Partida Rol por web

La Morada del Diablo (Killer)

Vagón I (Primera clase)

Cargando editor
03/06/2017, 21:32
Zacharias Janssen

¿Pero qué...? ¿Sus ojos le engañaban, se estaba volviendo loco? Sabía que el oficio de asesino no era precisamente considerado sano por la sociedad, pero siempre lo había desechado como tabúes carentes de veracidad. Hasta aquel momento, en el que vio con sus propios ojos cómo la tez de Madame Sindy cambiaba por completo. Otro monstruo... Otro monstruo en el tren. ¿Cuántos de estos habría? ¿Serían todos los inversores igual que ella? No... ella decía que era un súbdito del 'amo', y que ellos solo tenían negocios con ellos. Entonces...

Un gran susto le interrumpió sus pensamientos. Sindy, o mejor dicho, Elly Kedward, miraba directamente hacia arriba, hacia él. ...¿Le había visto...? ...¿Olido? ...¿Iba a 'cazarle'? No se movió, pero miró con los ojos por un momento a su cetro, su arma, y su única posibilidad de sobrevivir si estos monstruos no eran inmunes al vene-...

Bendito fuera el señor Cavallini, y bendita su coincidencia. Le escuchó desde los conductos. El hombre había ido a mirar precisamente el vagón de los inversores. Era su oportunidad para escapar, retirarse todo lo silenciosamente que pudiera. ¿Pero hacia donde? ¿Atrás, o delante? Atrás tendría su propio compartimento, el cuarto y último, y más allá la sala de máquinas, con el otro monstruito y quién sabe si Zimmerman o no, o incluso el asesino. Quien también bien podría seguir en los conductos, esperaba ciertamente que no. Aunque desconocida, la ruta hacia delante parecía menos peligrosa que hacia atrás. Así pues, se escabulló por los conductos no de regreso a su compartimento, en el cual esperaba que estuviera Von Reiter, sino hacia delante. ¿Encontraría algún vagón en el que no hubiera nadie? ¿O al menos, donde sólo estuviera la señorita Strom? Habían dicho precisamente que estaba en el vagón de cola ¿no?...

Cargando editor
13/06/2017, 11:35
-Árbitro-

Tras llamar a la puerta, ésta se abrió con ligereza pero delicadamente. Al otro lado ves a Sindy que parece ruborizarse al verte. Está allí, con el resto de accionistas y pasajeros. -Si me disculpan- dice con un tono sutil antes de salir al pasillo.

Cargando editor
13/06/2017, 11:37
Sindy

-¡Oh! Pietro.- Le digo pasando una mano por su brazo -Siento haberte preocupado, me encontraba sola en el compartimento e hice una visita donde escuché algo de conversación. No son una compañía muy agradable pero estar con alguien mantiene mi imaginación sosegada. A solas, la mente puede evocar horrores terribles en un tren en el que ya ha ocurrido una tragedia. Al menos, eso es lo que se comenta. ¿Habéis visto algo?- pregunto dirigiéndome también al señor Herbert.

Cargando editor
13/06/2017, 11:39
-Árbitro-

Te arrastras hacia el vagón de cola sintiendo el fuerte viento en el exterior. La velocidad del tren vuelve a estar en aumento, signo inequívoco de que Gora ha reparado el sabotaje.

Trasladándote de compartimento en compartimento llegas hasta el vagón de III clase...

Cargando editor
14/06/2017, 16:35
Pietro Cavallini

La visión de miss Sindy sana y salva es un bálsamo para mi corazón después de esta gran conmoción a la que se ha visto sometido. Sonrío, y miro al signor Herbert, visiblemente aliviado. Luego, con gran seriedad, me dirijo a miss Sindy:

-Por desgracia, sí. Hemos oído acerca de la desgracia que ha ocurrido en el tren, la muerte violenta de una joven, aunque no creo que los detalles sean necesarios para los oídos de una dama. Tenía constancia de que algunos sujetos de dudosa reputación -"Como yo mismo, en cierto modo" pensé, aunque no dije - nos acompañarían en el viaje, pero jamás pensé que actuarían tan pronto y de forma tan despreciable. Pero lo importante es que se encuentra bien, Miss Sindy...

