Es entre las neblinas del sueño que Yugure escucha a sus compañeros prepararse para la noche, y la vigilancia. Tras la cura, la frugal pero reconfortante cena, y el té, su mente y su cuerpo han encontrado la serenidad del ansiado equilibrio. Ahora el descanso debe hacer el resto, por lo que deja vagar su conciencia por senderos de paz, y se duerme profundamente.
Mañana debo recuperar la fortaleza de siempre, y eso requiere aceptar ser débil ahora...
Mientras que Natsuki sale fuera para vigilar, Kaeshi se queda dentro, apoyado en el dintel de la puerta corredera, por si su compañero necesita de su ayuda, aunque de vez en cuando se pasea por el patio.
El resto, cerca de las ascuas cae en un inquieto sueño pero reparador tras tantas horas sin descanso.
Los que os váis a dormir tendréis que esperar un poco, tengo que cruzar algunos posts con Natsuki.
El frío te adormece y el cansancio te sume en una duermevela de la que, un movimiento en la lejanía te saca. A unos quinientos metros, ladera abajo, por un camino que lleva hacia el norte de Kyuden Senaka, distingues una comitiva. Una docena de hombres montados a caballo viajan en grupo.
Quien encabeza tal comitiva te llama la atención pues es una figura más grande, un hombre de una estatura imponente, con una larga melena de color pajizo. A esa distancia poco más puedes ver de él, pero un escalofrío te recorre cuando distingues, trotando a su lado, un enorme lobo gris, cuya estampa te recuerda las huellas de lobo que encontró Shitsuro en el manantial de los macacos asesinados.
De pronto te das cuenta de que se te están empapando las piernas ya que ha nevado mientras estabas sentado y eso te saca de la duermevela. Piensas que todo ha sido un sueño pues lo recuerdas entre nieblas confusas, pero cuando miras el horizonte ves la comitiva a lo lejos, cruzando el valle.
Tras sucederse las guardias, el alba alcanza las montañas de nuevo, con su velo ceniciento. Los centinelas no parecieron tener mayores problemas y tras una noche de descanso os sentís con fuerzas de enfrentaros a los problemas que os espolean.
Desayunáis vuestras últimas reservas de comida mientras el sol aún no ha asomado su corona por el firmamento, pero si que deja intuir su claridad.
Si alguno va a realizar katas o a hacer algo antes de partir, es el momento.
El descanso la había renovado, y se levantó habiendo dejado atrás el dolor, no había desaparecido, sencillamente había sido relegado a un lugar muy poco importante en su percepción.
Fiel a esa idea, salió al aire libre, aspirando el soplo fresco de la brisa al amanecer.
Yugure anda unos pasos dejándose inundar por las sensaciones, degustándolas, y después relegándolas también, como ha hecho con el dolor. Y entonces, antes de entrar de nuevo y desayunar con sus compañeros, ejecuta con los ojos entrecerrados una danza extraña, estática y dinámica al mismo tiempo, de modo paradógico. Moviéndose lentamente, pero alcanzando con sus movimientos una amplitud grande, fija en el horizonte las pupilas que apenas se entreven en la rendija de sus párpados. Luego en la casa. Luego en el suelo. Una melodía suena en su cabeza, pero sólo ahí...
Yugure realiza la kata del Halcón Vigilante.
Como si todo hubiera sucedido en una pesadilla, todos los acontecimientos de los días anteriores se le antojaban malos sueños, pero sabía que no era así. Decidida a mirar para adelante se levantó de su colchón de forraje e intentó hacer unos estiramientos con cuidado para no reabrirse las heridas. Observó a todos los que la rodeaban: su hermana de clan, Yugure, haciendo una kata que le sonaba vagamente, pues nunca fue buena con ese tipo de rituales. A los cuatro guerreros que se habían encargado de la guardia, todos se mostraban cansados, pero no lo transmitian en la voz y los movimientos. Les dedicó una dulce sonrisa a todos y cuando terminó su calentamiento, se acercó a la casa a comer con los demás no sin antes darle gracias a los ancestros por permitirle vivir un día más para cumplir su propósito... y su venganza.
Su venganza es ajustar cuentas con la samurai-ko que los humilló el día anterior.
