Partida Rol por web

- Jajaja, cuantos más mejor, por supuesto, y si se trata de un músico el placer es doble. ¿Tienes piano en casa para que Roman pueda deleitarnos?

Intento recordar si he conocido anteriormente al tal Roman.

Observo la casa detenidamente, fingiendo un mayor interés del que realmente me despierta esta casa perdida en medio de la nada.

- No esperaba menos de ti Arthur, una casa envidiable, al menos en cuanto al exterior se refiere. 

Aunque tampoco parece que le haya dedicado mucho tiempo, ese jardín... ¿o quizás ha gastado demasiado dinero en la casa y no tiene quien se lo arregle?

- Se respira tranquilidad aquí. Solo espero que esas futuras obras o tu vecino no estropeen esa tranquilidad tan merecida, ¿verdad?

Durante un rato, el alegro y extrovertido Bishop se queda de una piedra, se queda quieto durante unos segundos, con expresión preocupada...

Terminamos el trayecto, fijándome en las casas hasta terminar en la de Arthur.

-Si, coincido contigo Owen, bonita casa. Son todas muy parecidas o iguales por aquí ¿No? Aquella que hacía esquina y las del pueblo... supongo que se hicieron todas al mismo tiempo. ¿Me equivoco?

Al girarme a ver como estaban todos veo como Bichop tenía en su rostro un cierto aire de preocupación.

¿Ocurre algo? ¿Se ha mareado o se encuentra mal?

Katie permaneció en silencio todo el viaje, observando el paisaje y las casas que iban pasando. Una vez llegaron a la casa del profesor, la contempló durante unos instantes por mera educación y asintió. Una casa muy práctica. Parece que tiene unas buenas paredes sólidas. Fue el único comentario que se le pudo ocurrir. Ese tipo de charlas no eran lo suyo. Una casa es una casa, sirve para vivir y punto. Parlotear sobre sus características se le antojaba un sinsentido.

La verdad es que vivir aquí tiene que ser bastante tranquilo. Katie esperó a que el coche se detuviera para bajar de él y empezar a sacar sus maletas. No me suena el nombre de ese pianista. Iba a seguir hablando cuando el escritor se dirigió a Bishop con preocupación. La señorita Jenkins se giró a mirarlo y levantó una ceja con curiosidad. Sí, tiene usted mala cara. ¿Se encuentra bien?

Mira a Bishop preocupado por un momento mientras abre la puerta.

Oh mi señor ¿ desea que le de agua?. Dice mirando. Pero sigan por favor, es que ha sido un viaje muy largo, posible estais cansados..

Y mientras abre la puerta explica sobre el quinto que ha de llegar.

Roman Castrini es músico docente de la Universidad de Genova. Digamoslo así no es un hombre cuya carrera artística sea muy conocida, es un ambiente dificil hoy en día para los artistas, la guerra no ayuda en nada...

Cuando ingresan ven un recibidor pequeño

Por favor sigan...
 

Cuando entran al recibidor  lo encuentran limpio, hay un paraguero  vacio, así como tambien un perchero vacio. Un imponente espejo de cuerpo completo se ve a nivel lateral, y sobretodo las escaleras que van al segundo piso.

Las personas que entren pueden ver más fácilmente a su lado izquierdo. Una sala de estar en completo orden, amoblada comodamente, con una imponente chimenea, un librero, y unas mesas auxiliares.

A la parte derecha solo se ve un pasillo desde el ángulo donde estan.

La verdad es que debe de ser difícil ganarse la vida como músico, comentó Katie con cierta ironía, dejando entrever que no lo consideraba una actividad al nivel intelectual necesario. Es cierto que la señorita Jenkins disfrutaba de la música como cualquier otro; opinaba que ayuda a levantar el espíritu y era capaz de admitir que muchos grandes autores y pensadores se veían influenciados por ella. Sin embargo, le seguía pareciendo más un hobby que una profesión. Se recordó a sí misma no mencionar eso delante del pianista: no había necesidad de ir ofendiendo a nadie, le venía bien tenerlo en cuenta de vez en cuando.

