Partida Rol por web

Riva musita una oracion a Iomedae y su espadon empieza a lanzar lo que parecen débiles llamas que van creciendo poco a poco en intensidad. (Acción anterior)

Cuando el arma esta completamente envuelta en llamas Riva carga contra la hidra

- ¡Por Iomedae!

- Déjate de fuego. No le cortéis las cabezas. Matad el cuerpo y las cabezas le seguirán. - Dijo Celgadis sin apenas levantar la voz, al tiempo que sujetaba el arco con la mano izquierda, desenvainaba su estoque con la derecha, y trataba de clavar su acero en el enorme cuerpo de la criatura.

Viendo a la bestia herida, trato de acabar con ella cuanto antes, aún a costa de que pueda aprovechar el momento para morderme. Tenso el arco y trato de ajustar el tiro mientras esquivo las cabezas de la hydra

Tanto Fertel como Faris causan sendas nuevas heridas en el fofo cuerpo de la hidra, quien se tambalea... posteriormente, ante la carga de Riva, y antes de sufrir el impacto de su ataque, una de las cabezas de la hidra intenta interceptar a la paladina, pero ésta desvía el ataque con su propio espadón, movimiento que le sirve para tomar mayor impulso en su propio ataque, que causa otra profunda herida al monstruo, que a la postre, resulta fatal.

Con un aullido de algunas de sus cabezas, todas pierden fuerza visiblemente, y dejan de sostenerse cayendo a plomo al suelo, donde quedan tumbadas cual largas son igual que el resto del gran monstruo reptiliano.

Las ondas de agua concéntricas originadas por su descalabro se pierden en el pantano... que recupera la quietud inicial que tenía a vuestra llegada.

Bueeeeno, jejeje. Con esto aquí en medio, o Jorr es un tipo con suerte o da más miedo que este bicho.

Tras darle una patada a la hidra pasó a su lado hacia el carro.

Y ahora, esperemos que estos bichos sean estupidos y no escondan botín, a ver si lo ha dejado por aquí tirado.

Moviendo la cola con felicidad Fertel empieza a buscar cosas utiles en ese carro.

La hidra se desplomó, provocando otra oleada de agua sucia que atentaba contra el fantástico pelo de Faris. Éste intentó esquivar la mayor parte dando un salto hacia atrás, cosa que casi provocó que cayera por el lado opuesto de la pasarela.

- Malditos bichos.- dijo, mientras limpiaba la hoja del estoque.

La hidra ha matado unos cuantos goblins y hobgoblins, a juzgar por los restos en las aguas cercanas. Una búsqueda tan exhaustiva y metódica como la de Fertel en el carro accidentado descubre un gran número de esqueletos parciales de hobgoblin en el fango, todavía vistiendo arruinadas armaduras. Sin embargo, una coraza metálica de un difunto campeón hobgoblin permanece intacta. Sin duda, es el brillo que había visto Riva. Un último barrido en forma de detect magic concluye que no hay nada mágico escondido o enterrado, pero que la propia coraza es mágica.

El ojo crítico de Celgadis más las apreciaciones de Fertel, os revelan que la coraza es una coraza de mithral +1.

Sin grandes heridas pese a la espectacularidad del encuentro, volvéis al paso elevado de madera para seguir cruzando el pantano. Unos minutos después encontráis un cruce, en este caso en un montículo seco, donde se ven los caminos bien delimitados. Según lo que habíais decidido y vuestra orientación, os dirigís en dirección este para encontrar la cabaña de Jorr.

Proseguís durante un rato por el bosque, mientras el sol de media mañana sigue ascendiendo iluminando desde las copas de los árboles que os rodean.

El sendero se dirige a una pequeña cabaña en un claro del profundo bosque. Un destartalado porche frontal está atestado de cestas y utensilios para la pesca. La cabaña domina un oscuro pantano, con mohosos y viejos cedros grises que sobresalen del agua. Un gastado esquife está atado en la orilla cercana, y pequeñas espirales de humo emergen de una chimenea de piedra.

Cuando estáis acercandoos, a unos 60 pies de la cabaña, dos perros de caza salen disparados del porche de la cabaña, gruñendo y ladrando. Se paran a unos pasos de vosotros, pero parecen dispuestos a defender el lugar.

Bajo del caballo mientras hago un gesto a Invierno para que se quede quieto - Vamos muchachos, somos buena gente, no hace falta que os pongáis así - echo mano a la mochila y saco una ración de viaje que ofrezco a los perros - mirad lo que tengo para vosotros - les paseo la comida por delante - ¿no os apetece?

Faris tiró de las riendas de Perséfone para que no se acercara a los perros, y se mantuvo en la silla.

- Que animalitos más cariñosos.-dijo, torciendo el gesto.

Al ver que la táctica de Silmesh no surtía efecto, Faris se decidió por un método más directo.

- ¡Ah del castillo!- gritó en dirección a la cabaña.- ¡Jorr! ¿Estás en casa?

Estaba a punto de saltar a un arbol hasta que Faris habló.

El panico pasó rapidamente y se unió a los gritos. ¡Nos envía Sorana! Recordando parte de la conversación añadió. ¡Queremos matar muchos goblins!

La puerta de la cabaña se abre, y un fuerte leñador de edad indeterminada sale al porche. Tiene un aspecto curtido, y un gran cuchillo curvado descansa en una vaina atada a su cadera. Silba de forma corta y seca. Los perros dejan de ladrar y se sientan, alternando su mirada entre vosotros y el recién aparecido, ladeando la cabeza. El leñador camina sin prisa hasta situarse a unos 30 pies de vosotros, con los perros todavía en medio. Tras un largo vistazo al grupo, habla.

“No recibo muchas visitas en este maldito lugar”, dice ásperamente. “No deis ni un maldito paso más. Quienes sois, y que coño quereis de mí?”

Venimos del transbordador y vamos de caza... - sonrió - A cazar goblins. Nos han dicho que usted conoce bien la zona y nos podría dar información útil

- Para ser precisos, lo que buscamos son hobgoblins. Son un poco más grandes. - Añadió Celgadis en plan puntilloso. - Pero podemos ocuparnos de los goblins también, si le molestan.

A pesar de que estaba hablando al hombre, mantuvo la mirada fija, con curiosidad, sobre los perros.

- Buenos perros.

- No buscamos problemas, sólo queremos su ayuda para proteger a la gente de los goblins y hobgoblins.