Tras el desentumecimiento matutino, Morimasa os insta a todos a continuar y partís de la aldea con el sol coronando las cimas más altas de las montañas de oriente. Descendéis la ladera ligeramente para retomar un camino que os lleve al este, es en ese momento cuando os percatáis de que unas huellas que no son las vuestras horadan la nieve.
Al parecer algún grupo de jinetes pasó por aquí anoche, entre ocho y quince hombres a caballo. Parecen venir de Kyuden Senaka para dirigirse al norte, hacia el lago.
La duda de si vuestros compañeros iban e la cominitava se hace inevitable y tan sólida que os pesa en el corazón no conocer la respuesta. Morimasa parece detenerse un instante para comprobar que nadie tomara vuestra direccion.
-Quizá sería bueno seguir esas huellas, Morimasa-san. Me preocupa la posibilidad de que el resto de magistrados estén entre los que componen el grupo. Y, además, ¿tenemos que ir a Aotoro de inmediato? No digo que seguirles sea una opción más urgente, desde luego. Pero no me acabo de hacer a la idea de dejar atrás a nuestros amigos, y abandonar estas tierras. El compromiso que adquirimos lo cumplimos ya yéndonos de allí. Pero ahora, estamos en paz. Y otro compromiso, anterior, nos reclama.
La grulla se ha acercado al rastro de huellas, y se ha arrodillado, inspeccionándolas. Con suavidad pasa la mano por la nieve y la yerba marchita que aparece entre los surcos.
Se levanta de nuevo y mira, interrogante, en dirección al lago.
-¿Qué os parece a todos?
Vale, editado tras la puntualización, gracias!!
Creo que no ganamos nada si ahora les perseguimos. Somos menos que una pequeña escaramuza y ellos van a caballo y nosotros a pie. Dudo que pudiéramos alcanzarlos antes de que lleguen a su destino y nos estarán esperando. No quiero ser pesimista, pero creo que deberíamos ir a Aotoro a por refuerzos de todo tipo, de equipo, de personal y anímico.
Natsuki parece quedarse helado al ver las huellas, como quien se encuentra con un viejo amigo al que no quisiera ver. Sin embargo, sacude la cabeza, no dice nada al respecto y evalúa las opciones que sus dos compañeros han mencionado.
-Ciertamente, el invierno en la región nos ha castigado y duro por nuestro atrevimiento en estas tierras. El camino a Aotoro parece el más seguro para lograr nuestros fines. Perecer a causa de un alud o dejándonos coger con la guardia baja por un grupo de desconocidos no me parece una forma inteligente de cumplir con el ayudar a los compañeros que quedaron atrás. Sin embargo.. no, nada. Nada.- os sonríe, por primera vez en muchas horas -No tiene sentido ir tras de ellos.-
Yugure, sin dejar de deslizar la mirada por la fina línea brillante que supone el lago en la lejanía, asiente en silencio. Sí, sus compañeros tienen razón. La prudencia debe guiarles ahora, no el deseo, no el ansia del corazón.
El viento susurra inquietantes mensajes en ese impasse, mientras el sol de la mañana convierte el destellos de luz los copos de nieve que se posan en el camino, fundiéndose antes de besar las huellas.
Se gira hacia Natsuki y le devuelve la sonrisa...
Observo las huellas y miro a los demás antes de dirigirme al monje - Morimasa-san, ¿sabe usted si existe alguna fortificación en esa dirección? ¿o si ha habido otros movimientos similares de tropas en los alrededores del lago? - tras inquirir sugiero una hipótesis - seguramente haya un campamento de guerra cerca. Kyuden Senaka no deja de ser una fortaleza conquistada.
Medito un momento y sin esperar la respuesta del monje agrego - para bien o para mal no podemos hacer otra cosa que seguir hacia la Torre de Aotoro, desde allí podremos planear mejor nuestros próximos movimientos.
El monje parece reflexionar sobre la pregunta que le ha hecho Ryu-sama, hasta que se encoge de hombros.
-La zona del lago es bastante inhóspita y carente de interés. Antes había un fortaleza de la que sólo quedan ruinas casi tan antiguas como las montañas, pero nadie sabe ni siquiera qué vigilaba, ya que los pasos del norte están cerrados, y los únicos accesos al valle son el del oeste, por donde habéis venido, y el del este, cerca de la torre de Aotoro.
Mira intrigado hacia el norte.
