Partida Rol por web

Imposible… mis manos atadas batallaban contra aquella cerradura, sin éxito, mientras mis ojos parecían arder de rabia, parapetada contra aquella mesa.. escuchando el rugir de los orcos un poco más arriba… escuchando los pasos de Maylom, y sus manos registrando a la criatura muerta…

MIERDA!!.... sentada en el suelo descargué mi pierna contra aquella puerta insalvable produciendo un leve crujir de madera. Mis ojos se perdieron más allá… como si pudieran atravesarla, intentando discernir la figura de aquel hechicero que me menospreciaba y se burlaba de mí… del elfo… de mi arco, y mi espada….

Me incorporé un poco para mirar a Maylom por encima de la mesa justo en el momento en que el filo irregular aparecía en su mano, un poco más allá la puerta abierta de par en par… Con la respiración acelerada volví los ojos a la puerta durante apenas un segundo, y me puse en pie sin demasiado esfuerzo, con la rabia en la mirada y en los hombros tensos… Maldito hechicero… maldito… mascullaba entre dientes mientras me dirigía a Maylom y le tendía los brazos, parapetándonos contra la pared al lado de la puerta…

Tenemos que salir de aquí….y rápido… Hay que avisar a los hechiceros de la presencia de los orcos… mis ojos miel buscaron la puerta por la que el que yo creía Maylom había desaparecido un rato antes… Que vengan y lo arrasen todo con sus hechicerías…. Ese cuervo de Dragma y el elfo tendrán que apañarselas solos hasta que consigamos refuerzos… si es que los conseguimos a tiempo..

Dragma dió un paso hacia atrás. Se llevo la mano a su cinturón del cual pendía una extraña bolsa. Acto seguido, con la voz de Huru todavía en el aire, fija como objetivo de tal misterioso objeto al líder de las cloacas.....Bruegar... que al verlo el rostro del semiorco se desencajó de miedo temiendo por lo que el hechicero se disponía a hacer. Casi se podían oir sus chillidos..... chillidos como los de una rata cobarde......

Pero el doblemente traidor Lagazzi se interpone en el medio...... ¿Se mantendrá firme en su propósito o se apartará traicionando nuevamente según el sentido del viento?....

Aeval cruza la sala con las manos atadas, y al alcanzar la posición de Maylom, éste le ayuda a huir por la puerta.

Cuando subís por las escaleras escuchais el crugir de las flechas al estrellarse contra la puerta y la pared, y los chillidos desgarradores de las criaturas al veros fuera de su alcanza.

El pasillo que os lleva hasta la salida se antoja más oscuro que antes, y el rumor de los orcos corriendo hacia las puertas os impide mirar hacia atrás. La puerta, entreabierta, os deja paso libre hacia la libertad. Y para vuestra sorpresa, cuando apenas os habeis alejado una treintena de metros de la casa de Bruegar, el rumor cesa y ningún adversario sale por la puerta para daros alcance. Es el pacto del silencio al que se deben someter los siervos de Bruegar para permanecer en Rivallano.

Cuando os detenéis a descansar recordais a los enanos. ¿Y si han caído bajo sus peludas zarpas? Quizás necesiten ayuda. Lo único que teneis claro es que la calle está bajo un impoluto silencio.

Estrépito de saetas contra la pared de piedra mientras corríamos escaleras arriba… y el chocar de aceros, y los gritos furibundos de aquellos orcos por perder la presa fácil que representábamos…

El aire fresco de la noche me abofeteó la piel perlada de sudor. Y alejados unos metros, nos detuvimos jadeando, recuperando el aliento, mudando el aire viciado de aquel calabozo mohoso del que salíamos por el aire de noche limpia de Rivallano…

Volví la vista hacía atrás, buscando con las pupilas que se dilataban y se abrían paso en mis ojos, arrinconando el miel de los iris. No nos seguían, no se oía ya las voces de los orcos maldecir y gritar por nuestra sangre… Mire a Maylom…

Y Jaguen y Tolren?... con el pecho acelerado, sintiendo el corazón calmarse poco a poco escudriñe la calle que se abría frente a mi … Salieron antes que nosotros… no creo que les atraparan… lo hubieramos… oído… la piel de la espalda se me erizó con aquel pensamiento… Si algo afamaba a los orcos era su crueldad… y su gusto por las torturas…

Pero el elfo… y el… hechicero… Buscaba ahora la puerta con la mirada… negando con la cabeza… y con la preocupación y el temor en las pupilas y el pecho... muy a mi pesar… No sé como podríamos ayudarles… sin armas poco podemos hacer. me mordía el labio ahora intentando imaginar la suerte que habrían corrido Dragma y Kaleh… y me descubrí rogando a Obad-Hai que velase por ellos, que les cuidase y les guiase fuera de aquella trampa para ratones, en la que habíamos caído sin remedio… a pesar de que no seguían el camino, de que la armonía con lo salvaje no les acompañaba, a pesar de que prefiriera su torre antes que el bosque… Cuando todo esto empiece… yo le pondré fin… su susurro aún me acompañaba…

Espero que sepas lo que haces... hechicero... dije con apenas voz mientras buscaba a Odin por los tejados… Odin! … elevé el brazo en el gesto familiar mientras mi animal venía a posarse en él, y me miraba inclinando la cabeza a un lado, expectante….

