Con el descanso Garroom siente como sus fuerzas vuelven a la normalidad y eso le hace esbozar una leve sonrisa detrás de los colmillos prominentes que le sobresalen de la boca, como al resto de su raza. Ahora estaba casi al 100% de su capacidad. Tan sólo le faltaba su vieja armadura y sus armas, las cuales le fueron arrebatadas cuando fue capturado pero conseguiría unas nuevas, así como una armadura que le fuera bien.
La elfa Ikegar y Tharkas intercambiaban presentaciones así como varias de las hierbas de la bolsa. El orco desconocía que aquella elfa tuviera aptitudes sanadoras pero si Tharkas lo sabía era una buena decisión. Confiaba en la tauren, había demostrado ser una gran combatiente y honorable, ese hecho le era suficiente al orco para poder confiar en ella. Dado los enfrentamientos del pasado, Garroom sentía un poco de recelo hacia los elfos en general pero los dos que estaban junto a él, que había derramado sangre y combatido a la Legión Ardiente se habían ganado su respeto y por tanto su confianza:-Yo soy Garroom, guerrero del Clan Lobo Gélido.-comentó el orco para darse a conocer al grupo, dado que no había tenido una verdadera ocasión de hacerlo hasta ahora.
Thalion coge una de las armaduras y se la pone, se siente un poco más seguro. Luego come con sus nuevos compañeros entre un silencio necesario para asimilar todas las cosas que han pasado.
Luego cuando todos han terminado y se paran se empiezan a presentar
-Yo soy Thalion- susurro cuando algo le llamo la atención. -Shhhhhhh- dijo llevándose una mano a los labios pidiendo silencio y cerró los ojos para concentrarse.
-Escucho algo, unas risas apagadas un sonido leve. - dice -no se si serán los enanos, pero hay un air frio y fresco desde la salida del coliseo. No bajemos la guardia, pues al final no fueron esos demonios los que nos metieron aquí-