Partida Rol por web

- Probablemente, el dijo que la conocía- respondí conectando rápidamente las ideas - Lo encontré llendo hacia la cabaña de Waffle.- Me mantuve en silencio pensativa - Era un chico agradable... Demasiado agradable, no se si me entientes. Como sea, voy para la estación de policía.... El asunto del chico perdido me preocupa, ya me encargaré de la casa luego. Diantres, espero que ese alcalde sospechoso que tenemos haga algo si es que toda la ciudad está como mi calle. - gruñí - Te veo en seguida Eric, voy para allá.

Colgué el teléfono y escribí un mensaje rápido a mi madre para que pasara a ver a mis perros y revisara bien los destrozos. Mientras, me dirigí a paso rápido a la comisaría, con el ceño fruncido. Algo no encajaba en todo aquel puzzle.

Las palabras de Luana me hacen pensar en lo sucedido. Era extraño. ¿Por qué un mochilero, de entre todos los sitios de Sonnenlicht, elegiría dirigirse a la cabaña de Trevor Waffle? No era el primer sitio al que decidiría acudir un joven que buscase comida y techo gratis. Resultaba evidente que se trataba del mismo joven del que me había hablado Elizabeth y, por las palabras de Luana, todo encajaba.

Tenía la sensación de que había algo extraño detrás de aquel agradable joven que había encandilado a Eli. Con paso decidido, aceleré la marcha para dirigirme a la comisaría, con intención de reunirme con Luana.

Escuchó con atención a Körper, asintiendo y bajando la mirada, apenada, al imaginarse la señora Swatch. Era una mujer dulce que la había tratado bien, incluso su marido parecía una buena persona, y ahora sus manos estaban manchadas de la sangre del hombre. No podía evitar pensar si ella podría haber hecho más, tal vez la rapidez de la operación o mejor saturación le hubieran regalado años de vida, pero ahora sería algo que no nunca sabría.

Esperó a Lara, por si quería añadirse a la conversación, pero creyó que estaría demasiado conmocionada para intervenir. Suspiró, mirando a un lado a otro antes de centrarse en sus compañeros.

- Llama ya al Sheriff, cuanto antes venga mejor. Körper, ¿puedes hacerlo tú? – De nuevo giró para ver toda la cola de accidentados que la esperaban.- Nosotras nos encargamos de los pacientes más urgentes antes de que empiecen a quejarse.- Sonrió como pudo, aunque sabía que le quedaban horas y horas de movimiento.- Hoy nos espera un día de locos.

La doctora Scofield parecía totalmente aturdida, sus ojos parecían ver algún punto alejado de la habitación, como si la pared en la que había concentrado su mirada fuera una ventana a otro sitio. Pestañeó un par de veces, volviendo a la realidad.

-Dios- murmuró frotándose los ojos-. Dejemos el asunto del cuerpo al Sheriff, concentrémonos en nuestro trabajo y nada mas- dijo con firmeza-. No he dormido casi nada y lo poco que dormí fue en mi bañera- levantó una mano-. No pregunten. Mi mente esta saturada y estas noticias no ayudan- miró a sus compañeros intentando componer una sonrisa-. Creo que beberé un poco de ese horrible café para despejarme- empezó a caminar hacia la salida, cuando algo le hizo detenerse-. Vaya, el sheriff y el padre Doorgod están en la sala de espera... Que suerte...

​Arrugó los labios, esperando que Körper pudiera ocuparse del asunto.

El pequeño discurso del sheriff dio justo en el clavo. No había nada que enorgulleciera mas a los habitantes de Sonnenlich que el sentimiento de comunidad, aunque fuera solo para determinadas cosas. Era un pueblo pequeño y no todos se querían, los rumores no ayudaban a mantener unida a la comunidad y las envidias a veces florecían sin control... pero por sobre toda las cosas, eran gente sencilla. En momentos como ese, se ayudarían.

