Partida Rol por web

Sonea seguía mirando a los demás cuando notó que Artemis le hacía gestos de manera sutil. Dedujo que tal vez le diría algo que los demás no querían saber y entonces se concentró en buscar la "magia" que albergaba en el interior del joven. Aunque le costó un poco sentirlo, al percibir ese pequeño atisbo de energía la joven maga aprovechó para atravesar la barrera mental latente en todo ser pensante y comunicarse. No eran palabras que se escuchasen, sino una idea que se formaba en ambas mentes y sólo ellos podían escucharlo, a excepción de otros telépatas.

-¿Pasa algo, Artemis?

La pregunta mantenía un tono cordial y de respeto; pero se podía detectar cierto recelo que no era para Artemis, sino para alguien más del equipo. 

"No, no pasa nada" pensé, aunque no tenía muy claro si lo estaría escuchando "me preocupa que estés preocupada por algo, he visto tu expresión al mirar por la ventana". 

Yo sí había escuchado claramente su pregunta, pero aquello me daba a entender que ella no podía escuchar mis palabras exactas, aunque sí había percibido que pretendía preguntarle algo. Así que, al mismo tiempo que pensaba aquello, lancé una mirada rápida a la ventana y luego volví a ella, poniendo un gesto de preocupación en el rostro. 

Y sin embargo, la pregunta de la joven, junto con su sensación de recelo, me puso en alerta... "¿sabes algo que yo no sepa?" ...así que después miré detenidamente a nuestro alrededor, a todos los demás, observando no sólo a nuestros compañeros, sino también a los demás tripulantes de la nave... indagando en sus gestos, en sus expresiones... Cuando alguien estaba ocultando algo o estaba a punto de hacer alguna cosa o algo por el estilo, eso se traducía en sus microexpresiones, en sus movimientos involuntarios, incluso si se trataba del mayor experto... Y eso se me daba muy, pero que muy bien detectarlo. Si alguien ocultaba alguna cosa en aquella nave, lo descubriría. 

La mente de Sonea reflejó pena ante la observación de Artemis, pues aunque estaba consciente que no era alguien que ocultase por completo sus pensamientos, no sentía necesidad de hacerlo dado que esa persona no estaba con ella. Así que el joven percibía que la aprendiza demostró alivio por unos cuantos segundos.

-Esto me recordó a la Historia del reino donde habito, Imardin, cuando se enfrentó al reino enemigo Sachaka. Los libros dicen que los sachakanos perdieron tierras fértiles y si lo que me han dicho es cierto, son un enemigo tan poderoso que mi hogar está condenado.

Aparecieron imágenes no reales de hombres y mujeres que no se parecían en nada a Sonea y el miedo se hizo latente.

-Ellos... viven así, me imagino que los habitantes de aquí han sufrido.

Rápidamente aquellas emociones se desvanecieron, como cuando alguien oculta un objeto tras una puerta para que no vean qué es. Sin embargo, ahora apareció una imagen vaga de Arya.

-Ella no es alguien normal, no es pobre como yo. Es evidente que es alguien de sangre real o de una familia de clase alta. De igual manera, me parece que estos campos indican que los que sufren la guerra es el reino o la nobleza en sí. Entiendo que Arya quiera ocultar su identidad, pues considero que ella no sabrá si con los que se tope estarán de su lado o no.

Artemis vio una imagen difusa de una Sonea más joven, casi parecía varón y esquelético, con el cabello corto y famélico mientras corría por unas calles huyendo de lo que parecían ser unos guardias.

-La comprendo en el sentido de querer ocultar su verdadero yo; pero viéndolo de esta manera no sabemos si ella nos pondrá en peligro. En la Escuela de Magia de Lady Luna, supe que Arya sufrió demasiado, tal vez una pérdida de alguien que quería y por eso se mantiene oculta. ¿Un hermano, hermana, padres? No lo se, pero si ella es de la nobleza y debe ocultarse, temo que ella no tenga familia a quien acudir o nos ponga en un gran aprieto.

Es evidente que a Sonea no le cuesta comunicarse de esta manera a comparación de hablar, pues en la mente se forma la idea y se entiende tal cual se intentó expresar.

