Partida Rol por web

En su dolorosa convalecencia, Steffan también dirigió la mirada al lugar mientras se llevaba la mano al hombro.

Tumbado, vestido solo con algunos girones de tus ropas completamente ensangrentadas te fijas, al igual que tus compañeros, en la pared que señala Urdish. Desde donde estás puedes un grabado, en él solo distingues las figuras de bastantes hombres que llevan a niños en brazos. Tus compañeros parecen ver algo más, pues en seguida empiezan a recorrer el resto de paredes del templo acercándose a lo que parecen ser otros grabados.

La pared que señala Urdish contiene una escena esculpida en ella, cuando os acercáis podéis ver con claridad figuras de hombres con niños en brazos. Un metro más a la derecha hay otra escena, esculpida sin duda por la misma mano, y otro metro después otra más. Lo mismo ocurre si miráis a la izquierda.

No tardáis en pensar que tal vez traten de contar una historia, y rápidamente os vienen a la cabeza las pequeñas imagines que habían repartidas dentro de las iglesias francesas y que representaban el martirio y resurrección del señor.

Pronto descubrís el orden correcto. En la primera aparecen 30 hombres, todos ellos con el Signo de Yog- sothoth en el pecho, son agrupados como ovejas por una figura más alta, con un cayado como de pas­tor.

En la segunda, los 30 hombres están acostados en altares de piedra y una lluvia como de globos, o pompas de jabón, cae sobre ellos, posándose justo ala al­tura de su bajo vientre.

En la siguiente, 29 de los 30 hombres están de pie, casi todos llevan un niño en los bra­zos. El último de los treinta aparece recostado, como si estuviera durmiendo plácidamente apoyado contra un árbol.

En la cuarta escena, los niños se elevan por los aires encima de las cabezas de los hombres, atraídos al parecer por una masa de globos, o esferas que se encuen­tra flotando sobre las cabezas de todos ellos.

En la quinta el hombre acostado es elevado igual que lo eran los niños en la escena anterior mientras que los niños giran libremente entre las es­feras.

En la sexta, los niños y el hombre giran juntos entre las esferas.

Y en la última escena tanto los niños como el hombre han desapa­recido. De las esferas baja un Hombre, que en lugar de cabeza lleva una masa informe de esfe­ras. Diversas criaturas se humillan ante él y le rin­den culto como a un Dios.

Roderick observó los grabados... tuvo que mirarlos detenidamente y varias veces para tratar de comprenderlos... los niños, los números... los tatuajes... todo cuadraba. El capellán que no había parado de sudar desde que entraron en aquella maldita ciudad se quedó más blanco que la cal, con los ojos abiertos de par en par, ya no quería saber nada... no quería comprender... tan sólo quería alejarse. Comenzó a caminar hacia atrás con la vista pegada en la pared.

- No... no...- balbuceaba incapaz de asimilar nada, con un sudor frio recorriédole la espalda- 29 niños... 30 hombres... no...- cayó al suelo con las piernas incapaces de seguir manteniendo su peso, muy cerca de Wood.

–¿Qué? ¿Qué nos...?– Por un segundo, Matt pensó en la palabra "violación" pero aquello era imposible. Eran hombres, joder. Y aparte de treméndamente vergonzoso aquello no tenía sentido. No eran más que unas puñeteras pompas de jabón. El hombre sacudió la cabeza indignado. Por una parte, le hubiese gustado tener una cámara para sacar una foto y enseñársela a Keeper. Al fin y al cabo, era de los listos. Por otra quería reventar aquellos frescos. Y ya de paso a Richard, cuyo sueño de princesita iba a organizar todo aquello.

–Mierda, mierda–masculló– Hay que despertar* a ese vago de Harper. Si no está en coma no podrá pasar eso ¿No?

Acercado por tus compañeros consigues ver lo que ellos están viendo asombrados en ese momento. Esparcidas a lo largo de las paredes hay grabadas unas escenas, unas escenas que parecen describir una historia en siete actos.