Katie entró en la casa por la puerta abierta que sostenía el profesor, mirando de reojo a Bishop, que parecía no encontrarse muy bien. Este tipo no aparenta tener una salud de hierro, la verdad. Mientras observaba el pulcro rellano, intentó torpemente cambiar de tema. ¿Qué tal se lleva con los vecinos, profesor? Uno de ellos, el de la casa de esquina, no dejaba de fisgonear mientras pasábamos con el coche. ¿No están acostumbrados a visitas?

El hombre hace un gesto confundido. ¿Fisgoneando?, oh no me sorprendería, en un lugar tan pequeño es común que la gente este tan curiosa, aunque - estira los hombros- ¿podeis creer que no le conozco?, se que es mi vecino más próximo pero nunca le he visto...

Luego de entrar pone su abrigo en el perchero, luego de escurrir un poco el agua pone la sombrilla en el paraguero.

Sigamos a la sala, por  favor ponganse cómodos.

Procedí a entrar tras Katie y me desplacé un poco hacia la sala de estar, el primer lugar que vi para no aturar el recibidor, mirándome al espejo cuando pasé por delante.

-Oh, bien, una chimenea, que acogedor se ve-Y dejando las maletas a un lado me senté en uno de los sillones-Aah...

Cuando mencionaron al vecino me sorprendió.

-Baya, es vedad, yo también me fijé en que nos observaba cuando pasamos.

- Oh vaya, es una auténtica pena que un músico de talento tenga que verse relegado a la docencia. Sin ánimo de menospreciar a los que se dedican a la docencia por supuesto. - Mierda, se me olvidó que estoy con un grupo de estudiosos, espero no haber ofendido a ninguno.

Al igual que Alphonse intento apartarme un poco de la puerta para no taponarla entre todos. Y busco con la mirada alguna indicación de Arthur sobre donde ir. 

Oh ok, a la sala entonces.

- Quizás sea un buen momento para conocerle Arthur, dile que estás dando una pequeña fiesta de inauguración de la casa o algo así, es una buena excusa para invitar a un desconocido sin que suene muy violento. Y si resulta ser algún pesado o indeseable nos tienes aquí para ayudarte jajaja.

"Iba a proponer lo mismo. Al fin y al cabo, ya que se quedó mirandonos... pues que pueda vernos a todos más de cerca ¿No les parece?" digo buscando algún lugar para dejar mi abrigo y mi sombrero¹, empapados por la lluvia

Podría ser mañana.  Responde el anciano. Con este clima dudo que alguien sensato quiera unirse a una fiesta. Sonrie. Mientras se acerca a un  sillon se sienta y toma a su izquierda una especie de libro que termina siendo, curiosamente un albun de fotos. Acercaos, miren estas joyas.

Al abrir el libro se ven fotos en blanco y negro de distintos eventos, en los que curiosamente estan todos, de alguna u otra forma. 

Oh miren esta, aquí esta Katie en una foto del grupo que conformabamos, con el resto del grupo. ¿supiste querida que Mister McConnan fallecio hace poco?... vaya, nunca pensé que muriera tan rápido.

Dice murmurando y pasando esta foto. Y esta es en la feria de antiguedades que Owen y yo nos conocimos, ¿recuerdas esa foto?, el sujeto nos la tomó gratis, fue muy amable de su parte, aunque supongo que creía que le ibamos a comprar algo, sí...

Pasa nuevamente

Y esta fue en Roma, con mi queridisimo Jhon Bishop en la cena del museo religioso, ¿recuerdas la cena de dicha noche?, nunca pensé que los prelados tuvieran tanta hambre. Se rie.

Fija la mirada en otra foto cercana

Y esta, es una foto especial, ¿la recuerdas Alphonse?, este de aqui  era Freddy,  el editor, bien recuerdo ese feliz día.

Señala entonces la otra foto

Y el es el queridisimo Roman Castrini, veis el enorme piano de cola, esto fue en un concierto menor en Genova.