-Todos ayudaremos- dijeron casi al unísono y hasta parecía ensayado.

La pregunta de Doorgod solo recibió un encogimiento de hombros, pues de momento nadie había dicho nada. Cuando se dispusieron a entrar, vieron a la doctora Scofield que salía de una de las habitaciones.

Detrás de Scofield salieron la enfermera Walker y Jhonnes, ambas con cierta intensidad en su mirada. Un poco luego salió Körper, quien bajó la mirada en cuanto se encontró con el rostro de Strarrosa. Lanzó un largo suspiro, alzando al fin la mirada y tratando de sonreír.

-Sheriff, por favor, pase a mi oficina- dijo moviendo sus brazos de forma robótica para señalar la habitación que llevaba el nombre Körper ​grabado en la entrada-. Tengo que informarle algo... Padre, me gustaría que usted estuviera también.

​Viendo que Timmoty se encargaría de eso, los demás se pusieron a trabajar. Olivia fue la primera en ir hacia la sala de espera y comenzar a derivar a los pacientes. La primera fue la niña que parecía tener el brazo quebrado, quien fue enviada donde estaba la Doctora Scofield. Una mujer con un gran abrigo fue enviada con Evelyn, para ser tratada. Olivia cosería al granjero que tenia un golpe en la frente. 

Se encontraron casi al mismo tiempo frente a la comisaria, la cual no mostraba mucho daño por la tormenta. No era lo mismo que la plaza, en donde se veían arboles caídos y ramas por doquier. La peor parte de la había llevado "El gran Árbol" el cual estaba partido a la mitad, aunque se mantenía anclado al suelo. Seguramente se llamaría "los arboles gemelos" a partir de ese día.

Incluso antes de entrar en la comisaria les llegó el sonido de una conversación:

-¿Necesitas algo? ¿Quieres que te haga algo de beber?- era la voz de Karl y sonaba muy preocupado-. Quizás un almohadón para la espaldas.

Una suave risilla cortó las palabras y se produjo un pequeño momento de silencio. Cuando se asomaron por la puerta, vieron como Ellie acariciaba el rostro de su marido, tranquilizándolo con ese simple acto.

-Eres un bobo. Estoy bien, ponte a hacer lo que dijo Felix o te meterás en problemas- había tanta dulzura en su voz que resultaba algo vergonzoso de ver. Incluso daba pena el interrumpir un momento tan azucarado como ese. 

Tu teléfono dejó de sonar, quedando el mensaje de llamada perdida con el numero de la radio. Seguramente era Elizabeth intentando comunicarse contigo.

-Hablé de mañana con Wil... el alcalde Batterman y le informe sobre lo del puente y su cita con Dukovich- cerro los ojos, como si algún hubiera acudido a su mente-. Dukovich es el encargado de la represa. Casi nadie lo conoce pues no suele mezclarse con la gente del pueblo- se encogió de hombros-. No quiero pensar que el asunto es grave, no me quiso decir mucho, pero de serlo habría sido bastante mas enérgico- sonrió dulcemente ante tu propuesta de ayudarle, pero solo señaló los alrededores con su delgado dedo-. Como le dije, este lugar no es prioridad. Pero le daré el numero de Batterman para que se contacte con él.

​Debería llamar luego a Karl, para informarle sus nuevas ordenes. No esperaba que alguien fuera tan idiota para intentar cruzar un puente derrumbado, pero al menos deberían dejar algo para indicar que era intransitable. 

Dukovich estrechó con fuerza tu mano, para luego girarse y caminar a paso rápido hacia la represa. El hombre no era de los que se quedaban quietos mucho tiempo y seguramente tendría muchísimo trabajo que hacer. Pasaste frente al guardia de seguridad, quien te saludó con la mano, para luego cerrar la reja. Siempre sonriendo como si estuviera frente a una gran estrella de cine. No le conocías de mucho, pero te llamaba la intención su aspecto:

Pronto olvidaste totalmente su rostro y te dispusiste a continuar tu viaje hacia la plaza. Entonces viste a alguien caminando por la calle, parecía una joven y lucia algo desorientada...

