Partida Rol por web

Un tanto inquieto por la presencia de los guardias, voy cambiando el peso ora en una pierna, ora en la otra, con los brazos cruzados y asintiendo ante las palabras de mis compañeros.

FLASHBACK:

Al saber de los cadáveres en el interior del edificio, Rianna entra en él y oficia una breve plegaria por sus almas, tras comprobar que sus espíritus parecen haber seguido el camino adecuado. Luego, sin tiempo para enterrar los cuerpos, y prefiriendo que los familiares elijan el destino de sus gentes, decide emprender camino con los demás, sin demora. Al poco de haber comenzado la marcha, la elfa se dirige a ella con cierto interés:

- Rianna , tu que sabes de magia , hemos revisado todos los objetos , no tendrán estos seres objetos malditos , ya que alguno se ha levantado despues de que lo hayamos matado y eso no lo habia visto nunca , no tendran algún objeto maldito que debamos destruir .- pregunta la elfa, preocupada.

Rianna la mira con una sonrisa entre paternalista y amistosa y le responde con tono cadencioso:

-NO, Witzzy; no tiene nada que ver con sus objetos. Los trasgos se alzaron por el desbarajuste que ciertas manos divinas están causando en el orden natural. Por lo general los asuntos mundanos están regidos por la ley de Ao. Parte de esa ley marca las pautas de la muerte, cuyos ritmos se destilan del Libro de Yergal, en el que son escritos los nombres que dejarán de ser a cada momento, tal y como mi señor los advierte, según el difuso pero inexorable hilo del destino; es uno de los pilares de la existencia.- responde la clériga -A veces esa trama se vé desgarrada por alguno de los pocos hechos capaces de plantar frente a un mandato divino: el poder y la voluntad de otro dios es la más común y frecuente de ellas. Cuando esto ocurre, cuando los dioses se mezclan en asuntos humanos directamente, contraviniendo los designios de Ao, las letras del Libro se vuelven imprecisas hasta que Yergal las endereza; vidas que no tienen que morir se desvanecen, sin ser reclamadas por sus dioses, que no las esperaban aún. Quedan atrapadas entre dos mundos, aferradas a los hechos que desenvocaron en tan terribles acontecimientos. Antes de que el Libro pueda ser rescrito, las hebras deben ser re-trenzadas. He ahí donde comienza el trabajo de los Apóstoles de las Últimas Palabras, como yo. Lo que viste es el reflejo de eso mismo; nada tiene que ver con su magia.- responde la mujer algo enmarañadamente.

Tras esto, prosigue camino adelante, con paso algo cansado e inseguro. A pesar de intentar no aparentarlo, el toque de las sombras parece haberla afectado profundamente.
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CONTINUAMOS:

Poco a poco, la medium se va retrasando, conforme el camino se va haciendo más y más pesado para sus mermadas fuerzas. En unos metros más es la última de la comitiva y parece faltarle el aliento. Cuando sus compañeros llegan al transbordador, ya los separan algunos metros, pero la mujer se había empeñado en que siguieran a buen ritmo y no se preocuparan por ella, decidida a avisar sin tardanza a los habitantes del lugar. Cuando los guardias pararon a sus compañeros, a la sanadora le llevo alg de tiempo llegar hasta el frente de la comitiva y tratar de arreglar un poco la conversación inicial:

-Saludos, caballeros.- comienza Rianna con una franca y seductora sonrisa, con una leve sombra de picardía velada -Como mis compañeros os explicaban, acabamos de encontrarnos con un pequeño contingente de hobgoblins apenas dos horas atrás.- dice señalando suavemente hacia el camino del que vienen, para colocarse la lisa cabellera con cierto "desinterés deliberado", mostrando su cuello níveo y terso -Eran cerca de 12 y estaban muy bien pertrechados y organizados; no parecen vulgares salteadores, si me permiís la especulación. Habían matado a varias personas en la granja que hay unas millas al este de aquella loma quebrada.- añade volviendo a señalar en lontananza -No hemos podido traer sus cuerpos, por carecer de un carro apropiado, pero oficié una pequeña misa por sus almas, siendo clériga de Yergal, como soy. Si tienen algún sacerdote en la localidad, debería de hablar con él con la menor tardanza.- añade con aire profesional, sin querer dar más explicaciones sobre las circunstancias del último encuentro, que pudieran derivar en una alarma social: advertir a los guardias de que estuvieran atentos era una cosa, pero meterles el miedo en el cuerpo, otra muy distinta.

