Partida Rol por web

-Buenos días -saludé a los recién llegados, observándolos desde mi posición.

Supuse que en la finca Batterman también habrían tenido problemas con la tormenta, dado que los hombres de Swellson se hallaban heridos y llenos de barro, aunque me sorprendió el comentario que le había dirigido a dos de ellos. ¿Quizá habían tenido algún tipo de enfrentamiento?

-¿Qué crees que les habrá pasado? -le susurré a Luana, manteniendo la mirada puesta en los individuos que tenían marcas en la cara.

- Ni idea ... - susurré en respuesta a Eric, sin quitar los ojos de los tipos de la camioneta. Algo estaba pasando en aquel pueblo, algo raro... Sentía como si hubiera esparcidas por encima de la mesa un montón de piezas sueltas, pero mi mente fuera incapaz de armar el rompecabezas. Chasqueé la lengua, nunca me gustaron los puzzles.

Me pasé un brazo de Ellen por encima del hombro para ayudarla a caminar y me aclaré la garganta. - En fin - dije en voz alta - Buenos días a todos. Adoraría a quedarme a charlar, pero creo que tenemos que encargarnos de este pequeño en camino, que parece tener prisas - había bromeado, pero mi tono era serio y mis ojos se clavaron en el sheriff. Me daba igual si pensaba que estaba mal que condujéramos la patrulla o no. Ellen estaba a un paso de romper aguas, y no iba a dejar que nos detuviera con sus remilgos. Si quería hablar, que fuera luego de que la joven hubiera ingresado al hospital y estuviera todo lo cómoda que una puede estar en semejante situación. Miré a Ellen con una sonrisa - Vamos - le dije, para luego lanzar una mirada a Eric y luego, con un gesto significativo, señalar con la mirada la camioneta recién llegada. El gesto era claro, quería que se quedara y se enterara de que sucedía mientras yo entraba al hospital con Ellen.

Asentí a las palabras de Ellen. Si había un buen motivo para coger la patrulla, era aquel.

-Bien chicos -comenté a los periodistas- os agradezco que ayudarais a Ellen. Después de la noche que hemos pasado, ayudar a los afectados debe ser la prioridad de todos.

Mi agradecimiento era sincero, y aunque quizás (y especialmente hoy) fuera un poco arisco en el trato, me alegraba ver cómo el compañerismo surgía entre los ciudadanos de Sonnenlicht en tiempos de necesidad.

En ese momento llegó Ricky, y casi al instante la radio de la patrulla dejó escapar la voz de Ellie. 

-Parece que también habéis tenido una noche dura, Ricky. Si no te viene a mal, me gustaría que me informaras dentro de un momento en qué estado se encuentra la finca Batterman -le dije, dirigiéndome al coche patrulla-.

Una vez dentro, cogí la radio y le respondí a Ellie.

-Aquí el Sheriff, ¿alguna novedad?

Lara dejó que Evelyn hiciera el chequeo pues le gustaba como trabajaba. Escuchó a la joven y no sabia muy bien que pensar... De repente esa palabra de nuevo. Otra vez ese nervio que le subía por su estomago hasta la boca, esa ansia de cumplir con ese objetivo.. Pero que... Y la joven no dejaba de repetirla una y otra vez. Cuando se quiso dar cuenta se había plantado a escasos centímetros de ella y le arreó un bofetón para que se callara.

Luego se miró la mano asustada pero un estímulo doloroso solía cortar esas cosas, así que no se arrepintió mucho

 Wilson ingreso al edificio tímidamente, escuchando la voz de la locutora como un indicio de que debía tener cautela, por lo menos para no distraerla en el medio de su trabajo. Dudaba que Elizabeth fuera a enojarse con él: no solo por su puesto, sino que lo cálida y dulce que siempre había parecido ser la muchacha. No la conocía tanto, pero recuerda haber estado en el programa tal vez una o dos veces cuando fue la época de elecciones... demasiado liberal para su gusto, pero una buena locutora al fin y al cabo.

 Se acerca lentamente hasta el lugar en el que se encontraba ella; posiblemente asomándose para ser visto desde la ventana de la cabina de la radio.

-Muy bien chicos, dejen pasar a la dama- la voz de ese hombre era potente y ruda, a pesar de no levantar la voz, se hizo oír sin problemas. Sus hombres, como si fueran entrenados desde hace años, se apartaron al unísono para dejar el camino libre a Ellen-. ¿Cómo está el idiota de tu marido?- le preguntó a la joven embarazada mientras pasaba a su lado-. La finca tiene varios daños. Nada importante. El camino esta mucho peor. Tuvimos que prácticamente arrastrar este trasto por el barro… Y el bosque del sur está totalmente inundado. No me arriesgaría a pasar por ahí.

-Sigue siendo idiota. Si a eso te refieres- sonrió y aferró la mano de Luana, dejando que su brazo apretara más su cuerpo. Quizás la mención de su marido le recordó lo lejos que estaba él, necesitando ese gesto cálido-. Volverá el mes que viene. Gracias por preguntar Swellson- el aludido sonrió, más no agregó nada. Debían conocerse o al menos el tipo conocía al esposo de Ellen. Ambas continuaron su camino hasta el interior del hospital.