Permanezco unos instantes en silencio, pensando cuál debería seguir nuestro siguiente paso. Luego, comento mis conclusiones con mis acompañantes.

-Deberíamos ir al vagón restaurante. En este momento, es lo más parecido a un lugar público, un terreno neutral, que se me ocurre y tratar de averiguar acerca de lo que está aconteciendo en el tren. Y no me refiero sólo a los crímenes, algo en esta máquina me escama... ¿Qué les parece?

Cargando editor
19/06/2017, 20:20
Sindy

Sostengo la mirada de Pietro con cierto desafío al tratarme como una niña. Luego niego con la cabeza como deshechando la idea pues él sólo intenta ahorrarme un mal trago con esos detalles desagradables. -Le acompañaré gustosa al vagón restaurante. Lo cierto es que tengo algo de hambre.- Le dije con una sonrisa -Si seguimos así, pronto haremos la primera parada. ¿En qué ciudad se bajan ustedes?- les pregunto para hablar de algo mientras nos dirigimos al vagón restaurante. Miro también al señor von Reiter para ver cómo le ha afectado a él conocer los desagradables acontecimientos. Quizá una conversación distendida le haga bien.

Cargando editor
20/06/2017, 02:54
Herbert von Reiter

Me veo gratamente sorprendido al comprobar que Sindy se encuentra sana y salva, pues parece que en este tren, quedarse solo es sinónimo de peligro.

- Me alegro de que se encuentre usted bien. - Digo dirigiéndome a Sindy con una leve inclinación de cabeza. - Sin embargo, no estoy seguro de que estar en un lugar "público" sea más seguro que estar en un compartimento con menos gente.
Digamos que no me preocupa tanto lo que ha ocurrido como lo que puede pasar de aquí en adelante; y me explico: En este tren hay más de un asesino, por lo que debemos tratar de establecer quiénes son personas de confianza y mantener vigiladas a las demás.

Miro fijamente a Cavallini. - Por algún motivo, me fío completamente de usted, pero no sé qué pensar del resto de pasajeros o incluso personal del tren.
Según lo veo, tenemos dos opciones.
La primera, compatible con su propuesta del vagón restaurante, es tratar de hablar con más gente para descubrir todo lo que podamos de lo que está pasando en realidad. A esto le veo un par de pegas, ya que la gente no parece muy abierta a la hora de hablar y, por otra parte, nos estaríamos exponiendo más de la cuenta.
La segunda es refugiarnos en algún compartimento vacío y esperar a que la situación se aclare por sí sola. No lo tomen como una señal de cobardía, pero aquí no sabemos quién es el enemigo y, por tanto, no podemos enfrentarnos a él en igualdad de condiciones.

Sé que he hablado más de lo que en mí es habitual, y esto se refleja en la cara de mis compañeros. Cuando termino, espero unos instantes para ver su reacción y para saber qué opinan al respecto.

Cargando editor
20/06/2017, 21:08
Pietro Cavallini

Su mirada me hace retroceder un paso, incluso. He infravalorado en gran medida el valor de esta joven, en parte, por culpa de mis modales anticuados. En un momento así, me siento incapaz de mentirle y en voz baja le confieso:

-El destino de mi viaje es Berelín, la mismísima sede de la Fábrica. 

Luego, permanezco callado, atento a la disertación del signor von Reiter acerca de nuestras opciones. 

-Es usted un hombre realmente razonable y, sin duda, ha dicho bastantes verdades. En este momento, no sabemos en quién podemos confiar, cierto. Pero resguardarnos en uno de los compartimentos sí me parece un acto de cobardía, que ni siquiera nos garantiza alejarnos de cualquier peligro. Creo que, como bien propone, debemos actuar con cautela, con calma; pero esperar a que todo escampe no es mi estilo. Si nos cruzamos con alguno de esos rufianes, prefiero que sea mirándoles a la cara y dando nosotros el primer golpe. -mientras hablaba, podía sentir aquel calor, aquel fuego que solo se percibe cuando se está a punto de entrar en combate. Me dejo llevar y quizás subo el tono más de lo que sería prudencial. 

