.-Tenemos nuestro poblado cerca de aquí. Estamos cerca de una fuente de hongos pogo y lejos del territorio de los dracónidos. Nuestro poblado es el mejor sitio para vivir-.
.-Ja, ja. ¿Acostumbras a dar tanta información a desconocidos?-.
.-Esta gente me cae bien. Ja, ja. Desde luego. Este lugar puede ser una mina-.
- ¿Nos vamos a tu pueblo para verlo un poco, chica?
Sylvia esta encantada de poderos llevar a su pueblo. Atravesáis unos cuantos terrenos escarpados y llegáis a una pequeña meseta. En lo alto de la meseta se encuentra una aldea lo que pudieran ser a ojo unos ciento veinte habitantes sin protección alguna como empalizadas o foso. Basalthof parece especialmente complacido en ver como esta especie, los Kael-Tis son tan poco belicosos. Entrais en la aldea y todo el mundo os mira. Hay Kael-Tis de todas las edades observándoos con mucha curiosidad.
- ¿No hay algo parecido a una taberna para echarnos unos tragos? - le pregunto a mi amiga de otro mundo.
.-¿Para echar unos tragos? Ah. Si-. Os indica para que le acompañéis a una sala común. .-Agua. Hongos pogo y miel de kada-. Señala a alguien con un delantal. El hombre os sirve la bebida de color dorado. Os encontrais en una de muchas mesas. Los Kael Tis son tranquilos y beben calmadamente, lejos del jolgorio típico de las ciudades del Imperio.
- Todo parece encantador, a pesar de que no hay cerveza. Ahora me gustaría saber si tenéis mapas de vuestro mundo.
La bebida tiene un sabor dulce y agradable. Sois sin duda el centro de atención .-El alcalde tiene un mapa-.
- Yo voy a casa del alcalde. ¿Me acompañáis, grupo? - digo.
Salís de aquella sala. Sylvia se empeña en acompañaros y salís a la plaza central de aquel poblado. De pronto se escucha una voz intranquila. La primera ruptura de la calma en aquel lugar sereno.
.-¡Vienen los draconidos!-.
Me quedo a observar la reacción de la gente, preparado para desenfundar la espada en cualquier momento.
Todos salen corriendo a la plaza. Se colocan en la plaza de rodillas. Sylvia también se arrodilla. Y pone sus manos sobre el suelo. Decenas de Kael-Tis arrodillados y vuestro grupo de pie. Sale de la casa del alcalde un hombre con barba y también se arrodilla.
Me arrodillo como ellos, atento pero a cualquier amenaza que pueda atacarme. Hasta saber en qué consiste el enemigo no quiero atacarlo.
El grupo se arrodilla también, no sin mostrar algunos de los miembros cierto desagrado por tener que hacerlo. A través de la puerta y abajo se escuchan algunas voces agitadas mientras suben la pendiente hacia el poblado.
Tres siluetas entran por la puerta. Dos de ellas son poco más del tamaño de un hombre y la tercera, la de la derecha tiene un tamaño similar a los de Garrett y Gozomoz. De movimientos rápidos y dinámicos como los de un gorrión inspeccionan todo. El que va en el centro habla sin importarle demasiado la presencia de los Kael-Tis
.-Unos ciento veinte aproximadamente. Si siguen criando tendremos que proceder a un control de la población. Toma nota Zhag-.
.-Si. Teniente-. Se acercan más a donde estáis.
Permanezco en silencio pero mostrando una mirada fria. Miro a los de mi grupo esperando que no reaccionen antes de que se lo ordene.
Por primera vez algo parece causar cierto interés en aquel teniente. .-Hablare con... Espera-. Se mueve hacia el grupo .-¿Que sois vosotros?-.