Partida Rol por web

¡Cerdo con barba!, grita Colmillo de Hierro cuando Azaghal de poco le secciona medio brazo.

Colmillo de Hierro se revuelve como un animal acorralado y esa falta de precisión salva a Azaghal de otro golpe terrible.

¡Asoma la jeta maldito orco!

Dice Ubim lanzando su maza armada por el pequeño hueco que hay entre el otro enano y el quicio de la puerta. 

¡Me rindo!

Colmillo de Hierro se echa de rodillas al suelo tras recibir el golpe de la maza de Ubim.

¡No me matéis!

-¡Ja!--exclama demasiado alto Merla por la sorpresa--¡Quién te ha vizto y quién te ve, Cormillo!

¡Bien hecho hermano! digo mientras le cojo de la garganta y lo levanto del suelo

Eres un mierda como todos los pieles verde. ¿Quién va a morir ahora a manos de un cerdo con barba? digo gritándole a un palmo de la cara, echándole esputos a la vez que hablo.

Mientras grito, le meto dentro para dejar que entre el resto Y ahora, si no quieres acabar abierto en canal y con tus tripas por los suelos, vas a comenzar a hablar.

Con una mirada que rezuma odio por todas partes, Colmillo de Hierro.

¿De qué queréis hablar?

Llevándole contra el camastro De una llave que cogiste de esa cerrajería. Y no me mires así o te trincho como un pavo, saco de mierda. 

Sin abrir el pico, Merla entra en la casa pero se mantiene junto a la puerta por si acaso tiene que salir por patas en cualquier momento.

Merla, no demos oportunidad a este asesino de escapar, busca un trozo de cuerda para atarlo.

Con un guiño de complicidad y la maza de armas como aval le dice.

Tranquila, no te hará nada o le abriré esa cabezota como un melón maduro. ¡Y tu responde, ladrón!

Merla asiente y se pone manos a la obra.

¿Todo esto por esa llave? ¡La tienen los de la Daga Verde!

¿Te contrataron esos tipos o te la robaron ellos a ti? Si fue lo primero, ¿quién se puso en contacto contigo? ¿Qué instrucciones te dieron? ¿Qué te ofrecieron?

¿Qué nos puedes ofrecer tú para que no hagamos contigo lo mismo que tú hiciste a Keravia...?

El semiorco, tan duro como parecía, comienza a cantar que da gusto.

Hace un par de días unos tipejos que se llaman la Banda de la Daga Verde me contrataron para robar una llave de cobre de la tienda del cerrajeros ese. Pagaban bien. Esta mañan, les he dado la llave y ellos me dieron el oro.

Yo solo he visto a dos. Uno estaba mogollón de enfermo. El otro parecía un elfo ricachón. Iban vestidos de negro, pero tenían alfileres de una daga verde pequeña en las capas. La banda tiene su sede en una casa de un mercader que lleva mucho tiempo abandonada en el Barrio del Río. En el bolsillo llevo todavía el mapa que me dieron.

A mí dejadme vivir. Quedaos el oro que me dieron.

¿Qué hacemos con él? - dice Delilah a sus compañeros enanos.

Mientras tanto, la joven sigue asediando al semiorco con sus preguntas.

¿Cómo contactabas con ellos? ¿Tenían algún santo y seña? ¿Qué más nos puedes decir de su guarida? ¿Trampas? ¿Guardias?
 

Ubim bufa y escupe a un lado cuando el semiorco ruega por su vida.

Si en esta ciudad hay un poco de justicia te pasarás el resto de tus días en una mazmorra, aunque si por mi fuera el cadalso es tu destino. Por ladrón y asesino. Mataste a nuestro compañero y no mereces la clemencia que ahora pides. Lo llevaremos a la Guardia, ese oro es poca compensación.

Mientras Delilah sigue con el interrogatorio, el clérigo enano indica a Merla que busque en la guarida del semiorco, tal vez haya más cosas robadas.

-Nah, hijo--niega con la cabeza la mediana a la petición del enano--La caza eztá maz vacía que la mojama. Por no haber no hay ni zoga.

¡Os juro que no sé nada más! Yo solo fui a una casa grande y casi que no pasé de la puerta.