 No quería tardar mucho en su encomienda. Ayudar a Dukovich a que tenga todo lo necesario, empleados y recursos, para arreglar la represa era lo más importante. Pero algo distrajo casi de manera instantánea la atención de Wilson... la imagen de una joven caminando a un lado de la calle. Teniendo en cuenta la cantidad de cosas que habían pasado el día anterior, existía la posibilidad de que esta persona necesitara ayuda. En un gesto que podría parecer extraño pero que tenía que ser hecho, el alcalde aminora la marcha de su auto y maneja a la par de la joven que caminaba.

- Ehm... disculpe, señorita... ¿se encuentra usted bien?

La sentida respuesta de hermandad no hizo sino reforzar mi esperanza en aquella gente. Me alegraba que, pese a todo, el espíritu del pueblo permaneciera intacto. Les asentí, orgulloso y nos internamos en el pasillo que daba a las consultas.

En ese mismo instante, Lara y Evelyn salieron de una habitación cercana, junto a Tymothy, el cual nos invitó a entrar. Feliz por encontrar por fin a alguien que pudiera darme más información de la situación actual, acepté su invitación con un silencioso asentimiento de cabeza.

Suspiré aliviado al advertir que la comisaría no parecía haber sufrido mucho daño a causa de la tormenta. Peor suerte había corrido la plaza y, sobre todo, el gran árbol, que ahora había sido partido por la mitad.

Apenas acabábamos de llegar frente a la comisaría cuando escuchamos a Karl, el ayudante del sheriff, charlando con Ellie, su pareja. Hice un gesto de saludo a Luana y me acerqué a ella para conversar:

-Vamos. Entremos a comprobar si el sheriff necesita que le presten algo de ayuda. -Avancé en dirección al interior de la comisaría y, al pasar junto a la pareja de jóvenes, les saludé-: Frank, Ellie, ¿qué tal? Hemos venido para ver si podemos echar una mano a Felix. Algunas partes del pueblo han quedado bastante afectadas por la tormenta.

El pobre Körper quería hablar con nosotros. Era un buen tipo, pero su relación con la muerte lo había convertido en una persona un poco apartada de la sociedad. ¿Qué querrá decirnos?

-¡Hola chicos!- saludé a la joven pareja. Eran tan acaramelados que hasta daban asco. Dios, me alegraba mucho por ellos. Miré la espalda de Eric mientras avanzaba por delante mío al interior de la comisaría que por suerte, estaba en bastantes mejores condiciones que el resto del pueblo. ¿Quizás .... con él...? Sacudí mi cabeza sonrojada y sintiéndome tonta. ¿No había tenido ya suficiente? Aunque había que reconocer que Eric era un buen amigo, alguien en quien se podía confiar.

- Venimos a ayudar con lo del chico perdido... Nos quedamos preocupados - aclaré con una sonrisa afable.

Agradeciendo a Judy su ayuda Harry se despide cogiendo el teléfono del alcalde. Al salir del ayuntamiento, pensativo, se dirige hacia el coche patrulla y antes de empezar a conducir agarra el teléfono y se pone en contacto con el alcalde.

- Sr Battleman... aquí Harry Lee, el ayudante del sheriff-. Tras una pausa añade. - Desde la comisaría nos han informado que se ha puesto en contacto con el encargado de la represa, el Sr Dukovich. Hay un cierto nerviosismo sobre el estado de la misma y me preguntaba si necesita algún tipo de ayuda. También si nos podría informar sobre la situación actual en la presa. Me dirijo hacia allí en breve.

Esperando la respuesta del alcalde Harry empieza a conducir en dirección hacia el bosque sur o la presa en función de la posible respuesta del alcalde. 

