Partida Rol por web

Pirlo iba pegando cabezadas, roncando a ratos. Solo los repiqueteos del camino impedían que un sueño profundo le alcanzara. Con cada despertar, echaba la mano atrás en busca de algo que llevarse al gaznate. Dormitar no le impedía masticar ni tragar. En una de estas, cuando acababa de alcanzar lo que al tacto parecía una manzana, divisó a unos guardias que se acercaban con premura. Afinó la vista y examinó sus ropajes y heráldicas, buscando pistas sobre su identidad.

Una vez leéis la carta y observáis el mapa debatís sobre qué hacer. Karkass sabiamente apunta a que todavía falta bastante para que la marea baje y sugiere ir al puerto a localizar un buen establecimiento donde pasar el rato, comer y volver a comer.

Por ahí se escuchan otras sugerencias de beber, beber y volver a beber... hay para todos los gustos.

Nuestro grupo de enanos, ya decididos con lo que hacer bajan las escaleras, se despiden del amable Hrograrg y éste los interrumpe:

- No queréi´un bocata´pal camino´.

Pero el grupo, como alma que corre ante el diablo salen con una agilidad inpropia de su raza.

Avanzáis hasta la zona mercante del muelle, cerca del lugar descrito por la carta de Gundren.

Ya más visibles, dos caballeros claramente más visibles, frenan ante vosotros. Van ataviados con una armadura completa y portan los colores de Neverwinter. Deben de venir desde la ciudad o un lugar más cercano, ya que todavía quedan unas 30 millas hasta la ciudad.

- ¡Alto! ¿Saben de donde ha venido ese estruendo? Ha habido como un temblor que ha sacudido la tierra seguido de ese sonido.

Escuchó todo lo que le decía el brujo con interés. Los guardias se miraron entre ellos. "¿Quizás son estos los que están asaltando las caravanas?"

- Apartaos del camino. Tú ve donde te han dicho y comprueba los cadáveres goblin - se dirigió a su subordinado mientras le quitaba la carta a Belain de la mano - Si esto es cierto tendría que haber algo... a parte aquí menciona...¿al hijo del herrero? ¿puede ser?

- Creo que sí mi comandante. Salgo raudo y vuelvo en nada. Manténgalos aquí.

Y el caballero de menor rango saló disparado en dirección a los cadáveres mientras que el comandante inspeccionaba al transportista muerto.

Pudo verificar que la flecha que tenía clavada era de manufactura goblin, pero... quien le podría confirmar que ellos no habrían podido saquear a unos míseros goblins y usarlas para confundir...Tendría que esperar a que volviese su subordinado.

- Soltad ese caballo del carro y contadme de nuevo que ha pasado.

El tiempo en el que el otro guardia se marcha, lo dedicáis en convencer al comandante de lo que ha pasado por mediación de las muestras, como el caballo herido, las riendas cortadas, la sangre del mediano...

Acabáis tomando una merendola, invitados por la carreta, con el comandante esperando a que regrese el soldado.

Una vez que llega, éste se detiene y ve la merienda improvisada que tenéis montada. Parece que os habéis ganado al comandante.

- Mi.. mi comandante... todo... todo era cierto. - decía entrecortado mientras flipaba con la escena que estaba viendo. - La noche se acerca, deberíamos de ir hacia la posta.

El comandante engancha su caballo al carro y ordena al subordinado que haga lo mismo. El caballo malherido se merece un descanso.

Avanzáis despacio hacia la posta, el camino trascurre sin problemas.

Cuando el guardia salió en busca de los cadáveres, Belain contó lo sucedido con calma y detalles. El mediano pudo notar que el semielfo hablaba de manera cortés y respetuosa a los soldados. Generalmente no destacaba por sus modales, pero siempre que se juntaba con miembros de la guardia ciudadana cambiaba sus maneras, ablandaba el tono y adoptaba posición erguida.

