Partida Rol por web

Sopla la brisa en las monumentales escaleras de acceso al Templo, la noche está cerca en Coruscant ¿pero hay realmente noche en un planeta iluminado constantemente?

Perdido en tus pensamientos, mientras te diriges al archivo no puedes evitar pensar en el holograma que te mandó tu viejo maestro, así que aprietas tu normalmente tranquilo paso, a sabiendas que el maestro Caldron nunca ha sido muy amigo de la holografía y prefiere el contacto directo.

*HOLOGRAMA*

En voz queda y tranquila, el maestro archivero Caldron se dirige a su discipulo.

Mi querido discipulo y amigo, se que te distraigo de tus quehaceres pero debo contar con tus presencia, se que mañana estarás en Coruscant así que me complacería que me visitaras en el archivo, estaré en tu sección favorita, un saludo y que la fuerza te acompañe

*FIN DE LA GRABACIÓN*

El sagrado templo de orden en Coruscant había sido durante mucho tiempo su único y verdadero hogar. No era el único. Había allí niños que habían sido arrancados de los brazos de sus madres para desarrollar su auténtico potencial, y hombres, mujeres y otros sexos de todas las razas conocidas en la Galaxia que habían crecido bajo la sombra de los pilares que remataban el templo. El último templo de muchos, ni siquiera el más grande, ni el más que más poder haber ejercido sobre la sociedad galáctica. Aunque el consejo había jurado mantener la paz, la orden, él lo sabía, tenía un historial de colaboración con los gobiernos galácticos un tanto irregular. Los imperios iban y venían, las repúblicas y las monarquías. Para él lo importante era que la orden se mantuviera pura en medio de todo el caos, ejerciendo de faro y guía para los que buscaran consuelo a través de la fuerza y sus inescrutables caminos.

La gran sala de lectura de la biblioteca era el lugar preferido para reuniones informales, aunque él prefería con mucho los laboratorios y almacenes donde se guardaban los vestigios arqueológicos. Durante mucho tiempo, de hecho, había dormido en uno de aquellos despachos, más bien cuchitril, para encadenar largas horas de estudio e investigación.

Buscó al maestro por allí pero recordó sus palabras. Así que sin más encaminó sus pasos hacia el laboratorio de investigación de tecnología antigua. A través de el estudio de éstas piezas, una galaxia que había caído en una larga edad oscura se recuperaba poco a poco de una larga época de estancamiento tecnológico. Y no es que él favoreciera las nuevas tecnologías per se, sobre todo las militares, pero en su mentalidad altruista lo que buscaba era una mejora para la vida de los habitantes comunes y corrientes más allá del Core de la galaxia.

Se detuvo al ver la sombra proyectarse en el dintel de la puerta, preparada para darle una lección, a modo de broma, bastón en alto.

-Nunca entrar sin mirar antes -dijo, como santo y seña, repitiendo una de sus enseñanzas más célebres.

La sombra baja el bastón y de un paso al frente entra en la tenue iluminación de la estancia.

Y a ti no te han hecho nunca falta los ojos para mirar ¿verdad Yudru?

Dice en mitad de una amplia sonrisa el anciano maestro bothan.

Bienvenido a casa, andemos un poco

E inicia la marcha hacia las escaleras que conducen a los niveles inferiores

-Es la fuerza la que mira y los ojos solo ven lo que ésta les muestra...

Sonrió por el reencuentro, que era grato. El dato no era baladí. De hecho, una de las primeras preguntas que "falló" en su día fue la de no acordarse que los miraluka eran ciegos, sí, pero podían ver a través de la fuerza. Y de hecho veían muchas más cosas que una persona que no fuera sensitiva.

Le siguió sin pensárselo dos veces. Tenía curiosidad por saber qué quería mostrarle, o saber de qué quería hablar. Pero no se precipitó, ni preguntó, ni resultó pesado. Cuando una persona quiere decir algo, es justo que ella tenga la potestad de empezar a explicarlo.

El viejo maestro, con un paso vigoroso que parece desmentir su edad, deja atrás los laboratorios, unidades de almacenaje y estanterías llenas de reliquias y antiguos libros.

En un momento dado gira bruscamente a la izquierda, entre dos estanterías totalmente anodinas y se asegura que no hay nadie alrededor, para tu sorpresa empuja con vigor una parte de la pared que cede, dejando al descubierto una escalera de caracol que desciende a las profundidades del templo, ignotas y desconocidas parece ser que para todos salvo para el Maestro Archivero, quien empieza a descender

Sígueme Yudru...

Con voz grave y un ademán impaciente que parece fuera de lugar en él, señala las escaleras que se adentran en la tierra.

Nunca había estado en esa parte del templo. De repente, sintió el entusiasmo de un niño al que le regalaban unos zapatos nuevos. ¿Que sería aquello tan importante que hacía comportarse al maestro archivero como si fuera veinte años más joven? Algo merecedor de ese entusiasmo, sin duda.

Sin embargo, tuvo la precaución de anticiparse. De tratar de sentir, o presentir, hacia dónde se dirigían y qué era aquello tan importante. Hombre prevenido vale por dos.

