Partida Rol por web

Estoy demasiado nervioso, tengo que serenarme. Tras lavar un poco las heridas de O'Rick cojo la linterna que me pasa Kellemport en una mano y el cuchillo de caza en la otra. Ambos tiemblan. Trago saliva y voy en silencio con mis compañeros pensando que quizás nunca salgamos de esta mansión maldita.

Los tres hombres continúan caminando a duras penas a través de la ancha caverna, varias de las criaturas huyeron por un agujero en la pared derecha, al acercaros al lugar véis que el agujero es el comienzo de un corredor oscuro y estrecho del que no se ve el final.

En la pared contraria, hay un agujero que comunica con un corredor ascendente, izquierda o derecha o vuelta atrás, esos son los caminos a seguir...

- ¿Qué creen que es mejor? ¿El camino ascendente? ¿O seguimos a las criaturas hasta su cubil? Si tienen a Jerry estará por ahí... - realmente Kellemport estaba un poco desorientado, quizá debido a todas las laceraciones producidas por las criaturas.

-Realmente, como dice usted señor Kellemport, si Jerry se encuentra aquí estará en la ruta descendente... Al menos lo que quede de él... Discúlpenme pero si esas criaturas casi nos devoran a nosotros, que somos tres y estamos armados... En fin, la situación no invita al optimismo... ¿Qué opina usted Robert?

- No invita para nada al optimismo pero debemos saber con certeza qué le ocurrió a Jerry. Algo hay que decirle a su madre. - comenté. No intentaba ser rudo, pero las palabras casi se agolpaban en mi garganta, ansiosas por salir.

- No es lo que más me agrada pero creo que debemos descender siguiendo a esas criaturas. Quedan pocas y si vuelven a aparecer podremos con ellas. Aunque sinceramente no creo que vuelvan a acercarse a nosotros... les hemos dado más de lo que pueden morder. -

- ¿Optimismo?- mi rostro refleja el pánico que intento contener - ¿Bajar? No sé... no sé... ¿Cree de verdad que las hemos asustado?- le pregunto a Kellemport.

Está claro que no soy de gran ayuda para las decisiones. Intento contener mi miedo como puedo pero el esfuerzo por no salir gritando de este lugar hace que casi ni escuche lo que dicen mis compañeros.

- Estoy seguro de que no volverán a molestarnos. - comenté. Y acto seguido me interné por el túnel que descendía, el mismo que habían seguido las ratas en su huida.

La determinación de este hombre debería ser la de todos, puesto que el ha estado más cerca de la muerte que ninguno de nosotros. Si él hace gala de este valor yo no voy a ser menos.

-Magnífica iniciativa señor Kellemport, vayamos pues.

Y dicho esto me adentro en el túnel tras John Kellemport.

Suspiré siguiendo a mis compañeros. Era encomiable la valentía de la que hacían gala pero, por desgracia, no era contagiosa.

Os metéis por agujero de la pared derecha, el agujero da paso a un corredor aún más estrecho, apenas cabe Robert hecho un ovillo mientras arrastra los pies como puede, tras un  par de minutos que se os hacen eternos (sobretodo a Robert) llegáis a una cueva no muy grande, con una sola salida a la izquierda.

En el interior de la cueva flota un gas densísimo, verdoso, que huele a azufre y a todas luces nocivo. El gas es compacto y forma una nube desde el techo hasta aprox. a una altura de un metro del suelo, quedando éste limpio.

Los tres os agacháis instintivamente, no sin antes haber respirado aquel pútrido gas...

Me agacho y saco un pañuelo del bolsillo mientras intento taparme la nariz y la boca...

Qué sitio más inmundo, por Dios

Sin embargo el poco gas que inhalo es suficiente para hacerme toser y probablemente algo más... Me retiro inconscientemente hacia atrás tosiendo sin parar y llevándome el pañuelo a la boca intentando no respirar más ese pútrido gas.

Intento taparme la boca mientras el fétido gas que lo llena todo comienza a producirme arcadas al tiempo que me agacho.

Por el amor del cielo, ¿cuántas sorpresas más nos tiene preparadas este blasfemo lugar?

- Cogh, caught... coff..

Más que agacharme me temo que caigo al suelo...

El gas se interna en vuestro sistema respiratorio a través de las fosas nasales abriéndose paso a los pulmones y contaminando vuestra sangre. Empezáis a toser y os mareáis, los tres sin excepción al agacharos vomitáis - una reacción natural al envenenamiento - y os dáis cuenta de que la boca os sabe a metal.

Pero estáis vivos! o al menos aún, agachados tras vomitar os miráis con una mezcla de vergüenza y miedo para poneros de acuerdo en la dirección a seguir. Ha faltado muy pero que muy poco, os estáis empezando a acostumbrar a caminar sobre la cuerda floja y ... la cuerda puede romperse.

- ¡Salgamos de aquí!- digo mientras me arrastro como puedo por el suelo para salir de este maldito lugar.

No dejo de toser mientras me arrastro detrás de Robert en busca de una salida. 

Si salgo de ésta tendré que tener un pañuelo humedecido a mano en lo que queda de túneles...

Me pregunto cómo las malditas criaturas habrán podido pasar por ahí sin haberse asfixiado. Esos gases son tremendamente tóxicos. Quizá mientras me mantenga a ras de suelo tenga alguna posibilidad.

En cualquier caso mi corpulencia y enorme tamaño me dificultan enormemente el avanzar. Echo un vistazo hacia atrás para asegurarme de que Maurice sigue con nosotros y le hago gestos para que nos siga.

Arrastrando vuestros cuerpos por el suelo usando los antebrazos y las piernas, descubrís que a vuestra izquierda hay otra cámara más pequeña que parece ser el origen del gas y en la que no hay refugio posible del gas, o al menos eso parece. Frente a vosotros véis un corredor libre de gas que se bifurca a izquierda y derecha.

Rober avanza hacia la izquierda, alejándose del origen del gas.

- Vamos... cogh... debemos alejarnos de ese gas letal... cogh...

Sigo a Rober hacia el corredor de la izquierda en busca de un sitio con aire puro para respirar...

Mi visión se nubla y me encuentro cada vez más débil. Tengo que aguantar, si caigo inconsciente dudo que mis compañeros puedan sacarme de aquí, soy demasiado grande para ellos...

"Esto es un maldito laberinto" pensáis para vosotros mientras enfiláis el corredor de la izquierda alerjándoos del gas. El corredor se ensancha en un momento dado, creando una especie de saliente natural, continuáis por el corredor que se vuelve a estrechar, hasta que llegáis finalmente a una abertura que da paso a una caverna a la izquierda de pequeñas dimensiones en la que hay un terraplén de tierra que asciende hasta el techo, por el agujero del techo se filtra luz natural.

En la caverna de la derecha se ven al fondo extrañas formas alargadas y retorcidas, escrutais con la mirada sin acercaros la caverna derecha.