Partida Rol por web

La capitana Ricks da órdenes y unos marineros aseguran el cierre de la bodega desde el exterior. Todas las provisiones necesarias y los materiales que usaba Abrojos están ya en cubierta. Dork no morirá de hambre ni sed (al menos no antes que cualquiera de los de a bordo) y eso es toda la concesión que hará la capitana.

Dedicó una mirada de agradecimiento a Abrojos y asintió con comprensión a Drusilda.

Mi trabajo es desembarcar a los mercenarios y eso es lo que haré. Si algo amenaza este objetivo, haremos lo necesario.

Gruñe mirando hacia la bodega.

Aparte de eso, no dudéis que vuestros patrones me preguntarán por vuestro desempeño en el viaje. Y yo no ocultaré nada, bueno ni malo.

Dicho eso, la capitana hace unas señales para que se cubra el cadáver y para que un marinero ayude a Abrojos. La mujer considera el plan del ladrón inútil, en el mejor de los casos, pero no va a dejar que se ponga en peligro la seguridad de la nave por no tener a nadie que sabe de barcos supervisando cada acción.

Drusilda enfunda su katana y asiente con una mirada de aprobación a Abrojos y a la capitana. No creo que funcione tu invento Lupín, no al menos para llegar a tierra, cuando no la tenemos siquiera a la vista, pero no tenemos nada mejor que hacer. Coser nunca fue lo mio, pero seguro que ya lo habías adivinado. Se pone a preparar la trampa.
 

Concluida la tarea se acerca a la capitana para comentarle que revisaremos las pertenencias de nuestro compañero Felthar. A continuación se acerca a sus compañeros en cubierta y les susurra que deberíamos registrar el cuerpo de Felthar por si hubiera algún manuscrito o documento de interes. Tras ello, registran su cuerpo y equipo.

- Sin embargo debería funcionar - contesta el pícaro que no quiere pensar que su experiencia sea insuficiente para salir del apuro en que se encuentran

- Y sino siempre está la idea de encender la balsa - reconoce mientras avanza con cuidado por el bauprés para colgar el centro de la red y vuelve nuevamente hacia la cubierta - Buena idea! - felicita a la guerrera cuando ve como revisa el cadaver de Felthar - Fijate el arco, parecía una buena arma - comenta - Yo prefiero los arcos cortos, pero para al que le gusten los arcos largos puede servirle -

Los trasgos empezaron a cuchichear entre si y finalmente Pikard se acercó al grupo.

-A mi se me ocurre una idea.-Dijo sonriendo.-Pero creo que no os va a gustar. 

Dicho esto, se sento y empezo a tejer las redes con los demas atando cuerdas. Su hermano no tardó en imitarlo.

-Puedo intentar hablar... o más bien entenderme con los tiburones para que tiren de las cuerdas que les tendamos hacia la costa. No es mucho, pero si conseguimos el número suficiente de tiburones, los enlazamos y les pedimos que tiren puede que avancemos bastante. Lo que podemos es ofrecerles a cambio los cadaveres que quedan en el barco. Con lo que a esos animales les gusta la sangre humana seguro que no pueden resistirse.

¿Realmente puedes hablar con los escualos? - Drusilda estaba sorprendida porque eso se pudiera hacer, pero deconfiaba de que fuera una broma de los trasgos... ¿Me tomas el pelo! ¿Vas a hablar con la cabeza bajo el agua o algo así? Me parece genial, pero quiero verlo con mis ojos.

Abrojos miró con curiosidad a los trasgos y asintió pensativo a sus palabras - Yo pensaba atraparlos con la red y tener la suerte de que no se escapen, pero si Uds. pueden convencerlos que se queden en la misma y tiren... Si, me gusta la idea - reconoció moviendo su cabeza arriba y abajo

El viejo mercenario no pareció sorprendido por el ofrecimiento. En su larga carrera había visto muchas cosas extrañas, aunque esta, si funcionaba, probablemente quedaría registrada en su memoria como una de las mas curiosas

- Y no tengo problema en ofrecerles los cadáveres. No creo que a nadie le sirvan más que a los escualos -

-Realmente no es hablar con el de forma exacta.-Dijo sonriendo.-Más bien es hacerlos algo más dóciles. Aunque no se si podré convencerlos de que tiren de las cuerdas, si que puedo intentar distraerlos unos minutos para que lancemos unos cabos y anzuelos con carne de luskanita. Si los muerden y se enganchan solo hay que usar una vara y colgar otro trozo delante para que tiren del barco hacia el. 

