Partida Rol por web

Cuando intentaron examinar el resto del sitio, una alarma sonó. Era una alarma mágica, como si un millón de aullidos salieran de las paredes todos a la vez. Ni decir de que llenaría de imágenes sus pesadillas si no salían de allí, así que fue el dragón el que los obligó a subirse en su lomo y, ni bien pasaron la abertura por la cual habían entrado, batió sus alas y se perdieron en la noche.

A lo lejos, después de un tiempo de vuelo, hallaron el campamento de Iato, el elfo. Él los había esperado, como había prometido. Dos días después de haberse separado, sus caminos volvían a juntarse.

-Bienvenidos guerreros -saludó mientras, uno a uno, desmontaban del dragón. -Veo que habéis tenido éxito. Venid, descansad y reponed fuerzas, tenemos otro dragón que liberar, un pergamino que encontrar... y luego debemos volver a la capital y extinguir el mal de raíz. Muchas pruebas aun nos esperan...

Desde tras del elfo, salió una criatura dorada volando, que fue a posarse en uno de los hombros de Viento. Era su hadita.

-Sabía, sabía que lo lograríais -dijo, saltando de felicidad.

-Todavía queda mucho por delante -dijo Iato -mientras entregaba platos de guiso y algo de beber a cada uno de ellos. La noche era estrellada y un poco fresca. Una brisa corría por el terreno y el aullido de la ciudad orca aun resonaba en sus cabezas.

El viaje había sido largo, pero para un elemental como yo el cansancio no existía, sino la fuente inagotable de poder. Al llegar olisqueé la zona, y desde lejos al elfo, para ver qué aroma tenía esa criatura. El hada salió y nos felicitó.- Muchas gracias, pequeña.- no había nada como las hadas, tan nobles e inocentes, tan llenas de poder. Me puse a descansar allí mismo, en el césped, no necesitaba ninguna cama ni manta.

Hola Hiatus.  Lo saludó efusiva.

Pero, pero... ¿liberar otro dragón?  A este se supone que al contrario, que lo encerraremos. -dijo preocupada.

Al parecer no íbamos a poder explorar más ya que la alarma sonó y tuvimos que salir a toda prisa de la ciudad orca.

Lastima, quería investigar más...

Una vez que llegamos al campamento bajé del lomo del dragón y saludé a Iato.

-Tu si que cumples con tu palabra eh, no te aburriste en estos dos días?-

Tomé un cuenco de guiso y comí, además de beber un poco de vino con miel.

El elfo sirvió guiso al resto de los presentes mientras aclaraba el tema del dragón. -Mia, me refiero al que encontramos hace dos días, el dragón que era controlado por los orcos del norte pero estaba a campo abierto. Debe andar cerca, vamos a liberarlo también antes de ir por el pergamino. Comed, descansad. Mañana nos levantaremos a primera hora y comenzaremos con el resto.

Respecto a lo que comentó Fafnir, aclaró.

-Tuve en qué entretenerme... la tierra del Norte tiene arañas grandes como caballos. No, no querráis saber cómo me he enterado de ello.

Me acerqué al noble amigo Iato y pregunté entonces.- ¿Cuál es el plan entonces? ¿Cómo lo encontramos para liberarlo?.- esa era la pregunta que nos debía quebrar la cabeza, y no cualquier otra, por lo menos ahora mismo. Me incorporé y lamí un poco de mi plato, para luego beber un poco de agua y lamer mis patas mientras esperaba una respuesta.

¡Gracias!  -dijo amable Mía cuando terminó el plato de sopa que le había servido el elfo.  

Pero antes de dormir, me gustaría saber que nuevos poderes han nacido en ustedes, para saber coordinarnos mejor en los ataques.  Vieron lo bien que nos salió con la bruja aquella. 

Les presumo uno de los míos, dijo alegre, se llama: "De la luz blanca al arcoiris."  Y en eso vieron cómo se dividía Mía en 7 Mías, cada una monocromática, en uno de los colores del arcoíris.  Cada una hacía una cosa diferente, una tensaba un arco, la otra hacía una forma con su katana, una más preparaba un ungüento curativo y la otra preparaba una máscara de orco cómo disfraz.  

¿Qqquueee llleeesss pppaaarrreeeccceee?  -dijeron al unísono 9 voces.  ¿9?  Si, dos de ellas eran invisible.  La ultravioleta y la infrarroja.

-Básicamente ahora no hay nada que con mi fuego no pueda crear- dije en resumidas cuentas, sin hacer ninguna demostración ya que no quería consumir mi mana, nunca se sabía cuándo te podrías despertar a mitad de la noche y tener que pelear- que con la refracción de luz puedas crear tales imágenes y que encima estas puedan actuar o tener diversos efectos es genial, será una gran herramienta. Por mi parte si les digo que se aparten si voy a usar un poder, haganlo, mis llamas son más abrasadoras que antes...-

Tras decir esto comencé a caminar alejándome del campamento.

