Partida Rol por web

¿Y qué podemos hacer ahora? No podemos dejar la torre desprovista de guardia por una provocación. Le pido, con todo los respetos Tamori-sama, que nos deje quedarnos a vigilar de los que quedan en la torre. Vos mismo sois el único que puede interferir en la disputa entre su padre y su hermano y que la cosa llegue a buen puerto.

(Una vez en la torre, podremos ver si el sello sigue a salvo...)

De nuevo Natsuki queda tenso a la espera, pues se ha distraido un momento y ahora hay otras dudas a responder. Educadamente, espera a que estas se resuelvan antes de hablar, pero una idea le está quemando en los labios.

 Sin saber nada de lo que hemos descubierto, y habiendo sido insultado tanto por nombre de familia como por honra me parece que ha obrado como exige el código. - Afirmo excusando al Daimyo. 

Si hubieramos llegado antes, el Daimyo podría haber tenido a bien dejar algunos hombres aquí y quizás alguno de nosotros podría haberlo acompañado. - continuo.

Ya que no es el caso no vale la pena lamentarse. Creo que tendremos que ocuparnos de su defensa por nosotros mismos... y estamos perdiendo un tiempo valiosísimo preocupándonos. No me gusta andar sobre terreno movedizo así que deberíamos aclarar las cosas con ellos - señalo a la samurai-ko escorpión y el shugenja - y comenzar a hacer preparativos. - Sugiero.

Miro a mis compañeros que aun parecen reacios a tomar alguna acción.

En su rostro se puede leer claramente el conflicto de que sus pensamientos se evaden hacia donde se dirige su padre con el resto de su gente, pero parece sobreponerse al deseo de seguirles.

-Bien, creo que todos opináis igual, así que estableceremos unas defensas para la torre. Miyako-san ha hecho una buena labor organizándolas hasta ahora pero creo que es hora de que Ryu-san tome el relevo.

Echa a andar hacia la torre, comenzando a subir los primeros escalones.

-Mi deseo sería ir a ayudar a mi familia, pero tenemos el deber de evitar que obtengan el último de los sellos. Podemos contar con los presentes, ya que lo único que queda dentro son mujeres o niños.

-Creo...- introduce Natsuki su comentario con timidez -...que sería conveniente tener un plan alternativo. Si nuestro principal objetivo es que el pergamino no caiga en malas manos, la defensa de la torre es un medio, pero no el fin de nuestros actos. Esto significa que debemos estar preparados para otra via de actuación, incluso podría tener que ser la principal. El honor y la seguridad del imperio ha de ser superior incluso a nuestros deseos de lucha. Propongo en primer lugar, buscar el pergamino, si no lo hemos localizado ya. En segundo lugar, preparar un plan que incluya sacar el pergamino de aquí y alejarlo lo más rápido posible. Entiendo que quizá mis honorables compañeros no queráis acudir a tal artimaña sin haber valrado la fuerza enemiga, por lo que propongo poner uno o dos vgías que nos alerten de esta. Si fuese demasiado superior a la que protege la torre, quizá habría que poner en marcha ese plan; alejar el pergamino de malas manos. Me ofrezco para tal tarea, pues es justo el tipo de reto para el que mi profesión me ha preparado. Si los defensores finalmente vencen, el pergamino estará a salvo de todas formas. Si no, se habrá ganado un tiempo esencial para llevarlo hasta quien pueda protegerlo.-

Perfectamente consciente de quién puede al menos entender mejor un plan de este estilo, posa sus ojos más largamente en los de la shosuro y la asahina.

El joven shugenja mira a Natsuki-san con detenimiento y también no puede evitar fijarse en la mirada de la samurai-ko del clan Escorpión. Tras unos intantes de meditar, responde:

-Habláis con sabiduría, Natsuki-san, y creo que es una vía de actuación propicia, en el caso de que nos viéramos ante un intento de asedio. Creo que Ryu-san tendrá que tenerlo en cuenta en su estrategia.

Habéis alcanzado ya los vetustos portones de la torre y en la oscuridad del interior véis un campamento abandonado con rapidez. El olor es fuerte en el interior, y una mujer anciana mantiene un fuego encendido. Un par de mujeres, bajan las escaleras para bien quién acaba de llegar, y con pesar descubren que no son los hombres de su daimyo. Toji-sama les hace una seña para que vuelvan arriba y se vuelve hacia vosotros.

-Si os parece bien, Natsuki-san, Yugure-san y yo mismo buscaremos el sello, y los demás organizaréis las pocas defensas de las que disponemos. Hay una pequeña reserva de armas antiguas y las mujeres tienen algunos aparejos. Tal vez montar una barricada sería una buena idea. Como veáis, Ryu-san. Empezad por donde queráis.

Natsuki asiente. -Si hay arcos, buscaré a los mejores tiradores de entre quienes quedamos en la torre y los apostaré en los lugares más convenientes, si se me permite.-

Parece que el tiempo que invirtió al llegar a la torre en examinar sus defensas había sido bien empleado.

