Partida Rol por web

El tiflin, tras fallar su golpe, retrocede hacia el pasillo, llevándose un nuevo arañazo de paso.

Nefertari se movió hacia delante, exponiéndose para dejar hueco a sus compañeros, dejó caer su cimitarra que no parecía muy efectiva y probó suerte con su maza de armas.

Resoplando por la nariz, Dario se concentró en no dar a Nefertari. La muy cabezota no quería apartarse. Sin embargo, parecía que esta vez el muchacho había encontrado en hueco.

Aunque uno había caído, el otro sacerdote no perdió la oportunidad de lanzar un zarpazo sobre Nefertari cuando ésta se movió. La garra, sin embargo, rebotó contra el escudo de la paladina, atenta para bloquear los golpes.

Nefertari devolvió el ataque, y aunque la criatura no muerta era rápida y habría esquivado el tajo por centímetros, la suerte quiso que no fuera así, y recibió el mazazo en el pecho; la carne descompuesta, en contacto con el hierro frío, siseó.

La flecha disparada por Dario, por otro lado, aunque parecía ir bien, se partió contra la dura piel del no-muerto.

No era lo que esperaba, pero al menos había dejado un tiro limpio contra el sacerdote, así que disparó el virote. La fuerza del proyectil podría haber atravesado al no-muerto de lado a lado, si no hubiera sido porque Nefertari estaba trabajo cuerpo a cuerpo con él. Aún con esas, logró una buena herida, aunque no tanta como en apariencia debería haberle hecho a un cuerpo normal.

Había tenido en mente, desde el principio, se un apoyo, la ayuda necesaria en cada momento. Por eso pidió ayuda a Shelyn, y otorgó un toque de buena suerte a Nefertari antes de que la paladina se moviera. Un gesto simple, pero que podía cambiar las tornas.

El último de los sacerdotes, aunque solo, no pretendía ponerle fácil las cosas a los invasores. Aprovechando que estaba en un buen lugar para moverse, dio un paso atrás y atacó con sus garras a la paladina. Nefertari logró bloquear una, pero no la otra, que la hizo un feo corte en el muslo.

Saethe volvió a asomar y disparó dos flechas en rápida sucesión. Las saetas volaron hacia el objetivo. La primera salió desviada pero la segunda volvió a causar daños en el sacerdote, incrustándose hasta casi las plumas

La flecha de Saethe, aunque amortiguada en el cuerpo del no-muerto, acaba por fin con la existencia de la criatura, que cae al suelo en brazos del último sueño.

El grupo actuó con la eficiencia que le caracterizaba, logrando terminar con los muertos vivientes en poco tiempo. Yash bajó el mayal hasta que casi rozó el suelo, tras ver que ya los muertos hacían lo que correspondía, que era no moverse.

Se fijó en la clérigo y luego en el resto.

- Me han rasgado, espero que no traiga maldición consigo como la última vez. ¿Me curarías con la varita, Auren?

No se había olvidado de las malditas cabezas voladoras que tantos problemas causaron.

- La Mano Quemada debe conocer el camino directo para llegar al Ojo del Erudito, no parece que hayan estado explorando como hacemos nosotros.

Algo no cuadraba pero pensó que de un modo u otro encontrarían la respuesta a esa incógnita. El oráculo entonces se acercó a los cuerpos para mirar qué llevaban consigo.

Nefertari se miró las heridas y luego a Auren...

- ¿Puedes sanar mis heridas?¿Alguien sabe qué demonios eran?

Darío se acercó con cuidado a los cuerpos y los tocó con el pie con cara de asco

Eso. Eso. Buscad a ver si tienen algo. Yo miraré el resto de la capilla

Tras sus palabras se puso a investigar a ver qué podía encontrar de valor en la capilla.

- Te hecho una mano, Darío. Tengo muy buena vista.

---Bien, al menos no eran fantasmas, verdad?-digo sonriendo a Dario con sorna-Trataré d echar un vistazo a los tipos a ver sí puedo reconocerlos aunque no es mi especialidad...

Tras eso me agacho y con mucho cuidado comienzo a observarlos  y rebuscando entre los ropajes para ver sí tienen alguna cosa de valor.

Auren suspiró y sacó la varita, sanando las heridas tanto de Nefertari como de Yash, examinando los bordes de la misma. - No parece que lleven veneno ni nada similar. - dijo, tras observar con ojo crítico el corte que se estaba cerrando gracias a la energía positiva de la varita. 

Mientras el resto deambulaban por la sala, Auren se dedicó a vigilar la retaguardia del grupo. - Espero que no nos hayan dejado pasar primero y nos estén siguiendo. Tendría gracia, ¿verdad? - dijo, con una risa tonta. 

Tras las atenciones de Auren, os ponéis a buscar en la sala en busca de algo de interés. Sin embargo, tras unos minutos, no halláis nada que merezca la pena. De hecho, quitando el mobiliario y las herramientas sacramentales, abolladas y rotas —que no tienen ningún valor—, no hay nada. En cuanto a los cuerpos, una vez muertos la carne empieza a descomponerse rápidamente, y sus ropajes están hechos trizas; no llevan más encima.

Después de agradecer las atenciones de Auren y mientras sus compañeros registraban, Nefertari se dedicó a ordenar la capilla, para dejarla lo más decente posible. También sacó los cuerpos putrefactos del lugar sagrado.

Nefertari, con buena intención, recoge los objetos del suelo y los vuelve a meter dónde deberían estar: en el armario. Cierra éste y luego mueve los cuerpos. O al menos, lo hace lo mejor que puede. La descomposición acelerada hace que trozos de carne putrefacta se descuelguen y queden restos por el suelo, un rastro repugnante que ensucia un poco más el lugar, ya de por si profanado.

Ratash, ajeno a ésto, se inclina sobre los cadáveres cuando la paladina los deja quietos, y los examino con detenimiento. Tras unos momentos de reflexión, se encoge de hombros, sin poder dar mas pistas sobre lo que eran, aparte de lo que se ve a simple vista, claro.

Parece que allí no os queda mucho más por hacer. Y parece que el tiempo no corre a vuestro favor; como bien han recordado Yash y Auren, la Mano Quemada está cerca y no sabéis dónde ni que planea.

Saethe se acercó entonces a las puertas dobles. Pegó el oido y luego examinó las puertas en sí en busca de posibles trampas junto a Darío.

Notó que la herida se le cerraba sintiéndose mejor al instante.

- Gracias por la curación, Auren.

No había nada de utilidad en el lugar, por lo que había que seguir la exploración por la siguiente sala. Fue a colocarse junto a Saethe y Darío, buscando potencionales peligros.