La voz de Ellie volvió a sonar por la radio, parecía nerviosa, pero se esforzaba porque no se notara. Era consiente que dejarse llevar por sus sentimientos era una forma de no realizar su trabajo, el cual era informar de los problemas y tranquilizar a las personas.

-Llamó Anna Swacht- dejó medio segundo de silencio-, no entendí nada, gritaba a través del teléfono y la llamada se cortó. Luego intenté comunicarme con ella pero el teléfono estaba descolgado.

La cabeza de Alicia giró bruscamente por el golpe de Lara, siguiendo la inercia de su mano. Se quedó unos segundos descolocada, con una mano en su mejilla, la cual comenzó a volverse colorada. Luego miró a ambas.

-Lo siento, creo que no oí que me decían- se masajeó el costado de su cara-. ¿Paso algo..?

Sentía el dolor del golpe, pero no parecía recordar quien se lo había dado o porque. La sensación desagradable había desaparecido, pero imaginaban que estaba asociada a esa palabra.

Elizabeth se encontraba en una cabina cerrada, el cristal permitía verla y una luz roja que indicaba “En aire” mostraba el estado en el que se encontraba. La joven tenía su característico sombrero, con el que luchaba para que no se le cayeran los auriculares. Estaba sentada con las piernas cruzadas sobre una silla giratoria, descalza y con la actitud de alguien que no tiene responsabilidades. Al verte te sonrió y manipuló unos controles. Pronto una relajante música comenzó a sonar, parecía música clásica, bastante raro cuando era Elizabeth la encargada de eso. La luz roja se apagó y la joven salió en tu encuentro.

-Holaaa- su sonrisa era enorme y sus ojos brillantes, era raro que ninguno de los jóvenes del pueblo no hubiera cortejado a la dama… aunque si atendías a los rumores, ella no era de atarse a nadie-. Menuda tormenta- por su aspecto, parecía que hubiera dormido allí, pues tenía la ropa arrugada y ojeras.

Luana no se quedó a ver que pasaba, tenia una "mision" y esa era asegurarse que Ellen estuviera a salvo. La joven embarazada se mantenia tranquila, mostrando de vez en cuando algun gesto de dolor y lanzando largos suspiros de vez en cuando. Pronto atravezaron las puertas del hospital.

Apenas penetraste el local viste al doctor Korper hablando en susurros con Olivia, la enfermera. En cuanto los vieron entrar se apresuraron a ayudarles. Aunque Ellen no mostraba signos de estar sufriendo, el que fuera agarrada a ti presagiaba lo peor. Para sorpresa tuya, quien tomó las riendas de la situación fue la enfermera, quien prácticamente apartó al flacucho medico con un poderoso golpe de cadera.

-Tranquila niña- su voz sonó dulce y tranquilizadora, bastante diferente a su habitual tono rudo-. ¿Tienes contracciones?- Ellen asintió, parecía que toda su fuerza se había dio al estar frente a la posibilidad de tener a su bebe antes de tiempo-. No te preocupes, es normal. Veremos qué tan seguidas son y nos ocuparemos. ¿Viene?- la última pregunta era para ti y se quedó mirándote con seriedad.

Miré un instante a Ellen antes de asentir - Si, voy - dije, sin dejar de mirar a la joven que ese día iba a traer una nueva vida al mundo.

Ella, tan joven, sola, con un niño. Y el padre no aparecería hasta dentro de un mes.... Negué con la cabeza lanzando una mirada triste a la muchacha. No, no estaba para nada bien aquello. Nos conocíamos poco, pero no iba a dejarla sola en un momento tan intenso como aquel. Entonces lo pensé y llevé mi mano al celular.

- Ellen, ¿quieres que llamen a alguien? A tu familia o algo - le pregunté solícita.

 Wilson, en un principio, extendió la mano de una forma tímida para ir por un apretón: para ser un político solía tomarse mucho tiempo pensado en aquellas cosas; quizá demasiado. Siempre pensó que el apretón de manos era demasiado formal y le quitaba conexión con las personas más jóvenes o menos estructuradas. Pero al mismo tiempo el beso en la mejilla y el abrazo podía resultar algo muy personal o incomodo con mujeres o niños (o algún viejo racista de hace un par de años). Llegó a la simple solución del problema, que era dedicarle una sonrisa a la joven. Distante, pero pragmático y sobrio.

- Debo admitir que fue un imprevisto... poco grato. Y justo después de un día tan festivo.

-Gracias- dijo con una enorme sonrisa al saber que estarías a su lado. Su respuesta te indicó por qué se la veía tan agradecida-. Mis padres no viven en el pueblo, se marcharon hace mucho. Y mi marido… es difícil dar con él mientras trabaja- sentiste como se encogía de hombros, como no dándole importancia-. Se supone que aún no es la fecha, así que esperaba que ese idiota estuviera aquí.