Luego se gira, señalando a la mula y añade:

-Convendría valorar la gravedad de este encuentro, para lo que me gustaría dirigirme a quien esté al mando en el pueblo. Seguro que unos chicos fuertes y apuestos como vosotros seréis sus guardias preferidos. Si no os importara llevarme hasta él, os estaría muy agradecida.- pide casi con un puchero -Además podemos desprendernos de parte de nuestros pertrechos en la aldea, si fuera necesario.- añade señalando a la mula -Si esos trasgos intentan algo más, os serían de la máxima utilidad. Son armas de la mejor de las calidades. Seguro que los guerreros diestros como vosotros apreciarán esas cosas...- termina pasando una mano sugerente por la vaina del arma de uno de los guardias, para liberar algo más de la tensión inicial e intentando que abran algo de paso para sus compañeros.

El enano observa, curioso, la actuación de Ryanna. No es la primera vez que la ve hacer su numerito de amistad y, para su sorpresa, le suele dar resultado.

Con su mejor intención de ayudar agrega - Si, si, son muchas armas para nosotros. Si las quieren no tenemos problema en mejorar el arsenal del pueblo. Nosotros con algunas monedas nos daremos por satisfechos - la obvia referencia a un pago, probablemente no ayude a su compañera, pero el se siente satisfecho de haber "ayudado"·

Cansado por su intento de ayuda, deja el bártulo que lleva en el suelo y se pone a juguetear con sus animales, olvidándose por un momento de la situación y prefiendo, como siempre, la compañía de sus animales a la de los seres "inteligentes"

No podemos acompañáos- responde el guardia de la cota de mallas, imponiéndose sobre el aparente deseo de los demás de conducir a la clérigo y sus compañeros hasta la misma puerta del gobernador de aquella villa- Tenemos que seguir manteniendo esta zona en orden y no podemos descuidar el trabajo.

- Pero si queréis hablar con el líder del Concejo preguntad por Norro Winston, o por la capitana Soranna si lo que pretendéis es hablar con el alto mando de la guardia.- Sin nada más que añadir, a menos que sea preguntado, el jefe del grupo, y junto a él los otros tres, se echa a un lado permitiéndoos el paso.

- Bien, eso haremos - contesta el enano, volviendo a tomar el bártulo con las armaduras que no pudieron acomodar sobre el caballo y dirigiéndose hacia el río.

Al llegar, mira curioso su alrededor. Evidentemente el puente ya no existe y el pasaje del río debe realizarse a través del transportador. Queda ver quien es el encargado de esa tarea. Volviendo a apoyar el bulto mira curioso a su alrededor, buscando al encargado de transportarlos a la otra orilla.

Los perros, acostumbrados a los rudos modos del enano siguen a su alrededor, olfateando con curiosidad el entorno y atentos a lo que pueda acontecer.

Dos cuerdas exageradamente anchas cruzan el Talar en este punto, unidas a un enorme cabestrante de madera. Un par de caballos de tiro aparejados al cabestrante hacen girar el mecanismo que mueve kas cuerdas a las que está asegurada el transbordador, una plataforma flotante plana. Un sistema homólogo en la otra orilla hace funcionar un segundo transbordador cuando el tráfico lo requiere.

En estos momentos la plataforma (de 30' de largo y 10' de ancho) se mueve lentamente de vuelta hacia la orilla en la que estáis situados. Al parecer el paso toma algo más de 5 minutos, que son aprovechados por los caballerizos para descansar mientras carpinteros y mozos de cuadra trabajan a destajo para que todo funcione correctamente.

En el instante en que la balsa llega a la orilla, el encargado anuncia la tarifa a aquellos que esperan para cruzar (únicamente a vosotros):
- Una pieza de plata por cruzar a pie, tres con montura.