 - ... (sucesos, sucesos)... y por eso hemos decidido venir con el carro, para que pueda tener un entierro digno y su trabajo no sea en vano, su familia tiene que comer. Además, si hubiésemos asaltado nosotros al carro, ¿qué sentido tendría ir por mitad del camino con la mercancía y ese cadáver en dirección a la ciudad? No somos cazarrecompensas ni nada por el estilo... pero una cena y un techo para pasar la noche no nos vendría mal después de la labor que hemos realizado, ¿qué opinas Pirlo?

Belain se sentó en el suelo a esperar. El rato pasó y el guardia llegó corroborando la historia. Partieron hacia el puesto de guardia sin incidencias.

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Ya en la posta, compartiendo los alimentos con los soldados, Belain aprovechó para preguntar.

 - Comandante, ¿verdad? -miró al que parecía ser el mayor rango- ¿han tenido últimamente más asaltos por parte de goblins? ¿Sabéis algo de grupos organizados de goblins o bandidos?

En el local Karkass se pidió un buen de estofado. Mientras vigilaba la zona y la marea contestó jovialmente a Kromm sobre el comentario que le había hecho en la posada:

—¡Es porque cuando viajaba con mis padres pasábamos mucho tiempo con medianos! Tú no sabes lo que es comer hasta que ves como zampan esos tipos. A beber no aguantan demasiado pero ¡comiendo son como termitas! No sé donde meten tanta comida en esos cuerpecitos.

Cualquiera pensaría que Karkass sólo estaba allí por la comida y bebida, pero un observador detallista se daría cuenta de que bebía con mesura, prestando más atención a lo que se cocía alrededor de la mesa que a la propia conversación jovial de sus compañeros. Para él la misión ya estaba en marcha.

Rekbran pidió algo de carne asada, aunque no tenía esperanza de que supieran hacerla a su gusto.

- Pues yo prefiero un buen corte de carne. El fuego tiene que estar regulado, primero la asas de ambos lados logrando sellar los jugos, y después la descansas sobre brasas suaves hasta que termina de cocerse. El momento que levantas el hueso y la carne se separa lentamente... mis amigos, no hay cosa mejor en el mundo -

La descripción del ladrón fue muy diferente a la carne seca que le sirvieron.

- Les juro que si logro juntar una buena fortuna pondré un restaurante aquí en Neverwinter, que hará las delicias de todo el mundo -

Kromm aunque no lo pareciese conocía de buena comida, pero solo el comer no el preparar. Cuando viajaban el barbilampiño era siempre el encargado de cocinar para todos, y de verdad que a veces hacia maravillas con poco.

- Pues cuando montes tu restaurant sabes que vas a contar conmigo como cliente fijo... Conosco un par de maestros cervezeros por si necesitas quién te provea de cerveza de verdad, no de los meados que hacen los humanos.

MIentras comía, Kromm acompañaba con una cerveza... La cerveza no debía estar buena, ya llevaba más de medio plato y la cerveza estaba casi entera y era la misma que les sirvieron al llegar.

Te das cuenta de que en una mesa por detrás vuestro hay unos trabajadores del astillero hablando sobre unos ruidos nocturnos extraños. Poco más puedes escuchar con el bullicio de la gente.

Karkass bajó el tono para hablar con sus colegas.

—Esos trabajadores de ahí atrás hablan de ruidos nocturnos en los muelles. Debemos estar atentos a lo que podamos encontrar en nuestra nueva labor.

Luego levantando más la voz celebró:

—¡Menos mal! Pensé que solo sería una aburrida misión de inventario.

- Bueno, ya hemos llegado. Haced el favor de guardar a los caballos en la cuadra. - dijo el comandante mientras miraba a Belain y a Pirlo.

- Tú - ordenaba a otro - ve a buscar al veterinario a la ciudad y venís al alba.

Se dirigió de nuevo a vosotros.

- Cuando acabéis con los caballos id dentro y pasad al salón, allí cenaremos algo.

Entró en la posta a quitarse la armadura. Aunque el viaje no había sido largo ya no era un chaval para estar todo el día cargando con la pesada armadura. Cuando se hubo puesto algo más cómodo bajó con el resto, era la hora del hidromiel.

El comandante entró a media conversación interrumpiendo un poco al resto.

