Partida Rol por web

Dork atento lanza rápidamente su martillo 

- Y nuevamente sin pensar - comenta el viejo picaro, refiriendose al semiorco mientras suelta la flecha que tenía preparada contra el druida que se transforma en águila. Antes de verificar si su disparo fue preciso, ya está preparando un nuevo disparo

- Supongo que no podemos dejar que se escape - exclama encogiéndose de hombros mientras levanta la vista e intenta encontrar al aguila que intentó escaparse

Drusilda se sorprende por la rápidez de la metamorfosis, no han podido ni evitar que conjurase. Saca su arco y vuelve a disparar al aguilucho.

El druida estaba en una posición muy arriesgada para huir. Aunque su transformación es instantánea, ya en forma de águila no puede evitar el golpe de martillo y las flechas de Abrojos y Drusilda.

El segundo proyectil de Abrojos acaba con su vida y el pájaro cae al suelo para acto seguido volver a su forma humana.

Mirando los dos cadáveres de sus compañeros, el tercer druida no parece con ánimos de resistirse.

Ya no hace falta que dispares, mejor ata al prisionero señor "Aliado de la Naturaleza"

ESTO VA PARA TODOS, ESTAMOS EN UNA JODIDA GUERRA, EN TERRITORIO ENEMIGO Y NO TENEMOS NI IDEA DE DONDE ESTÁ NUESTRO EJERCITO, NO ES MOMENTO DE JUGAR, SI DUDAMOS O DEJAMOS QUE NOS DETENGAN ESTAMOS PERDIDOS.

AHORA, ¿QUIEN TIENE LO QUE HAY QUE TENER PARA HACER QUE EXPLIQUE EL MAPA?, ¿O TAMBIÉN TENGO QUE HACERLO YO?

Dork recoge el mapa y extiende la mano para que lo coja el que quiera.

Drusilda registra las posesiones de los tres druidas y las pone en común. Veamos que llevan estos. Algo de comida no irá mal. Deberíamos partir inmediatamente hacia el inframundo ese. Este bosque tiene ojos y no tardarán en seguirnos la pista. Este se viene con nosotros atado con algún trapo de los cadaveres y a la primera duda, lo liquidamos. CANTA AHORA MISMO ¿NO HAS OIDO AL SEMIORCO?

El único druida superviviente no está en posición de discutir. Era el más joven del grupo y el miedo sustituye en él cualquier otra emoción. Toma la pequeña libreta en sus manos y la ojea.

Son... instrucciones.

Mira a Abrojos, a quien sigue considerando su mejor baza para salir con vida de esta.

El interior de la muralla es un laberinto hecho para que solo los druidas que conocen el camino puedan atravesarla. Este libro da las instrucciones. Lee las primeras palabras, traduciéndolas, para demostrar a lo que se refiere. "Desde la puerta central, debe seguirse el interior de la muralla por el lado derecho. El camino sube hasta las cámaras inundadas..."

Ni el prisionero cooperativo ni el cadáver con tres flechas clavadas tienen nada de valor ni utilidad. Tan solo el jefe lleva una pequeña poción curativa y una semilla negra como las que ya han visto.

Todos miran alrededor suspicaces. Afortunadamente, todo parece indicar que están solos en esta parte del bosque.

El picaro saca una cuerda de su aparentemente siempre lleno morral mágico y ata con cuidado al druida, permitiéndole caminar, pero no correr - No, a la infraoscuridad, no - propone Abrojos a sus compañeros - Prefiero tentar la suerte con la muralla. Despues de todo, tenemos las instrucciones, y a alguien capaz de leerlas -

- Sin embargo, no me termino de fiar, propongo que busquemos un sitio donde acampar y que nos traduzca todas las instrucciones esta noche. Luego lo llevamos para que nos guie según lo que va leyendo del libro original. Si en algun momento no coincide la traducción original y lo que lee, significa que nos está engañando... y bueno, supongo que entre Dork y Drusilda se pueden encargar de explicarle porqué intentar eso no es una buena idea -

Dork guarda el hacha y recoge su martillo

- Me parece bien, vamos a intentarlo con la muralla, pongámonos en marcha.

-Vale, id delante, ahora os alcanzo.-Dijo el goblin.

Cuando los demás hubieron emprendido la marcha, hizo una seña a Bro para que lo ayudase a cavar. Como buen lobo, escarbaba con rapidez, por lo que no tardó en tener un pequeño hoyo aceptablemente ancho para situar los dos cuerpos y un montón de tierra al lado. Una vez hecho esto, colocó ambos cuerpos y los cubrió con tierra depositando la semilla negra entre ambos.

-Descansad.-Dijo a modo de despedida.

Acto seguido, reanudó la marcha.

Los dos trasgos, que habían quedado rezagados para enterrar a los druidas, presencian cómo la semilla negra no tarda ni un minuto en convertirse en un roble adulto y frondoso.

