Partida Rol por web

Vaya, que tripa se le habra roto a este hombre ahora. Invitacion para una fiesta? Si solamente hace fiestas con amigos, nunca escuche que celebrara nada con empleados. Y no una velada, nada menos que una semana! Una semana en la que tendre que cocinar ininterrumpidamente para todos los invitados? El tono de la carta no hace pensar eso pero nunca se sabe con el viejo. Bien..

Abro una maleta y la lleno con mudas de ropa, neceser etc., despues me siento, lio un porrito de maria y me lo fumo mientras termino el gintonic.

80 años nada menos.

Llamo a un taxi y le pido que me lleve a casa del Sr. KII.

- Ambrosio, por favor, un cognac! Ahhh y acercame el telefono!
Sonido de ruleta de telefono....
- Madre, todo va a salir bien, no se preocupe.
Cuelga, y hace una segunda llamada...
- Todo marcha según lo establecido. Si, si, entendido.
Vuelve a colgar, y se acomoda en su confortable sillón, da un largo trago de su caro cognac...
- Ahhhh, exquisito!

pasas el día dandole vueltas....una fiesta de una semana? impresionante.....

ya de noche, recibe una llamada...
diculpe, ¿vive aquí el sr.DsanVil? no sé si tenía bien apuntado el telefono de contacto....

pasas el día dandole vueltas....una fiesta de una semana? impresionante.....

ya de noche, recibe una llamada...
diculpe, ¿vive aquí el sr.James Malone? no sé si tenía bien apuntado el telefono de contacto....

acercandome a la zona del jardín donde se ubica el jardinero le traigo una carta que he recibido del sr. Kii:

- hola Robert Costello, ¿que tal ? ¿has recibido tu también la carta del jefe? he sido invitado por el a su fiesta del 80 cumpleaños......la verdad es que con el tiempo que hemos estado trabajando para él lo mínimo que podía hacer es invitarnos.

llamo a la habitación donde está la médico particular de John Kii
- hola Melissa, ¿que tal ? ¿has recibido tu también la carta del jefe? he sido invitado por el a su fiesta del 80 cumpleaños......la verdad es que con el tiempo que hemos estado trabajando para él lo mínimo que podía hacer es invitarnos.
la jefa de doncellas nos lo ha dado solo a tres de nosotras. Que bueno
¿trabajaremos ese día o seremos invitadas?pienso.

-Sí, eso parece, nos ha invitado a su gran fiesta... Espero no tener que estar de servicio también.- Le contesto mientras sigo leyendo la carta.

Al leer la carta pienso un poco indignado:

debo acudir a la fiesta, aunque no se que lujos nos proporcionará esta vez el viejo verde, pero como puedo faltar? soy su  chofer y al final acabaré llevando algun viejo borracho a su casa por "cortesia de los KII" o a saber que recados me manda, en fin...

Descuelga el teléfono mi mayordomo Ambrosio, pero esta vez descuelga el inalambrico que está en el pasillo, que dispone de identificación de llamadas, y como es obvio anota el número en una libreta...
- Casa del señor DsanVil, digame...
- Sí, aquí es, no se ha equivocado usted, un momento que le paso con el señor...
Contesto al teléfono...
- Si, soy yo, dígame...

soy el mayordomo de John kii.
le comento que puede alojarse en nuestra mansión a partir de mañana si acepta la invitación que le habrá llegado . Esperamos su presencia....
un saludo
cuelgo el telefono

    Philippa, vestida todavía 'de civil', bosteza ostensiblemente durante el pequeño discurso de la jefa de doncellas; y no porque le aburran aquellas palabras a las que en realidad apenas ha prestado atención alguna, sino debido a lo intempestivo del horario que la maldita negrera había elegido: no entraba en sus costumbres el madrugar, y menos aún para leer una estúpida carta. ¿Qué le pasa hoy a ésta? Vaya horas, ni que se fuera a pudrir la puta carta... Ni siquiera las prisas en el aseo y en el guardarropa eran capaces de enmascarar la belleza y el fescor de la jovencita, recién abandonada la adolescencia de hecho, involuntariamente venida a más por los rigores pesonales de una tempranísima entrada en el mundo laboral. Aquel pelo enmarañado lucía en derredor de sus orejas procurándole un atractivo casi mayor que el que lograba tras el obligado y meticuloso acicalado al que la niña coqueta que era Philippa se sometía en un día cualquiera. A nadie en aquella mansión le era posible no leer entre las líneas de su escote la verdadera razón por la que había sido contratada; y cualesquiera sospechas en ese sentido se veían cumplidamente corroboradas si se tenía la oportunidad de observar a la señorita Mosley en su supuesto papel de doncella -lo cual no era demasiado frecuente.

