Partida Rol por web

Observaste los alrededores discretamente, mientras continuabas con tus tareas de relaciones publicas. Todos querían saludarte y eso era un trabajo en si. Viste que algunas personas tenían la cara ligeramente colorada, producto de haber bebido bastante de las especialidades de Sonnenlicht. El que no estuviera ni el Sheriff ni su ayudante por allí parecía haberles dado via libre a beber un poco de mas. Pero todos sonreían y no molestaban para nada. Pero de momento tu secretaria no esta por allí, también recuerdas el pedido del Sheriff, aunque todo parece estar tranquilo y nadie parece querer hacer algún sacrifico ritual satánico detrás de alguna mesa atiborrada de comida. Desde que tienes uso de razón, no ha ocurrido nada importante en Sonnenlicht mas allá de alguna tontería propia de un pueblo: infidelidades, alguna gresca, pelea entre vecinos, habladurías y cosas así. Nada peligroso o mortal. Las defunciones eran por el vejes, aunque los accidentes ocurrían.

Vio a lo lejos al ex doctor Krumber, quien estaba sentado en una silla, tomando una copa de vino y mirando a su alrededor con atención. Había estado repartiendo comida todo el día, por lo que el descanso le venia bien. Era un hombre inteligente y enérgico que dedicaba gran parte del tiempo a la cocina e incluso a veces daba consultas gratis pues algunos no habían entendido que estaba retirado.

Viste un tocón de árbol a un costado del tractor, al cual le faltaba una de sus ruedas y tenía medio motor desarmado. Incluso el anciano tiene las manos negras de grasa. No te costó mucho relacionar todo esto: el granjero estaba debajo del vehículo intentando arreglarlo y este se deslizó fuera del precario agarre de ese tronco. Un accidente simple, aunque mortal.

No pudo menos que asentir contenta al ver que su compañera de trabajo actuaba perfectamente bajo presión. Nunca habían tenido una situación así, jamás había emergencias en Sonnenlich más allá de algún parto o cosas así. Esto estaba totalmente a otro nivel.

Ayudó a Evelyn y a Karl a despejar la patrulla, pero entonces se dieron cuenta que no podrían entrar si metían al anciano allí y necesitaban darle asistencia mientras lo trasladaban, pues su estado se volvía crítico con cada segundo que pasaba.

Escucharon el poderoso motor de una camioneta y pudieron ver a Waffe, sentado en el volante, aparcando cerca de la patrulla. Bajó a paso rápido y llegó hasta ellos sin cambiar de expresión. Le dedicó una mirada al anciano, para lanzar una baja maldición y mirar a Karl, casi ignorando a las damas.

-Súbanlo en la parte de atrás de la camioneta- casi parecía una orden, pero los que le conocían sabían que era así.

Abrió la compuerta y empezó a arrojar tablones y demás cosas que había allí, incluyendo un viejísimos lavarropas a medio desarmar. Tiró todo sin contemplaciones y dejó el lugar libre para Swacht.

De todos era sabido la actitud taciturna de Trevor Waffe. Aún así, el verlo aparecer allí con su camioneta llena de desvencijados trastos provocó que las esperanzas de Evelyn por la vida del señor Swacht comenzasen a aumentar. En condiciones normales, no se hubiera atrevido a montarse en un mismo vehículo con él, pero las circunstancias eran verdaderamente apremiantes. 

—Iremos con él, vamos —dijo la enferemera en voz alta mientras ayudaba a subir a la camioneta al moribundo granjero. —Tenemos que llevarlo al hospital —cuasi ordenó en voz alta. 

Se pondría al lado de este para intentar mantenerlo constante a lo largo del camino. Aún así, tampoco le quitaría ojo al conductor, Trevor. Aunque no se dejase influenciar por las habladurías de la gente, debía de tener cuidado, al fin y al cabo, puede que no fuesen invento de los pueblerinos. 

Entre todos aseguraron a Swacht en el tablón, logrando que no se moviera y pudiendo llevarlo en relativa comodidad hacia la camioneta. Allí se subieron Evelyn y Lara, cada una al lado del anciano y procurando que estuviera estable. Su rostro ceniciento no auguraba nada bueno, pero al menos respiraba con dificultad y su pulso se mantenía estable. Si su corazón se parara, no podrían hacer mucho, ni siquiera podían darle compresiones sin causar un daño peor. Estaban maravilladas de que se mantuviera luchando a pesar de su estado.

Karl se notaba nervioso, transpiraba y le daba miradas preocupadas al anciano. Su corazón gentil quería hacer mas, pero le cedió el lugar al lado de Trevor a Anna, para que estuviera cómoda a pesar de querer ir atrás con las demás. Él despejaría el camino con la patrulla mientras se dirigían hacia el hospital.

Trevor apretaba los dientes con fuerza y su rostro ceñudo era mas fiero que nunca. Se le notaba acostumbrado a ver gente herida, pero eso no dejaba de afectarle. Aun así, actuaba con eficacia y rapidez, arrancando el vehículo apenas subieron todos  a bordo. La camioneta no era el mejor lugar para tener a un herido, pero sin ambulancia, el pueblo no contaba con una, era lo mejor que tenían.

