormían los nuevos reclutas y dijo:

-¡En pie gandules! Hay cosas que hacer –dijo mientras le lanzaba varias armaduras y armas a Charles- tú te encargarás de que se repare mi equipo y el del capitán Varen, y más te vale que esté reluciente –dijo con un tono de voz que no admitía réplica, a lo que añadió con cierta mordacidad- a ver si así se te pega algo y duras más bebiendo chavalín jajaja –concluyó con su característica risotada esperando arrancar alguna más de sus compañeros.

Tras ello, se volvió hacia su amigo y le dijo:

-Listo compañero, ahora vayámonos a dar ese paseo… -terminó diciendo mientras estiraba sus brazos y bostezaba, para luego ponerse en marcha hacia la puerta.

Desperté en una tienda de campaña sin saber muy bien cómo había llegado en un principio. Me dolía mucho la cabeza, pero igualmente me dirigí a la tienda de Lord Bertram, recuerdo que el quería hablar conmigo antes de que varen nos interrumpiera...

-Lord Bertram, quería decirme algo?

Bertram estaba mojandose la cara con un balde cuando apareció William. Este se secó torpemente con su propia ropa, y realizó una señal a Williamo indicando que se acerque.

Quería decirte que debes tener extrema cuidado con quienes cuentas las historias de porqué estamos aquí y tal. Después de todo, buscaremos el momento ideal para desertar. No tenemos la intención de pertenecer aquí, mucho menos hacer relaciones sociales si eso implica arriesgar nuestros planes.

Eres inteligente, William, confío de que te das cuenta de la importancia de lo que te estoy señalando.

Oktael se dirigió por un camino pantanoso que yacía a las afueras del puesto donde se encontraban. Este se sintió motivado por el camino que recorría, el cual lo terminó hacer adentrarse por un espeso bosque muy profundo y peligroso.

Curiosamente, pudo divisar algunos cuantos objetos que brillaban a la lejanía.

¿Este daría la vuelta? ¿Seguiría por su camino? ¿Se desviaría para buscar los objetos brillosos?

El africano sentía curiosidad por aquello que brillaba en el bosque. No dudó demasiado, quizás si era aquello que estas civilizaciones tanto codiciaban, podía llegar a tomar un atajo en su búsqueda. Oro, no por su codicia, sino por su necesidad. 

Sin pensarlo demasiado, se acercó con toda la cautela que años viviendo en la naturaleza, de la caza y en armonía le enseñaron. Tampoco podía ser tan descuidado, aquello no podía ser tan... fácil.

Oktael comenzó a seguir ese pequeño brillo que había visto. Ya no lo veía, pero se guió principalmente en la dirección por la cual creía que lo había divisado.

En su inteligencia y costumbre de entornos hostiles, pudo evitar algunos terrenos resquebradizos. Tras varios minutos de búsqueda, y justo cuando estaba por rendirse, logró ver que había un cadaver con una armadura y varias flechas que le penetraban.

En ese momento se dio cuenta de dos cosas.

1: podía tomar una lanza y un escudo que había dejado el cadaver. Y se veían en buenas condiciones realmente.

2: Debía haber algún tipo de tribu o banda por alrededor que maneja ese sitio de forma muy hostil, y no le agradan los intrusos.

-Entiendo perfectamente, Lord Bertram. Usted solo de la señal y nos iremos de este grupo. Ha tenido noticias de la señorita espía y de Lord Lucas?

Oktael dudó unos instantes. Pero su determinación fue más fuerte. Hace tiempo que buscaba una lanza adecuada para pelear como él sabía. No le daba temor quienes manejaban aquel sitio, pero si agudizó aún más sus instintos. Se acercó con cautela, y realizando una silenciosa plegaria a su Dios, rebuscó las armas y el escudo de aquel cadáver. 

Me alegra que te des cuenta de ello. Referente a Lucas o la espía, nada de nada. Supongo que tendremos que hacerlo nosotros. Cuando se presente la situación ideal, nos iremos.

En fin, si tienes algo que hacer en la armería te diría que bajes ahora. Mis armas ya estaban reparadas antes de venir al torneo, así que no tendré necesidad de ello.

