Con una sonrisa misteriosa, el empresario responde. -El lado positivo de algunas cosas es que ya no necesito preocuparme por eso. Gracias por tu compañía, Juliet. Gracias por todo-antes de darle tiempo a contestar, Mason se levanta y se retira del salón comedor. Como siempre, era un hombre hecho de enigmas.
-Espera Wally ... Lindos guantes ¿Todos los empleados de la mansión los utilizan?
¿A que se habrá querido referir con eso? Terminando su tostada y contemplando el vacío, Juliet intentaba hacer sentido de los dichos del viejo señor. Pero si no había podido descifrarlo en la década que había trabajado para él, dudaba que ahora pudiera hacerlo. Algo resignada, decide levantarse del Salón Comedor y buscar a algún otro invitado con el que pudiera compartir la tarde. Después de todo, lo que había dicho Mathew era correcto: tenía que buscar potenciales clientes, de alguna manera u otra...
Wallace se frenó en medio del pasillo y contestó desde allí.
-No es obligatorio, pero algunos lo prefieren. Después de todo, es parte del uniforme. Podría decirse que es un gusto personal.- Después de pensar unos segundos- agrega -Hay al menos un par de guantes por empleado. Con permiso, Sr. Masterson, me encantaría seguir hablando de guantes pero tengo asuntos que atender. -Después de la respuesta, se retiró velozmente doblando por un pasillo.
Los pasos de Juiiet la llevan a encontrarse con el hombre que vieron la noche anterior salir del salón comedor sin cruzar palabra, en esa especie de sala de estar ubicada frente al estudio de Mason.
El hombre le sonríe cordialmente. -Muy buenos días, Srta...LaGard, ¿correcto?
-¡Tia Agnes! ¿Cómo estás esta mañana? -pregunta la pelirroja con una dulce familiaridad. -¿Pudiste descansar?
Delvin se pone a pensar y se dirige por fin a comer algo. Aunque si de camino se encuentra con Jack o Juliet intentará comunicarse con ellos antes de comer.
El salón comedor está vacío excepto por el mayordomo Jonah, que está limpiando la mesa de los restos de dos desayunos recién terminados.
-Buen día, Sr. Masterson. ¿Le sirvo algo? -dice el hombre rubio con una sonrisa cordial.
Le mira las manos para ver si lleva guantes al tiempo que dice - Un café con lo que tengas a mano para comer por favor
Juliet, al cruzarse con el rubio hombre, no puede evitar asustarse un poco. No solo iba distraída por los pasillos de la mansión, mal hábito que adquirió en sus años de pasearse por los pasillos del juzgado, sino que además la imagen de este hombre le había quedado del día anterior, formándosele un déjà vu poco placentero.
- ¡Oh por D-! Ehm, quiero decir... hola, hola... Disculpe, creo que no lo conozco. Lo vi ayer por un corto momento pero... su cara no me suena conocida...
-Enseguida. - el mayordomo desaparece un momento y vuelve con una bandeja con tostadas, un café, un jarro pequeño de leche, endulzantes, y mermelada. Al observarlo subrepticiamente Delvin ve que el rubio tiene las manos desnudas. -¿Se le ofrece algo más? -pregunta Jonah cordialmente.
-Tranquila, soy inocente-bromea el hombre.
-También soy Ernest, Ernest Bodish- Al hablar se le nota un cierto acento inglés. El hombre le tiende la mano a la abogada.
-Disculpe si ayer fui un poco brusco al irme sin saludar, estaba un poco ofuscado por una conversación poco felíz que tuve en el salón comedor.
Juliet acepta el apretón de manos con una sonrisa. No tarda en recomponerse del pequeño susto, y suelta una ligera risa con la broma sobre la inocencia. Dudaba que tuviera que escuchar de culpables e inocentes en su tranquila estadía en ese cumpleaños...
- Al contrario, debería disculparme yo... actuando como si hubiera visto a un fantasma. ¡Vamos, que usted no es tan pálido! (silencio momentáneo) ehm... Que bueno que me dedique a la abogacía y no a la comedia. Disculpe, olvide presentarme; si, soy yo, Juliet LaGard, abogada...
-Es un gusto conocerla. Escuché de usted por parte del Sr. Mason. Nos hicimos amigos durante su tiempo en Inglaterra. Realmente no esperaba que me invitara a su cumpleaños, pero fue muy insistente y no pude decirle que no.
Perdón, Estoy divagando otra vez, siempre se burlan de mí por eso en el trabajo. ¿Cómo está usted? ¿Está pasando un buen rato en la mansión?
- ¿Yo? Esplendida, Sr. Bodish... entre las caras familiares que me he ido cruzando y las nuevas personas que hay por aquí, una podría estar días conversando con todos. Muchas charlas interesantes... y muchas oportunidades abiertas...
- Disculpe si suena imperioso, pero me interesa saber... ¿Cuál es su profesión? Si es de Inglaterra y tuvo contacto con el Sr. Mason, debe trabajar en alguna firma de renombre o alguna constructora en la que él haya invertido. No me extraña que haya sido invitado; Mathew siempre fue un hombre extrañamente amigable...
-Ah, no no. En realidad soy detective. De la policía inglesa. Ayudé a Mason a resolver un caso en Inglaterra. ¿No le contó?
Un amigo suyo fue atropellado por un conductor imprudente y murió. Yo fui encargado de encontrar la identidad de este conductor. Lamentablemente, sus abogados lograron hacerlo quedar impune dejando todo el asunto como un accidente. Más allá de ese final deprimente, Mason me agradeció de corazón que lograra resolver el caso. Ese fue el único contacto que tuvimos antes de ayer. Por eso me llamó la atención que me pidiera venir.
--Si, descansé muy bien, mi descanso se limita a dos horas de sueño cada noche, la vejez nos hace a algunos dormír muy poco y a otros dormir mucho... por desgracia ese no es mi caso--miro a mi alrededor buscando un sito donde sentarme, veo un sillón que recibe un ligero rayo de sol y me dirijo hacía allí--mis huesos necesitan la energía del sol-- digo al tomar asiento--no esperaba encontrar a nadie aquí, es muy temprano....¿sabes como se encuentra mi sobrino hoy?
-Es que tenía cosas que hhacer, tía. Si, hablé con el tío Matthew hace un rato. Ahora mismo debe estar desayunando o terminando de desayunar. Quizas esté en su estudio. Su ánimo no es el mejor. Quizás deberías intentar hablar xon él. -aaventura la muchacha
- Bueno, yo no conozco todo lo que le pasa al Sr. Mason. En algunos aspectos, siempre ha sido un hombre reservado... y ahora que ya no tenemos contac- (cambia de tema) ¡P... p-pero seguramente si lo han invitado es por que ha creado confianza con él! ¿Y quién no quisiera estar rodeado de gente de confianza, no?
Me dirijo al comedor