Partida Rol por web

Boran da un sonoro golpe sobre la mesa, su manaza hizo tambalear el contenido de la mesa y por poco parece que la fuera a quebrar la madera.

- Pues claro que es puto numero tres, no sé hacer cosas raras con números, pero si leer un jodido tres en la pared! Aparte de la falta de color tienes problemas con los números muchacha? 

Si este era el grupo vengador que ponía la nota, mas me vale irme ahorcando yo solito.

Al escuchar el sonoro manotazo del gigantón contra la mesa, Jix dio un instintivo salto atrás. Su cuerpo mostraba un leve temblor debido al sobresalto. Jix, sobre ponte. No dejes que este gigante vea tu miedo... No tengo ningún problema, ni con los números ni con mi piel. Eres tú el que dejo la nota, si o no. Jix intentó mantener su presencia y controlar que su voz no se quebraste y pareciese firme

Boran resopló como un buey encerrado, se marcaron las anchas venas en sus velludos brazos y por poco parece que va a estampar a la pequeña silfo un guantazo, pero en el último momento se contiene, ha venido por respuestas y la gente consciente es la que suele responder.

- Tengo pinta de escribir notas pequeña fantasma!? He venido aquí para que me digan donde está Gaedren y poder cortarle la cabeza a ese gilipollas y mearme dentro! 

Así que el bruto había venido a lo mismo que yo... esto ya me empieza a gustar más. Siempre es bueno tener aliados en algo como enfrentarse a Gaedren y más si intimidan como este gigantón... Entonces creo que hemos venido a lo mismo. Yo también tengo mis asuntos pendientes con ese indeseable y vengo siguiendo una pista para saber donde se esconde. 

Creo que no hemos empezado con buen pie, soy Jix como dije antes y podríamos sernos de utilidad el uno al otro para enfrentarnos a Gaedren. No escuche tu nombre...

Así que más como yo... No me sorprende que Gaedren tenga más enemigos. No me vendrá mal la ayuda de gente apañada, pasaré por allí. Tendré cuidado por si se trata de una trampa de ese canalla...

Derringuer apura lo que queda de cerveza, suelta un par de monedas de cobre, guarda la nota y sale del Fin del Bardo. Fuera, echa un vistazo hacia el cielo, calculando cuanto tiempo queda para la reunión... y cuánto tiempo tiene para investigar el lugar antes de que empiece.

Justicia... - Suspiró. Echaba de menos a su hermana, hacía ya una semana que no sabía nada de ella. Espero que estes bien, pequeñaja. Cada vez estoy más cerca. - Con paso determinado, avanzó hacia la calle de la Lanceta.

Cuando sitúas la Calle Lanceta, encuentras una  tienda de adivinación y buena fortuna de una mujer Varisita llamada Zellara.

Ya sea por el destino, porque te has entretenido o te has despistado, encuentras la casa justo al anochecer.

Al llegar al número 3 de la Calle Lanceta, te encuentras que la pequeña casa de dos plantas, Se encuentra ubicada en una estrecha calle llena de sombras. Se ve luz desde el interior, que atraviesa una única ventana pero tiene persiana de tela que no deja ver los detalles, por lo demás... es una casa, un poco más baja que las casas colindantes de su alrededor, y encima de la puerta reza un cartel muy antiguo, apenas legible que pone "Te..e..ia", por la calle no se ve a nadie, en estos momentos.

La puerta está entreabierta, pues hay una pequeña rendija por la cual escapa una luz amarillenta, de iluminación interior pero no te asomas por la puerta. Te diriges a la ventana y, en el estrecho hueco entre las cortinas divisas un pequeño y humilde hogar consiste en una sola pero confortable habitación, invadida por el fragante aroma de las flores y de las especias. El aroma procede de diversas barritas de incienso que arden en quemadores montados en las paredes, que parecen elfos con alas de mariposa. El humo confiere a la habitación un aspecto onírico. Las paredes están cubiertas de tapices bordados, uno de los cuales muestra a una bestia de calavera negra haciendo juegos malabares con corazones humanos, y otro que muestra un par de ángeles que bailan sobre una montaña azotada por la nieve. Un tercer tapiz de la pared muestra una figura alta y encapuchada, envuelta por la niebla, que empuña una espada flamígera en una mano esquelética. Diversas alfombras de brillantes colores cubren el suelo, pero los únicos muebles de la habitación son una mesa de madera cubierta por un paño color rojo vivo y 5 sillas elegantes y de respaldo alto. Bajo la mesa hay una cesta cubierta por un paño azul.

De pie, entre la mesa y tú, hay un enorme humano con aspecto de bárbaro o de matón de muelle. Su rostro está surcado por horribles cicatrices. Delante tiene a una pequeña Silfo de cabello largo, blanco y revuelto y ojos azul lechoso, cubre su cuerpo con unas finas telas blancas que dejan ver parte de su contorneado cuerpo en el que se dibujan intrincados glifos con marcas blancas azuladas en su piel.

