Partida Rol por web

—Luego atamos a los supervivientes, pero de momento vamos a evitar que nos maten Alrik.

Mientras decía esto Karkass enarbolaba su maza nuevamente contra el bandido que tenía enfrente. Sin embargo las heridas del combate contra el golem de huesos se notaban y los movimientos del enano eran lentos. Una columna de madera recibió el golpe que debía haber abierto la cabeza del bandido.

Los ruidos del combate se extendían por todo el almacén, y rápidamente dos bandidos que se encontraban haciendo inventario aparecieron corriendo para ver que sucedía.

Mientras que se acercaban, Pirlo y Kromm acababan con uno de los bandidos⁽²⁾. Pirlo retrocedió unos pasos, mientras que Kromm, echado para adelante, avanzó con paso decidido hacia el siguiente enemigo.

Por detrás, Alrik intentaba abrir una puerta de una patada, pero no pudo, la puerta estaba trabada por dentro, o simplemente cerrada...

Karkass aprovechó a dar otro mazazo al bandido que estaba inconsciente, mandándolo a soñar profundamente para siempre.

El bandido⁽⁴⁾ que había "cargado" contra el farsante, llegó hasta éste con dificultad, pues estaba bastante bebido y falla completamente. El bandido⁽⁶⁾ ve como el enano es atacado, y en un primer instante empuja al bandido⁽⁴⁾ que atacó a éste intentando separar la pelea, pero rápidamente se dio cuenta de que era un intruso, a si que desvió sus manos a empuñar su espada.

Por el contrario, el bandido⁽⁷⁾ se dio cuenta rápidamente de que Rekbran era un impostor y directamente se lanzó al combate contra él con sus puños al descubierto, pero fallando ambos. La posición defensiva que había cogido el enano era impenetrable, y parecía que estaba dispuesto a hacer todo lo posible por esperar a que le llegasen los refuerzos a salvarle el culo.

De repente e inexplicablemente, algo cambió en la mirada y en la actitud de Belain. Como un globo desinflándose. Pasó de irradiar seguridad a parecer un alma en pena. Algo que Pirlo ya conocía.

Con la cabeza gacha, repitió el movimiento de mano y emitió otro rayo de energía oscura. Pero el conjuro impactó en la pared, lejos de su objetivo.

 - No va a funcionar, no saldrá bien -susurró con voz apagada- no va a funcionar, no saldrá bien -el semielfo lo repetía una y otra vez, apesumbrado.

Rekbran se vio pronto rodeado de enemigos y retrocedió un poco más entre los barriles. Tenía que reducir al mínimo la cantidad de rivales.

Alcanzó a herir a uno de los bandidos, pero no lo suficiente como para incapacitarlo. Confió en el hacha de Kromm...

Kromm descargo el hacha sobre el bandido que tenía frente a él (6), tenían a Rek rodeado, eso ponía la situación cada vez más difícil.

El hachazo fue brutal, cayo entre el cuello y el hombro de aquel pobre infeliz, abriendolo almenos un palmo... Su muerte fue instantánea y limpia, pero antes de desplomarse, Kromm saco el hacha y la sangre brotó salpicando a todos los presentes.

Aún quedaban 2 con con Rek, pronto serían menos...

-A cuantos más debo matar para que bajen las armas y pidan clemencia... 

al parecer hablaba consigo mismo, aunque aquel sangriento enano se veía muy lejos de tener ganas de dar algo de clemencia a los que se rindieran.

—¡Deja paso semielfo! 

Karkass estaba furioso ¡y con motivos! ¡tres golpes para tumbar a un borracho! ¿Quién de los dos estaba peor? Estaba claro que ahora el ladrón borracho, pero eso no satisfacía al enano que ahora iba directo contra otro oponente⁽⁴⁾. 

—¡Por todas las joyas del tesoro de Murgomond! ¿Pero es que aquí sólo hay borrachos? ¿Has matado a todos los que valía la pena Kromm?

Diciendo esto propinó un buen golpe contra las costillas del ladrón.

—¡Deja en paz al chaval idiota! 

