Partida Rol por web

Auren retrocedió asustada por los rápidos movimientos de las criaturas, y más cuando vio la sangre de Dario salir de su cuello. Lanzó un ataque rápidamente, fallando de largo porque estaba intentando dar mucha fuerza a sus ataques, pero sin control. - ¡Aguanta Dario! - 

La cabeza a la que habéis ignorado, se vuelve a lanzar sobre Nico, al que por fin logra morder, dejando las marcas de sus dientes en en el animal.

La otra, por su lado, se concentra para lanzar alguna clase de hechizo, pero el continuo hostigamiento del grupo hacen que no termine de lograrlo. Un poco asustada porque empieza a ver que las cosas no salen como quiere, rebulle en el sitio y se aleja un poco, especialmente de la paladina, y curiosamente hacia la puerta.

Nico, por su parte, se apartó después de recibir la mordedura. El animal podía sentir el veneno actuando ya en su sangre.

Pixy, muy enfadado, se movió y casteó su conjuro favorito. Extendió los dedos y un chorro de colores sin fin engullió a los dos enemigos.

Auren atacó y atacó, imprimiendo toda la fuerza que podía a sus golpes. - Arf..Arf...no... dejéis, no dejéis que aumpfff...escape! - 

El hechizo de Pixy se extiende en un cono de infinidad de colores, superando lo que parece una resistencia natural de la desconocida cabeza, pero no su propia voluntad. Tampoco la otra hace caso de ello.

Darío hizo un amago de moverse hacia un lado para terminar moviendose hacia el otro y ponerse al lado de la puerta y del explorador aún inmovil y lanzó una estocada ascendente en un ángulo que esperaba que la cabeza voladora no se esperase. Y desde luego que no se lo esperaba, tampoco se esperaba Darío que fuese tan malo en ángulo. Un poco más y al que ensartaba era su compañero.

La criatura a la que se enfrentaban era muy dura incluso tratándose de tan sólo la cabeza. Esos grandes cuernos le habían salvado de un golpe que parecía muy bien orientado.

- No te vas a salvar, ¡somos demasiados para ti!

Elevó la voz conforme hablaba al monstruo, acompañando la parte final con otro descenso rápido de la alabarda esperando ahora darle de frente en lugar de por arriba.

Esta vez la cabeza recibe el golpe de Yash de lleno, pero aún así no parece afectarle demasiado. Un simple rasguño en verdad, aunque le saca un gruñido.

Nefertari vio el miedo en los ojos de la demoníaca criatura y como intentaba huir, pero la joven paladina no podía permitir que tan malvado ser escapara. Avanzó y descargó con fuerza su cimitarra, cargada de energía divina...

Esta vez el daño es mayor, y la criatura farfulla maldiciones al recibir el corte. La otra cabeza aprovecha para lanzarse sobre Xweto, que sigue indefenso. El explorador se despierta en cuanto nota al ser sobre su cara, con la lengua prácticamente en su boca, y se aparta rápidamente.

Sin embargo, el desconocido y bestial monstruo también ve la oportunidad para escabullirse a la vez que hacer algo de daño, así que sigue avanzando, esta vez sobre el recién espabilado hombre. Sin embargo, el ágil arquero consigue esquivar por mucho el mordisco.

Pixy dió otro paso y volvió a repetir su conjuro predilecto, rezando en secreto porque esta vez funcionara. Nico volvió a abalanzarse sobre el demonio cabezón. Ésta vez sus fauces sí se cerraron sobre él y uno de sus espolones le desgarró las costillas profundamente.

Una vez más, Pixy se mueve para lanzar otra rociada de color sobre las cabezas. Una de ellas cae a plomo al suelo, inconsciente. La otra, sin embargo, parece no sufrir los efectos del conjuro, y se mantiene a flote mientras recibe los golpes de Nico; sin embargo, aunque el animal acierta, la criatura parece absorber todo el daño.

La rubia clériga se movió para poder golpear a la horrible criatura que aún volaba por encima de sus cabezas, intentando escapar - ¡Muere de una vez cosa asquerosa! ¿Pero porqué en éste lugar hay tantas cabezas? ¡Qué obsesión! - el terminar la frase coincidió con la parte descendente del golpe que impactó de lleno en la criatura. 

Nefertari continuó con sus ataques a la cabeza demoniaca...

Tanto Auren como Nefertari —que ignora a la inconsciente criatura ahora que no parece un peligro inmediato— se lanzan a por la bestial cabeza; la clérigo con poca suerte, mientras la paladina logra volver a hacer un profundo tajo.

Darío aprovechó que Nefertari hostigaba a la cabeza voladora para intentar golpear alguno de sus puntos más débiles. Además, en el movimiento de ataque aprovechó para dar un empellón a la puerta y cerrarla para evitar que la cabeza saliera por allí.