- Buenos dias Sheriff. Padre.. - hizo una suave inclinación de cabeza ante ambos a modo de saludo y luego miró a su compañero - körper, si me necesita ya sabe donde estoy - le dijo antes de que se metiera en la oficina.

Luego se tomó el café junto a un analgésico suave en solo dos tragos. No había mucho tiempo que perder y si muchas cosas por hacer, y estaba el beneficio añadido de que no podría pensar en la desaparición misteriosa de aquel cuerpo ni se culparía por no haber hecho caso de aquel mendigo con el que había tropezado y que al parecer estaban buscando.

Esperó en su consulta a que Olivia le trajese al primer paciente, que resultó ser una niña. - Buenos dias - le sonrió con calma a ella y a la madre - ¿Puede decirme como ha sido? - preguntó a ésta última. Cuando escuchó la respuesta se acuclilló delante de la pequeña

- Estas siendo muy  valiente, pero tienes que serlo un poquito más. Ahora vamos a hacerte una foto y tu mamá tiene que esperar aquí. Yo te acompañaré ¿Te parece bien? - la niña era un poco reacia pero tras un breve titubeo se dejó guiar a la sala de radiología Tras comprobar que efectivamente el radio estaba roto y el cúbito fisurado llegó el turno de ponerle la férula. Esas cosas solía hacerlo la enfermera, pero sabía que Evelyn, que era la mejor para aquello, estaba ocupada, así que tocaba arremangarse la bata y pringar.

Mientras empapaba las vendas con yeso y preparaba todo el material fue contando un cuento a la pequeña sobre un gnomo olvidadizo y una torpe princesa. Para cuando se quisieron dar cuenta, estaba terminando de poner el crepé, pues el yeso ya no cubría todo el brazo como se hacía antes.

Luego cogió el rotulador de punta gorda y se lo tendió a la pequeña. Sabía la decepción que se llevaban muchos niños al ver que no quedaba porción de blanco donde escribir - Para que puedan firmarte aunque sea sobre la venda - le guiñó el ojo complice antes de llevarla junto a su madre

La joven se encontraba saliendo del patio de su casa, la cual estaba algo alejada del núcleo urbano. Lo primero que notas es que va en ropa interior, como si hubiera salido recién de la cama. Su ropa, la poca que tiene, esta algo sucia. Cuando el auto se detiene, te mira un rato largo, pero sus ojos no están fijos en tu rostro, es como si mirara algo mas alejado.

-¿He?- pestañea un par de veces. Cuando tu teléfono comenzó a sonar*, pareció ser el ancla que necesitaba hacia la realidad. Su rostro pálido parece recobrar lentamente la conciencia, ladea su cabeza y comienza a mirar a su alrededor-. Yo... No lo sé.

El chico se giró con rapidez en cuanto escuchó la voz de Eric, sonrió con amabilidad acercándose hacia los dos reporteros. Ellie también sonrió, pero estando sentada en su escritorio, decidió que levantarse era muy problemático por su estado actual. la joven tenia una mano sosteniendo el teléfono y la otra acariciando su barriga.

-Buen día- la pregunta le hizo lanzar un enorme suspiro, alzando las manos para abarcar todo alrededor-. Pues acabo de hablar con Elizabeth y le dije que emitiera un pedido. Necesitamos todas las manos que tengamos para ayudar- Ellie pareció comenzar a hablar con alguien por teléfono, su voz sonaba comprensiva a pesar de que no oían lo que decía-. El Sheriff y el Padre Doorgod fueron al hospital para ver la situación- se rascó la mejilla, en donde no había ni el mas mínimo rastro de barba-. Intentè comunicarme con otros pueblos, pero no logro salir de Sonnenlich. La tormenta debió arrancar algunos cables... -su cuerpo pareció desinflarse, pero mirando de reojo a su esposa volvió a enderezarse para exclamar-. Pero tenemos suerte de que podamos comunicarnos entre nosotros. La antena continua en su sitio.