Odin… acaricié su cabeza emplumada con la mejilla… Llegué a creer que no volvería a verte hermano… Mi mirada miel se hundía ahora en los pozos negros de mi halcón… Odin… ve y vigila… El elfo y el hechicero siguen dentro… esperales... yo volveré pronto… Iré a la torre de los magos… y traeré ayuda… el movimiento del brazo… y Odin remontaba de nuevo el vuelo… Ten cuidado….

Erguida me giré hacía Maylom, con el gesto algo frío y la mirada aún más que eso… Esta bien… nada hacemos aquí. Entrar de nuevo es solo caer por insensatez… Iré a la torre de los hechiceros y buscaré a los hermanos de Dragma… Hektoreon…y… Cassandra… Ellos podrán ayudarle… y… debemos alertarles de la presencia de los orcos… buscaba la reacción en los ojos de Maylom.. Vamos.. no hay tiempo que perder….

En efecto, el aire frío de la calle os reconfortó y aclaró vuestros pulmones tras permanecer durante tanto tiempo en un lugar que apestaba a cerrado y podredumbre. Sin embargo, una vez refrescados vuestros sentidos, volvéis a notar el fuerte olor a pis y suciedad de la calle. No obstante es mucho más tolerable.

Estoy seguro de que los enanos salieron de la casa. Es el camino mas corto desde dónde estábamos. Además, los semiorcos pueden caminar por estas calles sin peligro, y tal vez temían quedarse en la casa de Bruegar al vernos liberados. vacilo un momento y comienzo a caminar junto a la exploradora hacia la torre de hechiceros. Saben cuidarse solos. y paso un brazo sobre su hombro. Aunque Geizzo y el elfo están en peligro, Aeval. Se enfrentan a tres semiorcos, a Ákaros y a Bruegar. Además, hay una manada de orcos en esa casa. Están en peligro. aprieto con suavidad mi brazo contra ella, y luego la libero. Tenemos que darnos prisa, exploradora. ¡Hay que correr! y comienzo a correr, camino de la torre de hechiceros. Hacia la otra esquina de la ciudad.

Lagazi ve venir por el aire la bolsa que acaba de lanzar el hechicero, y torciendo su figura hasta perder el equilibrio y caer al suelo logra evitar el impacto. La bolsa golpea a Bruegar de lleno en el hombro, haciendolo tambalear mientras el líquido impregna gran parte de su cuerpo. Al cabo de un instante Bruegar se encuentra completamente pegado al suelo, incapaz de separar sus botas de la piedra.

El semiorco al que habías venido a ver gruñe al realizar un esfuero inmenso parar liberarse del líquido alquímico que lo impregna. Pero no es capaz de hacerlo..

Lagazzi se levanta de nuevo, y con sumo cuidado comienza a cortar el líquido (ya solidificado al contacto con el aire) con sus dagas. Veis como diminutos trozos de maraña caen al suelo. Sin embargo Bruegar continúa inmovilizado.

Turno de Kaleth, el elfo solidario, que creo que ya puede postear.
Como siempre, la interpretación y demás actos fuera de combate pueden seguir haciendose.

¡Magucho! ¿No lo ves? ¡No puedes acertarme por mucho que lo intentes! ¡Ni siquiera por la espalda! Humano miserable. dice siseando el semiorco mientras se entrega a la labor de liberar a Bruegar.

Mago, espero que se te ocurra algo rápido para acabar con todo esto
Agarro con fuerza mi espada y con un rapido movimiento lanzo un nuevo tajo hacia Huru

El elfo intenta atacar a Huru pero éste lo esquiva sin el menor problema, demostrando su valía en el arte de la lucha.

Así luchas los de tu raza, elfo?

Pero en ese momento escuchais un rumor inmenso en la sala contigua, en la que estan vuestros amigos. Un brumor de rugidos, chillidos de dolor (ninguno humano)y sonido de forzar la puerta que atranca la sala que da a la habiación en que os encontrais.

Luego sonido de flechas clavandose en la madera y rebotando en la piedra. Finalmente el sonido de los arcos tensándose y una abalancha de rugidos parece alejarse de la sala en donde Maylom, Aeval, Jaguen y Torlen se encuentran.

Los rugidos eran de semiorcos, inequívocamente. Parece que vuestros amigos han logrado herir a alguno.

jejeje. Ahí están nuestros amigos. No vais a salir con vida de aquí, escorias.

Sabes, inequívocamente, que sólo los chillidos eran de semiorco. El resto de gritos y rugidos pertenecían a orcos. Sin embargo, su entrada está prohibida en la ciudad, como ya sabes.

Ákaros gira la cabeza al oir el rumor de gruñidos y flechazos, y sonríe. Para cuando mira hacia adelante ve errado su ataque.

