Partida Rol por web

En el instante en que el último de los hombres, en este caso una mujer, cae al suelo, su vida arrebatada por el fuego mágico y las fauces de Zoe, Ugluk abre la puerta que bloquea el pasillo, y, sorprendido, observa el escenario que espera al otra lado, aunque antes de poder abarcarlo al completo, el ruido de tres arcos al liberar sus flechas llama su atención, a tiempo suficiente de poder esquivar una de las saetas.

Tras los disparos, de los tres hombres que parecen guardar dicha puerta, una rápido vistazo de la sala, muestra a muchos más enmascarados, pero otros cuatro, todo y observaros por un instante, parecen enfrascado en defender la otra y única entrada adicional a la gran sala, donde mesas, armarios y catres, repartidos por la estancia, os dan a entender que se trata de una especie de barracón de guardias. Y en dicha entrada, una puerta de doble hoja, lográis avistar a Zenram y Dae, el primero malherido a causa de las saetas, la segunda recién aparecida tras hacer uso de sus poderes, logrando que un fuerte viento sople entre ellos y los arqueros que los apuntan.

Una vez situados, el ruido de los arcos al volver a ser cargados, bajo la orden de un cuarto tipo, situado a un lado, os devuelve la atención sobre los hombres que os acosan, pero un ensordecedor grito, de Zenram, llama la atención de estos, lo que os granjea unos segundos de ventaja...

Ajeno a la llegada de Ugluk, y gobernado absolutamente por la ira, el guerrero AAAAAAHHHH!! ACABARÉ CON TODOS VOSOTROS!! - aúlla, y con rápidas zancadas, se planta frente al más cercano de los arqueros, a quien cercena su cabeza de un solo y rápido golpe, tras el cual, y sin apenas varia su trayectoria, arremete contra su compañero, logrando que el filo de su arma se adentre en su pecho en una grotesca y fea herida...

Os mataré a todos!!

La ferocidad del guerrero es aplastante, y ante sus golpes, los enmascarados restantes no pueden evitar reflejar, en su mirada, el temor que sienten, pero ante la orden - Vamos, seguid disparando! - de aquellos dos situados a un lado(*) , mantienen sus posiciones y recargan sus armas, dispuestos a seguir pelando...

Al ver que Zoe acaba con el ultimo de los encapuchados que le impedían el paso, Murdock corre hasta donde se encuentra Ugluk y se queda helado ante el brutal combate que están viviendo Dae y el estúpido guerrero que se la aprovecha.*

El mago, respira agotado, se quita la máscara oscura que lleva como disfraz, se frota luego el sudado rostro con el brazo herido, sosteniendo el espadón con su otra mano y manchándose de sangre la barba carmesí, y escupe por ultimo una flema rojiza.
Al ver tantos asesinos de Stern en la sala, estira el brazo herido hacia el frente ignorando el dolor de la herida que casi no puede sentir, y desmenuzando un trozo de azufre entre sus dedos murmura unas palabras en ígneo.
Una esfera de fuego se crea de la nada entre sus dedos, creciendo más y más hasta casi cegar a Ugluk a su lado.
Con un ademan, el mago la arroja a gran velocidad a un claro formando en medio de la mayoría de los encapuchados, estallando y abrazando con cálidas llamas a casi todos los hombres de Stend!

Murdock, agotado por el combate y las heridas, apoya la punta de su espadón en el suelo, usándolo para sostener su cuerpo mientras recupera el aliento.

El estallido se produce acompañado de un profundo temblor, y cuando las llamas salen disparadas en todas las direcciones, los enmascarados más cercanos se lanzan al suelo, intentando así, aplacar o esquivar lo más temible de estas. Pero tres de ellos son muy lentos, y sus ropas, así como su carne, prende con intensidad, arrancándoles aullidos de dolor antes de que se desplomen al suelo, muertos. Los otros tres afectados, más afortunados, tan solo tienen que preocuparse por quemaduras mucho menos graves que las de sus compañeros, aunque no por ello menos dolorosas.

Será mejor alejarme de él...pienso en cuanto por enésima vez compurebo el poder ardiente de mi compañero.

Fiuuu fiuuu..llamo a ZOe.Ésta rauda y veloz se aproxima a mi.En cuanto siento que viene,me apresuro y compienzo a andar,con cautela,por la pared,hasta detenerme y lanzar un flechazo al enmascarado más cercano que tengo a mi.