Los cinco mercenarios con el prisionero viajan por unas horas más. Se mojan los pies en un vado poco profundo al cruzar un riachuelo repleto de pequeños peces. Andan a la sombra de robles primero, pinos y abetos después; parece que la diversidad del bosque no tiene límites. Durante unos minutos de su marcha el suelo, en lugar de hierba, está cubierto por pequeñas flores blancas. Todos saben que el escenario es engañosamente pacífico, y mantienen su atención en cualquier signo de emboscada. La vida salvaje no ha sido hospitalaria hasta el momento.

Cuando la tarde está cayendo, tras un arbusto ven el muñón de una columna de mármol blanco. Al pisar notan, bajo la gravilla, una calzada regular. El bosque es casi tan espeso como siempre, pero entre ábol y árbol hay arcos de piedra, muros semiderruidos y escalinatas de mármol que ya no llevan a ningún sitio. Los restos informes de una estatua cuadrúpeda están cubiertos con musgo, como todo lo demás.

Mientras caminan y contemplan estas ruinas, el bosque acaba de repente. El cielo se ve claramente y el paisaje a los lados se despeja. A la vez, los pasos crujen con el sonido de grava. Piedras negras, porosas, alfombran el suelo. Este inmenso claro parece un paisaje volcánico, pero eso no tiene sentido sin ningún volcán ni montaña cerca.

La caída del sol ya da un tono rojizo al paisaje, de forma que las vestiduras de los hombres que se les acercan parecen rojo sangre.

Radiante ocaso, forasteros.

De entre los cuatro que se acercan es la única mujer la que habla. Su rostro es familiar; aunque no hablaran con ella la última vez que la vieron, estaba en el grupo que salió a recibirles a la playa.

Me alegra, aunque no me sorprende, volver a verles. Mi nombre es Amelia-Txat y estas son las tierras de mi gente. 

Ciertamente, en los bordes del claro puede verse más gente. Algunos cargan con caza y otros llevan agua.

Ya que han llegado hasta tan cerca sería descortés no ofrecerles la hospitalidad de nuestro poblado. Rowan-Krar, a quien sin duda recordarán, está ahí y ha estado esperando este encuentro.

Si la mujer nota la presencia del prisionero, actúa como si no lo hiciera o no fuera un detalle digno de atención.

Durante el trayecto, antes de llegar a las ruinas Dork se acercó a Drusilda.

Toma, veo que tienes una parecida, quedatela es más de tu estilo. -Mira a los ojos a Drusilda- No dudes en usarla para quitar la vida a los que no te dejen alcanzar tus propósitos... Incluso si soy yo. Pero si vienes a por mi termina lo que empieces. -Dork guiña el ojo y la insinuación sexual y la violenta se funden-

- Un placer volver a encontraros - contesta Abrojos efectuando una profunda reverencia - Y será un placer volver a conversar con vuestro compañero - añade sonriente

- Seguramente no necesitemos más que una noche de descanso. Pero será un gusto hacerla en tan grata compañía - añade - Además quizás nos podrais prestar algun lugar tranquilo donde nuestro eh... invitado... pueda escribir lo que nos prometió escribir -

- No debereis preocuparos por el - señala al druida atado - Uno de nosotros permanecerá vigilándolo en todo momento para que solo escriba y no intente nada que no corresponda -

La mujer rubia dedica ahora una mirada al druida cautivo.

Un prisionero es una carga pesada. No nos importaría liberarles de ella cuando hayan terminado con él, pero la decisión, por supuesto, es suya. Será un placer proporcionarles lo que necesiten hasta que vuelvan a partir.

Dedicando una sonrisa a los cinco, señala la dirección y el grupo empieza a moverse.

Muchas gracias - responde Drusilda - No pruebo bocado desde el naufragio. Algo de equipo como antorchas y cuerdas tampoco nos vendría mal, pero no queremos abusar. Nos juntaremos ahora para ver qué necesitamos y cuanto dinero tenemos.

Durante el trayecto habla con la desconocida. ¿Qué tal va vuestro enfrentamiento con los Druidas? ¿Estamos cerca de la muralla? ¿Que hay al otro lado de la misma?

Drusilda examinó la espada que Dork le entrega sin sacarla de la vaina. Era una obra maestra, sin duda. Probablemente mejor que la suya. A juzgar por las runas, parece mágica.

La mujer responde a Drusilda mientras los otros tres hablan entre ellos en voz baja relajadamente. Los nativos de ropas rojas parecen sentirse seguros aquí.

Como dije, nos encantará ayudar. Como veo que compartimos la guerra aunque no lo mira, queda claro que está pensando en el prisionero os alegrará saber estamos haciendo progresos. Cada vez se les ve menos por aquí. Se conforman con quedarse tras su muralla.

Ahora sí dirige una mirada despectiva hacia el druida atado, pero es breve y no parece darle mucha importancia.

La muralla está a dos días hacia el norte. No podemos decir más porque nunca hemos podido cruzarla, y tan solo los más ancianos y sabios la han visto de cerca.