Dork descansa en la bodega, aun sigue con cierta agresividad en su cuerpo, pero poco a poco va relajándose, aunque se mantiene atento a cualquier ruido de cubierta.

Estoy ansiosa de ver a los dos hermanos en acción, - dice divertida mientras comienza a separar el equipo de Felthar el mercenario - Comencemos con algún cadaver de luskanita y dejemos que los nuestros tengan sepultura. Si los necesitamos, habrá que echarlos al agua, pero si no.... a fin de cuentas los escualos no pueden ver si tenemos uno o cien cadaveres, negocia con cautela!

El día avanza con Abrojos y los que le ayudan trabajando. Los marineros parecen haberse quedado satisfechos al cerrar a cal y canto la bodega desde fuera. Ni siquiera el semiorco podrá salir de ahí fácilmente. Por su lado, Dork parece muy silencioso y ningún sonido viene desde abajo.

Para cuando la red está lista ha llegado el atardecer, pero todos quieren darle un intento a la idea antes de renunciar hasta el día siguiente. Las cuerdas entrelazadas se introducen en el agua y los tiburones siguen merodeando pacientemente. La oportunidad parece tan buena como va a ser nunca.

El mercenario semielfo no tenía en su equipo más que sus armas y una docena de monedas de oro. Los marineros del Calamar opinan que quedarse con el oro de un muerto bajo esas circunstancias solo puede alargar su mala suerte. Hay que lanzarlo al agua, dicen, como ofrenda a los dioses mojados.

Los dioses tal vez aprecien ese sacrificio, pero los escualos prefieren la carne. No solo hay abundante carne seca, sino que los cadáveres están recientes y se han conservado en cubierta, contra las protestas de los marinos.

El viejo mercenario observó como su creación caía al agua por delante de los tiburones y, aparentemente, se mantenía firme en la posición que había caído

- Pues parece que es el momento de arrojar la carne - comentó mientras movía con pericia la sogas. Al escuchar la extraña opinión de los marineros elevó los ojos sorprendido - Las monedas en el agua no le sirven a nadie. Ni a los dioses ni a nosotros. Pero no pienso discutir por eso... no vale la pena por tan pocas monedas - completó dejando claro que si la cantidad hubiera sido mayor, su posición hubiera sido otra

- Si lanzan al carne justo allí - señaló el hueco entre la red y el barco - podremos conseguir que los escualos estén en el lugar correcto. Luego podemos usar esto... - mostró la larga vara con el trozo de carne cruda colgada de la punta - para intentar dirigirlos. Aunque si Uds - miró a los trasgos - consiguen convencerlos de no salir de la red mejor... será mas sencillo -

-A ver como era esto....-Dijo el goblin mientras hacía señas a su hermano para que moviese un cabo aquí y otro allá para cuadrar la red.-Puedo calmarlos, no más.-Respondió sin detenerse en sus quehaceres.-Hablar con ellos directamente es cosa de druidas.

Tras un par de movimientos perfectamente compenetrados de ambos goblins, la red quedó bien extendida y lista para atrapar a los escualos.

-Solo espero que no la rompan. Si la rompen habrá que subirlos aquí y atarlos uno a uno.

La red parece sólida y los trasgos hacen un trabajo increible con los tiburones. Pikard asoma medio cuerpo acercándolo al agua y ofrece comida a los escualos de su misma mano. Asombrosamente, dos de ellos aceptan la carne sin arrancarle un brazo. Parecen incluso agarrar el alimento con un cuidado especial. Con los animales tan cerca del barco y quietos no resulta difícil mover las cuerdas para atraparlos...