Pirlo miró a su alrededor y sintió que ya no había peligro inmediato. Pero el ruido y las maldiciones que llegaba de dentro del edificio no dejaba dudas de que se estaba produciendo un combate desesperado. Varios enanos corrían hacia allí, visiblemente alterados. Para colmo, Belain volvía a tener uno de aquellos momentos de abatimiento y oscuridad. El mediano dio rápidos pasos hacia el semielfo y, cuando quedó a su altura, vislumbró el origen del combate: varios bandidos rodeaban a uno de los enanos. Pirlo cambio las palabras de ánimo que tenía preparadas para su compañero. Con suerte, las nuevas infundirían el mismo resultado: Uno de los enanos está en peligro. Cúbreme, amigo. Agarró con fuerza el mango de la espada corta y se lanzó hacia el primer bandido que pudo alcanzar. Pero su entusiasmo le duró un segundo, el tiempo justo para saber, con total seguridad, que su ataque no iba a acabar bien.

En medio del almacén la batalla parecía que estaba llegando a su fin. Los ruidos de la batalla iban en disminución mientras que los bandidos caían a pares.

Kromm, como habituaba, era capaz de partir en dos a cada uno de esos indeseables con un simple movimiento de su hacha, mientras que entre Rekbran y Krakass acababan con otro más.

En un alarde de valentía, Pirlo sale corriendo a apoyar en el combate, colándose entre sus compañeros, pero atacando sin éxito.

El bandido⁽⁷⁾, viéndose rodeado decide dirigir un primer ataque hacia Rekbran, describiendo un arco con su espada empuñada en la mano derecha, y un segundo a Pirlo, apoyándose en la mano izquierda y dándose media vuelta. Erró ambos ataques, quedando a merced de la lluvia de ataques que le podrían caer en unos instantes.

Por otro lado, Alrik sigue dando porrazos a la puerta y parece que no es capaz de abrirla... a esa puerta la pasa algo. En el instante que el enano está enseñando lo que es bueno a la puerta, un ruido por detrás lo sorprende. Un bandido⁽⁸⁾ cae por las escaleras rodando y chocando fuertemente contra la pared.

Se pueden oír ruidos de otros bandidos... de discusión y pelea en la parte superior.

Por su lado pasaron casi todos para ayudar a Rekbran, cosa que él mismo no había conseguido. Algo alicaído suspiró y se apoyó en la pared para respirar profundamente... pero el inesperado sonido de un peso cayendo por las escaleras lo devolvió al momento. Se había olvidado de la planta de arriba.

Corrió hacia el bandido y se dispuso a apresarlo y atarle las manos a los tobillos.

 - Cuidado con lo que aparezca por ahí -dijo a Alrik señalando las escaleras. Y el error de quitar la mano para señalar le pasó factura, pues el bandido seguía consciente y pudo zafarse.

Karkass avanzó hacia el bandido que aún quedaba en pie y girando su muñeca le dio un martillazo que le cruzó la cabeza de lado, rompiendo en su viaje el cráneo de aquel desgraciado. Aún no había tocado el suelo su víctima cuando el enano se encaminó hacia las escaleras levantando su escudo para indicar a los otros que lo siguieran:

—¡Acabemos lo que hemos empezado!

- Bien, aquí hemos terminado - dijo Reckbran sin dirigirse a nadie en particular. Con el estoque todavía preparado, el enano encaró hacia la escalera para ver si "caía" alguien más.

Pirlo erró su ataque y lo mismo hizo el bandido que tenía más cerca. Hasta en dos ocasiones lanzó la espada al aire buscando su carne o la de un enano aliado. Sin éxito. Pirlo se apiadó de la mala suerte del contrincante, notablemente más cercano a las habilidades del mediano que a las de los demás guerreros que allí combatían, y hasta bajó su arma durante un segundo... el tiempo suficiente para que Karkass le abriera el cráneo. El mediano dio un respingo y se alejó del lugar de espaldas. Se interesó por Rekbran. ¿Estás bien? Mientras esperaba la respuesta, el mediano hurgó en su bolsón a ver si le quedaba cecina.