Anna simplemente se sentó en el frente, sin dejar de mirar el rostro de su marido. Lloraba en silencio y parecía estar orando. 

 Wilson decidió quedarse dando vueltas por el festival por un rato más, pensando que podría resultar grosero que el alcalde se retire tempranamente de tan gran celebración. Hasta ahora no había hecho más que crear imagen positiva, así que no era cuestión de aflojar ahora. Acercándose hacia el Dr. Krumber, saluda a todo ciudadano que se le cruzase con una amplia sonrisa. Llegando al puesto de comida, se fija si queda alguna porción que le pudiesen dar.

- Kristoff, buenas tardes... ¿Ha quedado algún pedazo de carne para este hambriento alcalde? No quisiera sacarlo de su descanso, pero tampoco quisiera perderme la oportunidad de probar lo que ha cocinado hoy...

 Wilson se permitía un trato más informal con el ex-doctor del pueblo, persona a la que conocía desde hace casi treinta años, cuando empezó a salir de la estancia más seguido y ser parte de la vida del pueblo.

- Que pase muy buen día señora Crown. Nos vemos en la tertulia del club del libro.-   Tras  despedirse de la señora y de Ronan con un cabeceo Harry se encamina acompañado de Dylan y Tucker a la iglesia.

Parecía que finalmente los acontecimientos llevarían a Dylan en presencia del Sheriff. Él sabría qué hacer con el hijo del panadero. Sin duda que le sonsacaría todo lo que está tramando... Cogiendo el walkie Harry comenta.

- Sheriff, aquí Lee. Nos dirigimos hacia usted. Venimos Dylan (hijo del panadero), Tucker y yo. Tardamos unos minutos. ¿Todo bien por la zona?

Salí de mi escondite de la forma más casual posible y me dirigí hacia Eric, dispuesta a hablar con el Sheriff y saber que estaba pasando. Evidentemente mi preocupación no había sido tan tonta si ellos también habían creído importante seguir a los sujetos sospechosos.

-¡Hola! - dije jovialmente - ¿Eric has terminado con las fotos? Si es así voy contigo - Sonreí para unirme a ellos.
 

Tanto Ronan como Dylan saludan a Luana con una sonrisa, siendo Dylan el de la mas radiante y Ronan algo seca. Ninguno pareció sorprenderse de verla aparecer por allí. La anciana por otro lado si que se giró algo sorprendida. Arrugó los labios ligeramente al ver que se trataba de "ella". Sonrió, pero era como cuando encuentras un animal desagradable e intentas que no se te acerque. Lanzó un "Hola" y enarcó ambas cejas cuando creyó que la joven no la veía.

El numeroso grupo continuó hacia la plaza, en total silencio y alguno mas cómodos que otros. Tanto los periodista como el policía miraban de reojo a los demás, pero podían tener una mascara de cera pues no emitían el menor cambio en sus rostros. La anciana sonreía. Dylan parecía tranquilo. Ronan tenia el ceño ligeramente fruncido. La plaza continuaba como siempre, quizás con algunas personas menos, pero seguía escuchándose el murmullo de muchas personas pasándola bien. Desde el pub les llegaba el sonido de la radio, en donde se podia adivinar la voz de Elizabeth dando las noticias locales.

El grupo se dividió. Ronan y Abigail fueron hacia la plaza, donde había un par de mesas reservadas para los pasteles de la anciana. Mientras los demás continuaron su camino hacia la iglesia, que estaba justo del otro lado de la plaza. 

La voz de Lee pareció resonar con fuerza en el silencio de la iglesia cuando llamó por la radio:

Sheriff, aquí Lee. Nos dirigimos hacia usted. Venimos Dylan Tucker y yo. Tardamos unos minutos. ¿Todo bien por la zona?

-Claro que si Wilson- dijo con una enorme sonrisa levantándose de su silla y buscando un plato que estaba convenientemente apartado y cubierto con un paño. La carne se había mantenido ligeramente caliente, aunque se notaba que la grasa comenzaba a enfriarse en los laterales del plato-. Debería haberlo probado cuando estaba recién salido del horno- se apoyó tres dedos en los labios, entrecerrando ligeramente sus ojos, como deleitado de su propia obra-. Esta condimentado con varias hierbas y una suave salsa que hice especialmente para el día de hoy. El animal es de los mejores que tienen los McGee.

​Era bien sabido que a Krumber le encantaba cocinar, tanto así que muchos consideraban que era tan buen medico como cocinero y que habría destacado en la otra ocupación de haberse decidido. Era querido por ser amable y dedicado totalmente a su trabajo y el pueblo. Nunca se había casado o tenido pareja, al menos que se supiera. 

-Me han estado preguntando mucho por el tema de los pájaros- dijo torciendo el gesto-. les dije un par de cositas y se quedaron tranquilos- movió su cabeza casi con pena-. Hay poca gente educada por aquí y me alegro mucho que una de ellas este en la alcaldía- levantó una copa de vino aludiendo a Batterman. Cuando Krumber era doctor, las cosas eran mucho mas difíciles y apenas contaba con medios para realizar sus diagnósticos, por lo que apreciaba que el pueblo hubiera avanzado tanto en las ultimas décadas.