Huru, en cambio, tiene claro su objetivo, y a pesar de la alegría que visiblemente lo inunda, alcanza al elfo con su cimitarra, rasgandole las ropas y haciendo que se manchen de sangre. (-3 puntos de golpe para kaleth)

Turno de Geizzo.

Saben cuidarse solos.. Sí… los enanos podían cuidarse solos, lo sabía muy bien… y Maylom me rodeó con su brazo, un movimiento mil veces repetido, un peso que mil veces había sentido sobre mis hombros… y que siempre me había reconfortado… siempre me había alentado… siempre me había infundido valor… pero no aquella noche…

Habíamos estado tan unidos… tanto… habría dado mi vida por él… sin dudarlo ni un segundo… y le miré reprimiendo el reproche de las pupilas… debiste decirme… debiste confiar en mi… unque Geizzo y el elfo están en peligro, Aeval. Se enfrentan a tres semiorcos, a Ákaros y a Bruegar. Además, hay una manada de orcos en esa casa. Están en peligro. me estrechó un poco más, y al sentir su cercanía… su cuerpo… vino a mi aquel otro cuerpo… que era el suyo… pero que no era él… el cuerpo que se acercó a mí….que me quito mis armas… que me susurro y se llevó parte de mi aliento con engaños… Geizzo… el cuervo… el que me menosprecia… el que se ha reído de mi desde que con su magia embrujó mis ojos frente al portal…

Me sentía enfurecer por momentos… sin saber muy bien que era lo que más me dolía… el engaño al que me sometieron… o el sentimiento que me habían obligado a enfrentar… y corrí… corrí con todas mis fuerzas… casi con lágrimas en los ojos….

Estaban en peligro… y me gustase o no… deseaba ayudarles… y volver a verles….

Ákaros marró con torpe ataqué fruto de la frustación de verse superado por un enclenque humano. El hechicero, aprovechando el error, quiso asestarle un certero ataque con la espada del guerrero Maylom. Pronto se vio patente que el arte de la esgrima no era una de las virtudes del discípulo del cuervo. Los ruidos de la sala contigua no auguraban buenas noticias..... el círculo se cerraba poco a poco amenazando con engullirles. Había que actuar con premura.

La rata de Bruegar inmovilizado. Lagazi intentando liberarlo con su daga.... y el elfo ocupándose del otro semiorco. Demasiados frentes abiertos para Dragma.... debia cerrar alguno si quería conseguir el objetivo.

Sus manos se movilizaron acompasadamente conformando una coreografía mortal. Los anillos que adornaban sus dedos brillaban con el reflejo de la llama. Su voz se hizo grave mientras recitaba los últimos versos del conjuro.... Las pupilas del semiorco frente a él se dilataron presagiando su fin.... un final doloroso. Una bola de luz se conformó súbitamente entre las manos del hechicero.......FULGOREOM ABRASATUM!!!. Una explosión de luminiscencia cegadora envolvió a ambos contrincantes durante unos segundos tras los cuales el resultado del acto fue expuesto....

ey! no corras tanto! intento mantener su ritmo, consiguiendolo por los pelos. Ni con ayuda de los dioses igualaría tu velocidad... y cuando logro ponerme a su lado, y entre jadeos, me sincero. Siento mucho lo que hice, me pareció lo correcto, y prefería estar a tu lado en aquella sala, que hablando con un semiorco del que nunca había oído hablar. Puede que el hechicero me engañase con sus palabras y aceptase llevar a cabo un plan que no compartía del todo. Pero nunca quise engañarte. Creeme que me dolió cada palabra que Geizzo te decía con mi apariencia. Cuando lo ví tuve ganas de romper aquel engaño y solucionar las cosas como sé hacerlas, como siempre las he hecho. Pero quería por una vez hacer las cosas como tú, con cabeza. Dejando de lado la fuerza bruta. tomo aire después del discurso que he soltado, sin saber con certeza si ha causado algun efecto en ella. Lo lamento. Me equivoqué, Aeval.

Ákaros se tambalea, dolorido mientras los restos de la magia desaparecen de su cuerpo.. su respiración se agita y parece perder la estabilidad. Pero luego entrecierra sus ojos y te mira fijamente. y sonrríe..

¿Eso es todo lo que sabes hacer, hechicero de la gran torre? ja! y gira su rostro hacia Lagazi. Lag! tírame una de tus espadas!

Bruegar sonrríe al ver que su protector (y secuaz) sigue en pié para luchar. A continuación su rostro se compunge y hace un esfuero sobrehumano para liberarse de la maraña. El líquido químico, ya solidificado, cruge y parece partirse, pero finalmente se mantiene firma, inmovilizando por completo al semiorco.

Lagazi deja caer al suelo una de sus dagas y de entre sus ropas saca una espada vieda y medio oxidada, aunque aun conserva finos dibujos élficos y lo que parecen ser runas. Y se la lanza a Ákaros. Pero cae al suelo justo a la izquierda del enemigo de Geizzo.