-¿Viejo? ¡Viejo! Viejo... Pero, ¿quién coño te has creí…?--protestaba Meleghost montando en cólera justo cuando su siseante vocecilla se pierde tras la firmeza y calidez de la dulce clérigo. Rianna había demostrado una vez más sus persuasivas dotes y con ello había conseguido que los dejaran pasar sin problema alguno. No era el momento de enturbiar su buen trabajo.

-¡Hmm!--suelta un malhumorado bufido el pequeño conjurador cuando cruza delante de los guardias en dirección al transbordador.

-Hoy habéis tenido suerte, sin duda--se guarda para sí, seguro de que airear sus pensamientos sólo les traería más quebraderos de cabeza.

Cuando el encargado de la balsa les informa de la tarifa, el mago saca su bolsita de monedas y, sorprendentemente, le tiende al hombre una pieza de oro.

-Esta ves invito yo, chiquitos. A ver si asín me voy quitando de ensima toda esta calderilla.

- Bueno, supongo que eso incluye también a mis perros - aclara Kastor ante el súbito arranque de generosidad del "viejo" mago.

- Espero que esto sea lo suficientemente sólido - acota mientras se sube, con cuidado a la balsa más cercana. - No me gustaría sobrevivir a esos malditos trasgos para después caer al agua - termina con suficiencia buscando el centro de la embarcación.

-Bueno, Kastor, no creo que hayan construido un transbordador para matar clientes.- aduce Rianna, indicando con un par de toquecitos sobre su peto que se hundiría como una piedra -Pasemos y hablemos con quienes nos han indicado; hay que poner sobre aviso a esta gente.- responde finalmente, mientras monta en el transbordador, con un gesto de agradecimiento a Meleghost.

Al dejar a los guardias, meneo la cabeza sonriendo
esta mujer es increible pienso mientras sigo a mis compañeros con las bridas del caballo sujetas
Al ver el trasbordador y el agitado agua, un relicho y un pequeño encabritamiento hace que tenga que sujetar fuertemente al caballo para evitar que se escape nuevamente
puff, va a ser dificil hacer que se meta esta bestia ahí dentro

Kastor al notar la resistencia del caballo se decide a ayudar, si puede, en la tarea - Uds. dos se quedan aquí - les indica a los perros antes de bajar del trasbordador y acercarse al cuadrúpedo - Veamos caballito, tu no te quieres quedar solo - le murmura al equino con una voz tenue y que nada tiene que ver con la que suele usar para dirigirse a los seres inteligentes - Despues de todo "Rojo" y "Negro" subieron sin problemas, no? -

Al notar como se resiste, el enano sigue insistiendo, sin perder su tono agradable ni dejar de acariciar el morro del animal - Tu puedes - lo intenta convencer - NO hace falta que tenga miedo, pero tampoco te quedarás solo de este lado, no? -

Witzzy , sube al transbordador y allí observa la otra orilla . Luego observa como el caballo de Asoith , se muestra reticente a subir , pero espera pacientemente a que entre su dueño y el enano ; que cosa extraña se le da bien el tratar con animales ; lo suban a bordo ... mientras ordena sus flechas y las coloca concienzudamente para que las delicadas plumas no se rompan y produzcan extraños vuelos al ser disparadas .

Despues de un rato , parece caer en la cuenta que el extraño mago ha pagado su billete y con un simple Gracias muestra su agradecimiento .

Cansada de ver como sus dos compañeros tratan de subir el caballo , los espolea con algún que otro comentario ...

Asoith vas a tener que hacer algo con ese caballo , primero se escapa en el combate , y ahora se niega a subir , yo creo que lo mejor sera que lo lleves a enseñar por que sino algún día nos va a dar un disgusto . Y sonrie queriendo mostrar que el comentario no es en serio , si no mas bien lo contrario .

¿Un clérigo?- añade el guardia ante la pregunta de Rianna- Podríais hablar con el hermano Derny, al otro lado del pueblo.