Artemis logró conseguir una zona en la que trabajar, tras estar un tiempo concentrado en fundir los eslabones, logró formar una cadena idéntica a la que utilizan los maestres en los castillos de Ponientes. Cuando el joven salió de la zona donde Asriel le había dejado trabajar, la nave se acercaba a una montaña enorme con un castillo aún más imponente en la cima.

Mientras sobrevolaban el valle de Arryn, un grupo de hombres con estandartes azules cabalgaban bajo la nave mirándola con recelo y sorpresa. Muchos de ellos habían crecido escuchando historias de los dragones Targaryen, nunca habían visto uno pero en su mente una nave voladora era lo más parecido a estas criaturas que podían llegar a ver.

Los dedos se encontraban más al sur, pero la nave debía pasar por el centro del Valle para llegar allí, el castillo que veían era la capital y centro de poder del valle.

Lord Asriel miro abajo, pero no tenía tiempo, activo el comunicador  en busca de una señal de Aticus.

Mientras dio aviso a su tripulación de esconder la nave.

Disculpen, pero creo que nos hemos dado a conocer ¿Aun están los planes de los disfraces? Aunque podríamos aprovechar esta situación, pero nuestra guía debe de saber.

Su mirada se dirigió a la joven nativa, desde que había negado dar a conocer su identidad había un deje de sospecha en su mirar.

Señorita, al parecer nos han visto, si hay algún plan de acción que deberíamos tomar debemos actuar de inmediato. Por el momento ya ordene buscar un sitio donde escondernos.

Luna escuchó las palabras de Arry con atención y asintió tras el resumen, comprendiendo todo lo que había dicho. Si bien era algo extraño, podía manejarlo. Al fin y al cabo, sabía que pasarían por sitios muy diferentes a su mundo. Por esto, se acercó al baúl de ropa que se les había dejado y tomó un elegante vestido que le parecía perfecto para el papel que debía interpretar.

Como no conocía mucho de las costumbres de la región, esperaría la aprobación de Arya con respecto a su traje pero hizo lo mejor que pudo en una de las cabinas. No iba a cambiarse de ropa frente a toda la tripulación de Lord Asriel.

Entonces, salió con su largo cabello recogido y una postura un tanto más elegante, imitando los movimientos de la Dama Gris y con la mirada siempre perdida que era tan característica de ella. Hizo una reverencia y luego dijo - ¿Cómo me veo? - se acercó a Lord Asriel y al escuchar sus palabras, miro a Arry con urgencia, esperando una respuesta de su parte. A pesar de ello, trató de no mantener lejos su varita en caso de necesitarla.

Mientras todos hablaban y en vista de que Atticus de nuevo no respondía al comunicador, se lo pedí a Lord Asriel. Tenía intención de intentar una cosa antes de que aterrizáramos. 

-Si no le importa, Lord Asriel, quiero intentar algo que quizá pueda ayudarnos a muchos de nosotros a descubrir qué ha psado realmente con nuestros amigos. 

Una vez tuve el aparato en mis manos, volví al lugar en el que había estado trabajando para la cadena. 

Desde que el hombre de rojo se había marchado, había estado intranquilo. Una idea no dejaba de darme vueltas a la cabeza... Mis padres y mis hermanos no me preocupaban, porque no estaban localizables, se habían ido de viaje, pero en la Mansión Fowl todavía quedaban Domovoi y Juliette. 

Así que me puse manos a la obra. Un esbozo de plan me rondaba la cabeza desde hacía un tiempo y era el momento de llevarlo a cabo. Saqué mi móvil, en el que tenía grabadas las últimas llamadas a los dos hermanos Mayordomo* y comencé a trabajar. Mi intención era, una de dos, o averiguar qué tecnologías tenía el comunicador para poder hablar entre mundos y tratar de emularlas en mi móvil o, si esto no funcionaba, conectar el comunicador al móvil directamente. 

Con esto pretendía poder llamar a casa y, si lo lograba, quizá todos mis compañeros que tuvieran algún medio de comunicación a distancia también podrían hacerlo. 

Lord Asriel ya vestido* responde.

Inténtelo joven Artemis. –Mira a la joven Luna y con una amplia sonrisa le dice. Os veis esplendida.

Tras mirar a los demás advierte.

Descenderemos dentro de poco, ya han visto la nave. Si hay cambio de planes den aviso.

Os sugiero que se cambien rápido, hay camarotes individuales si quieren guardar su pudor.