>> Pero no nos precipitemos, discúlpenme si me dejo llevar por la emoción. -digo para calmar mi ánimo y, tras una breve pausa -pues hacia el vagón restaurante, si no hay más objeción. -digo ofreciéndole el brazo a la encantadora Miss Sindy. 

Cargando editor
27/06/2017, 10:02
Sindy

Cojo con gusto el brazo de Pietro colocándome entre ambos hombres para no dejar a Herbert de lado e incluirlo en la conversación. -No debería usted fiarse de los desconocidos- dije a Herbert cuando habló de confianza. Luego, cuando habló de ocultarnos, apreté con fuerza el brazo de Pietro pero contuve la compostura. Sus palabras eran razonables aunque una joven como yo querría encerrarse en un compartimento, no es esa la mujer que soy y mis pensamientos cubren cualquier temor ante la amenaza.

Sin embargo, pese a lo emocionante de la conversación, fue una enorme sorpresa saber que el señor Pietro iba a Berelín. Lo miré de arriba abajo -¡Berelín!¡La fábrica!- volví a mirarlo -¿Pero... usted?- no podía creerlo y mis ojos estaban abiertos como platos ante semejante revelación. Con el rostro lleno de admiración esperaba que me hablara más de La Fábrica. -¿Trabaja allí?¿Trabaja en este tren? ¡Tiene una llave! ¡¿Podría verla?!- dije y supe, por el rostro de Herbert, que él también estaba interesado. Luego mi semblante cambió y apareció una sonrisa pícara -¿O es usted un mentirosillo que se está haciendo el interesante ante una damisela?- 

Disfruté el momento de sorpresa al revelar que conozco el asunto de la llave para entrar en La Morada del Diablo. -¿Sabe por qué la llaman La Morada del Diablo?- Les pregunté.

Cargando editor
28/06/2017, 18:22
Herbert von Reiter
Sólo para el director

Notas de juego

¿Qué venenos se supone que llevo encima aparte de una dosis de antídoto? ¿O tengo todos en la maleta?

Cargando editor
28/06/2017, 19:48
-Árbitro-

Notas de juego

Tienes dos dosis de un veneno o una de dos venenos diferentes. Es decir, que además del antídoto, tienes dos viales más. Tú eliges la combinación que prefieras. ;)

Cargando editor
29/06/2017, 18:52
Pietro Cavallini

Sindy me tomó del brazo y yo la acepté con gusto y cortesía. Su expresión me decía que estaba de acuerdo con mi razonamiento más que con el de Herbert. La revelación de mi destino la pilló por sorpresa, pero su siguiente reacción fue aún más sorprendente para mí. Al mencionar las llaves, mi boca queda abierta de para en par del asombro, casi parecía que se me hubiera desencajado la mandíbula. "¿Quién narices es esta muchacha?"

La acerco a mí todo lo que sería educado hacerlo y, prácticamente en un susurro le digo: 

-No, no tengo ninguna llave, pero las busco. Dígame, Miss Sindy, ¿qué sabe usted acerca de este asunto? -según ella iba adoptando esa actitud más pícara y misteriosa, alejada de aquella tímida jovencita que había conocido.... diablos, tan solo hacía unas horas, yo me iba poniendo mortalmente serio. -Nuestras vidas podrían depender de ello. 

Esto era cierto y, además, desconocía de cuanto tiempo disponíamos hasta que se torcieran aún más las cosas. Así pues, asumí que la vía más rápida de acción sería seguirle el juego a Miss Sindy, a ver a dónde quería ir a parar. 

-Asumía que era un nombre impactante, para impresionar a los extraños y a los incrédulos, pero por vuestra expresión, asumo que me equivoco, una vez más... -concluyo con un suspiro. Empieza a ser la mecánica habitual en aquel tren del demonio.