-Voy a dar un paseo-

Si, en los campamentos, el tema de las letrinas es importante.  Hay que darles privacidad.  

Tu tranquilo Fafnir, aquí te esperamos.   -dijo la Mía de color rojo.  Aguas con los tigres. 

Expliqué el poder más sorprendente que me había dado la madre naturaleza y la diosa mar.- Puedo hacer que el kraken me oiga y venga en nuestra ayuda, entre otras cosas, como dividirme.- dije revolcándome en la hierba.

La hadita fue la que contestó las preguntas ahora. -Sabemos que se encuentra unos 3 km al sur, en un pequeño emplazamiento. No es díficil como la ciudad orca, pero debe tener algún eeeh... alguna barrera mágica porque nos parece raro que lo tengan allí y no en la ciudad.

Gladia voló alrededor de ellos tirando polvo de hadas que relucía como millones de mini estrellas.

-Fafnir espera, puede ser peligroso. Te acompaño.

Dijo y voló en pos del íncubo. -Los demás id a dormir, mañana temprano nos levantaremos y seguiremos viaje.

Iato señaló las carpas e incluso luego de la caminata, Fafnir también se fue a dormir. Al otro día deberían estar listos... Tanto para liberar al dragón como para luego ir por el pergamino.

Por mi esta bien.

El Dragón de hielo voló con todos encima. Mía quería saber a quiénes se encontrarían cuando tuviesen que liberar a su hermano pero nadie le respondió. Realmente es que ninguno lo sabía. Iato se explicó en ese punto.

-La leyenda nos habló de seis guerreros y del pergamino que obtendrían con el que vencerían al Señor Oscuro de Rhosendal. Pero nada dijo de la muerte de dos, o del cetro. Las leyendas son así: imprecisas.

Era verdad, ahora les volvía a pesar la pérdida de sus amigos, pero eso solo daba más responsabilidad al trabajo que tenían por delante. Cuando despuntó el amanecer y el primero de los dos soles tiñó el cielo, vieron a lo lejos una gran planicie.

Las tierras eran áridas como todo en esta Región dominada por las fuerzas del mal, en donde nada crecía de forma natural y donde todo parecía escaso. La hadita señaló un punto en donde se levantaba un viejo torreón. Junto a este existía  un terreno rectangular delimitado por troncos que formaban una cerca de unos cuatro metros de altura. Y allí, atado por una cadena a un poste enorme en la tierra, estaba el Dragón.

Junto a él había unos cuatro seres extraños. Aunque parecían humanoides tenían rasgo de aves en sus caras.

-Nunca he visto seres así –dijo Iato –tened cuidado

Viento encogió sus hombros ante la pregunta de Mia, sabia tanto como ella en esa ocasión pero igualmente a pesar de lo desconocido de la situación no podían frenar ahora que habían perdido a sus amigos, debían vengarlos acabando con el señor oscuro.

Entonces cuando finalmente llegaron al torreón fue que vieron a los extraños guardianes del dragon. “Sus mascaras son una indicación entonces esos seres podrían empezar a volar o a cambiarse a pajaros. Eso seria bueno para todos ya que podría controlar los vientos que utilicen para volar y hacerlos caer al suelo tal vez cavando con sus vidas.” Comento al resto pensando que encima del dragon podrían ponerse a una altura peligrosa para ellos.

-No, no creo que sea eso- le dije a Viento- si bien no lo descarto, su máscara indica otra cosa...- dije observándolos.

-Los primeros médicos usaban esas máscaras hace tiempo, indicaban que o salvaban de la muerte o guiaban a la misma, además viste los cuervos que los acompañan? Que otro pájaro es un espía y al mismo tiempo augura la muerte?-

Bajé del dragón y comencé a caminar.

-Yo digo que les llevemos la muerte a ellos- abrí mi mano derecha y choqué las uñas provocando un chispazo.

Pues, yo convocaré... ¡águilas!

Y Mía pidió que esos alados raptores les viniera a ayudar contra los cuervos.  Y si los cuervos eran amigos, entonces tendrían una verdadera fuerza aérea. 

“Si puede que tengas razon” acepto Viento aun sin descartar su idea de que podrían transformarse en cualquier momento. Aunque estuvieran tan relacionados con la muerte lo inquietaba pero también recordaba que habían vencido ya a la muerte. “Si tiene que ver con la muerte tal vez una ataque de la luz sea mas efectivo como con los guerreros oscuros o con la mujer esa que querías embarazar.” Comento a todo el grupo aunque el ultimo comentario iba al súcubo.

Sin mayor demora le pio al hada que se refugiara y bajo del dragon con el arco preparado para disparar. Entonces escucho el plan de Mia que aunque sonaba simple podría aventajarlos en el aire. Con una posición adecuada apunto y le disparo a uno de esos supuestos médicos.

¡Suelten al dragón!  Si son aliados alados los alabaremos.  Si no, ¡ los terminaremos !

¡Águilas, venid!