Y sus palabras se vieron confirmadas, la nave descendía rápidamente, pero el Lord parecía preocupado, ya que notaron que le decía a la tripulación.

Escóndanos, no quiero usar la violencia… pero dile a la tripulación que preparen  sus armas…

mientras trataba de coger la ropa para cambiarse, siente un ligero crispar de cabellos en la nuca, inmediatamente advierte que nos observaban de abajo. trate de buscar algo para atacar a los de abajo pero la tranquilidad de Lord Asriel me hizo ir al camerino y cambiarme.

- ¿Esto tiene algún sistema de camuflaje? - pregunto a Lord Asriel.

- Estás preciosa. - le digo a Luna. Pareces la hija de un Lord.

- Debemos conseguir monturas y un carruaje.

Mis ropas son mucho menos espléndidas que las de Luna. De hecho, aunque son perfectamente funcionales y están limpias, están más cerca de ser simple tela sin trabajar que de parecerse a la ropa de luna. Apropiado para una sirvienta, desde luego.

-Una vez estemos en el castillo puedo tratar de localizar lo que buscamos...y a nuestros enemigos. Lo haré si encuentro un lugar privado. Veremos como se desarrolla todo.

Luna agradeció con una reverencia ante los cumplidos por su atuendo y luego dijo - Yo puedo usar un conjuro protector que nos permitiría ser invisibles y sabríamos cuándo viene el enemigo. Pero si lo que dice Arry es cierto y aquí no existe la magia, tenemos que salir del rango de vista primero - luego, caminó hacia el borde del barco mientras miraba el horizonte, buscando señales de los rivales.

- Se llama Cave Inimicum. Si puede darme la oportunidad, lo haré y no nos encontrarán tan fácilmente - dijo tranquilamente mientras alzaba su falda. Debía acostumbrarse a aquel vestido primero.

Comenzó a crearse una sensación que no parecía tener forma como tal, pero recordaba a la incomodidad y se sentía como si hubiesen puertas que se cerraban una tras otra sin que nadie pudiese hacer algo.

Si es todo por el momento...

Sin dejar que Artemis dijera algo, Sonea cortó la comunicación con él; pero se pudo sentir un pequeño atisbo de decepción antes de que todo desapareciera.

Sonea se mantenía callada en todo momento sin intervenir ni nada por el estilo. Los preparativos ya estaban teniendo forma y la aprendiza debía resguardar su energía en caso necesario. Se acercó hacia Sydney, pues ellas se harían pasar por sirvientas y aprovechando que Luna estaba lista, realizó una gran reverencia.

-Lady Lanna, su belleza se impone a cualquiera que osara compararse con usted. Digna de ser hija del Lord Edward y hermana mayor del Lord Arry. Será un placer estar a sus servicios en esta comitiva.

Sin más, la actitud de la joven parecía casi real, aunque era evidente para aquellos que sí provenían de ese tipo de cuna que se veía más como si repitiese algo que había visto antes.

-Debemos estar acordes en nuestros roles para seguir con esto de manera sutil... hay que recurrir a lo demás si es necesario.

Dijo esto mirando a Lord Asriel, después guardó distancia a la espera de algo más.

Cuando escucho que Sansa, Sonea, dice Lord Arry niego con la cabeza.

- Tratamientos. - recuerdo. Lord Edward Mullendore, Lady Lanna, Ser Geralt Algood y Ser Digon, Maestre Nicklass. El resto no tenemos ningún tipo de tratamiento salvo tratarme a mi como de un noble se trate. Sin Título pero Noble.

- Por cierto, un simple apunte, aunque Lady Lanna sea mayor que Arry el Heredero es este último al ser varón. - comento con un guiño de ojo.

Lord Asriel carraspea un poco y mientras discuten las jóvenes insta a los demas.

Sugiero que cada uno se presente ahora como dicta su papel, empiecen a hacerse a la idea de responder ante su nuevo nombre.

Me presento, soy Lord Edward Mullendore. Y salvo mi felina compañera, está prohibido tutearme, soy severo incluso con mi familia, mi hijo Arry(Arya) entrena con la espada, mi hija Lanna(luna) está en vísperas de ser comprometida, pero no la daré a nadie menor a un príncipe.

Nicklass(Nicholas) usted es mi maestre privado. Artius(Artemis)  es un joven aprendiz, Ser Gerald(Geralt) y Ser Digon(Don Alatriste) lo entrenan junto al joven Petrus (Percy).