Cargando editor
30/06/2017, 02:39
Herbert von Reiter
Sólo para el director

Notas de juego

Ok, gracias.

Entonces llevo una dosis de Aceite de temblores y otra de Agua de verdad.

Cargando editor
30/06/2017, 02:41
Herbert von Reiter

Bien; si mis acompañantes prefieren ir al restaurante, no seré yo quien ponga ninguna pega.
Inclino la cabeza en señal de aceptación y dejo que Sindy nos conduzca hacia el siguiente vagón.

Lo que no espero de ninguna manera es el ataque de verborrea de la dama y veo que Cavallini tampoco, pues se encuentra casi apabullado por la cantidad de preguntas que ella le lanza.

Cargando editor
06/07/2017, 17:40
Sindy

-No, no tengo ninguna llave, pero las busco. Dígame, Miss Sindy, ¿qué sabe usted acerca de este asunto?- Me limité a responder con una sonrisa y encogerme de hombros. -Nuestras vidas podrían depender de ello.- Esta última frase me provocó risa hasta el punto de tener que taparme la boca con la mano. Tras ello, en cuanto pude, contesté:

-Nadie va a La Morada del Diablo sin una llave y si usted no la tiene, está claro que no debería ir. Es como la mosca que quiere ir a la tela de araña ¡claro que su vida correría peligro!-

Después le pregunté y, como sospechaba, no tiene ni idea de lo que es La Morada del Diablo -Pobre señor Cavallini.- Me giro hacia Herbert -¿Y usted también quiere ir a semejante lugar?- Pregunté incrédula -Recuerdan la noticia del asesino de Londeres que descuartizaba prostitutas ¿verdad? Jack se llamaba. Él recibió una llave. A La Fábrica van todos los seres dignos de mención, los que son considerados superiores por los directivos de La Morada del Diablo. No es sólo un nombre impactante, es una corporación que reúne a personas peculiares, como este asesino en serie de mente retorcida.- Doy dos pasos más largos y me giro. La puerta que conecta con el vagón restaurante está a mi espalda -Es el lugar al que van los monstruos de la sociedad- digo con inocente diversión -Al menos esa era la historia que mi perversa tata me contaba antes de dormir y ya no podía pegar ojo. Cada noche iba un monstruo diferente.- Abrí la puerta y mientras la cruzaba de espaldas les dije -En este tren hay monstruos- cerré la puerta en sus narices antes de que ellos pudieran seguirme y me perdí en la multitud.

Cargando editor
09/07/2017, 16:44
Pietro Cavallini

  Ya volvía a parecer una persona totalmente diferente. En cuanto lograba acercarme un poco, se movía como la luz sobre una gema, revelando una nueva faceta y yo corría el riesgo de cortarme. LA Morada del Diablo... la revelación del origen del nombre de aquel lugar me causó tan terrible impacto, tanto como me hirieron aquellas risitas crueles por mi sincera implicación en aquel asunto. Estaba empezando a identificar a Sindy con la propia fábrica, ambas rodeadas en una niebla de misterios, una luz en la oscuridad, una llama hacia la que volaba como una pobre y estúpida polilla. ¿Y para qué? Ni yo mismo lo tenía muy claro...

¿Tendré la determinación para cruzar el umbral de la Fábrica? Yo no tengo la llave, pero ¿ella quizás sí? Mientras recorremos el vagón hacia el restaurante, ella va relatando medias verdades y las preguntas no paran de agolparse en mi cerebro. -En este tren hay monstruos- Sus últimas palabras me producen un escalofrío y no puedo sino pensar si yo también soy uno de esos monstruos. ¿Lo seré, realmente? Cuando ella cruza la puerta, la sigo al interior, alargando el brazo. No quiero perderla...

-Espere, Miss Sindy...

Cargando editor
12/07/2017, 10:36
-Árbitro-

Al tiempo que Sindy desaparecía, un estruendo proveniente de tercera clase hizo sobresaltar a todo el tren. Las miradas se dirigieron hacia la cola pues, indudablemente, había sido un arma de fuego la causante, un arma de gran calibre como un rifle o una escopeta.