Finalmente, y tras muchos esfuerzos de Asoith y Kastor consiguen inmovilizar al caballo para subirlo a la plataforma, temerosos de que se encabrite a mitad de trayecto y lance a alguien al agua (lo que dependiendo de quien fuese podría resultar fatal). Sin embargo, pese al trabajo de Kastor el caballo no tarda en balancearse de un lado a otro cuando el transbordador entra en contacto con el agua. Debido a éste rápido movimiento, los nudos de las cuerdas que sujetaban la carga del animal se deshacen dejando caer parte de la carga sobre la plataforma, y parte al mismo río.

Gracias a la pericia de Asoith, la carga llega sin más pérdida al otro lado, aunque nadie deja de pensar que tal vez para la próxima vez haya que considerar un medio más seguro para cruzar y transportar la carga.

Tras el viaje accidentado, los aventureros toman tierra. Frente a ellos se extiende la gran parte de Transbordador de Drellin, destacando un enorme parque donde juegan los niños y varios granjeros venden sus productos[2]. Destaca desde el transbordador el edificio más robusto y antiguo del pueblo[8], que parece ser la antigua aduana junto al puente ya derruido.

- Maldito cobarde - murmura el enano para si, mientras continúa con sus esfuerzos de controlar al animal cuando este se encabrita. Al ver como parte de su tan duramente ganado botín cae al agua, un brillo furioso ilumina por un instante sus ojos, aunque el mismo se evapora tan rápido como apareció

Finalmente, al llegar al otro lado del rio, ayuda a Asoith a bajar al animal de la balsa que tan nervioso lo puso y vuelve, masticando su rabia a buscar la parte del botín que quedó sobre la balsa. De alguna manera Kastor se siente culpable por lo sucedido, por lo que no permite que nadie lo ayude a recoger las armas y armaduras - Por que no es capaz de portarse tan bien como Rojo y Negro - lo escuchan murmurar para si, ofendido por haber fallado al controlarlo.

Witzzy observa preocupada como el que creia que iba a ser un placentero viaje en transbordador se convierte en una batalla por evitar que el maldito caballo los tira al agua ... aunque claro alguno de los objetos que este llevaba se caen al agua ...

Mierda Asoith , ya te lo he dicho antes este caballo esta loco , lo mejor sera que lo vendas y te hagas con uno castrado que no dan tantos problemas ... bueno ahi van unas cuantas monedas de oro . Acaba por decir con pena cuando ve desaparecer los pertrechos robados por el rio .

Va tranquilo Kastor , este caballo esta tan loco como el dueño , así que poco podiamos hacer para manejarlo , le dice al enano en voz baja intentado animarlo .

Mientras agarro las bridas del caballo, miro con el entrecejo fruncido a Kastor y Witzzy
Por mí que se vaya al diablo el caballo, solo lo utilizo para cargar, igual me daría llevar una mula que un garañón
me giro para asomarme al río y ver cómo por dónde se han ido esas monedas
mierda, mierda, mierda, no está la cosa para tirar el dinero
volviendome hacia el caballo, le doy un tirón mientras le señalo
mira lo que has hecho, bestia estúpida. La próxima vez haré filetes con tus cuartos traseros

El trayecto en el transbordador fue bastante más peligroso de lo que cabía esperar. La montura de Asoith había estado en un tris de lograr la heroicidad en la que 13 grandes trasgos y tres perros del infierno habían fracasado estrepitosamente.

Sin embargo, Meleghost no temía lo más mínimo poner en juego su vida y mucho menos que se perdiera parte del botín obtenido. Lo que realmente amedrentaba al conjurador era que alguna de las páginas de su preciado grimorio resultase maltrecha por las aguas o, peor aún, que el pequeño Hop, un sapo que el mago guarda con celo bajo su túnica y que parece ser el único ser con el que se lleva a las mil maravillas, se perdiese en la rápida corriente del río.

Una vez han llegado a la otra orilla, Meleghost espera a que sus compañeros decidan el camino a seguir al tiempo que observa y trata de ubicar las diversas construcciones que conforman el pueblo.

-¡Ji, ji, ji!--suelta una molesta risita el conjurador.

-Ya lo desía el maestro Fanega, y es que... todo lo malo se pega. ¡Ji, ji, ji! ¡Puaj!--concluye con acierto el mago halruaano, haciendo una irónica referencia a los malos humos que se han adueñado del grupo.