Parece que están discutiendo pero de manera civilizada.

Haimli termina de beber, guarda la nota y sus gafas, paga al tabernero y se va al lugar de la nota. Mientras camina al punto de reunión, murmura algo como si estuviera enfadado en común, pero con un acento muy extraño.

- Claro que no lo has escuchado! No se puede oír algo que no se dice - se da un golpe en el pecho - me llamo Boran Machacador, todas sabandijas de esta ciudad saben que no pueden meterse conmigo! Y más vale que alguien me diga donde esta está Gaedren!

Cuando sitúas la Calle Lanceta, encuentras una  tienda de adivinación y buena fortuna de una mujer Varisita llamada Zellara.

Ya sea por el destino, porque te has entretenido o te has despistado, encuentras la casa justo al anochecer.

Al llegar al número 3 de la Calle Lanceta, te encuentras que la pequeña casa de dos plantas, Se encuentra ubicada en una estrecha calle llena de sombras. Se ve luz desde el interior, que atraviesa una única ventana pero tiene persiana de tela que no deja ver los detalles, por lo demás... es una casa, un poco más baja que las casas colindantes de su alrededor, y encima de la puerta reza un cartel muy antiguo, apenas legible que pone "Te..e..ia", por la calle no se ve a nadie, en estos momentos.

La puerta está entreabierta, pues hay una pequeña rendija por la cual escapa una luz amarillenta, de iluminación interior. Junto a la ventana, desde fuera, hay una mujer (Derrnger) de aspecto pirata o marino, escudriñando por entre las cortinas.

Desde la ventana, Derringuer chasqueo la lengua de forma involuntaria mientras observaba el interior de la casa. El aspecto del matón le preocupaba - Si las cosas se ponen feas, dudo que sea capaz de alcanzarme... -Pensó para sí misma -Además, la casa parece bien cuidada. La decoración y el aroma son muy agradables, no tiene pinta de emboscada. No tengo nada que perder... - Decicida, respira hondo y avanza hacia la puerta.

Da unos toques en la puerta para avisar de su llegada, y entra aparentando seguridad en la casa, plantandose frente a las personas que ahí se encontraban. No terminaba de fiarse mucho de ellos, por lo que se aseguró de que la puerta quedaba entreabierta.

Buenas noches. Supongo que estáis aquí por lo mismo que yo... Saca la nota doblada de su bolsillo, y la muestra. Cuando capta su atención, continúa - Últimamente he descubierto que fiarme de la gente que apenas conozco es una mala idea, pero estoy dispuesta a hacer una excepción. Muestra una sonrisa cansada.

Boran estaba todavía soltando improperios en dirección a la silfo que aguantaba el chaparrón estoicamente, cuando aparece otra mujer, esta vez de pinta normal, esto es club de señoritas o que coño pasa?

- Si he recibido esta mierda de cartita, como la pequeña albina aquí presente, pero como no haya respuestas rápido empiezo ha repartir ostias hasta quedarme solo.

Boran estaba calculando de si de un sólo golpe podría darle a las dos mujeres con tantas preguntas y pocas cosas claras.

Jix escucha unos golpes en la puerta e instintivamente da un salto hacia un lado y su mano se rodea de un brillo azulado, alejándose de la puerta y evitando acercarse al gigantón ya que su presencia la seguía intimidando. 

Buenas noches. Supongo que estáis aquí por lo mismo que yo... 

 Por la puerta aparece una figura femenina que muestra una nota similar a la que ella misma habia recibido,  esto cada vez se torna más extraño a la par que halagüeño... cuantos más fueran más fácil sería dar su merecido a Geadren. Una vez sobrepasado el primer sobresalto, Jix se relaja y la luz de su mano se apaga.

¿Habéis recibido una nota como la mía?

Perdona, ¿tu quien eres?  Dice Jix todavía con aire de desconfianza...

Haimli observa que la extraña vestida como una pirata y que parecía que iba a robar entra en la casa. Llamó a la puerta, así que él imaginó que ella también recibió la misma nota. Haimli se acercó a la puerta, dio unos golpes, movió la puerta ligeramente y dijo:

-¡Hola! ¿Hay alguien ahí?

Cuando sitúas la Calle Lanceta, encuentras una  tienda de adivinación y buena fortuna de una mujer Varisita llamada Zellara.

Ya sea por el destino, porque te has entretenido o te has despistado, encuentras la casa justo al anochecer.

Al llegar al número 3 de la Calle Lanceta, te encuentras que la pequeña casa de dos plantas, Se encuentra ubicada en una estrecha calle llena de sombras. Se ve luz desde el interior, que atraviesa una única ventana pero tiene persiana de tela que no deja ver los detalles, por lo demás... es una casa, un poco más baja que las casas colindantes de su alrededor, y encima de la puerta reza un cartel muy antiguo, apenas legible que pone "Te..e..ia", por la calle no se ve a nadie, en estos momentos.