-Sea lo que sea lo que vayan a hacer al norte, sólo les aguarda bosque impracticable y nieves susceptibles de avalanchas. Desde luego si establecieron allí su campamento inicial, sabían que esos terrenos no son transitados por nadie civilizado.
Sigamos pues...
a menos que el director quiera hacer alguna escena intermedia, por mí, podemos llegar ya a la zona de refugiados
Natsuki prepara el equipo sobre su montura, procurando equilibrarlo y repartirlo de nuevo, consumidos los víveres de ayer, para aliviarle un poco la carga. Listo para partir, sale un poco antes que los demás del edificio para observar el sendero que se supone deberán cubrir, evaluando mentalmente el viaje que les queda, según las palabras de Morimasa.
-Partamos, sí. Mejor dejar las incógnitas para cuando podamos disponer del tiempo para resolverlas, ahora no podemos retrasar más nuestra llegada a la Torre de Aotoro, no estamos en condiciones. Una vez allí, reharemos nuestros planes, según lo que allí nos aguarde.
No estan, realmente, en posición de poder perder tiempo, o de emprender nuevos retos que no se sabe hasta dónde pueden llevarles. Yugure acepta pues las juiciosas disposiciones de sus compañeros, y se dispone a afrontar el resto de camino hasta la Torre.
Lo mismo, digo, sigamos.
Como quizá adivines, dado que desaparecí en medio de mi guardia, he decidido interpretar lo sucedido como si me hubiera dormido en mitad de ella y despertado creyendo que la visión había sido un sueño. A la mañana siguiente, al comprobar que no lo era, Natsuki ha quedado tan avergonzado que teme confesar, pero sabe que ha de lavar su pecado, su error para con sus compañeros de alguna manera. Por eso se apresura a hacer de punta de lanza del grupo y sin duda correrá algún riesgo más de lo necesario en las escenas siguientes, consciente de que ha de compensar su metedura de pata.
No sé si ves bien esta interpretación; he creído que algo tan drástico como hacerse sepukku o afeitarse e irse a un monasterio es más probable que lo hicieran un bushi león o grulla y no uno de moral más elástica, como un mensajero unicornio algo egocéntrico. Si piensas otra cosa, dímelo y ajustamos.
Os sumergís de nuevo en un bosque casi sin senderos, durante un par de horas comprendéis la dureza a la que se someten todos los días los habitantes de estos lares, casi escalando por un maleza que no deja un respiro al transeúnte, cerrándose y enmarañándose. Os preguntáis si el precio de vivir en estas tierras no será tan elevado como sus propias cimas. Y de nuevo, la lejanía de un fuego o un hogar os desanima.
Morimasa-san os anuncia que la torre está cerca, aunque no la podáis ver por la espesura. Esto os anima a continuar, pero de pronto alguien os da el alto. Saliendo de entre los árboles, a cincuenta metros de vosotros, aparece un joven con pesadas túnicas que os apunta con arco. Es alto y delgado, con un largo pelo negro cubierto de escarcha y nieve, lleva una bolsa en bandolera y un carcaj con flechas. Sin embargo sus rasgos os recuerdan a alguien. Alguien que se ha quedado atrás hace poco.
-¿¡Quién va!? ¡Mi nombre es Tamori Toji, hijo del señor de estas tierras! ¡Identificaos!
El rostro, y casi tanto como éste, el porte del joven, hablan por sí mismos. Más alto, pero indudablemente la misma sangre. Aunque quizá un impulso, una madera distinta. Porque quien evidentemente es su hermano, el monje, aparece a los ojos de Yugure como alguien más pacífico... sin dejar de ser el guerrero que trajo la hoja Kakita, eso es bien cierto.
-Que las Fortunas te guarden, Tamori Toji-sama, hijo del Daimyo del Kyuden Senaka, hermano de Keiji-sama, nuestro amigo y rehén ahora en su propio castillo. Soy Asahina Yugure, y, con mis compañeros, Magistrada Esmeralda en misión aquí por orden de Tsuruchi Dayu. Morimasa-san nos trae, a él le conoces...
Dejo hablar a mis compañeros. Con que se identifiquen 2 es más que suficiente. Me concentro en no mostrar debilidad debido a las heridas que están cicatrizando en estos momentos.
Al engancharme yo posteriormente no conozco parte de la historia xD