    ¿Que "han pasado años"? Hala, el viejo tan avispado como siempre... ¿Cuándo empecé yo aquí, en primavera? Su mirada era desagradable, con aquellos ojos entrecerrados que aún no lograban habituarse a la claridad matutina. Fiesta... Lujos... Regalos... El ánimo de Philippa se iba encendiendo: todavía medio dormida, las expectativas que esas líneas arrojaban en su mente lograban hacer de ella la dinámica y vivaz criaturilla que ese virtual estado de duermevela había estado encubriendo. ¡Una semana de juergaza! Este pillo sí que sabe montárselo. Jo, y esto con ochenta tacos... ¿Qué leches haría cuando cumplió los dieciséis?

    Pero lo mejor de todo iba a ser escupirle a la subnormal de la jefa la noticia de que ella no estaba invitada... Eso sí era un desayuno de primera, con permiso de las exquisitas tortitas con sirope que el capullo de Yann se sacaba del culo de cuando en cuando. Así que en cuanto la jefa de doncellas terminó de hacerse la importante, el hasta el momento indómito acento inglés de Philippa se deslizó desde el lugar sensiblemente alejado respecto de sus compañeras que ocupaba la muchacha, impregnando el encuentro con el veneno de la mordacidad:

    -Uys... Lo siento mucho, jefa, pero en esta carta no dice nada de ti... Pero vamos, que está claro que es un error, fijo que hay una invitación para ti. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Seguro que se la comió el gato, o se le cayó al señor Kii cuando iba en bici, no te preocupes. Sonreía con la misma malicia inconsciente de un chiquillo malcriado, saboreando el momento, si acordarse ya de las ganas que tenía de volverse a cama cuanto antes.

le digo qsoy yo y q sy ire a la fiesta

15/10/2008

Apreciado Sr Kii:

La alegria que me ha producido recivir su carta, saber de usted nuevamente, es algo que dificilmente puedo plasmar en simples palabras.

Realmente han sido largos años los que compartimos y largos los que posteriormente hemos disfrutado con esta amistad, asi que para mi es un honor que hayas pensado en mi a la hora de celebrar tu octogesimo cumpleaños.

Me tendras en tu casa, si no es mucha molestia, un dia antes de el inicio de la celebración y si es mucha molestia, comunicamelo y cambiare mis quehaceres para ceñirme gustoso a tus horarios.

Un saludo de tu amigo.

William Tartwim.

Pd: Y como siempre que deje de trabajar para usted, Sr John Kii, comienzo tratandole de Ud y acabo tuteandole. Lo mio no es la etiqueta.

Nuevamente Un saludo.

Robert levantó la cabeza al oir la voz de Sam, al parecer también habia sido invitado a la fiesta, no era de extrañar, no esperaba ser el único hombre del servicio del señor Kii invitado.

¿Que hay Sam?. Si, he recibido la invitación. Parece que al viejo le quedan pocos cumpleaños por celebrar y quiere dejar un buen recuerdo entre todos nosotros. De todas formas me parece un poco exagerado una fiesta de una semana de duración, habrá que traer equipaje.

¿En tu carta decia algo de la fecha?, nunca he sabido la fecha del cumpleaños del señor Kii y en mi carta no dice nada. No se si será mañana o dentro de un mes, al fin y al cabo tendré que prepararme, un traje y esas cosas, ya sabes. Creo que la última vez que vestí traje fue el día de la entrevista para entrar a trabajar aquí.

¿Sabes algo de los demás invitados?

- Piiiiiii....Piiiiii....Piiii
El telefono comunica, ya no hay nadie al otro lado.
- Vaya... el mayordomo debe estar un poco nervioso por todo el jaleo de la fiesta...Ha colgado tan rápido que no me ha dejado ni aceptar la invitación. Pero como lo voy a rechazar???!!!jajajaja.
Cuelga el telefono... Nervioso por dentro, pero frio y tranquilo en apariencia, inicia la preparación del equipaje para lo que va a ser una semana muy, pero que muy intensa...

Al ver a mi jefa alterada no sé exactamente qué hacer así que miro al suelo y le contesto con una voz audible.

- Será mejor que vuelva a mi trabajo, señora, si usted da su permiso. - Fue lo único que se me ocurrió para quitarme pronto de en medio. Si a algo temía era al genio de mi jefa.