En la foto se ve un hombre  de unos 55 años de color blanco, gafas enormes, pelo abundante  y un bigote. Un personaje dificil de olvidar.

Oh caray, no sé si estoy hablando de más,  aunque vi que intercambiaron palabras en el transporte no sé si se conocen lo suficiente, pero bien... ya tendremos tiempo.

Miro atentamente cuando va mostrando las fotos de los demás y no puedo evitar interrumpir un poco en cada foto.

¿Grupo? Contadnos un poco más sobre como os conocísteis Katie, Arthur. Estoy seguro que a todos nos gustaría saber algo más - Digo mirando al resto.

Cuando llega a la siguiente, la nuestra y hace ese comentario interrumpo brevemente - Por Dios Arthur guarda eso, acabas de hacerme sentir realmente viejo jajaja, ¿cuantos años tendríamos por aquel entonces? Ahhhh. - A pesar del comentario estoy claramente sonriendo de felicidad, se ve que me ha hecho ilusión ver la foto. - Cuantas cosas han ocurrido desde entonces.

Katie dejó las maletas en una esquina del recibidor, así como el abrigo y su sombrero en la percha. Se atusó pulcramente el vestido y siguió al profesor hasta aquel salón, donde observó todo con ojo crítico. La señorita Jenkins se acercó a paso rápido para comprobar qué libros había allí pasando los dedos por los lomos con presteza, ya que estaba bien acostumbrada a realizar es gesto de forma mecánica.

Después se giró ligeramente ruborizada al darse cuenta de que estaba ignorando al profesor mientras este hablaba con el resto de los invitados, y se acercó a ellos con disimulo. Sin sentarse, se apoyó en el espaldar del sillón de Hopkins y observó las fotos con una media sonrisa. Vaya, este es todo un baúl de los recuerdos, murmuró mientras el profesor iba señalando las fotos con nostalgia.

Ante las palabras de Owen, sonrió algo más animada. Pues nos conocimos hace unos años ya... Poco después de mudarme a Oxford. El profesor trabajaba en la universidad por aquellos entonces y siempre venía a mi biblioteca, dijo sin dejar de sonreír, con su mente viajando a tiempos antiguos y encantadores. Aunque para ella todo seguía igual. Sus rutinas no habían variado un ápice en esos años. En seguida nos hicimos amigos, pues compartíamos el gusto por la buena literatura. Y tuvimos charlas muy interesantes.

La tarde pasa entre sonrisas algo averganzadas y algunas risas. Lo cierto es que el viaje a Roma fue impresionante, aunque.. bueno, es extraño que tenga juntas las fotos de completos extraños, quizá haya preparado este Album para la situación. Algo peculiar y único, pero que demonios, el maestro Arthur es en si un hombre peculiar y único.

"Vaya... ¿Y este señor, este Don Castrini, es más músico o es más docente?" digo extrañado por esa última fotografía. ¡Ese bigote descomunal parece algo salido del siglo pasado!

El anciano sonrie. Ambas creo mi querido John. Mira a los demás... si tiempos, recuerdos.

Nos reunimos mientras Arthur se dispuso a ver antiguas fotos.

Una a una iba pasando las páginas mostrando fotos con cada un de nosotros, incluso de aquel músico.

Cuando llegó a la mía me quedé un poco perplejo.

-Buff, pero si mira eso, ahí aun era un crío practicamente, buscando como salir al mundo. Le debo mucho por ello.

El anciano viendo la cara de algunos  dice. Oh he sido tremendamente descortes ustedes deben estar muy cansados, ¿qué les parece si subimos al segundo piso y se instalan?.  Evidentemente habra un cuarto solo para Katie, espero no se molesten en compartir los caballeros algunos de los tres una habitación, tengo tres habitaciones extras.

Se levanta y deja el album en la mesa auxiliar.

Vamos al segundo piso, creo que es hora que se instalen.

Y al decir esto camina hasta las escaleras.

El segundo piso es sobrio. Suben por las escaleras y a su  izquierda pueden encontrar tres habitaciones. Las tres muy pegadas entre ellas.