Cuando cruzas el umbral donde ha desaparecido tu maestro recibes el equivalente de un golpe en las narices, sólo que no físicamente: Nunca hubieras pensado que tal cosa como el lado oscuro pudiera sentirse dentro del más sagrado de los lugares sagrados de los Jedi.

Notando tu vacilación tu anciano maestro te apremia de nuevo.

Con una mirada burlona que desaparece mientras desciende por la escalera de caracol tu maestro no deja de hablarte:

Vamos Yudru, aquí no encontrarás más mal que el que puedas traer contigo

Y ahoga una risita

¿Un remanente del lado oscuro? Esos lugares constituían una prueba de fe, que enfrentaba a la gente con sus peores demonios. Cuevas sagradas, lugares de poder, remanentes de una gran actividad del lado oscuro. Los templos nunca se levantan sobre terreno virgen, y más en una galaxia con una historia tan turbulenta como aquella.

Había que adentrarse allí, zambullirse en el mal. Después de todo, se suponía que para eso estaban los jedi: para suponer un balance con el lado oscuro en la fuerza viva.

Con renovada convicción terminas de bajar las escaleras, que parecen eternas en la penumbra que queda al cerrarse la puerta de acceso. Una vez llegas al final de los escalones te encuentras una amplia sala de techo abovedado, en cuyo centro te espera Caldron de pie junto a un pedestal.

Tu maestro te observa con detenimiento, con una mirada que no recuerdas desde tu selección como Padawan. Estas siendo examinado.

De repente el objeto sobre el pedestal llama poderosamente tu atención, tanto la de tus ojos como la de todo tu ser interior, es el foco del poder del Lado Oscuro que emana en esta sala.

Ahí estaba. ¿Un objeto asociado al lado oscuro?, ¿Un antiguo vestigio del desaparecido imperio sith? Como tecnólogo tenía curiosidad, pero también precaución. No sabía lo que el artefacto podía desatar, o qué era realmente. Trató de averiguarlo, de momento sin tocarlo, simplemente por pura memoria, tirando de sus conocimientos. Algo así seguro que debió dejar huella en algún registro histórico.

Parpadeó, sintiéndose observado, sintiéndose evaluado. Pero debía abstrarse y tratar de llegar al meollo del asunto.

Sin ningún género de dudas te hallas ante un holocrón Sith. Nunca habías visto ninguno en toda tu vida y ahora estás frente a el en lo más profundo del Templo Jedi, mientras tu antiguo Maestro te observa ahora claramente divertido por tu reacción.

Con una sonrisa pero satisfecho en mi fuero interno me dirijo en voz más calmada de lo habitual a Yudru

Tranquilo, es un exactamente lo que parece, pero no está activo, no hay ningún "guardián" que pueda hacerte nada, pero para mentes menos preparadas que la tuya es bueno que esté oculto.

Muevo la mano usando mi conexión con la fuerza

Esto es lo único que queda, esta imagen

Una imagen holográfica se proyecta desde la pirámide

Parpadeó, viendo el contenido. Las clases de historia de la tecnología habían rendido su fruto. Aquello era, sin ningún género de dudas, una forja estelar del imperio rakata. Una fuente de creación de ejércitos, además de otros usos, succionando la fuerza y depurándola a través del poder del lado oscuro.

-Solo conocía algunos antiguos grabados. ¿Es un plano o solo una grabación fija?

Si era un plano, obviamente no debía caer en malas manos. Cualquiera con una forja estelar... podía sumir a la galaxia en una nueva edad dorada del caos y el gobierno desde el lado oscuro.

És una imagen fija, tomada hace menos de cien años, poco después del final de las Nuevas Guerras Sith.

La Forja Estelar fue destruida por Revan, el que retornó del lado oscuro... hace más de tres mil años.

Mañana cuando salga el sol te espera una reunión con en la sala del Alto Consejo. Te unirás a otros caballeros Jedi y viajareis lejos, es justo que sepas lo que tememos que exista.

Hago una pausa grave

Nadie, repito, nadie salvo tú y el Alto Consejo debe saber que guardamos esto aquí, te espera una larga noche antes de la reunión oficial de mañana.

Que la fuerza nos acompañe a todos...

Termino musitando en voz baja mientras con otro gesto desactivo el holocrón

Un grupo, partir en busca de una forja estelar. Parecía una aventura digna de un caballero acostumbrado a la acción, pero era cierto, se necesitaba un arqueólogo para aquel trabajo. No acostumbraba a trabajar en equipo, pero podían encontrarse con peligros por el camino. Él era un caballero sin padawan, un lobo solitario, pero tendría que acostumbrarse a trabajar con otros. De cualquier modo, habría que llegar hasta el fondo de todo aquello. Si era verdad que una amenaza semejante se cernía sobre la galaxia, convenía estar preparados, anticiparse.

-No lo sabrán, pierde cuidado.

Hizo una pequeña reverencia a su antiguo maestro.

-Me honra que el consejo me haya considerado. Así que no hay tiempo que perder. Me pondré a refrescar mis conocimientos sobre el tema, pues toda ayuda será poca si éste temor pasa a ser una realidad.

Dicho ésto, se despidieron con un abrazo y regresó a la zona de la biblioteca. Consultar las obras de cabecera sobre los rakata y la famosa forja estelar fue para él una prioridad. Si debían partir, no tendría acceso al archivo hasta su regreso.