Partida Rol por web

- Yo hare la segunda cuando reine totalmente la oscuridad aunque seguro que estare medio atolondrado el resto del dia, pero la vida en el "monte" es asi de dura. ¡Que se le va a hacer! - dice el enano encogiendose de hombros - Venga calentemos algo de comida y pongamonos a descansar. Y esta vez no cocinare yo que ya me llego con los comentarios de la ultima vez -

Baern intenta realizar una fogata con algo de hierba seca y pequeñas ramas que haya por los alrededores para que sirva para calentar algo de comida y nos proporcione un poco de iluminación.

Mientras está atareado responde a Stumred: -Yo te acompañaré en la segunda guardia.-

-Yo haré la primera guardia contigo-responde Helden al semielfo.

Mientras algunos compañeros preparan la fogata, Helden inspecciona los alrededores para estudiar los accesos en los que hay más posibilidades de que aceche una amenaza.

Viendo como se distribuyen mis compañeros miro a Sabrala y le digo , nuestra es la última . Así que nos conviene descansar en cuanto podamos .

Mientras sus aguerridos compañeros reparten las guardias, Ingrid aprovecha para ir recogiendo ramas secas con las que mantener el fuego encendido toda la noche.

-Por fin volvemos a descansar a la intemperie. ¿Eh, Suka? Sí, yo también lo estaba deseando.

Sin duda, el aire libre, el olor a la humedad nocturna y el ruido de los bosques ha animado el ya de por sí alegre carácter de la druida.

-¿Habéis llegado a un acuerdo o qué?--inquiere la risueña mujer albina al regresar al campamento con los brazos cargados de leña--Si os parece bien, me gustaría compartir la guardia con Mallon. Así nuestro invitado podrá relatarme alguna buena historia sobre los objetos perdidos de nuestro pueblo.

Preparáis un discreto campamento en la llanura, intentando protegeros lo más sabiamente posible del frío y de los depredadores. Mientras tanto, Helden, Ingrid y Mallon se disponen a hacer una primera guardia.

Al menos no nieva.- Pensáis. Tras la dura jornada, no tardáis mucho en caer dormidos.

Habéis preparado un discreto campamento. Mientras vuestros compañeros duermen, procuráis estar alerta ante posibles amenzas. El mago ha tomado algo de comida de su zurrón y tras calentarla en la pequeña hoguera no ha dudado en ofreceros parte del "manjar".

- Se que deseáis saber mucho más sobre los filos de Corusk, pero la verdad es que no poseo demasiada información. Mi maestro me habló de unas espadas de fina talla, que poseen un poder magnífico y que este poder aumenta considerablemente si se reunen todas ellas... - Concluye pensativo.

El tiempo pasa y la quietud de la noche casi os eriza la piel, cualquier cosa puede esconderse tras las sombras de esos arbustos, o tras ese cerro... De repente, un extraño sonido os pone en alerta, parece ser el batir de unas grandes alas. Rápidamente os ponéis en pie y oteáis el cielo en busca del origen del sonido, pero no halláis la imagen esperada.

-Hago un gesto de asentimiento con la cabeza a Fenestir mientras preparo los bártulos para pasar la noche ,al menos es la ultima guardia , si bien hay que madrugar no es tan dura como la intermedia que te destroza el sueño. tal vez debería buscarme alguna mascota para hacerme un familiar a la usanza de los magos y así tener alguien que hiciera guardia. Tal vez lo consulte con el hechicero a ver que tal.

Ensimismada en mis pensamientos no tardo en caer dormida

Helden degusta la modesta cena mientras escucha atentamente lo que relata Mallon. Si la historia es cierta, conseguir esas espadas sería una hazaña extraordinaria. El bárbaro comienza a imaginar el aspecto de tales artefactos cuando algo interrumpe sus pensamientos. Es un sonido extraño, como un aleteo de una gran criatura. Por el rápido movimiento de los tres que hacen la primera guardia, parece que todos lo han escuchado.

-¿Vosotros también lo habéis oído, verdad? ¿Qué demonios es? No veo nada... ¿Mallon? -susurra Helden, esperanzado en que la visión superior del semielfo pueda percibir algo. El bárbaro quiere asegurarse de que se trate de una amenaza antes de avisar al resto de sus compañeros.

-¡Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!--con el pelo erizado por el sobresalto, la loba se gira y comienza a gruñir hacia la dirección desde la que llega el sonido.

Después de asentir en silencio a la pregunta de líder del grupo, Ingrid hace un gesto tanto al bárbaro de la escarcha como al semielfo para que ambos aguarden donde están un momento. Repentinamente, la druida albina parece encogerse y retorcerse sobre sí misma en un escorzo imposible hasta que poco a poco va adquiriendo la majestuosa forma de un... ¡águila! El ave de presa os mira con los tranquilizadores ojos de la mujer del bosque y luego alza el vuelo hacia los oscuros cielos.