¡¡Váis a  arder jajajjaja..!!.exclamo,después de que la flecha perfore el cuerpo del pobre adversario.

La amenaza de Ugluk, así como su flechazo, parecen hacer mella con la misma intensidad, y mientras su saeta lograr herir físicamente a su objetivo, sus palabras, una simple confirmación de lo acaecido apenas hace un segundo, logran que las miradas de aquellos que lo escuchan se desvíen, por un instante, hacia el mago fanático del fuego.

Pero todo y ello, los hombres de Stend no parecen decididos a rendirse, quizás porque tampoco tienen otra salida, o puede que por valentía dada su juventud, pero por una razón u otra, los que aún viven se centran en atacar. Los dos arqueros supervivientes, alzan su armas, y todo y las quemaduras sufridas, disparan sus saetas sobre el mago, quien, en una demostración de agilidad, evita ambas con facilidad.

Por su parte, el joven que ha recibido el disparo de Ugluk, empuña su espada, y con una mirada fiera, se lanza sobre el drow, apuñalando a diestro y siniestro con la intención de que alguno de sus golpes sesgue la vida de su rival. Por suerte para Ugluk, o más bien gracias a su experiencia, ninguna de las estocadas logra alcanzarle, y todas y cada una de ellas tan solo logran cortar el aire o golpear, sin consecuencias, su armadura.

Al otro lado de la sala, el único hombre superviviente, y no afectado por las llamas, aprovecha la furia del guerrero para acercarse por su espaldas, y a traición, apuñalarlo con dureza.

Mientras, el mágico fuego conjurado por Murdock trae con él sus derivadas consecuencias, y ante el contacto con la madera prende en algunos de los muebles, en especial una de las mesas, más centrada en la sala y que arde con celeridad, y no tanto así en los catres o armarios, ya que estos están más cerca de las paredes y por tanto alejados de las llamas más violentas y prenden con mucha más lentitud. El humo de la madera al arder se une al combate, y aunque aún insuficiente para ser una auténtica molestia, tiene tintes de empeorar sin el resto de muebles acaban por encenderse del todo...

Después de esqiuvar el ataque del enmascarado,doy un paso hacia la pared y le lanzo de nuevo un flechazo,que le perfora la cabeza.Penetrando primero por la frente y saliendo por la otra parte de la cabeza,atravesando la capucha.

¡¡No deberíais luchar,pues no tenéis posibilidad alguna...!!,menciono mientras mi adversario se desploma al suelo.

Vamos Zoe...le susurro a mi compañera animal,la cual avanza junto a mi.

El mago, se arranca la mascara con una mano mientras con la diestra sostiene en alto su espadón.
Frente a él, dos arqueros le lanzan flechas que no logran más que estallar en astillas al golpear contra su escudo de fuerza.
Cuando uno de ellos, le arroja una flecha, el mago reacciona como con un reflejo y le arroja a su vez una llamarada a quemarropas.
Murdock, se prepara para cargar con su espadón contra los dos encapuchados, pero al dar un par de pasos adentrándose en la sala, la luz del incendio que se está forjando lo cega momentáneamente.
Las llamas y el humo, casi hacen dudar un instante al mago, el cual se queda en el umbral, con la espada aun en alto...
Una nueva flecha se hace añicos frente a su rostro, cuando el escudo de fuerza le salva una vez más la vida.
El mago, sacude su melena rojiza, y renegrida ahora por el humo cada vez más denso...

Abre la boca, reseca, marchita...y pronuncia una sola palabra, uno de sus pocos recuerdos no borrados...
Fuego...

Con un único ademan, la mano izquierda se alza y deja caer la oscura capucha. El brazo se mueve de izquierda a derecha, dibujando un abanico, señalando las llamas que, voraces, comienzan a encender cada madera seca de la gran habitación. El muro de viento de Dae aviva las llamas, y Murdock, demente, o como hipnotizado por el fuego que chisporrotea ante sus ojos, mueve la mano al tiempo que, casi sonámbulo, pronuncia las arcanas palabras sin ser casi consciente de ellas.
Una enorme bola de fuego surge de sus dedos extendidos, en dirección al centro del incendio...y estalla con toda furia envolviendo en llamas a los dos arqueros encapuchados!