La puerta está entreabierta, pues hay una pequeña rendija por la cual escapa una luz amarillenta, de iluminación interior pero no te asomas por la puerta. Te diriges a la ventana y, en el estrecho hueco entre las cortinas divisas un pequeño y humilde hogar consiste en una sola pero confortable habitación, invadida por el fragante aroma de las flores y de las especias. El aroma procede de diversas barritas de incienso que arden en quemadores montados en las paredes, que parecen elfos con alas de mariposa. El humo confiere a la habitación un aspecto onírico. Las paredes están cubiertas de tapices bordados, uno de los cuales muestra a una bestia de calavera negra haciendo juegos malabares con corazones humanos, y otro que muestra un par de ángeles que bailan sobre una montaña azotada por la nieve. Un tercer tapiz de la pared muestra una figura alta y encapuchada, envuelta por la niebla, que empuña una espada flamígera en una mano esquelética. Diversas alfombras de brillantes colores cubren el suelo, pero los únicos muebles de la habitación son una mesa de madera cubierta por un paño color rojo vivo y 5 sillas elegantes y de respaldo alto. Bajo la mesa hay una cesta cubierta por un paño azul.

Dentro de la habitación hay un grupo de 4 personas que parecen acabar de conocerse y reina la confusión.

- Bueno, parece que no es una trampa... aunque no debería confiarme, ese malnacido de Gaedren tiene muchos recursos... y he estado llamando muchísimo la atención. Sin embargo... alguien de estas personas podría tener información de su paradero... y estaría dispuesta a darme esa información... si hay un momento adecuado para correr riesgos, sin duda, es ahora.

Gabriel abrió la puerta y entro caminando tranquilamente. Vestía una armadura de cuero tachonado rudimentaria, a la espalda llevaba un arco y en el cinturón, por la parte derecha de su cadera, colgaba lo que parecía ser la funda de una espada larga.

Una vez estuvo dentro se retiró la capucha de la cara, y los presentes pudieron ver su rostro. Era un humano con el pelo negro, corto, y unos ojos negros penetrantes. Tiene una ligera barba de dos o tres días, y una fea cicatriz en el ojo izquierdo, que lo cruzaba de arriba a abajo. Sin embargo debía ser afortunado, pues el ojo parecía intacto.

- Saludos, amigos -dijo con voz grave- He venido en respuesta a la nota... ¿Quién me va a decir donde se esconde esa sucia rata de alcantarilla? Estoy deseando matarlo con mis propias manos y que se haga justicia de una vez...

- Pero esto que coño es? una reunión de gente rara? - apunta con el dedo al encapuchado - cuidado ojo bonito, a Gaedren lo voy a partir por la mitad yo, mejor que nadie se ponga en mi camino, y ahora quien ha escrito la putas notitas?

Se le estaba acabando la paciencia, dentro de poco van a empezar a volar ostias.

Dos personas más se unieron a la sala. Uno de ellos tenía un porte algo raro, y ese acento...

El otro había dejado claras sus intenciones nada más había entrado por la puerta. Me gusta, directo y sincero. Me inspira confianza. No como el "Grandullón", ese inspira más miedo que otra cosa.

 - Perdona, ¿tu quien eres?

Oh, claro, no me he presentado. Podéis llamarme Derringuer, o Derr a secas. Y vos?

Observó divertida cómo el "Grandullón" perdía los papeles. Esa fuerza bruta puede venir muy bien, intentaré aprovecharla.

Está claro que tienes inquina a Gaedren, "grandullón". Te lo dejo todo para tí, no tengo interés alguno en que esa sabandija siga con vida. Pero ha tomado algo mío, algo que anhelo recuperar. Mostró su sonrisa mas sincera. Y no se tú, pero yo no sé sacar información a un muerto...

Dirigiendose a los demás, continuó: Quién nos ha reunido sabe de nosotros, pero nosotros no sabemos nada de él... ¿No había nadie aquí cuando habéis llegado?

Nada más entrar, al cerrarla, Gabriel fue el único que se apercibió de una nota escrita en el dorso de la puerta. La nota, escrita con el mismo papel que la anterior, reza:

Gracias por venir. He tenido que salir un momento pero vuelvo enseguida. Por favor, sentaos mientras esperais. En la cesta, bajo la mesa, hay pan y bebida.

Leyendo la nota, Derringuer suspira y chasquea la lengua - Debe de estar muy seguro de que somos personas de fiar, porque dejar la casa abierta en plena noche en la vieja Korvosa... - Dicho eso, saco la cesta de debajo de la mesa y la puso al alcance de todos. Cogió una pieza de fruta ( de haberla) y empezo a pelarla con un cuchillo, sentada en una de las sillas. - No se vosotros, pero yo estoy más comoda esperando sentada. Como os he dicho, podéis llamarme Derr. Dirigirme a vosotros como "Grandullón", "Ojo Bonito" y similar es divertido pero poco educado, así que apreciaría saber vuestro nombre. - Ñam.