Sansa(Sonea) y Silvana(Sydney) son nuestras sirvientas, vienen con nosotros pues mi hija no merece tratar con las incomodidades del viaje de los hombres.

Con un gesto severo les recuerda a todos que el es un Lord de Verdad, por lo que cuando un tripulante le entrega un fuelle y una espada para terminar de vestir, azota el fuelle con naturalidad causando un sonoro e intimidante sonido.

Ahora su turno preséntense o no bajaran de esta nave, y les aseguro que sean cuales sean sus poderes podemos dejarlos en la celda.

Eso también para ti Arry hijo mío, Lanna hija mía, muestra tus modales.

Hablaba con tanta naturalidad como se podía, solo el hecho de que su sonrisa típica desapareciera era lo único que lo delataba. 

Carraspeo para llamar la atención de los presentes.

- Padre, lamento mucho contradecirle pero ahora mismo sólo hay un príncipe en todo occidente y salvo que me equivoque está comprometido. - le corrijo. No obstante hay varios Herederos de Diversas Casas que pueden resultar interesantes para el enlace de mi hermana Lady Lanna.

- Por otro lado, aunque Artius y Petrus con aprendices de caballero cada uno tiene asignado un Maestro o Mentor, Ser Gerald y Ser Digon, el orden es indiferente pero cada Mentor se encarga de educar y reprender a su Escudero y no está bien visto hacerlo con un Escudero ajeno pues puede provocar una seria ofensa que en ocasiones se salda con un duelo. - prosigo con un guiño de ojo.

- Además, las sirvientas Sansa y Silvana no viajan con nosotros por ese motivo sino porque ninguno de nosotros va a realizar las labores para las que está el servicio. - comento. Como ayudar a vestirse, lavar ropa, preparar comida, servir comida, ...

- El Maestre no es exactamente un Maestre privado . - añado. Sino que es el Maestre de la Casa Mullendore y cualquiera de los miembros de la misma puede "requerir" sus servicios cuando estos sean necesarios.

- Por último, su Felina compañera deberá permanecer en la nave salvo que alguien sea capaz de transformar su apariencia pues por estos lares no hay animales de esta índole.

Me aclaré la garganta, terminando de ajustarme el cinturón alrededor del jubón que me había colocado, dispuesto a decirle a Percy que seguramente tendríamos que ser cada uno el escudero de uno de los Caballeros, pero Arya se me adelantó. 

Asentí con la cabeza ante sus sabias palabras; aquel mundo era prácticamente como el mío varios siglos atrás, en la Europa Medieval. No me sería difícil hacerme pasar por un escudero en ese mundo, lo había estudiado lo suficiente. 

-Si os parece bien -me dirigí al otro escudero y los dos caballeros- yo seré el escudero de Geralt y tú, Percy, el del señor Alatriste. Es más fácil así, pues ya nos conocemos mejor Geralt y yo y sabemos ambos de qué pie cojea cada uno, por si acaso. Además -añadí, volviéndome hacia el Lobo Blanco con una sonrisa felina en el rostro-, va a ser divertido que intentes enseñarme a sujetar bien una espada, Geralt, si lo logras, te juro que averiguaré la composición de esas grajeas para ti -prometí. 

Entonces me volví hacia Lord Asriel y me aclaré la garganta de nuevo, alisando las arrugas del jubón mientras hacía una breve reverencia hacia él:

-Lord Asriel -comencé con tono de respeto- mi nombre es Artius y soy escudero de Sir Gerald, de la Casa Mullendore. Como cualquier miembro de esta casa, estoy a vuestro servicio. Lady Lanna -añadí con una reverencia a Luna, luego me volví hacia Arya-, Arry... ¿Hay algún tratamiento para vos, heredero de la Casa Mullendore? ¿O simplemente Arry? No lo tengo claro...

- Lord Edward Mullendore y Ser Geralt Algood o Ser Geralt pero siempre "Ser" no "Sir". - corrijo a Artemis. Y como ya he dicho ahora mismo para referiros a mi sería como Arry Mullendore. No hay "Ser" delante del nombre puesto que soy muy joven para haberme ganado las espuelas. Eso si el trato para conmigo debe ser casi el mismo como para con mi padre, Lord Edward Mullendore.