Los Zimmerman no tardaron en dirigirse hacia el lugar para prestar apoyo a sus compañeros. Mientras tanto, las miradas curiosas que se agolpaban en la puerta del vagón restaurante contribuyeron a que Sindy desapareciera completamente.

Cargando editor
16/07/2017, 23:17
Pietro Cavallini

El estruendo me pilla por sorpresa y, desde luego, interrumpe aquel extraño momento de revelaciones y misterios.  Sindy desaparece de mi campo de visión. "¿Querrá estar sola? Probablemente sea lo mejor...". La inquietante idea de que el monstruo al que se refería fuera ella misma, cruza mi mente antes de ser desechada con un aspaviento, a pesar de que no he pronunciado ninguna palabra en voz alta. 

Ahora mismo, hay asuntos más inmediatos que atender, como lo que claramente ha sido un arma de fuego de un tamaño considerable siendo disparada. Me giro hacia Herbert, y para comprobar que no lo he soñado le pregunto:

-¿Ha oído eso? ¿Cómo demonios se las habrán ingeniado para introducir un armatoste capaz de armar este jaleo en el tren? Deberíamos ir a echar un vistazo.

Y sin esperar la respuesta del alemán, cruzo hacia el siguiente vagón y intento abrirme paso como buenamente pueda. 

-Disculpen, disculpen, dejen pasar, por favor... ¿Alguno sabe qué ha sucedido exactamente? ¿Eso han sido disparos? -trato de escaquearme entre los curiosos, mientras voy dejando caer frases similares con tal de recabar algo de información. 

Cargando editor
18/07/2017, 17:47
Herbert von Reiter

Todo sucede bastante rápido, por lo que apenas tengo unos segundos para ordenar mis pensamientos. No obstante, estoy entrenado para ello, así que me aíslo por completo y empiezo a dar salida a los sucesos e ideas que éstos me han provocado.

Empiezo por Sindy.
Cuando pregunté a Cavallini si se fiaba de alguien, pretendía que me diera alguna pista de si tenemos algún aliado o persona con la que hacer causa común. Cavallini parecía verse atraido por Sindy, por lo que él no sospechaba de ella; al menos hasta que ella misma se ha hecho sospechosa y ha sembrado la duda en mi compañero.
Bien.

La Morada del Diablo.
Puede que sea nuestro destino, quizá el de todos o la mayoría de los pasajeros de este tren. Lo que no está tan claro es si vamos por decisión propia o conducidos por una fuerza o motivo mayor que nosotros.

El disparo.
La muerte está al acecho en este tren; eso es algo que ya sabíamos. Pero siempre hay un lado positivo y puede que éste sea el caso. Aprovecho para terminar mi ordenación en voz alta mientras sigo a Cavallini.
- Si alguien está eliminando a viajeros que, a su vez, quieren matarnos a los demás, no me opondré. De hecho, esto puede simplificarnos mucho las cosas: cuantos menos queden al final, menos trabajo tendremos que llevar a cabo personalmente.

Cargando editor
23/07/2017, 11:37
-Árbitro-

Para Pietro y Herbert

Todo ocurrió muy deprisa. Seguido del primer disparo se escuchó un segundo. Los Zimmerman acordonaron la zona en torno al vagón de tercera clase y no tardaron en sacar de allí a un hombre de aspecto rudo, americano, con un frondoso bigote.

Las miradas fueron de rechazo hacia el preso aunque éste era llevado inconsciente, sostenido por dos guardias del tren. -¡Abran paso!- gritaban al tiempo que lo trasladaban a la cabeza, a la locomotora donde, seguramente sería interrogado.

Tras los dos que sujetaban al inconsciente iba otro pasajero, corpulento de tez pelirroja. Cerrando la comitiva, un Zimmerman avanzaba a paso lento pero firme, con la mano puesta en el hombro izquierdo. A ojos entrenados no pasó desapercibido que aquel soldado estaba herida. Seguramente por un proyectil que le alcanzó en el hombro.