En la primera de ellas, aparecen 30 hombres, todos ellos con el Signo de Yog-Sothoth en el pecho, son agrupados como ovejas por una figura más alta, con un cayado como de pas­tor.

En la segunda, los 30 hombres están acostados en altares de piedra y una lluvia como de globos, o pompas de jabón, cae sobre ellos, posándose justo ala al­tura de su bajo vientre.

En la siguiente, 29 de los 30 hombres están de pie, casi todos llevan un niño en los bra­zos. El último de los treinta aparece recostado, como si estuviera durmiendo plácidamente apoyado contra un árbol.

En la cuarta escena, los niños se elevan por los aires encima de las cabezas de los hombres, atraídos al parecer por una masa de globos, o esferas que se encuen­tra flotando sobre las cabezas de todos ellos.

En la quinta el hombre acostado es elevado igual que lo eran los niños en la escena anterior mientras que los niños giran libremente entre las es­feras.

En la sexta, los niños y el hombre giran juntos entre las esferas.

Y en la última escena tanto los niños como el hombre han desapa­recido. De las esferas baja un Hombre, que en lugar de cabeza lleva una masa informe de esfe­ras. Diversas criaturas se humillan ante él y le rin­den culto como a un Dios.

A vuestra cabeza os llegan recuerdos; y por primera vez las historias que en todo de confidencia os fueron contando el teniente Speirs, el recto sargento Highway, Daphne o el siempre desafiante Claypole empiezan a cobrar tintes de realidad.

Pero lo peor no es que tuvieran razón en sus palabras, lo peor es si lo que veis es cierto, las cuatro primeras escenas ya han ocurrido y que si queréis recuperar a vuestros hijos con vida deberéis hacer algo para impedir que las proféticas palabras del hongo que hacía llamarse señor Deaths se cumplan.

Hilando todo lo visto en las paredes y dicho por sus compañeros, al final Ab consiguió darse cuenta de lo que realmente estaba pasando. Era una locura, algo incomprensible. Pero todo lo que estaban viviendo era subrealista con lo que cuadraba a la perfección.

- Debemos volver cuanto antes a Arkham y despertar a Harper- coincidió con Matthew.

El cabo volvió nuevamente al inicio de la cueva y se fijó en el exterior. Quería saber si los seres voladores y los mineros seguían comportándose de esa forma tan pasiva como la última vez que los vio. Si era así, debían irse de inmediato.

La voz de Colt sacó a Roderick de su ensimismamiento, tenía razón... los números cuadraban, los echos también... el tiempo corría. Tenían que salir de allí y hacer que el durmiente dejara de dormir... aunque fuese pegándole un tiro... no eso no, no quería condenar más su alma de lo que ya lo estaba...

- Hay que salir de aquí...- balbuceó- Colt tiene razón... debemos darnos prisa- concluyó poniéndose en pie nuevamente, aquello parecía ser la única esperanza.

Apabullado por los grabados y lo que todos pensaban que pudiera significar, Steffan apenas se sostenía en pie.

- ¿Y cómo vamos a salir de aquí?- Preguntó con la evidente preocupación de ser una enorme carga para la huida de sus compañeros.

–Esperaremos a que Urdish termine el ritual para limpiar la ciudad y volveremos al pueblo. –decidió Matthew cruzando los brazos. Desde allí avisaremos a Keeper, para que se ponga rumbo a Arkham con algún miembro más del grupo. Seguro que King se apunta.

Todos aquellos grabados no tenían sentido para mi. Pero desde que se habían llevado a mi pequeño nada parecía tenerlo.

Me incorporé y caminé hasta la entrada, al lado de Colt. - ¿Crees que podremos salir sin que nos vean? 

Si lo que está haciendo funciona, acabará con todo lo que permanezca en la ciudad. O al menos eso nos dijo. El soldado trataba de que su voz sonara firme, pero no dejaba de lanzar miradas a Urdish. Les había prometido que la ciudad quedaría limpia, y también que les acompañaría a rescatar a los niños. Esperaba que confiar en él no fuese un error. Esperaba que pudiese ayudarlos: siempre era útil tener a alguien que supiese que tipo de seres eran los que pululaban por el mundo.