Este caminó con mucha cautela para llegar hasta los objetos tan preciados. Finalmente pudo tomar la lanza y el escudo, cuando observó a su alrededor por temor de que alguien lo estuviese vigilando.

De repente, el ruido mismo del bosque comenzaba a silenciarse. Los pájaros y demás sonidos ya no hacían tanto ruido. Sintió como algunas ramas se rompían. Entonces, allí, comenzó a creer en lo peor. Le estaban siguiendo.

Oktal comprendió que lo estaban siguiendo. Sin perder la calma, recordó cómo lo hacían con las bestias en sus tierras. Buscaría emboscar a su perseguidor. Decidió mantener la guardia, pero disimuladamente y con sigilo, intentó perderse entre los árboles. Quizás encontrara algún matorral, algún hueco en el suelo, o algún árbol que le permita subir rápidamente. Todo con sigilo y atención. Si la suerte no le jugaba una mala pasada, sabría quién lo acechaba.

Tras esto, Polux comenzó a caminar con Varen por los alrededores. Tenían un camino de tierra que era una ruta de comercio en dirección a otra ciudad de Banderlei. Sino, el bosque estaba atrás de ellos como para adentrarse allí y ver que había.

Alfred nos buscará pronto, así que aprovechemos estos momentos. Quería hablar contigo.

¿Qué opinas de estos tios nuevos?

Luego se quedó quieto mirando los caminos. Este parecía dejarle la posibilidad a Polux de elegir por dónde ir.

¿Mi propio cuerpo se estaba burlando de mi? 

Me levante hecho un desastre, con la resaca subida en la cabeza y rastros de mareo. ¿No habia resistido ni dos tarros? ¡Mi propio cuerpo me estaba traicionando! Aun con mi malestar, habia trabajo por hacer. Reparar armaduras...Sonaba a pulir hasta que las manos calleran doloridas, pero si queria que esto sirviese tendria que hacerlo almenos a regañadientes. Agarre el pesado equipo de Varen y Polux, apestaba a sudor, pero no era un olor que me afectara.

-¡A la proxima vereis como me burlo de vosotros mientras caen en el suelo por la borrachera!

Viendo la indecisión de su compañero, Pólux tomó el camino que llevaba hacia el bosque, mientras le respondía a Varen diciendo:

-El tal William me cae bien, aunque parece un tipo con demasiados principios, por eso quizás sea de confianza... -dijo mientras dejaba a su amigo que intuyera lo que quería decir- por otro lado, la discusión del negro con el jefe quizás podamos aprovecharla, es obvio que no le cae muy bien; en cuanto a los demás, parecen gente corriente, son demasiado callados, excepto a ese al que llamaste noble, no me da muy buena espina ¿qué sabes de él amigo mío? -iba diciendo el corpulento guerrero mientras se internaban en el bosque.

Quizás me equivoco. Pero esta gente no estará mucho tiempo entre nosotros, Polux.

Para mí buscarán la primera oportunidad para desertar. No están aquí por necesidad, vamos, hay nobles entre nosotros. Esto no cuadra demasiado.

Si yo puedo darme cuenta, Alfred ya se dio cuenta, estoy seguro de ello. Hay algo que está tramando con ellos, ¿me entiendes?

Este siguió a Polux para el bosque. A medida que se adentraban cada vez se volvía más espeso y con muchos árboles y malezas que complicaban seguir adentrandose.

Vaya, este sitio es mucho más silvestre de que lo recordaba. Aunque no estoy seguro si alguna vez vine aquí...

Oktael se subió a un árbol para buscar ventaja táctica en el terreno. Este observó con atención a su alrededor. Pero no vio absolutamente nada.

¿Estaría quizás siendo paranoico? ¿No había nada allí? Lo cierto es aguardó allí varias horas por temor a que lo siguieran, pero nunca pasó nada.

Finalmente se terminaría bajando. Un poco hambriento y algo cansado. Este probablemente buscaría devolverse al campamento de armas. Y allí pensó. ¿Y si lo estaban buscando? ¿Y si ya se fueron sin él? Ahí comenzó a sentir desesperación por el miedo a haberse quedado solo y abandonado. ¿Qué haría solo?

Comenzó a caminar para regresar, pero el bosque era muy espeso y lleno de malezas y árboles. Era imposible encontrar la manera de volver. ¿Cuál camino tomar?