Con la segunda explosión de fuego, la cual acaece entre los dos únicos arqueros superviviente, las lenguas de fuego estallan con más brutalidad, quizás porque el fuego ya domina la estancia, y cuando lamen la madera cercana de armarios y catres, esta prende con suma facilidad, convirtiendo, más rápidamente de lo deseado, la enorme sala en una densa caldera de fuego y humo. Los arqueros, por su parte, apenas logran gritar antes de sucumbir bajo el ardiente fuego, y sus cuerpos, grotescamente deformados por el fuego, se desploman en el suelo, pasto de las llamas al igual que esa zona de la habitación.

No muy lejos de la posición del mago, Ugluk acaba con la vida de otro de los hombres de Stend, pero eso apenas le importa, pues su mirada no puede evitar centrarse en la destrucción que está llevando a cabo su compañero, y la cual podría llegar a ser incluso peligrosa...

Ignorando las explosiones o el calor, el guerrero centra toda su ira en aquel que le ha apuñalado, y cuando lo enfoca, golpea por dos veces con su arma, primero de arriba abajo, alcanzando el cuero cabelludo y parte del cuello, y seguidamente, y todo y su muerte, de derecha a izquierda, sesgando su cabeza de un corte limpio y rápido.

Os lo adverti!! - grita, volviéndose en busca de más rivales, adversarios inexistente, pues todos han caído, lo que empieza a relajarle, permitiendo que el auténtico dolor emerja proporcionalmente a como la furia le abandona...

Dae.. ¿donde estás Daenerys? - grita, mientras su mirada busca a su amada, hallándola en el umbral de la sala, hacia donde avanza, renqueante y malherido, para reunirse con ella.

Con la muerte del último hombre, o más bien joven, la sala parece quedar en silencio, y tan solo el crepitar de las llamas retumba con fuerza a medida que la madera se resquebraja y arde. El humo, denso y negro, asciende al techo, no muy alto, y poco a poco, la sala parece llenarse de este, oscureciéndose progresivamente...

Un poco agitado,me acerco hasta donde están mis antiguos compañeros y digo:¡Finalmente os encontramos qué tal estáis,cómo os dejásteis apresar por estos indigentes!.Observo el estado de ellos.A propósito ,¿sabéis algo de la bibliotecaria?,a pesar de este,aparente,momento de tranquilidad,estoy en estado de alerta.

Acudo presta en ayuda de mi amado pero Murdock acaba con los que restan, poso una mano en su pecho invocando el poco poder que resta en mi interior cerrando algunas de sus heridas.

Luego encaro a mis compañeros con una amplia sonrisa en mis labios, me alegro de veros nuevamente y más aún con vida, nos habían informado de vuestro fallecimiento y nos dejaron ver vuestro equipo como prueba de ello, y no se nada de la bibliotecaria, debebmos ir rápido y recuperar nuestras armas, pero primero, hazte con una armadura Zenram, le digo a la vez que voy desabrochando una de las cotas de malla.

Les mintieron...al igual que a nosotros.
Piensa Murdock en una parte muy recóndita de su mente. El mago, sin embargo, guarda silencio...concentrado como está en disfrutar de las llamas que se expanden por toda la sala!

Al parecer, Murdock está como en un trance, su mirada muestra un rictus demente, como hipnotizado por las llamas!
El mago, comienza a acercarse lentamente al fuego...unos segundos más y las llamas comenzarán a quemarle!

No tengo mi armadura...piensa el mago, pero el pensamiento queda ignorado en el fondo de su turbada mente.
Voy...voy a quemarme vivo!... otro paso hacia las llamas...

Agradecido ante la recuperadora magia de su amada, el guerrero se esfuerza por sonreír, gesto que repite cuando divisa al drow y al mago,.. Entonces están vivos... Me alegro. - se dice a si mismo, concentrado en ayudar a la drow para hacerse con una de las armaduras, la cual corre a enfundarse al otro lado de las puertas, lejos de las llamas y el asfixiante humo.

Dae!! - exclama entonces, al advertir como el mago, ajeno al calor y el peligro de lo que el mismo ha provocado, camina hacia las mortales lenguas de fuego que arrasan con la sala. - Murdock!! - agrega, intentando llamar la atención del mago.

Al escuchar la premura con la que pronuncia nuestros nombres Zenram dejo la cota de mallas enfocando al mago, al ver como va hacia las llamas esprinto soltando mi espada por el camino hasta llegar a su posición agarrándole fuertemente separándole del fuego que amenaza con consumirle, Murdock te encuentras bien?, pregunto asustada ante la reacción del mago abofeteandole la mejilla para intentar hacrele salir del trance.