El cabo dudó de lo decía Matthew, pero no podía aferrarse a otra cosa

- Es posible que funcione, pero sino, preparaos para correr...

En ese momento vio a Steffan tumbado en el suelo y le sonrió.

- No te preocupes amigo mío, que yo te llevaré. No te dejaré en este lugar infecto- prometio el soldado.

Desde la entrada al templo compruebas como el ambiente fuera está más calmado incluso que cuando entrasteis. Los mineros se han retirado igual que varios de los hongos que antes volaban en círculos alrededor del templo.

Si como dijo Urdish, ellos no pueden entrar a donde estáis, la verdad es que vosotros no podéis ir a ningún sitio. Tu mentalidad militar se pone en marcha y te dice que estáis atrapados allí dentro y los habitantes de la ciudad solo tienen que esperar a que el hambre os venza, así que parte de los efectivos se ha retirado a esperar.

Ernest lanza un grito extremadamente agudo, que interrumpe vuestra conversación. Con él parece que el ritual ha llegado a su fin. Dos segundos más tarde la tierra comienza a temblar. Notáis como el suelo se mueve y escucháis el templo crujir, lo cual seguro que no es síntoma de muy buena señal.

- Aquí fuera parece todo muy calmado...esa calma que precede a la tempestad. Seguramente estén esperando a que salgamos para...

En ese momento Urdish termina el ritual y la pirámide comienza a temblar. El cabo mira a uno y otro lado.

- ¡¡Salgamos de aquí!! ¡¡rápido!!- grita a sus compañeros mientras coge a Steffan en volandas y se lo lleva fuera.

Salís del templo mientras los temblores siguen y siguen aumentando en intensidad. Desde lo alto de la pirámide tenéis una vista perfecta de la ciudad de Tarsis a vuestros pies y comprobáis que varios de los edificios que estaban en ruinas han sucumbido al terremoto y ahora no son más que una pila de escombros, poco a poco, el caos parece querer instaurarse en la ciudad.

Tanto los humanos como los seres alados vagan sin rumbo por las calles de su ciudad, sin saber muy bien que hacer mientras a su alrededor los viejos edificios van derrumbándose uno a uno. En ese momento veis una figura conocida acercarse a los pies de la pirámide y comenzar a subir por los empinados escalones, sin lugar a dudas es el profesor Olive y parece llevar un objeto metálico entre las manos.

Colt y Wood salen del templo mientras Urdish trata de recuperar el aliento, después del esfuerzo realizado durante el ritual. Por su parte, los temblores parecen aumentar en intensidad cada segundo que pasa, si siguen a este ritmo, pronto la antigua ciudad de Tartessos no será más que una enorme montaña de escombros.

Cuando el de Providence es capaz de volver a hablar os dice señalando la puerta por la que se han ido vuestros compañeros. - Haced que vuelvan. La salida no es por allí.- No da más explicaciones, pues una vez terminada la frase empieza a recitar otra nueva letanía, acompañando sus palabras con visibles movimientos circulares de sus manos.

El capellán había terminado por arrodillarse en el suelo y cubrirse la cabeza con los brazos, como esperando que una gran losa de piedra terminase con su desdichada existencia. Entonces vio de refilón como dos de sus compañeros decidian salir corriendo de allí por donde habían entrado, él mismo se estaba levantando para salir de allí cuando nuevamente habló Urdish, maldijo por lo bajo... de buena gana se hubiera quedado para esperar las indicaciones de por donde debían salir, pero si lo hacía y tendría a la loca de los peines gritándole y deleitándose con su sufrimiento, de manea que a pesar de sí mismo se vio corriendo hacia el quicio de la puerta y asomándose para gritar a sus compañeros.

- ¡¡¡COOOOOOLLLLTTTT...VUELVAN... LA SALIDA NO ES POR AHÍ!!!- chilló poniéndose ambas manos a los lados de la boca