- Perdón... un hueco... - decía mientras apartaba a sus soldados con las manos para sentarse en el banco - Sí, soy el comandante de la posta, nos encargamos de vigilar este camino y los alrededores. Hace tiempo tuvimos un fuerte ataque en el camino sur... nos destrozaron la posta y asesinaron a todos sus integrantes... todavía nadie ha querido volver a reconstruirla. Parece que fueron unos goblins... pero... parecían muy bien organizados para ser unos simples goblins... - acabó la frase bajando un poco la cabeza pensativamente.

Se levantó de su asiento, alzó la jarra y ofreció a todos.

- ¡Señores! ¡Un brindis por nuestros hermanos caídos!

La expresión de Belain era un poema de Pirlo. Primero calmado durante la cena, disfrutando de la comida en un sitio cubierto después de tantos días de acampar al raso. Después, furioso con el entrecejo temblando al escuchar el ataque de goblins organizados. Tienen que ser ellos, pensaba para sí mismo. Y al final con el brindis otra vez tranquilo, pero con el aire melancólico y tristón que le acompaña siempre.

 - Por los hermanos caídos -dijo con voz entrecortada alzando su vaso. Mantuvo silencio durante un rato. El ánimo del semielfo volvía a estar por los suelos, ya ni miraba directamente a los ojos.

 - Sabe, esta lanza perteneció a un guardia, un guardia atacado también por goblins y bandidos... -sacudió la cabeza como si no quisiera evocar los recuerdos del pasado- Estoy recabando toda la infomación posible sobre la Araña Negra, posiblemente fuesen los encargados de atacar a vuestra gente -se levantó con pesadumbre de la mesa apoyándose en la lanza y con una copa de vino en la mano- mi nombre es Belain Arae, estaremos por la ciudad, si descubren algo del ataque de hoy o lo que sea relacionado con esa gente, les ruego me avisen...

Comenzó a caminar hacia una pared para colocar su saco sobre un montón de paja. Se terminó de un largo trago la copa. Miró a Pirlo y le habló telepáticamente para que sólo lo escuchara él.

 - Pirlo, no trasnoches mucho. Intenta encandilar con tu arte a estos guardias, tal vez puedas sacarles algo, un caballo para el viaje, información, ayuda en el futuro... Descansa, compañero, no ha sido día fácil.

Belain hablaba extrañamente amable, siempre tan seco, y ahora antes de caer en los brazos de Morfeo parecía que algo le había reblandecido.

- Si los ruidos son nocturnos - comentó Rekbran - entonces asegurémonos de movernos durante el día - 

El ladrón no rechazaba la aventura, pero prefería minimizar los riesgos. Después de todo sólo contaba con su destreza y sigilo, a diferencia de sus acorazados y más forzudos compañeros.

- pues no sé asombren del ruido que pueden hacer las ratas de noche... 

en un almacén oculto por una puerta enana, adentro solo podrían haber ratas, pero si alguien había logrado encontrar la entrada tocaría arrebatarle lo que sea que el Rockseeker tenía allí guardado.

- Por mi solo díganme cuando sea la hora y estoy listo... La cerveza de aquí no sirve.

y no era mentira, no había acabado ni siquiera la primera

Todo en la taberna era lo que cabía esperar en un local humano, sin embargo era mejor que tener el buche vacío - No tengo duda de que pocos podrían encontrar una puerta así - respondió a Kromm bajando un poco el volumen de la conversación - pero si algo no hay que subestimar en los humanos es la increíble suerte que tienen, y que son capaces de conseguir cosas sin tener ni idea de cómo lo han hecho.

Por el contrario joven Reckbran, pienso que sería mejor encontrar esos supuestos ruidos, sabes que tenemos ventaja bajo tierra, y sobre ella, muchas razas dependen del sol para ver tres en un mulo, si hay alguien tras el material, prefiero atajarlo antes de salir que luego tener sorpresas por el camino - ciertamente Alrik no era mucho mayor que él, sin embargo debido a sus lecturas había adquirido bastante sabiduría acerca de los peligros que podían acechar fuera del templo.