La docilidad de los grandes tiburones termina de golpe cuando se ven atados. Se menean con fuerza y sueltan mordiscos al agua. El barco incluso llega a inclinarse un poco a merced de los tirones, y la capitana teme por la seguridad de todos. Evidentemente resultará difícil dirigirlos una vez atados, incluso con la promesa de comida, pero con paciencia los trasgos tal vez puedan repetir su magia.

Desgraciadamente, dos escualos demuestran no ser suficientemente fuertes como para desplazar ostensiblemente el navío, pero sí como para romper las cuerdas si se les da un poco de tiempo. Sabiendo lo inútil de este intento, Abrojos decide liberar a las feroces bestias y no poner en riesgo la red. Está claro que serán necesario al menos otro intento. Quizá si Kirk y Pikard se separan lograrán hacer un puñado de "amigos", suficientes para sustituir la fuerza del viento.

En todo caso, la construcción de la trampa y las pruebas han consumido el día entero. El sol ya se ha puesto y el marinero al que la capitana encargó supervisar la tarea desaconseja seguir manejando cuerdas y tratando con tiburones sin la luz del sol. Es preocupantemente fácil que alguien acabe lamentándolo. Si bien se ha ido el sol, no hace más ni menos frio que durante la tarde y tampoco hay más señal de viento. No hay ni una sola nube que se mueva en el cielo.

El tiempo parece haberse detenido en torno al barco dragón conquistado. Por hoy, los rezos a los dioses mojados no han logrado más efecto que las argucias de Abrojos, pero mañana será otro día y es pronto para perder la esperanza.

Bueno, anochece y habrá que descansar un rato. ¿Vamos a hacer guardia?.... ¿Que os parece si las hacemos de dos en dos? ¿Vamos a hacer algo con Dork?
 

- Guardias? En medio del mar y con calma chicha? Si. Será lo mejor. No me gustaría que alguien nos intente abordar - completa el picaro muy seriamente - Y al semiorco lo dejaría allá abajo. Creo que con el suelto estaría más preocupado por sus arranques de ira que por lo que pudiera surgir desde el agua -

Pese a la ironía que parecen encerrar sus palabras, finalmente es posible darse cuenta que no está bromeando por como continúa su conversación - Sin embargo, no estoy tan preocupado como hacer las guardias de a pares. En territorio enemigo puede ser, pero en medio del mar. No. creo que con asegurarnos de no quedar dormidos alcanzará. Supongo que Kirk y PIkard pueden ver en la oscuridad mejor que nosotros, así que, si están de acuerdo, propongo asignarles las guardias de medianoche. Eso nos deja a nosotros para la primera y la ultima - le contestaa Drusilda - Y mi natural caballerosidad me obliga a preguntaros cual de ellas preferís. Yo tomaré la otra - completa galantemente

Drusilda se mostraba complacida por el trato que siempre le profesaba Lupin. Le gustaba más llamarle Lupin que Abrojos, no sabía muy bien por qué, quizás Lupin le parecia un nombre más propio de un aventurero sinvergúenza y eso le divertía. Drusilda empezaba a pensar que todos sus compañeros de aventuras habían tenido algún detalle en el escaso día que llevaban juntos, si bien, cada uno tenía su propio estio que era necesario reintrepretar antes de darse por ofendendida para darse cuenta que el mensaje era el mismo, pero con matices, claro está.

Abrojos parecía haber recorrido mucho mundo, sin embargo a veces se le escapaban ciertos detalles. Soy una semielfa señor Lupin - comentó mientras coquetamente se retiraba el pelo por detrás de sus puntiagudas orejas, por lo que veo bastante bien de noche. No obstante haré si así me lo permite la última guardia. Me gustan mas los amaneceres que los atardeceres.... siempre he preferido la idea de un nuevo día, a la del fin de un día que nunca volverá. Con la calma chicha que hay y el cielo despejado prefiero dormir al raso viendo las estrellas. Dormiré en cubierta, en popa, sobre el camarote de la capitaná. Ya me despertareis cuando me toque guardia. - y cogiendo todos sus bartulos se fue a prepararlo todo a popa se quitó la coraza y se echó a dormir tapada con la manta, dejando la katana a un lado como si de su pareja se tratara. Colocó la daga enfundada bajo las mantas, calentita entre sus piernas.... por si acaso.