Lanzó un largo suspiro, mirando la sala en donde podría llegar a tener a su bebe. Olivia parecía tremendamente tranquila, como si estuviera a punto de preparar un café. Preparó un aparato que supusiste que era para hacer una ecografía.

-Muy bien- dijo buscando algo en uno de los armarios-. Cuéntame, cada tanto son las contracciones- Ellen se encogió de hombros, por lo que Olivia arrugó el ceño y se quitó su reloj-. Ten, cuando tengas una, calcula el tiempo hasta la siguiente. Mientras más seguidas son, más probable es que quiera nacer… pero no tienes que preocuparte por eso, es muy normal tener contracciones y podrías creer que va a nacer en ese momento- sonrió, mostrando un gesto muy dulce, del cual muy pocos eran capaces de ver-. Te haré una ecografía y veremos al pequeño.

Colocó una especie de gel sobre el estómago de Ellen, quien dio un pequeño respingo al notarlo frio. Encendió el monitor y puso la sonda sobre el líquido, moviéndolo con lentitud.

-Ahí esta- dijo señalando el monitor en donde solo veían un montón de estática gris y negra. Pero una macha parecía moverse ligeramente, Elle apretó tu mano con fuerza, mientras miraba la pantalla totalmente deslumbrada. Olivia se acercó un poco al monitor, arrugando el ceño-. Mmm todo parece estar bien, aún no está posicionado para salir, pero comienza a rotarse… No veo si es niño o niña.

Elizabeth pareció no notar tus dudas sobre como efectuar el saludo, solo asintió a tus palabras varias veces mientras paseaba su mirada por la radio.

-Pareció que esto se iba a volar conmigo dentro- hizo un pequeño puchero, pero al instante volvió su atención al presente-. En fin. ¿Qué necesita de mí? – Antes de poder contestar, Elizabeth arrugó los ojos y miró algo detrás de ti-. ¿Si?

Oíste unos pasos a tu espalda, pasos rápidos y la cara de la locutora se deformó, te pareció que iba a decir algo, pero antes sentiste el golpe en tu nuca y como el piso se acercaba vertiginosamente hacia ti. Luego todo se volvió oscuro y rojizo, no estabas inconsciente del todo, pues oíste un grito de mujer y un golpe. Alcanzaste a ver unos zapatos embarrados a pocos centímetros de tu cabeza, pero costaba mucho levantar la vista.

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Repitió mentalmente la palabra mientras pestañeaba varias veces, sintiendo que algo se le escapaba entre los dedos y no podía alcanzarlo. Miró a la joven, luego a Lara y por último la mesa, buscando alguna referencia que la ayudara a encontrar la importante tarea que se le acababa de olvidar sin éxito.

Estuvo dándole vueltas durante unos segundos para terminar desechando la palabra, consciente de que si era algo imperioso acabaría volviendo por sí solo. O espero esperaba al menos.

Lo que no esperó era a Lara acercándose para arrearle un bofetón, dando un respingo.

¿Qué haces? – Inquirió a la médico, incrédula de que acaba de pegar a una paciente delante suya sin motivo aparente. Se interpuso entre ambas, dándole la espalda a Alicia mientras miraba a Lara completamente sorprendida y alertada.- Sal fuera. Yo me encargo de ella.- Susurró de forma directa mientras echaba una única mirada la puerta, esperando que no fuera a mayores.

 Y como si la bajada del sol fuera la cosa más rápida que sucede en la tierra, Wilson cayo al suelo en lo que fue un ocaso silencioso y tétrico. El corpulento hombre se encontraba con media cara en contra del suelo, con un tímido ojo asomándose fuera de la caverna que se había formado entre el piso y su rostro. Aquel tímido ojo no pudo tomar más imágenes que las embarradas botas que se movían en frente de él y las avispadas orejas (que se negaban al caer en el somnoliento trance que el resto del cuerpo había tomado) escucharon con la mayor atención posible la escena y distinguieron un grito y un golpe.

 Pero además de eso, nada... el alcalde quedo tumbado en el suelo, víctima de un golpe potente que casi le había sacado el conocimiento. Con todas sus fuerzas intentaba levantarse, pero su cuerpo probaba ser reacio a todos sus pedidos. Quiso, por lo menos, extender uno de sus brazos para agarrar aquella la bota de aquella ladina persona que había provocado todo ese horrible escenario. Y si bien la coordinación de todo su cuerpo fallaba, aquel intrépido brazo haría todo lo posible para sacarle el balance a aquella malvada persona.

- Aquí soy yo la medico. Uk estimulo doloroso está indicado para crisis de alucinaciones o de shock. - sus palabras eran calmadas. era cierto que en otro momento no habría recurrido a ese estimulo en concreto pero no por ello dejaba de ser efectivo

- O acaso no has visto que se ha recuperado? -cruzó sus manos delante de la bata esperando que Evelyn se apartara