Tras sus palabras, arrancó un pedazo de carne del hueso que sostenía en su mano, con ganas pero sin emoción, no esperando un gran sabor pero disfrutando igualmente de algo que echarse a la boca.

Por los hermanos caídos, repitió el mediano.

Pirlo miraba con ansia un humeante plato de estofado. Tenía los nervios a flor de piel, le temblaban las manos y el cansancio le obligaba a concentrarse para no cerrar los párpados. Pero quería sacar el mayor provecho posible de la situación, y comer le mantendría despierto; atento a las conversaciones que iniciaron los guardias una vez Belain dijo su nombre y su propósito. Primero fueron murmullos, mas con el correr del tiempo y la hidromiel las lenguas de los hombres armados se fueron soltando. Pirlo también participó de la conversación, adornando los hechos con algunas fantasías y animando a los demás a que contaran lo que conocían o habían oído de otros. Le interesaba saber más de los goblins, de Monte Hotenow, de Neverwinter y también de la Araña Negra.

Cuando creyó que la conversación no daba para más, se disculpó y puso su cama (un abultado colchón de plumas) no muy lejos de la de su compañero semielfo. Lanzó una última mirada alrededor y se durmió.

Rekbran asintió y se reclinó en su silla. Miró el lugar con desdén.

- Tenemos que conseguir trabajo en zonas más elegantes, no hay muchas cosas interesantes en lugares como éste -

No hacía falta conocer al joven ladrón para saber que cuando decía "cosas interesantes" en verdad quería decir "cosas valiosas para robar". 

- El problema no es el trabajo, lo que tenemos que elegir mejor es donde gastar el dinero que ganamos... Es casi seguro que hasta el semi orco tenía comida mejor que está y una cerveza almenos más decente.

Kromm solo esperaba que llegará la hora, ya quería saber qué es lo tan valioso que guardaba el Rockseeker... Tan valioso como para construir una puerta especial en una ciudad humana,y tan valioso como para contratarlos sin decirles que buscarían, ni cuánto les pagaría.

Tras una noche de malos sueños que tal vez hayan despertado en algún momento a alguien, Belain abrió los ojos con los primeros rayos de sol. Miró a su alrededor y vio a Pirlo dormido, vio cómo descansaba el mediano, y después de toda la tralla de los días anteriores decidió no despertarlo. Dejó a su lado un odre con agua y un poco de comida para cuando amaneciera.

Saludó a los soldados que estuvieran levantados para hacer guardia, desayunó algo rápido y se puso a preparar los petates para el viaje a la ciudad. Cuando estuvo todo preparado y Pirlo despierto, se dirigió al comandante.

 - Gracias por la comida y el techo, si descubren nueva información les agradecería que me avisaran, estaremos por la ciudad. Dejamos el carro, las mercancías y al cochero en vuestras manos.

Y partieron rumbo a la ciudad. Pese a las pesadillas, no se le notaba cansado, y el ánimo parecía haberle mejorado un poco.

Pirlo dormía profundamente como era habitual en él. Ni una estampida de huargos que pasara a su lado sería capaz de alterarle el sueño. Sin embargo, algo se vislumbró en su mente. No una imagen, una sensación. Inquieto, la parte despierta de su cerebro empezó a hacerse preguntas. ¿Canela? ¿Miel? ¡Gachas! El mediano abrió un ojo y vio un cuenco humeante frente a él y, alejándose, a su buen compañero. Se incorporó como pudo y se zampó su primer desayuno del día. Hubiera preferido seguir descansando, pero la intensa actividad de los guardas le hizo ver que era momento de partir. Se pasó por la cocina y la armería, con la intención de pertrecharse lo más completamente posible para su compañero y él mismo. Cuando terminó, caminó hacia el establo, donde encontró al comandante alimentando a su caballo.

- Maese comandante, ¿sería posible que nos prestaran a mi compañero y a mí dos monturas? El camino a Neverwinter no es largo, pero entre lo sucedido anoche y las historias de sus hombres, me sentiría más seguro si pudiera llegar cuanto antes.

Tras la conversación con el comandante, el mediano buscó al semielfo para encarar el camino a Neverwinter.