Con semblante sombrío Yugure se inclina en señal de asentimiento. Por lo que ella sabe, el pergamino habla de la Torre como lugar donde guardar el Sello, pero no indica el lugar concreto, ni en qué consiste exactamente ese sello. Por tanto, puede que esté aún en la Torre, o puede que no, que se lo haya llevado consigo el Daimyo.

Y después se acerca a la Shosuro, y le pregunta tal como el mismo Toji-sama ha indicado.

-¿Qué le dijo exactamente Fuhiro a su padre, Miyako-san...?

Observo la escena atentamente. Si no os importa, me gustaría ir con Yugure-san y Miyako-kun a buscar el sello. Espero pacientemente a que se desarrollen los hechos.

 Por mí no hay inconveniente, un León es suficiente para preparar las defensas de esta torre y vosotros necesitáis toda la ayuda posible para encontrar el sello. - replico orgulloso - Por cierto, el sello no tiene porqué ser un objeto, supongo que puede ser un lugar, la misma torre si está bien emplazada podría serlo en sí misma. Cuento con vosotros para esta ardua tarea.

Tras examinar la tore y los terrenos circundantes, Natsuki toma una decisión rápida. El mejor lugar para apostar a los arqueros que tenga disponibles sería la primera planta, ya que al ser diáfana permite ir de un ventanal a otro con rapidez. Puede crear troneras con mobiliario para proteger a los tiradores. Su idea es valorar a los arqueros y colocar a los menos hábiles en la fachada principal de la torre, ya que por ahí los invasores ven limitado su movimiento por montículos y una empinada pendiente. Un tirador novato no tendría que apuntar demasiado, ya que el enemigo tiene limitado su movimiento asaltando por ese lado. En cambio el asalto por la parte posterior es un ascenso más suave y en terreno abierto que les permitiría avanzar en formación dispersa y ahí se requerirá la labor de arqueros más expertos para disparar contra blancos que pueden zizaguear. En cuanto a él, tirador experto, estará inicialmente en la parte posterior, pero funcionará como comodín llendo de un lado a otro de la planta.

Lo que más le preocupa es el plan alternativo que ha elaborado para huir con el sello caso de que este sea portátil, pero dejará que el Ikoma piense en ello, pues es una decisión que corresponde a quien está dirigiendo la defensa. De hecho, se acerca al león para comentar con él todos los preparativos en los que ha pensado.

Mientras Ide-san y Ryu-san revisan la torre y los alrededores, con Miyako siguiendo sus pasos, a la espera de sus órdenes, la pareja de samurais-ko Grulla suben a la torre, por las escaleras, en pos de la última planta. Tamori mira al cielo unos momentos, mientras nubes de tormenta se empiezan a encrespar sobre vuestras cabezas, y después sigue los pasos de Yugure-san y Emiko-san.

A primera vista, con tu ojo experto, sería fácil cubrir el acceso de la carretera con los restos de las cabañas abandonadas y con maderas si la gente que queda está en disposición de cortar madera. Se podrían hacer piras ardientes si la nieve lo permite.

También ves que una línea de arqueros se podría poner detrás de los montículos frontales (los de la izquierda del mapa) para luego retirarse a la torre tras un primera acometida. El problema de este plan es la poca cantidad de arqueros de los que disponéis.

Un ataque por la parte trasera de la torre es improbable, ya que hay una pared natural donde las casetas que hay al este, pero desde el norte y el sur está más desprotegida.

La inclinación es apropiada para arrojar cosas que puedan rodar, como troncos, aunque habría que limpiar la nieve para ello. O la nieve puede ser útil para eso mismo.

Habría que tener en cuenta los shugenjas del enemigo y prepar recursos para apagar incendios.

Cruzáis la segunda planta, donde Toji-sama se retrasa un poco para explicarle a las mujeres del valle la situación. El aire viciado de allí os resulta a la vez hogareño y enfermizo.

La última planta está más aireada, pero de un desierto tal que causa aprensión. Tras un pequeño vestíbulo con un arcón pesado de madera y metal, salís al pasillo cuyas troneras para arqueros dan al norte y al este. El viento entra arremolinándose por ellas y crea extrañas corrientes en la planta abandonada. Hay tres estancias en la parte oeste, entre las cuales está donde los shugenjas os curaron de vuestras heridas, mientras que al sureste está el estudio del daimyo, junto con su habitación personal y un pequeño altar en honor a sus ancestros.

Al pasar por la parte trasera de la torre, la que da al este, te fijas en que la pendiente hasta las cabañas no es propicia para salir con un caballo. A partir de las cabañas la pendiente es más suave y es posible bajar, aunque la nieve es alta allí y el caballo correrá poco durante unos kilómetros, hasta que el terreno se hace más pedregoso y menos nevado.

Deberíamos empezar por su estudio. Si el Daimyo conocía la existencia del sello seguro que lo tenía a buen  recaudo en un lugar donde sólo él pudiera tener acceso y privacidad. Opto por separarnos. Tamori-sama y yo por un lado y Miyako-kun y Yugure-san por el otro. ¿Qué os parece?

-Como quieras, Emiko-san.

Sin perder un segundo, y más pendiente de su intuición que de otra cosa, Yugure se dirige a los aposentos del Daymio, observando atentamente y sin perder el debido respeto que le merece el Señor del lugar.