- Algunos navajazos solamente - respondió Reckbran a Pirlo, minimizando sus heridas - creo que estoy bien -

Aunque sus palabras decían una cosa, sus ojos se enfocaron en los bolsillos de Pirlo, esperando que tuviera alguna de esa cecina sanadora.

Acabada la diversión ahí,lo mejor era terminar con los que quedaban aún. Salió rápidamente a donde estaba la escalera y vio que tenían a uno en el suelo luchando por soltarse.

- Lo mejor es que se quede en el suelo, si se levanta lo parto a la mitad.

Quizás aquel tipo no había visto lo que Kromm había hecho a los otros, pero el hacha gigantesca y las manchas de sangre podían dar fe de que no estaba exagerando. Si eso no era suficiente, pues pronto habría un muerto más.

Los sonidos de batalla llegaban a su fin con el terrible mazazo de Karkass hundiendo el cráneo al bandido.

Belain, reacciona ágil y rápido y sale corriendo hacia el bandido caído por las escaleras. Éste huele a alcohol y está aturdido, pues le ata fácilmente.

El resto del grupo corre hacia la entrada haciendo piña entre ellos, mientras que Alrik sigue obsesionado con la puerta a pesar de que se le ha caído alguien casi a sus pies. El tiempo que se toma no es en vano, pues averigua que tras la puerta se levanta una pared de piedra...

Mientras tanto, en la parte superior del almacén se escuchan unas voces.

- ¡Eh! ¡Brock! Vuelve aquí no he acabado contigo.

Por detrás sois capaces de escuchar dos o tres voces diferentes que cuchichean entre ellas.

Como si alguien desde fuera hubiese activado un mecanismo dentro de Belain, el desánimo y pesadumbre desapareció y de repente sus ojos se tornaron oscuros. Temblaba de rabia. Ese bandido que tenía atado, por muy borracho que estuviese, pudo notar el aura tenebrosa del brujo emanando por todo su cuerpo. El semielfo acercó su rostro muy pegado al del bandido y lo asesinó con la mirada.

 - ¿¡DÓNDE ESTÁ GUNDREN!? -gritó al bandido con voz de ultratumba... pero directamente en su mente- ¡HABLA AHORA O DESEARÁS QUE TE MATEMOS RÁPIDO! -cada palabra retumbaba en la cabeza del pobre desgraciado.

Lo que el grupo podía ver es a Belain rígido y furioso fulminándolo con los ojos y apretando la boca, y una expresión de miedo y confusión en el bandido. Algo estaba haciendo.

Karkass se ubicó en el mismo lateral de la escalera donde había estado antes esperando a que una de las voces del piso superior descendiera para ver que pasaba con Brok. Enarboló su maza haciéndole un gesto a los demás hacia arriba y encogiéndose de hombros ¿subían o esperaban?

No estaba seguro de si aquel muro que parecía esconder la puerta habría sido construido a propósito, o quizá los humanos mostraban una vez más lo desastrosa de su albañilería. Quedando aún bandidos en el piso de arriba, y habiendo conseguido por fin un prisionero al que preguntar, Alrik pensó que cuanto antes reinara el silencio en la casa sería mejor para ellos. Con lo cual, guardando su escudo, lanzó una pequeña plegaria sobre sí mismo y empuñó su arma con ambas manos y subió por la escalera. Aún resonaba en su cabeza la amena tonadilla que Pirlo había interpretado en la entrada, y la tarareaba mentalmente mientras subía los peldaños.

Rekbran pensó en esconderse pero Karkass se adelantó con envidiable destreza. Todavía no sabía si iban a esperar o subir cuando Alrik declaró que tomaría la delantera.

- Te apoyo, Alrik - dijo mientras lo seguía, espada en mano. 

Kromm esperaba a que el bandido caído hablara, lo importante era eso, saber dónde estaba el patrón. 

Si aún había más bandidos en la casa pensaba esperarlos ahí, donde tenían más espacio... Pero alrik y el pequeñín habían tenido otra idea. De igual forma no dudaba de que alrik era capaz de acabarlos o de retroceder y atraerlos hasta ellos, ya eso lo había demostrado recientemente.

Sus dientes estaban aún apretados y el hacha estaba lista