Teniendo a Karl en frente, quien no encendió la sirena pero su sola presencia podia apartar a cualquiera que se interpusiera, arrancaron rumbo al hospital. Swacht se mantenía inconsciente y con sus signos vitales débiles. Lara llamó con su móvil al hospital, ordenándole a Olivia que tuviera todo listo para una intervención de emergencia. Seguramente necesitarían la ayuda de todos para intentar salvar al anciano.

Pudieron notar que Anne hablaba con Trevor en la cabina de la camioneta, pero sus palabras les eran desconocidas pues, con el viento y el ruido del motor, no pudieron entender nada. De todos modos sus ojos estaban en el aciano que se debilitaba con cada segundo que pasaba y al que solo podían mantener cómodo.

La plaza central pronto se hizo visible y luego de unos pocos bocinazos a ciudadano que deambulaban por la calle, pudieron aparcar en la entrada del Hospital. Trevor y Karl prácticamente saltaron de sus respectivos vehículos y fueron a llevar el cuerpo de Swacht al interior del recinto. Algunos curiosos empezaron a acercarse, pero una rígida y fría mirada de Trevor les hizo alejarse de allí. Aunque seguramente la noticias del accidente correría como pólvora en unos momentos.

Mientras avanzaban, notaron unos bocinazos a sus espaldas. Al girar vieron la patrulla de Karl y la camioneta de Trevor Waffe aparcando frente al hospital. No pudieron notar mucho, pero pareció que sacaban a algo o alguien de la parte de atrás de la camioneta. Varias personas se habían metido en medio de su rango de vision, por lo que no pudieron apreciar mucho de lo que allí sucedía.

Escuchas un par de bocinazos y notas que es la patrulla de Karl, quien luego de apartar a algunos ciudadanos que caminaban por la calle, aparca frente al hospital. Detrás de él notas la vieja camioneta de Waffe, con Scofield y Walker en la cabina. Tanto el ayudante del sheriff como el rudo mecánico bajan de sus vehículos y se dirigen a la parte de atrás de la camioneta. Allí bajan a alguien que esta fuertemente aferrado a una tabla. No puedes ver mas porque varios ciudadanos se interponen entre tu y los demás, pero sabes que algo ha pasado. 

 El alcalde se encuentra realmente extrañado por la escena, pero sobre todo fastidiado por la cantidad de sucesos inusuales que estaban sucediendo. Lo que se pensaba que iba a ser un día tranquilo y festivo termina siendo un desfile de acontecimientos in-pensables. No sabía si era bueno interceder en lo que estaba sucediendo en frente del hospital; pero por lo menos quería estar un poco más enterado sobre el asunto. Sin embargo, la cantidad de gente que se interpone es abrumadora. Algo desilusionado por la situación toma el plato que le ofrece el Doctor Krumber y come un poco de la aclamada carne.

- Parece que esta habiendo bastante alboroto en frente del Hospital... luego tendré que ir a hablar con Karl; el sheriff se ausenta por un momento y ya suceden cosas extrañas. Hablando de cosas extrañas... además de el tema de los pájaros, ¿Le han venido a consultar por alguna otra cuestión durante este día, Sr. Krumber? No quiero que suene alarmante, pero pareciese que la gente esta un poco... inquieta este día. Más de lo usual...

Evelyn decidió encargarse, una vez que llegaron al hospital de buscar y sacar una camilla a toda velocidad para llevarlo directamente a quirófano. El estado de salud del viejo granjero era sumamente delicado y era un milagro que aún tuviese pulso. Intercambió una mirada con Lara. Era el momento de ponerse manos a la obra. No había tiempo que perder. 

-Voy a buscar una camilla -dijo la pelirroja mientras se bajaba de la camioneta. 

Mientras lo hacía, no pudo evitar mirar a Trevor y la esposa del convaleciente. Puede que después de todo, las historias que contasen de él, no fueran más que invenciones. 

Continuaron caminando hacia la iglesia, en total silencio. No vieron ningún vehículo en frente de la misma, tampoco estaba el sheriff en la entrada, por lo que entraron en el lugar esperando encontrarlo allí.

El interior de la iglesia estaba bastante iluminado y el sol calentaba lentamente la fría piedra. Grandes rosetones dejaban pasar luces multicolores, dotando al sagrado sitio de un aspecto bastante agradable a la vista. 

Aunque les era algo raro entrar en un lugar así estando prácticamente vacío, sus pasos resonaban con fuerza mientras ingresaban provocando cierto eco. A pesar de la luz solar que ingresaba por las ventanas, no podían evitar sentir cierto frio procedente de un lugar tan grande. Dylan se persignó al cruzar el umbral y mostró un rostro respetuoso mientras entraba entre el grupo de personas. Al lado de él iba Lee, quien parecía tranquilo pero no le perdía de vista. Detrás de ellos estaban los dos periodistas del pueblo: Luana Riquelme y Eric Tucker. Ambos con rostros serios detrás del hijo del panadero. El Sheriff estaba pasando el confesionario, esperándoles.